El viernes, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible anunció en un comunicado que “se reduce y se contiene la deforestación en Colombia durante los últimos cuatro años”. Con datos de deforestación incompletos, el gobierno Duque saca pecho por cifras que expertos ven con preocupación porque la realidad es que durante su mandato se deforestó más que durante los cuatro años anteriores.
El dato clave es que entre 2018 y 2021, que es el último año del que se saben datos, se deforestaron 701.841 hectáreas, 43.343 hectáreas más que en el cuatrienio anterior.
El gobierno interpretó las cifras para verse bien
El ministro de Ambiente, Carlos Correa, presentó el viernes las cifras del Monitoreo de Bosques y Carbono del Ideam de 2021 como un logro del gobierno. “Lo que hoy nos demuestran las cifras es que el gobierno del presidente Duque cierra su gestión quebrando la curva ascendente de la deforestación en Colombia, que había logrado su pico más reciente en el año 2017 con 219.552 hectáreas deforestadas”, dijo en su cuenta de Twitter.
Contuvimos el comportamiento creciente de la deforestación; la estrategia integral de protección de bosques funciona. Pese a que en 2021 tuvimos un aumento de 1,5 % frente a 2020, las cifras muestran que quebramos la curva ascendente de la deforestación.https://t.co/O44iFY1Cxu— Carlos Eduardo Correa (@CarlosECorreaE) July 15, 2022
En su Plan Nacional de Desarrollo Duque dijo que iba a reducir el 30% de la tendencia del crecimiento de la deforestación para 2021. Y según los datos del Ideam, esa tendencia de crecimiento se redujo en un 34 por ciento al año pasado. En eso cumplió.
Pero esa meta se calculó con base en la tendencia que venía cuando él asumió el mandato y que partía de un pico de tala anómalo en 2017. Ese año, las Farc se acababan de desmovilizar y muchos aprovecharon que ya no había ninguna ‘autoridad’ en sus territorios para entrar a talar. Mientras estaban en armas, impedían que se cortaran árboles pues su supervivencia y refugio dependía del bosque.
Los expertos coinciden en que esa manera de interpretar los datos es muy conveniente para Duque y descarta otras maneras de leerlos donde el Gobierno queda mal parado.
Una primera objeción es que no se debería sacar pecho por un incremento anual pequeño de la deforestación (1.5%) cuando, en todo caso, los números siguen siendo altos. Cada año el país pierde en selvas un territorio del tamaño de Bogotá. Y en regiones como Antioquia y Arauca ya hay tanto bosque deforestado que se han perdido corredores claves para la biodiversidad.
Por otro lado, aunque el Gobierno celebró haber reducido la deforestación en los Parques Nacionales de la Amazonía, los datos de organizaciones de la sociedad civil son distintos.
La Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS), que trabaja en la Amazonía y hace su propio monitoreo de bosque con un sistema satelital, dijo en su más reciente informe publicado también el viernes, que el Parque Nacional Natural Tinigua —el que ha sido más deforestado en los últimos diez años— pasó de cuatro mil hectáreas deforestadas en 2020 al doble en 2021, con 8.216 hectáreas perdidas. En cambio, en el informe de Ideam en este Parque la deforestación en cambio de aumentar, se redujo un 6%.
Según esa fundación, solo en la Amazonía se perdieron 113.572 hectáreas de bosques, casi mil menos de las que reportó el Ideam para esa misma zona el año pasado, con 112.899 hectáreas.
Eso se puede explicar en que mientras la FCDS toma datos de abril a marzo de 2022, los estudios del Ideam se hicieron de enero a diciembre de 2021.
Contexto
Los datos se demoraron
Si bien gran parte de las reacciones de los expertos se ha concentrado en cómo los datos del informe del IDEAM no deben ser vistos como un logro en la lucha contra la deforestación, otros ven un problema más amplio, y es una falta de eficiencia para entregar cifras oportunas y completas sobre el avance de la deforestación.
Primero, porque el IDEAM se tardó siete meses para presentar los datos que mostró el viernes pasado, cuando según sus estatutos debe sacar informes cada tres meses y así lo hizo hasta marzo de 2021.
“El sistema de monitoreo de carbón y bosques es un sistema que debe tener unos datos muchos más acordes al avance de la problemática, lo que exige que se emita información oportunamente —dice Clara Solano, directora de Fundación Natura en Colombia— Es con esas cifras que se toman decisiones de recursos de cooperación, y que las organizaciones de la sociedad civil nos organizamos para ejecutar acciones en los territorios, por lo que sin esos datos quedamos todos sin una pista clara sobre cómo actuar”.
Precisamente por esto, dice Solano, muchas organizaciones han estado utilizando datos de observación de bosques que no son oficiales como los del Tropical Forest Watch (que revisa tendencias de pérdida de bosque en todo el mundo) para tomar decisiones sobre dónde enfocar esfuerzos y trabajar.
Desde 2018, la FCDS empezó a emitir sus propios informes basados en sus imágenes satelitales, que ahora le sirven para suplir la falta de información oportuna por parte del gobierno. Con esos sistemas ya se ha evidenciado un aumento de la deforestación en la Amazonía en lo que va del 2022, un año del que no se tiene ningún dato oficial.
Los sistemas de la FCDS y del Tropical Forest Watch capturaron unos puntos de calor excepcionales entre enero y marzo de este año respecto a otros años, como contaron algunos expertos. Son incendios de bosque que generan alertas porque podrían significar que se están tumbando árboles para hacer llanuras.
“Lo que hemos podido ver es que, por el aumento importante de puntos de calor en los primeros seis meses del año, en Parques Naturales como Tinigua, la Macarena y Chiribiquete la deforestación ha crecido en el 2022, y también en otras zonas como Norte de Santander y Arauca”, dice Solano.
Esta ausencia de datos actualizados ha sembrado desconfianza en el sector.
“Sabemos que el gobierno tiene muchos acuerdos de cooperación, y si no hay resultados, es complejo. Es un tema de incumplimiento de metas más allá de que no quieran mostrarlas”, dice Alejandra Gómez, coordinadora de sistemas de información de la FCDS.
Y eso es clave porque Duque puso el tema ambiental en el centro de su agenda internacional. Y como él se comprometió en escenarios internacionales con unas metas tan altas —como llevar a cero la deforestación para 2030— será a Gustavo Petro al que le toque mostrar la reducción más grande de la última década.