Los primos Nule hoy están en el ojo del huracán. Pero durante los últimos diez años, a pesar de que Guido, Manuel y Miguel Nule no superaban los 40 años, habían crecido a una velocidad pasmosa y entre sus competidores -según fuentes de La Silla Vacía- ya comenzaba a correr el rumor de que tomaban atajos para ganarse las licitaciones, lograron acceder directamente al Presidente de la República; convertirse en socios de la revista Cambio cuando esta era la segunda revista más importante del país; y conseguir que prestigiosas firmas de inversión les estructuraran importantes operaciones de financiamiento.

Los primos Nule hoy están en el ojo del huracán. Pero durante los últimos diez años, a pesar de que Guido, Manuel y Miguel Nule no superaban los 40 años, habían crecido a una velocidad pasmosa y entre sus competidores -según fuentes de La Silla Vacía- ya comenzaba a correr el rumor de que tomaban atajos para ganarse las licitaciones, lograron acceder directamente al Presidente de la República; convertirse en socios de la revista Cambio cuando esta era la segunda revista más importante del país; y conseguir que prestigiosas firmas de inversión les estructuraran importantes operaciones de financiamiento.

Varias cosas jugaban a su favor.  Miguel y Manuel Nule Velilla son hijos del ex gobernador de Sucre Miguel Nule Amín y Guido Nule Marino, del ex Ministro de Comunicaciones y Minas Guido Nule Amín y las conexiones de sus papás les ayudaron a arrancar con pie derecho.  Los Nule Velilla estudiaron ingeniería civil en la Universidad de los Andes y Nule Marino administración en la Javeriana. Eran simpáticos y al principio, trabajadores. Y tenían mucha plata y la gastaban. Todo eso ayudó a que volaran alto. Pero, además, contaron con el apoyo de personas clave que les permitieron acceder a las cimas de la política, los medios y las finanzas.

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A la cima de los medios

Los Nule alcanzaron la cima de los medios en 2004, cuando se volvieron socios de Cambio, la segunda revista más importante del país. En un momento en que la revista liderada por los prestigiosos periodistas María Elvira Samper, Roberto Pombo, Ricardo Ávila y Mauricio Vargas atravesaba su peor crisis financiera, un aporte de 1.600 millones de pesos o un millón de dólares de la época por parte de los primos Nule les ayudó a sobrellevar la crisis hasta que la vendieron a la Casa Editorial El Tiempo.

La idea era que los Nule tuvieran el 20 por ciento de las acciones, según las utilidades de la empresa, pero cuando finalmente pusieron la plata ya estaban negociando la venta de la revista y nunca aparecieron formalmente como accionistas, aunque duraron un par de años participando en los desayunos de planeación estratégica del medio.

El periodista Mauricio Vargas fue quien llevó a los primos Nule a la Revista Cambio. Vargas era amigo de Guido Nule Marino desde la infancia pues sus papás eran amigos de Barranquilla y Ginger Marino, la mamá de Guido, era la representante del galanismo en Barranquilla cuando Vargas era ministro de Comunicaciones de César Gaviria. Cuando renunció a este cargo, Guido Nule papá lo reemplazó en el Ministerio.

Cuando estalló el escándalo, varios periodistas insinuaron que Mauricio Vargas estaba en la nómina de los Nule y que les prestaría asesoría en estrategia de medios. Pero Vargas aclaró a La Silla Vacía que él nunca tuvo contratos ni recibió plata de ellos salvo su inversión en la revista que él dirigía. “Los socios de Cambio sí les agradecemos la ayuda en un momento crítico para la revista”, dijo. “Pero mientras fueron socios de Cambio, la regla que impusimos es que no hablabamos de ellos. Tampoco había por qué hacerlo pues en ese momento no tenían problemas”.

Entre el inventario de la liquidación del Grupo Nule, aparece Vargas como usuario de una camioneta Hyundai Terracan en un contrato de leasing firmado por Gas Kpital, una de las empresas de los Nule, con Leasing Bancolombia, por 132 millones de pesos entre agosto de 2005 y agosto de 2008. Vargas explicó a La Silla Vacía que ese carro se lo entregaron los Nule cuando era director de Cambio porque había sufrido varias amenazas y necesitaba un carro blindado y lo tuvo mientras resolvía los problemas de seguridad originados por las historias de la revista.

