El alcalde Enrique Peñalosa tiene hoy mucho más que mostrar que en 2016, pero al llegar a la mitad de su mandato las megaobras que pretende hacer aún están en computador.
El 2017 arrancó como el año en que el Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, pasaría al discurso de la ejecución después de un 2016 en el que se dedicó a armar sus planes y en el que usó mucho el espejo retrovisor contra Gustavo Petro. Y aunque el avance natural de su gobierno hace que hoy, cuando va por la mitad, tenga más cosas que mostrar, aún están en renders las principales megaobras que le pretende dejar.
Esos modelados, que hechos en un programa de computador muestran cómo deberían quedar las obras y sirven para hacerles publicidad, son para La Silla Cachaca los personajes del año en la ciudad.
Cuando consultamos a concejales, representantes a la Cámara, exfuncionarios, políticos en campaña y líderes de organizaciones civiles que trabajan por Bogotá para que nos dijeran a quiénes consideraban los personajes del año, el metro elevado fue la respuesta más recurrente.
Pero el 2017 no sólo fue el año del render del metro elevado, sino de otras megaobras que pretende hacer Peñalosa y por lo pronto siguen en computador.
De hecho, en el informe sobre el avance del Plan de Desarrollo con corte a octubre, que es el más reciente, la parte de Democracia Urbana, que es donde Peñalosa metió sus megaobras, iba por el 24 por ciento de avance.
A continuación, una muestra de esos proyectos. Si está en un móvil, deslice cada imagen para ver la siguiente. Si está en computador de escritorio, haga clic en cada punto debajo de las fotos.
Que los renders sigan siendo protagonistas porque las obras no han arrancado es un síntoma de las dificultades de ejecutar el plan de inversiones que se propuso el Alcalde, que hace énfasis en la infraestructura, está pensado para más de cuatro años y rodea los 60 billones de pesos (casi 10 veces el precio de venta de Isagén).
A pesar de que el Concejo aprobó en 2016, el primer año de Peñalosa, recursos para que él contara con buena plata para ejecutar (venta de la ETB, de parte de la EEB y cupo de endeudamiento por 5 billones), la administración planteó que sólo en 2018 comenzaría a verse la ejecución de sus obras más importantes.
En 2017 la Alcaldía se centró todavía mucho en diseños, ejemplo de lo cual es que el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) cerrará con la adjudicación de 123 contratos de infraestructura, de los cuales 71 (el 57 por ciento) son sólo para hacer diseños. Los otros 52 sí son para obras.
De hecho, una de las críticas de los concejales a la Alcaldía cuando presentó el proyecto de valorización (que finalmente se hundió) fue que en vez de pedir más plata se dedicara a ejecutar con los recursos que ya le habían aprobado hace un año.
El protagonismo de los renders, en el fondo, es una síntesis de varios fenómenos, sobre todo de que en la mitad de su mandato los proyectos más grandes que pretende hacer Peñalosa aún siguen pendientes de tener estudios completos o de conseguir la plata suficiente para echarlos a andar.
Eso no sólo se debe a su magnitud y complejidad, como en el caso de Lagos de Torca, sino a que el Alcalde decidió cambiarlos de manera sustancial a como venían de la administración anterior y eso tardará el comienzo de las obras, como pasó con el metro; o que los trámites para avanzar son más demorados de lo normal, como pasa con las APP, entre las que está la ALO en el sur; o a que, teniendo un proyecto ya pensado, debió entrar a negociarlo con la comunidad, como ocurrió con el Parque San Rafael en La Calera.
Al final, todo esto pone en juego la imagen que quiere proyectar Peñalosa como gerente ejecutor. Que la recupere dependerá en buena medida de lo que logre echar a andar en 2018.