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Según las encuestas, Mockus le quita votos de entrada a todos los candidatos de la contienda. El que más tiene que perder es Gustavo Petro, que ha atraído a muchos de la desilusionada Ola Verde. Gina Parody tendrá que compartir el espacio de independiente y el del centro de la contienda. Dado que es probable que los mockusianos ya hubieran abandonado hace rato a Peñalosa, el candidato Verde puede ganar con la entrada de Mockus, salvo que en el corto tiempo que queda él y Petro se unan. Foto: La Silla Vacía |
Después de dos meses de silencio y de mantener en vilo a sus oponentes, Antanas Mockus inscribirá esta tarde su candidatura por la Alianza Social Independiente. Con las encuestas y muchos editoriales en contra y sin tener todavía un equipo verdaderamente estructurado de campaña, Mockus postula su nombre para ser Alcalde de Bogotá por tercera vez. Esta vez, como las anteriores, el eje de su propuesta será la transformación cultural.
El diagnóstico que tiene Mockus –según gente de su campaña– es que la ciudad vive una crisis de liderazgo: el cargo de Alcalde ha perdido su dignidad; el burgomaestre volvió a ser un subalterno del Presidente; la administración de Bogotá no ha estado a la altura de los ciudadanos que siguieron pagando impuestos; no hay tampoco ejemplos fuertes de liderazgo cívico.
Al mismo tiempo, encuestas como la de Bogotá cómo Vamos muestran que el rechazo cultural a la corrupción y al clientelismo ha bajado, que la gente que dice que haría justicia con mano propia ha aumentado y que la desconfianza en el Estado ha llegado a niveles récord. El 82 por ciento de los bogotanos en la última encuesta dijo que creía que los funcionarios de la ciudad eran corruptos. Y una mayoría dijo que añoraba la cultura ciudadana de antes.
Con este diagnóstico de la ciudad y del momento político en el que las encuestas demuestran que más de un 15 por ciento de ciudadanos aún no se decide por ningún candidato, Mockus cree que con su capacidad de innovación, su experiencia de haber sido dos veces un alcalde exitoso y su trayectoria de transparencia es capaz de devolverle la confianza y la esperanza a Bogotá.
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Juan Carlos Florez, blogger de La Silla Vacía (hasta esta semana), será la cabeza de lista de la ASI al Concejo de Bogotá. |
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Paul Bromberg, quien reemplazó a Mockus cuando abandonó la primera alcaldía, es una de las personas que ha servido de interlocutor de Mockus en los últimos meses, aunque no es parte del equipo permanente de la campaña. |
El nuevo símbolo
“Cuando las palabras se agotan, queda el arte”, escribió Mockus en un artículo académico en 2004. Y como las palabras no son su fuerte, todas sus campañas han estado atravesadas por símbolos. No siempre de manera afortunada.
Sus performances del pasado lo persiguieron en la campaña presidencial, en la que sus contendores aprovecharon para difundir sus fotos disfrazado de grillo o de superman para socavar su imagen de estadista. El girasol, a la luz de lo que ha ocurrido en el último año, también se marchitó. Pero igual, esta vez tendrá su símbolo: será una cinta de enmascarar.
“La cinta de enmascarar sirve para marcar, para proteger lo bueno, para ayudar a ver lo que nos vemos”, dijo en una presentación que le hizo a un grupo de gente afín a su campaña. “La cinta servirá para marcar cosas que no queremos con una x. O para enmarcar un carro mal parqueado por las cuatro esquinas”.
Con la cinta y otras estrategias, Mockus aspira a revivir una cultura ciudadana de autoregulación, de construcción colectiva de convivencia y de confianza. Con esa lógica, por ejemplo, se aproxima al tema de movilidad.
En una versión preliminar de su programa, no menciona el metro. Pero propone recuperar la satisfacción con Transmilenio, aumentar las vías en buen estado, dándole prioridad a la malla vial arterial, triplicar el uso compartido de carro y cuadruplicar los conductores que se abstienen de usar el carro medio día a la semana.
La otra arista fuerte de su programa es la educación, sobre todo de los jóvenes. Propone restituir la jornada completa por lo menos para el 20 por ciento de la matrícula pública, subir cinco posiciones en las pruebas de Pisa y “formar gente honrada que siga siendo honrada aunque pierda la fe”.
Uno de los temas más nuevos es su propuesta de una política de ciudad para ayudarle a los jóvenes más pobres a corregir sus errores si se equivocan en alguna de las decisiones claves de la vida que uno toma al entrar a la adultez: si tener o no una familia, si trabajar en algo legal o ilegal, si asumir hábitos saludables y si participar en la vida cívica.
Mockus dice que a esos jóvenes hay que garantizarles una segunda oportunidad para enmendar esos errores. Que tiene que haber un ‘repechaje’. Es el mismo repechaje que quiere para él. Si los bogotanos se lo conceden o no, se sabrá en las próximas semanas.