Ayer el Senado eligió con 84 votos al abogado Juan Carlos Cortés como nuevo magistrado de la Corte Constitucional. Fue una elección cantada, poco reñida, y a la que Cortés le madrugó a sus dos rivales, Sonia Téllez y Bárbara Talero, que sacaron 4 y 3 votos, respectivamente. 

Así, la Corte Constitucional vuelve a quedar con mayorías masculinas en una relación 5 a 4 con las mujeres. Y con el bloque liberal reforzado con un magistrado que le ha hecho guiños al gobierno de Gustavo Petro desde tiempo atrás y que se identifica con sus posturas progresistas sin ser de izquierda ni subordinado del Presidente.

Será esta Corte Constitucional la que tendrá que avalar o tumbar las grandes reformas que quiere Petro para su legado: la agraria, la de la ‘Paz Total’, o la pensional. 

La funcionaria de carrera judicial que se estrelló en el Senado

El 20 de septiembre, dos horas después de que la Corte Suprema de Justicia la incluyera en la terna para magistrada de la Corte Constitucional, la abogada Bárbara Talero se fue de una vez para el Congreso. Quería concertar citas y entrevistas con sus electores, los senadores, para hablarles de su hoja de vida ligada a la Rama Judicial.

Actualmente como magistrada y presidenta del Tribunal Superior de Buga, Valle, antes como jueza en Amazonas, Bogotá, Antioquia y hasta en Caparrapí, Cundinamarca. Más de 32 años en la carrera judicial.

Ese primer acercamiento con sus electores la estrelló contra la dura realidad de cómo funciona la elección de magistrados. “Conforme llegué, dos horas después del comunicado oficial de la terna, una senadora me dijo que había llegado tarde, que difícil que me atendiera porque ya habían definido votarle al doctor Juan Carlos Cortés. Ni siquiera me conocían”, dice Talero.

Así, dice, tampoco le dieron cita los senadores liberales, conservadores y de la Alianza Verde. La mayoría ofreciendo como argumento problemas de agenda. Insistió y logró que la escucharan tres bancadas: la del Pacto Histórico, Cambio Radical y Centro Democrático, ésta última de manera virtual.

Con eso, llegó a la elección de ayer. La acompañaron su papá, un oficial retirado de la Policía, dos hijas y unos amigos.

La magistrada talero y su familia.

En los 15 minutos que el presidente del Senado, Roy Barreras, les dio a los ternados, la magistrada Talero se la jugó por tres líneas: que era la única con carrera comprobada en la Rama Judicial, que sabía de temas agrarios, de género y civiles, perfil que le falta a la Corte; y que, si la elegían, la Corte podría mantener mayoría de mujeres (5 frente a 4 hombres).

“Esta es una decisión histórica, el nombramiento que se haga determinará que la Corte Constitucional continúe con la visión de ser ejemplo nacional e internacional en materia de género o volvamos al pasado”, dijo.

Apostarle al voto femenino tenía sentido teniendo en cuenta que, por primera vez en la historia, hay 31 mujeres en el Senado, casi una tercera parte. Y se trataba de ocupar la silla de una magistrada, Gloria Ortiz, quien salió tras cumplir su periodo institucional.

En el Senado está prohibido aplaudir pero los familiares y amigos que la acompañaron rompieron el protocolo cuando terminó de hablar. Luego esperó en el Salón de Apoyo donde los senadores salen a hacer reuniones, tomar café o van al baño. Ahí, confiada en su discurso, en lo que alcanzó a exponerles a los senadores que la escucharon, aguardó los resultados.

Como esas elecciones son a voto secreto la abogada Talero esperaba sorpresas. No llegaron. Solo tres senadores la apoyaron, uno de ellos el Verde Fabián Díaz Plata. “Los candidatos tenían gran hoja de vida, consideré que Bárbara tenía las capacidades y además estaría reemplazando a una mujer que sale”, dijo.

“El sistema de elección debe cambiar”, fue lo primero que dijo la abogada Talero al salir de la Plenaria y alistar su regreso a casa. Aunque se siente tranquila de haber llegado a la terna, lamenta que el proceso no haya tenido publicidad, visibilidad y atención de la opinión. Aún más, que sus electores, los senadores, no la hayan escuchado previamente. “Si es una terna son tres opciones que se ofrecen, pero si de una vez ya se habla de un ganador es difícil”, define.

