El presidente Iván Duque arrancó su cuarto año de mandato con una sombra que no había tenido antes: la de la corrupción. Eso por cuenta del caso de las irregularidades por el contrato por 1 billón de pesos que entregó el Ministerio de las TIC al cuestionado consorcio de contratistas Centros Poblados, para conectar a más de 7 mil colegios con internet.
Puntualmente, a Centros Poblados le correspondía instalar 7.277 centros digitales en Bogotá y 15 departamentos del país, entre esos los de más bajos recursos y poca conectividad, como Chocó, Amazonas, Vichada y Arauca. Incumplió el contrato, recibió un anticipo de 70 mil millones que hoy no aparece, y desató un escándalo.
Y no uno menor. El contrato fue entregado por el Ministerio que lidera Karen Abudinen, quien ostenta la doble condición dentro del gabinete Duque de ser amiga del presidente y la integrante más visible del grupo político de la familia Char, de Barranquilla, el grupo político regional con más peso en lo nacional.
Centros Poblados se ganó la licitación pese a advertencias previas y posteriores de veedurías y medios de comunicación a la adjudicación, principalmente por los líos anteriores de tres de las cuatro firmas que lo componen, como advirtió La Silla en diciembre.
Ante esos cuestionamientos Abudinen prometió asumir un rol activo para garantizar el cumplimiento del contrato. “Estamos detrás de los operadores, detrás de los contratistas. Si no cumplo, le voy a decir a donde me llevan, se lo digo aquí sin ningún problema porque esto hay que cumplirlo, al cementerio”, dijo en una entrevista a Noticias Caracol el pasado 8 de abril.
Cuatro meses después, la ministra declaró la caducidad del contrato y hay un revuelo político que ya tiene a Abudinen citada para enfrentar una moción de censura en el Congreso.
Sin embargo el daño político está hecho, y afecta al Gobierno y el futuro político de Abudinen dentro del grupo Char, que la tiene, según varias fuentes, en fila para la Gobernación del Atlántico en 2023.
Por ahora, la ministra está lejos del cementerio político. Seguirá en su cargo, y defenderá en el Congreso la imagen de Duque y su propio futuro político.
El costo de la estampa de corrupción
El presidente viene de su mayor crisis institucional con el paro nacional. Luego de un respiro breve, ahora un escándalo de corrupción vuelve a agitar una gestión que parece vivir en crisis permanentes.
“El caso es un riesgo para un récord que tenía el presidente Duque y su administración de no haber estado envuelto en escándalos de corrupción administrativa”, nos dijo Francisco Miranda, director del diario económico Portafolio y exasesor de discursos de Duque. “Es necesario que haya alguna señal de responsabilidad política”.
El escándalo le pega directamente a esa imagen de “cero corrupción” de Duque. Una que venía forjando con políticas de transparencia interna, como la publicación de la declaración de renta de sus funcionarios, y externa, como la ley de pliegos tipo.
Pero, por ahora, esa responsabilidad política no recaerá en Abudinen.
Según nos dijo un compañero de gabinete de Abudinen, el presidente sigue firme en su apoyo a la ministra. “Hasta que se demuestre cuál fue específicamente su responsabilidad, le va a dar el beneficio de la duda”.
“Hemos visto una posición no solamente vertical, sino también comprometida de la ministra Karen Abudinen de llevar esto hasta las últimas consecuencias”, dijo Duque esta semana en una entrevista radial. La ministra también descartó renunciar.
Quienes conocen a la funcionaria dicen que ella es una microgerente. Y en el MinTic es clara esa visión. “Karen se mete en todo. Nada pasa en el ministerio sin que ella lo revise”, nos dijo un funcionario de esa entidad que pidió no ser citado por la presión interna de hablar con medios.
¿Cómo dejaron pasar las irregularidades?
La defensa técnica de la Ministra
El argumento principal de Abudinen es que fue desde su despacho que se denunciaron las irregularidades ante la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría. Que el contrato ya caducó y que están buscando la plata del anticipo para devolverla.
Pero es un desenlace que se había advertido. La ministra había dicho que de haber irregularidades, ella asumiría la responsabilidad política. Eso no ha sucedido. De hecho, en privado, se las está achacando a su antecesora, la ministra Silvia Constaín.
La Silla confirmó que Abudinen se ha venido moviendo con varios congresistas, principalmente de la bancada costeña para defender su posición. Según establecimos con tres de ellos (del uribismo, del conservador y charismo), la ministra ha dado un argumento que en medios no ha expresado: que la licitación estaba diseñada desde la anterior administración de su antecesora Constaín y que buena parte de la ejecución estaba a cargo del exviceministro Iván Mantilla.
