En dos semanas, el nuevo ministro de Hacienda de Petro, Ricardo Bonilla, ha ido construyendo silenciosamente un nuevo muro de contención en el gabinete. Desde que aterrizó en el ministerio, Bonilla ha dado tres señas de que será tan guardián de la estabilidad macroeconómica del país como su antecesor José Antonio Ocampo.
Con la salida de Ocampo, tanto inversionistas como empresarios tenían dudas sobre el rumbo que tomaría la economía porque Bonilla es cercano a Petro y se le haría más difícil hacerles contrapeso a ideas que pudieran afectar las cuentas públicas. Pero en los 15 días que lleva como ministro, ya propuso tumbar la adición presupuestal para no aumentar el déficit, reversó por “inviable” una propuesta de la ministra de Minas y aceleró una decisión impopular, como la de subir 600 pesos la gasolina para cerrar el hueco de los subsidios a los combustibles.
Bonilla intenta negociar la adición presupuestal
Una de las batallas silenciosas que ha dado Bonilla es la de tumbar o modificar la adición presupuestal del 2023.
La adición presupuestal es un proyecto de ley que presentó el ministro Ocampo para añadir los 19,5 billones de pesos de la reforma tributaria al Presupuesto General de la Nación de este año con el fin de darle más caja a Petro para cumplir con su programa de gobierno en 2023.
Sin esta adición presupuestal, el gobierno tendría que recortar los gastos que prometió para la salud, compra de tierras o programas de subsidios y postergarlos para el próximo año cuando se elabore el nuevo presupuesto que presentará al Congreso.
La adición fue radicada en febrero, pero no ha avanzado en el Capitolio, a pocas semanas de que se acabe esta legislatura.
La idea no se ha hecho pública, pero según dos fuentes del gobierno que pidieron no revelar su identidad, el nuevo ministro Bonilla está negociando con Casa de Nariño si el mejor camino es bajar el monto de la adición o retirarla del Congreso. Lo ha discutido con Laura Sarabia, jefe de gabinete, y directamente con Petro en el consejo de ministros de la semana pasada.
“Él ya venía con la idea de bajarse de la adición presupuestal por varias cosas. Lo primero es que los tiempos de trámite no dan. Lo segundo es la coyuntura política, porque fue muy difícil lograr la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo, entonces veían un proceso muy desgastante para tener por solo seis meses esa plata en el presupuesto”, contó una de las fuentes de gobierno que habló con La Silla.

Antes de las reformas, en febrero, el exministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, radicó una adición por 23,2 billones de pesos, y casi la mitad (11 billones de pesos) se iría a subsidios y a sectores clave para el gobierno Petro que además tendrán grandes reformas, como el agro y la salud. El problema es que desde entonces, a la reforma a la salud solo le han aprobado tres artículos y las ponencias de la laboral y la pensional apenas se van a radicar esta semana. Es decir, los tiempos legislativos están apretados.
Además de las razones políticas, Bonilla tiene motivos macroeconómicos que respaldan su idea de tumbar la adición. En su primera semana como ministro, se reunió con el equipo técnico del ministerio y le mostraron un escenario fiscal más apretado del que tenía inicialmente Ocampo.
La adición, que se tiene que aprobar al menos en primer debate de aquí a junio, obtiene la mitad de sus ingresos de empresas mineras y petroleras, a las que les pusieron más impuestos en la reforma tributaria. Aunque normalmente los impuestos de un año se pagan el siguiente, la tributaria hizo unos ajustes para que las empresas adelantaran retenciones y pagos de impuestos para este mismo año. El problema es que a Ecopetrol le va a entrar menos plata porque el petróleo Brent ya no está a 94 dólares el barril como esperaban para el 2023, sino que está rondando los 72 o 75 dólares el barril.
Es decir, la empresa más grande del país, que es un 88 por ciento propiedad del Estado y que paga impuestos y utilidades a la Nación, recibirá menos ingresos este año por la caída de los precios y el enfriamiento de la economía. Además, la reforma tributaria creó una sobretasa al impuesto de renta que le cobraba un porcentaje adicional de los ingresos a estas empresas si los precios internacionales se disparaban. Por ejemplo, si el Brent supera los 80 dólares el barril, pagarían un extra del 15 por ciento.
“Tenemos aún más razones para retirar o modificar la adición presupuestal”, dijo Bonilla en una reunión con técnicos en el edificio del ministerio de Hacienda, que queda al frente de la Casa de Nariño.
Según una de las personas que supo de las conversaciones en el consejo de ministros, Petro “no quiere perder” en esa discusión y lo más probable es que no retiren la adición, pero sí le bajen al monto y busquen aprobar el proyecto en agosto.
“La diferencia con Ocampo, es que Bonilla le habla al oído a Petro. Entonces sí trae ideas, no es visto como un opositor interno, sino como un aliado. Y él no quiere que lo vean tampoco como el bombero”, le dijo a La Silla una persona del ministerio de Hacienda que ha trabajado con los dos ministros.
La adición se convierte entonces en la primera batalla a puerta cerrada de Bonilla, en la que incluye el cálculo político y también el de responsabilidad fiscal.
Decirle que no a la minMinas y calmar a los mercados
Al medio día del domingo pasado, la ministra de Minas, Irene Vélez, le dijo a medios desde Lisboa, Portugal, que el gobierno está estudiando cambiar la metodología con la que se calcula el precio de la gasolina para que sea más barata. Dijo que calcularían diferente el porcentaje (que es la mitad) que se produce en Colombia. Eso implicaría que a Ecopetrol, que es el que produce ese combustible en el país, le pagarían más barato que al precio internacional.
