Cabal, la candidata uribista

La fórmula que decidió esta semana el Centro Democrático para elegir a su próximo candidato presidencial favorece la candidatura que viene cimentando desde la derecha más radical la senadora María Fernanda Cabal

Para bien o para mal, Cabal se convirtió en la candidata de internet de la derecha versión 2022, un puesto que tuvo hace cuatro años su colega Paloma Valencia. Lo consiguió a punta de declaraciones virales de todo tipo: contra el Acuerdo de Paz; el Paro que califica de una “toma guerrillera de la izquierda”; la abierta simpatía y amistad con el presidente Jair Bolsonaro en Brasil, el reconocimiento de que es “radical”, y una férrea defensa a la mano dura del uribismo más purasangre. Cuando no está mandando al infierno a García Márquez o insultando a manifestantes.

Hasta hace algunos meses, sus colegas consideraban que Cabal usaba la aspiración presidencial como un trampolín para repetir en el Senado, a donde llegó en 2018 con la cuarta votación de la colectividad (apenas 37 mil votos). Pero ahora, desde su campaña y su competencia, la ven como una aspiración para tomar en cuenta.

“Es la mayor contendora de Oscar Iván Zuluaga”, nos reconoció un directivo uribista que ya está encampañado con el exministro de Hacienda, pero para evitar roces internos, pidió no ser citado. “Su sinceridad le gusta a la gente, al uribismo ortodoxo de mano firme, refleja ese postulado de firmeza, autoridad”, dijo a su turno el senador Ciro Ramírez, que ya cantó su voto por Zuluaga.

Lo radical de su figura choca con la apuesta del propio Álvaro Uribe de tener un candidato más de centro y menos polarizante que le compita a Gustavo Petro. Las posturas de Cabal alejarían la posibilidad de tender puentes con los votantes no uribistas. Pese a eso, el expresidente la impulsó a lanzar su aspiración.

“Uribe sabe que necesita captar opinión y emoción dentro de sus huestes, que encarne lo más profundo y esencial de esa filosofía e incluso que lo lleve más allá. Cabal es perfecta para encarnar esto”, nos dijo Augusto Ramírez, estratega de campañas políticas.

Candidata para los “purasangre”

El Centro Democrático anunció el lunes que su candidato presidencial será elegido a través de dos encuestas: una para los militantes que tienen carnet del partido, que son 650 mil personas en las bases de datos. Otra, para los simpatizantes del uribismo, que las directivas consideran que son 2.5 millones. (Ese es el total que votó por la lista al Senado del partido en 2018, de la que Uribe sólo sacó 800 mil votos).

La petición del mecanismo se la hicieron a Uribe los precandidatos con los que se reunió el lunes en su finca en Rionegro y que él aceptó. Asistieron las senadoras Cabal y Paloma Valencia; el exministro Oscar Iván Zuluaga y el exviceministro Rafael Nieto. Y la directora del partido, Nubia Stella Martínez. El quinto precandidato, el representante Edward Rodríguez, se reunió horas antes con el expresidente y se fue antes de la reunión colectiva porque está pelea con algunos.

Definieron además, que los que no queden como candidatos podrán lanzarse al Senado.

Esa es una victoria temprana para Cabal y también para Valencia. Ambas en principio aspiraban a repetir en Senado, si no salían de candidatas. Esa alternativa le sirve al partido de Uribe para recoger los votos de los radicales uribistas y mantener ese nicho dentro de la colectividad.

Una encuesta dentro de la militancia con carnet favorece, de entrada, a Zuluaga. Desde que oficializó su aspiración, en agosto, viene recogiendo el apoyo de la bancada que tiene estructura política regional: de los senadores Paola Holguín, en Antioquia y Carlos Felipe Mejía, su rival regional en Caldas. Ambos se bajaron de su aspiración.

Se suman además los apoyos de Ciro Ramírez, que tiene base en Boyacá; Ernesto Macías, que tiene maquinaria propia en Huila; y María del Rosario Guerra, quien tiene grupo propio y votos en Sucre. 

A falta de esa estructura, Cabal le apunta a treparse en la encuesta llegándole a esos simpatizantes sin carnet, que en las cuentas del mismo partido son la mayoría.

“El error de la vez pasada fue haber omitido la consulta a los uribistas no militantes”, nos dijo la senadora Cabal, en referencia a la encuesta abierta de 2017, cuando el entonces primíparo senador Iván Duque fue elegido como el candidato del uribismo, con el guiño de Uribe. “Las mayorías (sin carnet) fueron las que hicieron a Uribe presidente dos veces, a Santos una vez y a Duque otra vez. No podemos dejar por fuera a ese uribista de corazón que no está en el partido”.

Y justamente es a ellos a quienes Cabal les habla desde la redes y en sus reuniones regionales.

En una época en donde la movilización política se hace en las redes sociales, Cabal entró a llenar un vacío que había dentro del uribismo: el de los radicales, en el que también compiten los precandidatos Nieto y Valencia, pero que Cabal ha sabido capitalizar más.

La senadora llama al Paro una “toma guerrillera financiada por el narcotráfico”; propuso legalizar el porte de armas; y mientras Zuluaga anunció que implementaría el Acuerdo de Paz, Cabal recusó esta semana a los magistrados de la Corte Constitucional que avalaron las 16 curules para víctimas.

El lema de su campaña es “soy radical”, como la llaman sus opositores. “Soy radical porque con posturas blandas jamás se ejerce autoridad”, dice.

Está tan confiada en sus posturas radicales que la semana pasada asistió en Brasil a una conferencia anual de activistas de derecha gringa que impulsan, entre otros, Donald Trump, y divulgó orgullosa que el senador Eduardo Bolsonaro —hijo del polémico presidente populista de derecha Jair Bolsonaro— la presentara como “la posible próxima presidenta de Colombia”.

