Peñalosa se la juega por mantener Doña Juana

A pesar de las sugerencias de buscar otro sitio, ya contrató estudios para extender su vida útil. Así abre otro frente de batalla con los ambientalistas.

En el dilema entre mantener el relleno sanitario Doña Juana donde está o buscar otro sitio para llevar las 6 mil 300 toneladas de basura que produce a diario Bogotá, el alcalde Enrique Peñalosa se la jugará por lo primero.

Así lo manifestó en recientes declaraciones que no han tenido eco en medios, y se lo confirmó ayer la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp) a La Silla Cachaca.

Con esa decisión, la administración de Peñalosa asume el reto de mejorar la criticada operación de Doña Juana, pero al tiempo abre otro frente de batalla con los ambientalistas y políticos que han pedido por lo menos desde su derrumbe en 1997 que el relleno sea trasladado.

La fecha clave para eso es 2022, cuando se vence su licencia ambiental, se termina su vida útil y acaba la concesión con CGR, el privado que tiene a su cargo la operación. Pero con los planes del alcalde, eso podría cambiar.

Otro frente de batalla

Desde sus primeros meses, la administración Peñalosa buscó al Banco Mundial con el fin de que la asesorara para mejorar la operación de Doña Juana.

La primera etapa de ese proceso consiste, según la Uaesp, en identificar áreas para expandir el relleno dentro de la zona de Ciudad Bolívar donde se encuentra, con el fin de buscar una licencia ambiental por más años.

El objetivo es “evitar la construcción de otro relleno que genere impactos negativos”, y más bien apostarle a disminuir la llegada de residuos a Doña Juana con campañas que fomenten el reciclaje, y aprovechar la basura que llegue para producir energía.

La Alcaldía también tiene como sustento que en 2011 (a fines del gobierno de Samuel Moreno) la Uaesp elaboró un documento planteando que era posible alargar la vida de Doña Juana.

De ahí la reciente declaración de Peñalosa, según la cual los estudios del Distrito indican que “Doña Juana puede tener una vida útil de otros 40 o 50 años”.

Esa decisión favorece, de entrada, las intenciones del concesionario CGR, que ya anunció que le pedirá permiso a la CAR para operar hasta 2037.

El problema es que esta apuesta del alcalde todavía tiene preguntas en el aire, porque no es claro si la podrá implementar y porque puede generarle más ruido a su gobierno.

Primero, porque en el plan de manejo de basuras que firmó el año pasado para toda la ciudad está el compromiso de poner a operar a más tardar en 2023 un relleno en otro lugar.

Segundo, porque deberá lidiar con la opinión negativa que se ha tejido alrededor de Doña Juana.

Nada más en las últimas semanas se conocieron nuevas quejas de los vecinos, enfermos y cansados de los malos olores y mosquitos. Y la Personería lanzó advertencias por el presunto incumplimiento del concesionario de tareas que debía realizar para mejorar las condiciones del sector.

Los políticos también han metido presión.

La representante liberal a la Cámara Clara Rojas le pidió a Peñalosa actuar cuanto antes para evitar un desastre que afecte a los vecinos, y el concejal verde peñalosista Jorge Torres cuestionó que no haya mejoras tecnológicas en la operación del relleno.

Hoy, además, estaba programado un debate en el Congreso para criticar al alcalde, impulsado por el representante verde a la Cámara Inti Asprilla (hijo y heredero político de Guillermo Asprilla, el exsecretario de Gobierno de Petro que demandó al Distrito por el derrumbe de 1997, que generó una emergencia sanitaria en el sur de Bogotá).

La discusión se aplazó por cambios en la agenda, pero la idea de Asprilla, que ha tenido como bandera política la propuesta de cambiar de sitio el relleno, como lo piden los vecinos, era cuestionar al alcalde por no moverse para hacerlo.

De hecho, la posibilidad de encontrar un sitio en otro municipio estaba abierta y podía responder algunas dudas que deja la decisión de mantener Doña Juana, aunque traía sus propios problemas.

El estudio que pide mirar fuera de Bogotá

Con la decisión de mantener Doña Juana donde está, Peñalosa deberá enfrentar el examen de la CAR que en 2014, a manera de ultimátum, le exigió a la Alcaldía hacer estudios para indentificar áreas alternativas para la disposición de basuras, “bajo la premisa de la no ampliación ni optimización del Relleno”, que es lo que pretende hacer ahora.

Ese estudio lo contrató la Alcaldía con la Universidad Nacional en 2016, y su principal conclusión es que “en Bogotá no existe un área potencial para el manejo de los residuos sólidos urbanos generados desde 2022, año de cierre de Doña Juana, y que tenga una vida útil hasta 2052” (este año se tomó como referencia porque es obligación hacer las proyecciones a 30 años).

Aunque eso refuerza el argumento del alcalde para mantener Doña Juana ante la falta de opciones dentro de la ciudad, el estudio también planteó que “la solución es buscar zonas en los municipios vecinos y que se genere un sistema regional de disposición de residuos”.

Pero la Alcaldía no ha metido ese punto en sus discusiones con la Gobernación, le dijo a La Silla Cachaca el secretario de Ambiente de Cundinamarca, Eduardo Contreras.

De acuerdo con el funcionario, cerca a Mondoñedo, el relleno sanitario que recibe la basura de 80 de los 116 municipios de Cundinamarca, hay un terreno de 300 hectáreas que podría ser una opción para que Bogotá evalúe hacer un nuevo relleno.

Además porque, nos dijo, para los planes que tiene Peñalosa de construir dos millones de viviendas nuevas al norte y en las orillas del río Bogotá, asegurar la disposición de residuos es fundamental, y así se lo hizo saber en un consejo directivo de la CAR en el que coincidieron.

Sin embargo, esa opción podría tener otros líos, como el transporte de la basura afuera de la ciudad, mayores costos de operación y la incertidumbre de arrancar un proyecto nuevo cuando la licitación para la operación de las basuras en Bogotá se debe definir este año.

Al final, en un dilema difícil porque nadie quiere tener un relleno de basuras cerca y cualquier solución va a producir costos ambientales, el Distrito prefiere mirar hacia adentro.

Periodista. Pasé por La Patria, Congreso Visible y El Espectador. Cubrí para La Silla las movidas de poder en Bogotá y Cundinamarca mientras existió La Silla Cachaca entre 2017 y 2019. Ahora ando pendiente de las conversaciones que podamos dar y generar desde La Silla en redes sociales. De vez en...