El que sí madrugó…desde enero

La sesión para elegir magistrado de la Corte Constitucional estaba citada para las 10 de la mañana. El abogado Juan Carlos Cortés llegó a las 8. Temprano porque, dice, no estaba de más un saludo previo a los senadores y un sondeo de cómo estaban las cosas. Coincidió en el Congreso con el presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, quienes a las 9 a.m. fueron a radicar el proyecto del Ministerio de Igualdad.

Saludó a la vicepresidenta Márquez, a la que dos semanas antes le había contado que estaba aspirando a la vacante de la Corte. A la que le había dedicado una columna de opinión para destacar su apuesta por crear ese ministerio. Luego cruzó un par de palabras con su amigo el ministro del Interior, Alfonso Prada, y algunos congresistas de la bancada de Gobierno.

Cortés venía madrugando a la tarea de la elección desde enero. Dice que después de la elección de la magistrada Natalia Ángel, quien ganó en su tercera elección por el reconocimiento de ser una jurista y académica respetada, vio que el nuevo Congreso le podía dar la oportunidad que no le dio hace dos años en la elección de Procurador General, cuando cayó derrotado contra Margarita Cabello.

En esa ocasión, senadores de partidos alternativos y algunos de La U como Roy Barreras le pusieron 17 votos. Esa bancada alternativa creció para este periodo a más de 40 senadores entre los del Pacto, Verdes y Comunes.  Tenía un chance.

Se preparó para quedar en la terna, entre los más de 80 aspirantes que hubo, y con el guiño de la Corte Suprema de Justicia empezó a hacer la tarea de buscar uno a uno y conseguir el respaldo de los senadores que había conocido en su carrera pública: como viceprocurador general entre 2016-2020, o como viceministro de Trabajo y asesor del ministerio del Interior durante el primer gobierno de Juan Manuel Santos. 

Cortés reunido con el senador Iván Name de la Alianza Verde.

Pero, a diferencia de esas veces, sin estar a la sombra del exprocurador Fernando Carrillo, quien ha sido su mentor. Con Carrillo, Cortés siempre estuvo en un segundo plano. “Le ayudó que esta vez se desmarcó, Carrillo es amigo y todo pero en el cargo dejó a mucha gente colgando de la brocha”, dice un senador liberal.

Los liberales fueron los primeros en arroparlo y abrirle la puerta con las demás bancadas. En esa carrera, Cortés permaneció las dos últimas semanas en el Congreso, de reunión en reunión explicando su causa. Tuvo como cuartel general la oficina de la Secretaría del Senado.

También hizo lobby por fuera, buscó, por ejemplo al ex vicepresidente Germán Vargas Lleras, líder de Cambio Radical, partido que también lo apoyó.

Los últimos en subirse a su bus fueron los conservadores. Lo apoyaron, según dijo el senador Germán Blanco, porque “El doctor Juan Carlos Cortés representa nuestros ideales pro-vida, familia y libertad”.

Cortés se define diferente. Como un liberal progresista que no se quiere dejar encasillar en la Corte. Dice que los debates están para darse, pero algunos de los que van a ser sus nuevos compañeros sí lo ubican más del ala liberal que integran los magistrados José Fernando Reyes, Antonio Lizarazo y Alejandro Linares. Con el voto de Cortés, les quedará mucho más fácil armar mayorías en temas de índole moral, una ventaja que habían perdido tras la salida de Alberto Rojas.

Cortés dice que quiere llegar a ser puente, que con todos los magistrados tiene puntos en común, que de hecho recibió clases de algunos como Jorge Enrique Ibáñez, del ala conservadora.

Sobre cómo será su magistratura, en su discurso ganador hizo énfasis en el rol de la Corte como último garante de la institucionalidad. “Tenemos un tesoro en nuestra Constitución. La institucionalidad la hemos venido construyendo por centurias. Esa institucionalidad sagrada nos permite la posibilidad de vivir en convivencia y en paz”, dijo en el discurso que duró cuatro días en redactar, más tiempo que cuando aspiró a la Procuraduría y sabía que iba a perder.  Esta vez sabía que era el discurso ganador.

Soy el periodista que cubre Congreso y partidos políticos. Estudié comunicación social y periodismo en la Universidad Surcolombiana. Antes hice parte de La Silla Sur y escribí sobre las movidas de poder del sur del país. En 2020 gané el premio de periodismo Reynaldo Matiz a mejor trabajo en internet;...