El que sí tenía un contrato de asesoría con los Nule era su hermano, Darío Vargas, cabeza de la empresa de consultoría en comunicaciones Dattis, que los asesoró en manejo de medios. El trabajo de Dattis fue muy efectivo pues hasta que estalló el escándalo, los grandes medios nacionales los retrataron muy positivamente como “Los nuevos cacaos”.

Después, la torta se volteó. Cuando los socios originales vendieron Cambio a Casa Editorial El Tiempo, la revista -ya bajo la batuta de Rodrigo Pardo y María Elvira Samper- destapó todo el escándalo de la Calle 26. Y El Tiempo, con Roberto Pombo a la cabeza, reveló el escándalo del préstamo de la Dirección Nacional de Estupefacientes a los Nule por 25.980 millones de pesos, a través de una fiducia, para financiar la concesión de la doble calzada Bogotá-Girardot.

Dattis es otra de las empresas a las que los Nule le quedaron debiendo plata, cerca de mil millones.

A la cima de la política

El Grupo Nule nació en Sucre en 1992 y llegó a Bogotá en 1998 cuando ganó un contrato con el IDU para hacer la ciclorruta de Fontibón. En el 2002, durante la administración de Mockus, perdieron la licitación de aseo pero se ganaron un contrato del Acueducto de Bogotá con el consorcio Aguas Kpital. Pero fue en el 2004 cuando entraron en grande en el escenario nacional y comenzaron a competir en serio con los contratistas de mayor trayectoria.

Durante los últimos cinco años, con una estrategia de romper precios y -según dijo Semana que denunciaban bajo cuerda sus competidores- también de ofrecer coimas, los Nule se ganaron concesiones viales, de prestación de servicios públicos y de energía. Un proyecto en particular los catapultó: la concesión de la doble calzada Bogotá-Girardot, el mayor proyecto vial del país.

El Gobierno de Uribe se las adjudicó pese a que el Procurador de entonces pidió que se declarara desierta la licitación por falencias en el pliego de condiciones y porque no era conveniente financieramente. Cuatro días después de adjudicada la concesión, como lo denunció Norbey Quevedo en El Espectador el gobierno aceptó las primeras modificaciones de 18 que fueron aprobadas en los siguientes meses con una adición al contrato por casi 27 mil millones de pesos para la variante en Melgar. Y a pesar de sus retrasos e incumplimientos iniciales, la Dirección Nacional de Estupefacientes les prestó 25.980 millones de pesos para financiar esta concesión, un procedimiento que está siendo investigado por la Fiscalía.

El diario la República también denunció que “la Contraloría encontró que las empresas de este grupo, además de fortalecerse con la contratación oficial fueron de las más beneficiadas con los préstamos de los $276.000 mil millones de las regalías que fueron a parar a los bolsillos de inversionistas privados.”

Ni los retrasos en sus obligaciones contractuales ni las deudas con el fisco –que según ha descubierto la Supersociedades ascienden a 28 mil millones de pesos- fueron óbice para que el Estado siguiera contratando con ellos.

Los primos Nule eran vistos con muy buenos ojos en Casa de Nariño. El puente con el Presidente Uribe se los hizo, según dijeron varias fuentes a La Silla Vacía, Joselito Guerra.

El ex senador sucreño José Guerra de la Espriella fue condenado en 1998 en el proceso 8.000 luego de que el ex contador del Cartel de Cali, Guillermo Pallomari, lo implicara. Y salió del escenario nacional hasta que volvió a sonar cuando llegó su amigo personal Álvaro Uribe a la Presidencia. Tanto Uribe como Joselito pertenecieron al Movimiento Poder Popular de Samper.