Mantilla fue el creador del proyecto. Lo venía estudiando desde 2015, cuando trabajaba en Planeación Nacional, ante la posibilidad de que el programa del Gobierno Santos de Kioskos Digitales no fuera sostenible en el tiempo.
Cuando llegó al Ministerio como viceministro de Conectividad, se lo presentó a la ministra Constaín y un año después, en septiembre de 2019, un Conpes declaró la viabilidad financiera del ambicioso proyecto y lo declaró de interés prioritario.
Mantilla no quiso dar declaraciones para esta historia. Una persona dentro del MinTic que estuvo involucrada en ese proceso, y pidió no ser identificada, nos dijo que el hoy exviceministro hizo el seguimiento técnico a la formulación de la licitación hasta antes de su adjudicación. Pero, a partir de ese momento, la Secretaría General del Ministerio, un cargo de confianza de la ministra Abudinen, era la que estaba vigilando el cumplimiento del contrato.
Mantilla salió del Ministerio en febrero de este año. Fue reemplazado por Walid David Jalil, quien había trabajado con Abudinen en el Bienestar Familiar, durante el Gobierno Santos. Pero, al igual que Abudinen, tenía poca experiencia en el sector de telecomunicaciones. El fuerte de Jalil es el tema de transporte: fue secretario de ese tema en la Alcaldía de Elsa Noguera en Barranquilla, donde trabajó con Abudinen.
Por eso, tanto por cómo está organizada la supervisión del contrato, como por las declaraciones anteriores de Abudinen, hay reclamos airados para establecer su responsabilidad política.
Es ahí en el Congreso donde se definirá el futuro político de la ministra, que hasta hace unas semanas parecía ser la designada de los Char para suceder a Elsa Noguera en la Gobernación de Atlántico en 2023.
Un teflón político en duda
Según nos corroboraron tres fuentes en Barranquilla, un congresista charista, un político local de esa cuerda y un periodista barranquillero cercano a los Char, el plan de la familia liderada por el exsenador y patriarca Fuad Char, es que Abudinen sea la candidata para la Gobernación del Atlántico en las próximas elecciones regionales.
“Ella haría fórmula para la Gobernación, en reemplazo de Elsa (Noguera). Eso sería en fórmula con Alex, si finalmente Alex decide que va otra vez por la Alcaldía”, nos dijo el congresista charista.
La versión también se mueve entre corrillos políticos de Barranquilla y la repetían asesores del exalcalde Char hasta hace tres semanas, según un político local. Es decir, seguía firme en los planes cuando el escándalo de contratación empezaba a estallar.
Ahora esto no está tan claro. Primero, hay críticas desde Cambio Radical, en cabeza de German Vargas Lleras, jefe del mismo partido del que hace parte la casa Char. Desde su columna del 28 de julio se apartó de la gestión de la Ministra y pidió responsabilidades políticas.
“Este capítulo no se cierra con la caducidad del contrato. ¿Quién va a responder por los 70.000 millones girados del anticipo? ¿Quién nos va a representar frente a la segura demanda que sobrevendrá? ¿No será el mismo Ministerio?”, escribió.
“Ella sale descalabrada de este escándalo”, nos dijo un periodista barranquillero cercano a la casa Char. “En Barranquilla la percibimos como una funcionaria eficiente, con el apoyo de los Char ha llegado a cargos importantes”.
“Lo primero es finalmente saber cuál va a ser el desenlace, si ella logra sobrepasar esta situación o tendrá que dar un paso al costado”, nos dijo un congresista del grupo Char que pidió no ser identificado. Advirtió que ahí también pesará la “presión mediática y de las fuerzas políticas de la oposición y en el Congreso”.
La posibilidad de que no siga en los planes dependería, como nos dijo el congresista charista, de cómo Abudinen responda al escándalo y encuentre los 70 mil millones del anticipo, como garantizó que lo haría.
Pero no solo su futuro político está en juego. Su cercanía con el presidente Duque es tal, que las ondas del escándalo llegan hasta la Casa de Nariño.
Abudinen y el presidente Duque son amigos desde hace 17 años, cuando ambos trabajaban como consultores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Una vez elegido, Duque la encargó de la Consejería para las Regiones. Ella coordinaba los consejos comunitarios 2.0 que montó Duque en los departamentos. Además, era el enlace de Palacio con alcaldías, gobernaciones y con la bancada Caribe.
