César Gaviria salió esta semana a darle palo a la reforma política por ser un proyecto diseñado a la medida del uribismo. Pero fueron sus mismos liberales los que pusieron los votos que necesitaba el Gobierno para sacarla adelante en sexto debate. ¿Por qué se enterraron el cuchillo?

Carlos Arturo Piedrahíta, vocero liberal, niega que su bancada haya aprobado una reforma a favor del uribismo.

César Gaviria salió esta semana a darle palo a la reforma política por ser un proyecto diseñado a la medida del uribismo. Pero fueron sus mismos liberales los que pusieron los votos que necesitaba el Gobierno para sacarla adelante en sexto debate. ¿Por qué se enterraron el cuchillo?

En la Plenaria de la Cámara, cuando al Ministro Fabio Valencia le faltaban 15 representantes del Partido de la U para lograr la mayoría calificada de 85 votos, los asistentes vieron al Ministro en interesantes conversaciones con Carlos Arturo Piedrahíta, el vocero del liberalismo en la Cámara. Poco después, la reforma se salvó por 12 votos liberales.

Su apoyo fue tan definitivo para pasar el proyecto de ley que ayer el Ministro les agradeció públicamente estos voticos. ¿Cómo les endulzó Valencia el oído a sus opositores?

Varios congresistas aseguran que Piedrahíta y el Ministro acordaron que los liberales ponían los votos si el Gobierno les ayudaba a pasar el artículo que inhabilita a los actuales concejales y diputados para aspirar al Congreso en el 2010.

Valencia, en entrevista con la W, confirmó que los rojos habían hecho lobby para obligar a los actuales políticos locales a renunciar un año antes para aspirar a un cargo público en 2010. Así, los liberales evitan la eventual competencia de los diputados y concejales en ejercicio, quienes al tener contacto directo con la gente se convierten en una amenaza.

 

Los beneficiados

“No es cierto que los liberales hayamos apoyado esa reforma. No tenemos los votos para hacerlo, somos una minoría y sólo nos interesaba que saliera el tema de la silla vacía,” dijo Carlos Arturo Piedrahíta cuando le preguntamos sobre el tema.

Si bien es cierto que la oposición no es capaz de sacar adelante o de hundir un proyecto, sí es experta en meter goles por el ladito. Y, coincidencialmente, a Piedrahíta, en especial, le conviene el artículo que bloquea a concejales y diputados. La razón:Hay dos diputados de Antioquia que quieren aspirar al Congreso y pueden complicarle bastante su campaña.

Por un lado, está el diputado de Colombia Democrática Rodrigo Alberto Mendoza, quien -según fuentes consultadas por la Silla Vacía- heredaría los 40 mil votos del representante William Vélez, que le dejaría su puesto para aspirar al Senado. Mendoza entraría a competirle los 20 mil votos de Piedrahíta.

El diputado Iván Darío Agudelo sería otra piedra en el zapato. Es liberal, pero de un sector diferente al de Piedrahíta, y desde octubre del año pasado, empezó su campaña a la Cámara.

“Me gusta que nos estén viendo como una competencia. Pero espero que los representantes no estén legislando para un interés particular,” dijo Agudelo.

El otro representante liberal beneficiado con el bloqueo de concejales y diputados es el representante por el Tolima Jorge Eduardo Casabianca. El reemplazó a Pompilio Avendaño, ahora en la cárcel por el escándalo de la parapolítica.

A pesar de que Casabianca se quemó en las elecciones del 2006 con 12,747 votos, una palomita lo subió. Ahora, su reto es mantenerse. Uno de sus competidores sería el diputado Plinio Valencia, de tendencia liberal, que ahora está en Cambio Radical y quien tiene interés en llegar al Capitolio. Los dos podrían pelear por entrar en el bolígrafo de Mauricio Jaramillo, líder liberal de la zona, cuando arme su lista a la Cámara de Representantes.

Por debajo de cuerda

Los goles de los liberales se hicieron en privado. Cuando el representante de este partido Guillermo Rivera pidió que los artículos se aprobaran de forma nominal, ninguno de sus compañeros de bancada quiso hacer su voto público. ¿Será que pensaban que podían pasar de agache frente a Gaviria?

Su jugada afecta no sólo la posibilidad de que se renueven liderazgos en el país, que es precisamente la crítica estructural que los liberales hacen a la reforma y la reelección, sino el futuro de gente de su propio partido que ahora es concejal o diputado pero que quisiera aspirar al Congreso.

“Este artículo no sólo va contra de los principios liberales, sino que es inconstitucional y torpe. Desencadena muchas opiniones en contra”, le dijo a la Silla Vacía Gilma Jíménez, concejala roja en Bogotá que quiere aspirar al Senado.

Es posible, sin embargo, que los senadores liberales no les hagan el juego a los representantes. Como los diputados y los concejales no alcanzan a sumar votos suficientes para llegar al Senado, no son su competencia directa y eventualmente, sí les pueden ayudar a hacer campaña en las ciudades y regiones. Entonces, allí el César volverá a reinar.

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Hizo parte del equipo fundador de La Silla Vacía. Politóloga de la Universidad de los Andes y magíster en Políticas Públicas del Hertie School of Governance, Alemania. Co-fundadora del centro de internet y sociedad Linternaverde.co e investigadora asociada de Quantil. Ha trabajado como asesora en...