El miércoles, en la Plaza de los Artesanos de Bogotá, líderes sociales de 14 regiones del país hicieron una mesa redonda en la que estaba confirmada la presencia del presidente electo, Gustavo Petro. Los líderes esperaban entregarle una agenda humanitaria, con los requisitos que ven necesarios para desescalar el conflicto en sus territorios.
“El optimismo y la esperanza que hoy se siente en Colombia respecto al futuro, también se respira en Naciones Unidas. (…) ese optimismo lo tenemos que ir llenando de acciones concretas. Celebramos esta oportunidad de un espacio articulador de los diferentes procesos a nivel territorial”, dijo en su saludo a la mesa redonda Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU.
Ruiz se refería con optimismo a que que no se veía una reunión así desde antes de que llegara Iván Duque a la presidencia, cuando iniciaba la implementación del Acuerdo con las Farc y organizaciones como Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos, Anzorc o la Cumbre Nacional Agraria eran protagónicas.
Los cuatro años de Duque diezmó los procesos sociales. La esperanza de que eso cambie con Petro las tiene esperanzadas, y los diálogos regionales son una oportunidad perfecta.
“El primer contacto fue esta agenda para impulsar el tema humanitario en los territorios, que se propone para el diálogo con el nuevo Gobierno”, dijo José David Ortega, vocero de la Asociación de Campesinos del Sur de Córdoba.
El miércoles se sentaron, en una mesa redonda, cerca de 60 personas. A un lado estaban los líderes, al otro lado estaban los delegados de la cooperación internacional y en el centro, en una suerte de mesa directiva, el comité impulsor del evento.
Al lado de todas “las Onus”, como las llamó el padre Albeiro Parra, de la diócesis de Quibdó y uno de los del comité impulsor, estaban Ruiz Massieu; Raúl Rosende, representante del Secretario General de la ONU; Juliette de Rivero, representante de la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos; Mireia Villar, coordinadora residente de Naciones Unidas; y las cabezas de Mapp OEA y Ocha.
También estaban monseñor Héctor Fabio Henao, el director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, uno de los agentes clave para las negociaciones con el ELN, los senadores María José Pizarro y Robert Daza, del Pacto Histórico.
Pero, sobre todo, estaba el expresidente Ernesto Samper, quien instaló y presidió el espacio, la primera reunión de lo que ha llamado la Coordinadora Humanitaria.
Compartía la mesa directiva con el comité impulsor de la Coordinadora: el padre Albeiro, el delegado del Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano, Richard Moreno, y la Corporación Vivamos Humanos, que creó Samper en 2001.
Cuando los líderes tomaron la palabra, pues todos hacían públicas sus peticiones locales, muchos le agradecían er aa Samper. El delegado de Arauca, terminó su intervención dándole “un reconocimiento y agradecerle por el espacio al presidente Samper” dijo.
El delegado de Antioquia, Milton Siniguí, se acercó al expresidente cuando éste tomaba café durante el receso, “lo saludamos desde Frontino, Antioquia, presidente, por fin una iniciativa que nos llama a la mesa” le dijo.
Esos agradecimientos no son en vano. Vivamos Humanos lleva un año promoviendo la articulación entre los líderes: les presta asesorías técnicas para que creen espacios de diálogo en sus regiones, costea parte de los viáticos para eventos como el del miércoles, y también gestiona el acompañamiento de cooperación internacional, congresistas y prensa.
Samper también coordina la presencia del gobierno entrante, como él mismo dijo durante el evento, en el que contó que ha hablado de la Coordinadora con Petro. También recordó que tiene amigos en el nuevo gabinete, como la ministra de Agricultura designada, Cecilia López. “Saludo a mi admirado amigo, Álvaro Leyva, canciller de la República”, dijo en una de sus tres intervenciones durante el evento.
Pero él, y los líderes, se quedaron esperando que llegara Petro para darle más fuerza a la Coordinadora.
Los líderes se quedaron esperando al presidente que no llegó
La última intervención de las más de 320 intervenciones de líderes la hizo el delegado de Nariño, Javier Cortés, líder indígena de Tumaco. Faltaba poco más de una hora para que se acabara la cumbre y Gustavo Petro aún no llegaba. “Estamos luchando por la paz querida por este Gobierno, lleno de esperanzas. No nos defraude este nuevo Gobierno que entra a la construcción de una nueva Colombia” dijo Cortés, y volvió a su asiento.