Ayer la senadora felicitó al presidente brasilero por las manifestaciones que convocó contra la Corte Suprema de ese país, que causaron alarma por un posible golpe de Estado.

“A Bolsonaro le hacen mala propaganda, la misma que me hacen a mi”, dice Cabal. “Yo ni soy goda, ni religiosa. A mí me echaron del colegio de monjas, afortunadamente. Y tengo muchas diferencias con los curas”.

Hacia adentro, en reuniones regionales, enfoca su discurso en movilizar la base regional desencantada con Duque, a quien critica abiertamente (y el mandatario responde insinuando que es una aspirante de los extremos).

En Bucaramanga, Cabal reunió en agosto al comité cívico “Santander Avanza” que conforman un grupo de exmilitantes del uribismo que renunciaron al partido en 2018. Su líder, Carlos Peña, fundador del CD en ese departamento, nos dijo que “nos gustó más la posición radical de Cabal, tiene más carácter que cualquier hombre”.

Algo similar ocurrió en Barranquilla. Cabal y su esposo, José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán y directivo del Centro Democrático, se reunieron con varios empresarios y políticos conservadores y uribistas. Luego de eso, uno de los asistentes, el empresario Roberto Zabaraín, escribió en su columna semanal en El Heraldo, que “Uribe no se puede volver a equivocar: La cosa es con ella”.

“Una cosa es lo que opina el estrato alto”, dice el concejal Roberto Rodríguez, el único concejal del Centro Democrático en Cali y que está con Zuluaga, en referencia al grupo de apoyo de Cabal, mayoritariamente concentrado en empresarios y dirigentes caleños. “Otro lo que opinan los estratos bajos, que es el tema de plata y oportunidades”.

“A ella le falta hablar más allá del nicho de ella, hablarnos a todos. Eso es lo que está haciendo Zuluaga”, nos dijo a su turno otro senador del uribismo que no ha definido a quién apoyar. Sus dudas son sobre la dificultad de Cabal de tender puentes con otros sectores.

Y justamente porque Cabal le apuesta a un populismo más radical de derecha y no está interesada en moderar sus opiniones para acercarse al centro es lo que la puede convertir en la candidata del Centro Democrático pero no necesariamente en la de Uribe para llegar a la primera vuelta.

El puente roto con el centro

Cabal nos dijo que es consciente de que de acá en adelante la tendrá “muy difícil” para ganar la aspiración, pero que de todas maneras “en ningún momento” Uribe le ha pedido que se baje de la candidatura.

Hasta el momento, Uribe nada que da un guiño definitivo que decante la contienda pero sí ha enviado varias señales de que su interés no es tanto que llegue un candidato de su partido a la Casa de Nariño como la de armar una coalición que tenga la capacidad de evitar que Petro lo haga. 

Y para eso, tiene que morderle un buen pedazo al centro. Por eso, muchos creen que su guiño al final será para alguien como Federico Gutiérrez, que tiene adeptos dentro del Centro Democrático pero que pinta de independiente y no carga con los lastres del uribismo.

“Acá hay que defender la democracia, si nos toca votar por Fico lo hacemos”, nos dijo un senador uribista y de forma similar nos respondieron otros tres de los congresistas consultados.

La apuesta de Uribe es ser el punto de convergencia de la coalición de derecha, no que ésta sea alrededor del Centro Democrático. “La voluntad de los precandidatos es llegar a la consulta interpartidista en marzo de 2022 con todos los aspirantes afines para tener un candidato único que nos represente”, dice el comunicado del lunes.

Para lograrlo, Uribe ha comenzado a hablarle a un electorado nuevo en el que Cabal tiene menos entrada: el de centro, el de los jóvenes y el de la clase media baja. Un electorado joven como el que admira a Epa Colombia, a quien Cabal no baja de “vándala”.

“Uribe está tratando de conectarse con un sector con el que había perdido conexión”, dice el estratega político Camilo Rojas, que ha asesorado a varios candidatos de derecha.

“El centro no es de pose, sino de actitud”, dijo Uribe tras el video viral con Epa Colombia, donde aprovechó para vender su propuesta de amnistía general, mientras la influenciadora promocionaba sus keratinas.

Justamente por esa necesidad de tender puentes es que dentro del uribismo ven a Zuluaga como un aspirante con más posibilidades que Cabal. “Oscar Iván fue fundador del partido, tiene experiencia en armar campañas y ya estuvo en varias elecciones. Puede unir al partido”, nos dijo el senador Ramírez que lo apoya.

A pesar de su imagen desfavorable del 45 por ciento según la última encuesta Invamer (frente a un 41 por ciento de Zuluaga), Cabal cree que ella puede tender puentes con muchos más colombianos sin moderar su discurso porque lo que la indigna a ella es lo mismo que ella cree que indigna a la mayoría. También porque cree que su propuesta de ampliar el acceso al capital es lo que realmente ayuda a sacar a la gente de la pobreza.

“He tenido más valentía, más carácter para asumir la defensa del corazón del uribismo —dice— Cinco millones de colombianos están en el ‘gota a gota’. El crédito y el capital arreglan el problema, no el socialismo”.

De no lograr la candidatura uribista, para el 22 de noviembre, cuando el partido revele el resultado de las encuestas, Cabal ya habrá logrado terreno, clics en redes y pantalla para seguir aglutinando el uribismo radical en el partido.

Soy la editora de la sección En Vivo, coordinadora de podcast de La Silla Vacía y dirijo los Huevos Revueltos con Política. Soy periodista de la Santo Tomás y tengo una maestría en ciencias políticas y relaciones internacionales de la Universidad del Rosario. Fui reportera política en El Nuevo...