En la ciudad el exalcalde arranca con un activo de 1,1 millones de votos y la ventaja de representar el antiuribismo, que en la ciudad ha sido efectivo. Duque espera competir captando 4 de cada 10 votos de Fajardo.
Como los resultados de las elecciones presidenciales en los últimos tiempos muestran que ganar en Bogotá en segunda vuelta puede ser garantía de ser elegido Presidente, lo que sigue ahora es una pelea por la ciudad en la que están abiertas las posibilidades para que gane cualquiera, aunque Petro parece tener más opciones.
Con sus 1,1 millones de votos, el exalcalde le sacó 114 mil a Duque. Ese margen es estrecho si se tiene en cuenta que pueden quedar igualados si el candidato uribista se queda con la mayoría de votos de Germán Vargas Lleras, que fueron 172 mil.
La clave, entonces, está en el destino de los 1,2 millones de votantes que respaldaron a Sergio Fajardo, y Bogotá es una muestra de la diversidad de caminos que pueden tomar.
Por ejemplo, es difícil que los votantes de Angélica Lozano, recién electa senadora con 62 mil votos en Bogotá, se vayan para donde Duque, teniendo en cuenta que su origen está en Progresistas (el movimiento de Petro) y defiende una agenda basada en la defensa de las libertades individuales que no es compatible con la de Duque.
Sin embargo, puede haber votantes de Antanas Mockus (327 mil votos en Bogotá) que sí puedan terminar votando por Duque porque se sienten mejor ubicados al centro y la centro-derecha, y no comparten la visión económica de Petro ni su gobierno en Bogotá, tan distinto al de Mockus.
Para contrarrestar esas reservas sobre lo que representa, Petro intensificará en Bogotá, como en el resto del país, su estrategia de hacer pedagogía sobre su discurso, nos dijo Jorge Rojas, coordinador político de la campaña.
La idea es hacer calar la idea, por ejemplo, de que los cambios que propone en los sistemas de salud (acabar con las EPS) y económico (terminar con la economía extractivista) no serán de un día para otro, sino producto de una transición en la que se garantice la estabilidad de quienes viven de trabajar en esos sectores.
Se trata, entonces, de moderar el discurso para no asustar, y por lo tanto atraer, a los votantes de centro que vieron en Fajardo una opción moderada.
Para Petro, además, puede sumar mucho en Bogotá el antiuribismo, un sentimiento que ya ha mostrado resultados concretos en la ciudad.
Por ejemplo, después de que Óscar Iván Zuluaga ganó aquí en la primera vuelta de 2014, las fuerzas que se integraron para contener el retorno de Álvaro Uribe en cuerpo ajeno terminaron volteando la torta para que Juan Manuel Santos ganara en segunda, tanto en la ciudad como en el país.
En el plebiscito de 2016, cuando el enfrentamiento entre el Sí y el No también podía entenderse como un nuevo round entre uribismo y antiuribismo, en Bogotá ganó el Sí con el 56 por ciento de los votos.
Es decir: la fuerza del antiuribismo puede llegar a impulsar a Petro mucho más de lo que pueda jugarle en contra la resistencia que genera entre votantes de centro por lo que hizo como Alcalde o por la visión que hasta ahora ha proyectado como candidato de izquierda radical.
Los uribistas, en cambio, consideran que tienen con qué pelear la capital.
Ellos están contando, según conoció La Silla Cachaca por una alta fuente de la campaña, conque mientras en todo el país pueden quedarse con el 25 por ciento de los votos de Fajardo, en Bogotá pueden llevarse el 40 por ciento y Petro otro 40.
Es decir que al final, gane quien sea, pueden terminar el uno muy cerca del otro.
Ese optimismo también parte de analizar los resultados por localidades. Aunque aún no son oficiales, un concejal del Centro Democrático que está pendiente de los conteos nos dijo que Fajardo ganó en localidades donde el uribismo ha sido fuerte y Petro débil, como Suba, Usaquén, Chapinero, Barrios Unidos, Teusaquillo y Puente Aranda. O sea, el norte y parte del centro.
La tesis es que buena parte de esos votos de Fajardo se irán por Duque precisamente porque en esas zonas tradicionalmente han apoyado más a la derecha que a la izquierda.
Una dinámica inversa se viviría en el sur, donde Petro ha tenido más acogida (barrió en Ciudad Bolívar), pero donde de todas formas el Centro Democrático le ha hecho competencia.