Después de los líderes, Samper le dio la palabra a las llamadas “ONUs”, los invitados de la comunidad internacional que participaron. Esta segunda parte de la cumbre la inauguró la llegada del canciller designado Álvaro Leyva.
Al cabo de tres horas, cuando hablaba Carlos González, representante de la OEA, Samper recibió un mensaje de texto. El expresidente se puso las gafas y sacó su celular del bolsillo interno de la chaqueta. Leyó el mensaje, se volteó hacia el canciller designado, que estaba a su lado. “¿Usted cierra el evento entonces?” preguntó. Leyva asintió.
Cuando terminó González, Samper tomó el micrófono y se puso de pie. “Hemos estado muy pendientes en los últimos minutos del arribo del presidente Petro. Lamentablemente parece que circunstancias de fuerza mayor le han impedido hacerse presente como había sido su deseo” dijo. Petro acababa de cancelar toda su agenda del día por recomendación médica.
Los líderes miraban a Samper y a Leyva. A los discursos, aplausos y conversaciones entre los delegados que habían ambientado las tres horas previas, las reemplazó una sala en completo silencio. Las últimas palabras de Samper se quedaron suspendidas en el aire.
“¿No va a venir? Pero si nosotros sí vinimos hasta acá” murmuró el delegado de Caquetá.
Samper siguió hablando sobre lo afortunado que era tener ahí a Leyva, “a quien le vamos a pedir que le lleve por favor todas estas reflexiones y aportes al Presidente”, y siguió su última intervención.
“Le vamos a hacer entrega de la Agenda Humanitaria” dijo Richard Moreno.
Tenía una carta para Petro. “Se la voy a leer y entonces lo asumimos como presidente encargado en esta sesión” le dijo Moreno a Leyva.
“Estimado presidente, gracias por aceptar la invitación que le hicimos desde los procesos sociales y territoriales de Arauca, Antioquia”, arrancó, y siguió nombrando a cada uno de los 14 territorios presentes.
Al final, Moreno le dijo al canciller designado que los territorios no solo están dispuestos a impulsar la paz, sino que quieren ser incluidos en ella. “Porque la paz sin los territorios, sin la gente, sin los pueblos, no es completa, sería la paz de escritorio” dijo.
Ahí la sala revivió con aplausos.
Leyva respondió. Dijo que el reto de la paz total es “enorme”, una tarea inmensa que “naturalmente no la podemos adelantar sin ustedes, ustedes son los jalonadores de la paz total”.
Terminó invitando a los líderes presentes a ser parte de los diálogos regionales, la iniciativa de Petro que se estrenó hace dos semanas en Nariño y hasta ahora están cogiendo forma. “Muchas de estas ideas las vamos a tomar y las vamos a incluir en el Plan de Desarrollo”, dijo Leyva.
Leyva no dijo quién los está organizando, pero les dejó a los líderes una tarea: “de alguna manera, entrar en contacto con los organizadores”.
Para cerrar la sesión, el padre Albeiro tomó el micrófono. “Qué viva la Cumbre Humanitaria Nacional, qué vivan los territorios” dijo. Hubo vítores y aplausos, y los líderes se levantaron para tomarse una foto con Leyva y Samper, un expresidente que siempre ha defendido los diálogos de paz y que se puede reencauchar con la Coordinadora, una iniciativa que encaja con la de Petro.
Hace cuatro años Vivamos Humanos acompañó a las organizaciones sociales del Catatumbo que estaban conformando la mesa humanitaria regional para alzar la voz contra las crisis humanitarias por la violencia y buscar ayuda para proyectos encaminados hacia la paz.
“Nos dimos cuenta de que en Nariño también querían que hiciéramos una mesa humanitaria” le dijo el expresidente a La Silla. Así, promovieron otras en Chocó y en Magdalena Medio, hasta llegar a las 14 que se reunieron el miércoles.
Con esos antecedentes, Vivamos Humanos coordinó una reunión a finales de abril en la que los líderes que se encontraron el miércoles acordaron hacer una agenda humanitaria conjunta para presentarla a quien quedara de Presidente.
“No es fácil, si el Gobierno le jala sería buenísimo, porque si no hay un acuerdo entre el Gobierno Nacional y los actores en armas no podemos hacer nada” dijo Samper. Por eso, que estuviera Leyva y no Petro evitó que la alegría fuera total.
“La cara del santo es la que hace el milagro, si no vemos al santo no podremos ver el milagro nunca” comentó Bayesteira Palacios, líder del Chocó, mientras hacía la fila para llegar a Leyva.