Un trabajo político que Duque usó en momentos clave. Así ocurrió en 2019 con la aprobación de la Ley TIC, una de las principales reformas al inicio del Gobierno. Abudinen fue la artífice política de que esa norma pasara, principalmente en la bancada costeña. “Se sentó con cada uno de los senadores a contarles en qué consistía cada artículo”, nos contó para esta historia un funcionario del MinTic que estuvo pendiente de esa ley.
Además, con la jefe de gabinete María Paula Correa, fue quien coordinó con alcaldes y gobernadores las primeras ayudas y medidas locales contra el covid que Palacio delineaba al inicio de la pandemia. Luego, en mayo de 2020 Abudinen fue nombrada por Duque como ministra TIC.
Es un Ministerio de la entraña del presidente: además de tener allí una bandera de su corazón como lo es la tecnología, prueba de la importancia que Duque le da es que, de acuerdo con dos fuentes del sector TIC que lo saben de primera mano, quien supervisa las movidas dentro de esa cartera es el director de la Presidencia, Víctor Muñoz, gurú tecnológico del presidente.
Era una muestra de confianza de Duque y un guiño a la casa Char, con la que Abudinen entró a la política. Primero como secretaria de la Alcaldía de Elsa Noguera, luego en la de Alex Char, y luego como parte de su grupo de funcionarios cercanos dentro del Gobierno Santos, como directora del Icbf.
Abudinen es una cara fresca y femenina dentro del grupo político barranquillero, que aporta un perfil técnico. Cuando llegó al Icbf, y le preguntaron si era cuota de los Char, afirmó: “soy cuota política de los resultados”.
Además, tiene vínculos cercanos con otro grupo poderoso de Barranquilla. Es familiar de Christian Daes, el poderoso empresario y megacontratista Barranquillero que trabaja de la mano con las administraciones Char.
A pesar de que los Char han sido señalados antes en casos de corrupción — como la acusación de compra de votos que denunció la prófuga Aída Merlano, los vínculos con paras de David Char, sobrino del patriarca Fuad, las alianzas de Alex con empresarios salpicados por Odebrecht, entre otros— el caso de Abudinen parece distinto.
“Esto nunca nos había pasado”, reconoce el congresista charista, y explica que es el primer caso que coge fuerza y tracción desde Bogotá y comienza en un ministerio.
A pesar de que el Gobierno Duque y los Char tienen poder en el Congreso, la prueba a Abudinen, con la moción de censura, será ácida. Por un lado, el caso le ha dado una bandera de denuncia a la corrupción fuerte a la oposición, que viene acompañada de investigaciones y denuncias en medios de comunicación poderosos, como La W y El Tiempo.
Pero, sobre todo, pondrá a prueba la fuerza interna de Cambio Radical, principalmente entre sus dos vertientes: la de los Char y la del jefe natural del partido, Germán Vargas Lleras.
Cambio tiene una relación ambivalente con el Gobierno Duque. Tiene tres ministerios –además de TIC–: Comercio, Deporte y Salud. Y hace menos de un mes, el Gobierno Duque se movió para que Germán Varón, senador aliado de Vargas Lleras, se quedara con la presidencia de la poderosa Comisión Primera del Senado.
Pero al mismo tiempo Vargas tira línea en contra de los funcionarios del Gobierno, incluso los de su mismo partido. Hace dos meses el pidió la renuncia al ministro de Salud, Fernando Ruiz, de quien se distanció en los últimos meses. Y, hace dos semanas, por el caso del MinTic, criticó a Abudinen.
Aun así, la ministra tiene fuertes respaldos en el Congreso. “¿Qué nos expresa (Abudinen) internamente?, Que ella es la que denuncia la falsedad en el contrato, que desde julio pidió la caducidad, que ella ha hecho las actuaciones administrativas cuando se dio cuenta”, nos dijo el senador Carlos Abraham Jiménez, del ala vargasllerista. “Y le creemos. Si le creen a Timochenko, ¿por qué no a ella?”.
Otra prueba de respaldo la recibió la ministra esta semana en esta carta firmada por 12 congresistas de la bancada del Atlántico. Le dan su respaldo y le dicen que “seguiremos trabajando y contando con usted”.
La Cámara de Representantes no ha definido la fecha de la moción de censura. En Senado, el martes dará un primer debate de control político. Ahí, Abudinen empezará a jugarse su futuro político, y de paso, la estampa que dejará Duque en torno a la corrupción.