Durante su gobierno, Uribe nombró a la hermana de Joselito, María del Rosario Guerra, primero como directora de Colciencias y luego como Ministra de Comunicaciones. Y según contó en una de sus columnas Daniel Coronell, la hija de Joselito trabajaba en la Secretaría Privada de Palacio con Alicia Arango, mano derecha del Presidente.

La relación de Joselito con los Nule viene desde Sucre, pues tanto los Nule Amín como los Guerra de la Espriella han compartido el poder en la región. En 1991, Miguel Nule Amín, papá de Miguel y Manuel Nule Velilla, fue apoyado para la gobernación de Sucre por Julio Guerra, el tío de Joselito.

En el inventario de liquidación de Gas Kpital SA de los Nule, aparece José Guerra como usuario de una Toyota Station Wagon Prado 5 puertas sacada en leasing entre el 2003 y el 2008 con Leasing Colombia por parte de la empresa de los Nule.

A la cima financiera

Con más de 35 empresas y una facturación anual en sus mejores momentos de 200 millones de dólares, los primos Nule tuvieron las puertas de los bancos abiertas de par en par durante los años de las vacas gordas. Pero luego, los bancos les cortaron el crédito.

Cuando se ganaron la concesión de la Doble Calzada Bogotá-Girardot, hicieron una exitosa colocación de bonos en el mercado de capitales, lo que les permitió establecer importantes relaciones con firmas en el sector bursátil que fueron clave para la evolución de su negocio.

La banca de inversión Sumatoria, del ex Ministro de Minas Luis Carlos Valenzuela, de su viceministro Felipe Riveira y de Andrés Obregón Santodomingo, el ex presidente del grupo Santodomingo, estructuró la operación de financiamiento para la empresa Transvial de los Nule, a cargo de la concesión de la Calle 26 en Bogotá. Y estructuró la compra por parte de Suma Gas S.A, una empresa de Sumatoria, del usufructo del 70 por ciento de las acciones de los Nule en la Concesión Girardot-Bogotá, equivalente al 35 por ciento del consorcio.

Los Nule y el alcalde de Barranquilla Alex Char, socio y cuñado de los Nule, se quedaron cada uno con el 7,5 por ciento de la concesión. Alvarez y Collins se quedaron con el 28,5 por ciento. Y el socio Vergel y Castellanos (para quienes trabaja el ex asesor de Uribe José Obdulio Gaviria) le entregó la totalidad del usufructo de sus acciones a la firma de corretaje Interbolsa S.A., la más grande del país. Y en mayo, según lo reveló el portal económico Primera Página, el Grupo Nule le entregó a Interbolsa como garantía por una operación cercana a los 9 mil millones de pesos sus acciones en Aguas Kpital de Cúcuta.

Según lo reportó Portafolio en su momento, las operaciones de apoyo financiero por parte de Sumatoria fueron por un valor aproximado de 55.000 millones de pesos.

Cuando Sumatoria se metió en ese negocio, ya los Nule eran vistos con cierta cautela por muchos inversionistas que percibían el riesgo que corría Sumatoria. Los Nule tenían menos de 40 años, habían crecido muy rápido y ya muchos anticipaban su debacle. Sin embargo, prestaban a tasas más altas que las del mercado, lo que resultaba atractivo para los inversionistas.

Además, socios de Sumatoria tenían relaciones personales con los Nule. Uno de ellos, el ex viceministro de Minas Felipe Riveira Herrera es hijo del barranquillero Raúl Riveira, amigo del papá de Guido Nule. Guido Alberto Nule Amín, además, había trabajado durante varios años con el Grupo Santo Domingo, del que Andrés Obregón fue presidente dos años hasta el 2000. El papá de Guido Nule había trabajado en la Corporación Financiera del Norte y en la Cervecería Águila, entre otras empresas del Grupo, antes de convertirse en el reemplazo de Mauricio Vargas en el Ministerio de Comunicaciones durante el gobierno de César Gaviria.

Los Nule también le quedaron debiendo a los de Sumatoria.

 

Soy la directora de la Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Después de trabajar en The Wall Street Journal Americas en Nueva York regresé a Colombia a El Tiempo, donde trabajé como editora...