Eso sería un problema para el suministro de combustibles en Colombia porque como Ecopetrol está listada en bolsa, su preocupación principal es maximizar ganancias. Entonces si en Colombia le pagan más barato, la petrolera tendría que salir a venderla afuera y el país tendría que importarla toda la gasolina.
También propuso pensar en una tarifa diferencial para la gasolina según el grupo que la consuma. “Estamos encontrando buques que llegan al país a tanquear con gasolina subsidiada, con diésel subsidiado, no tiene sentido que el país ponga sus recursos. Vamos a hacer una focalización”, dijo Vélez. Una afirmación que desconocía que los tanques no usan diesel sino el fuel oil, o combustóleo en español.
Una hora después, el ministro de Hacienda ordenó a su equipo publicar un comunicado público para calmar a los mercados, y así se hizo. Pero salió firmado conjuntamente con el ministerio de Minas y Ecopetrol.
???? #ComunicadoDePrensa: Gobierno Nacional continúa evaluando alternativas que permitan reducir la incidencia del FEPC en las finanzas públicas. Conozca más detalles ➡️ pic.twitter.com/28cGaqwLbe
— MinHacienda (@MinHacienda) May 8, 2023
Como pasa con la reforma pensional, que impacta el mercado de capitales, los temas relacionados con la transición energética también ponen nerviosos a los inversionistas, lo que puede mover el dólar o el mercado de bonos de deuda pública. Dado que la mitad de la deuda de las empresas y un 35 por ciento del Estado es en dólares u en otras monedas extranjeras, un paso en falso puede subir en billones de pesos la deuda pública o los intereses a los que pagan esas obligaciones.
“Fueron declaraciones —las de Vélez— a partir de algunos puntos que se habían comentado de manera informal entre algunos ministros hace varias semanas. Ante las declaraciones y para apaciguar el ruido, se sacó un comunicado conjunto para calmar los ánimos”, le dijo uno de los funcionarios del MinHacienda a La Silla, que pidió no revelar su identidad. La estrategia hizo efecto, y al otro día el dólar cerró ligeramente abajo (4.552 pesos), frente a los 4.616 pesos del viernes.
Aunque la respuesta del domingo mostró una coordinación hacia afuera, el lunes Bonilla reforzó el mensaje. Dijo que la propuesta de una tarifa diferencial de la gasolina era “inviable. “No puedo obligar a Ecopetrol a que venda combustibles por debajo de los precios internacionales, eso es ponerle control de precios a Ecopetrol, y no vamos a llegar a eso”, afirmó en una entrevista a Blu Radio.
El minhacienda se mantiene firme con los precios de la gasolina
Un día después de que se posesionara como ministro, Bonilla continuó uno de los legados clave de Ocampo: subir la gasolina para cerrar el hueco del Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (Fepc) por el subsidio a los combustibles.
El Fepc busca mitigar el golpe de la oscilación de los precios internacionales, por lo que cuando sube el precio internacional del petróleo le subsidia a Ecopetrol la diferencia entre el precio interno y lo que podría vender externamente, y cuando baja, ahorra la diferencia. Pero como el petróleo se disparó desde el 2022, el hueco ha superado los 30 billones de pesos, una reforma tributaria y media. Por eso, el gobierno ha tenido que sacar del presupuesto general plata para pagar el hueco.
Aunque subir la gasolina es una medida impopular porque encarece el transporte y afecta el bolsillo de los dueños de carro y también a los motociclistas, Bonilla dio vía libre para acelerar el aumento del precio del combustible y transferir esa carga a los consumidores. Antes, se estaba subiendo a un ritmo de 200 o 400 pesos. Incluso, es la subida más fuerte desde que llegó Petro al gobierno y más alta de la que subió Duque en todo su gobierno. Eso dio señales de responsabilidad fiscal.
Una de las últimas discusiones que tuvo Ocampo con Petro fue por el Fepc. Eso es porque el ministerio de Hacienda hizo un cruce de cuentas con Ecopetrol para que no le pagara los 29 billones de pesos en utilidades, sino solo tres billones de pesos. De esa manera, el Estado cerraba su deuda de 26 billones de pesos con la petrolera por el Fepc. Pero se quedaba con menos caja para pagar su programa de gobierno.
Por eso, Petro estaba buscando la manera de que el ministerio no pagara todos los 26 billones de pesos y que el hueco se cerrara subiendo más rápido los precios de la gasolina. Pero en sus últimos días en el ministerio, Ocampo logró mantener ese pago y asegurarse de cerrar ese déficit. Bonilla continuó con esa idea.
La subida de los precios de la gasolina fue elogiada la semana pasada por el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf), una entidad independiente que vigila que el gobierno sea responsable con sus cuentas fiscales. En un pronunciamiento del martes de la semana pasada dijeron que es “apropiado que el gobierno continúe en su esfuerzo por reducir el diferencial entre el precio de referencia de la gasolina y su precio regulado”.
“Yo creo que Bonilla es una persona que sabe de la responsabilidad que tiene y está con la camiseta puesta para llevar las funciones del ministro de hacienda a buen puerto”, dijo Andrés Velasco, director técnico del Carf. “Es una persona que hace los análisis correctos: protege la regla fiscal, la independencia del Banco de la República y sabe que no puede avanzar en muchos programas sin la empresa privada”.
Aunque todavía es pronto para concluir qué tipo de ministro de Hacienda será Bonilla, las primeras señales han sido bien recibidas por el mercado.