Estos son los personajes que comenzaron el año con el pie derecho y lo terminan con el izquierdo.


Roberto Gerlein comenzó el 2017 con su grupo político completo y buscando, entre sus familiares, a un posible heredero a quien dejarle su curul en el Senado. Pero termina el año lanzándose él mismo porque no encontró reemplazo que lo convenciera, mientras su hermano y financiador, el mega contratista Julio Gerlein, apoya a otra candidata al Senado: la actual representante conservadora Aída Merlano.
Esta situación, como lo contamos en La Silla Caribe, tiene su undécima reelección en veremos, pues las campañas de Roberto siempre han tenido en Julio su principal apoyo, no sólo en lo económico, sino también como coordinador político.


El senador barranquillero Armando Benedetti empezó el año siendo una de las fichas clave del Gobierno en el Congreso y uno de los codirectores del Partido de la U, con tanta influencia que lideraba un grupo de poderosos costeños. Lo termina con dos investigaciones preliminares nuevas en la Corte por los casos del Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio y Odebrecht, y con su poder disminuido y su imagen comprometida.
Una prueba de que su influencia disminuyó es que su candidato a la vicepresidencia del Senado, Eduardo Pulgar, no fue escogido. En cambio, salió elegido Andrés García Zuccardi quien era apoyado por su principal rival en La U, Mauricio Lizcano.
En el Gobierno, ya no es en enlace con el Congreso y fue reemplazado, como también lo contamos en La Pacífico, por Roy Barreras.
Benedetti termina el año, además, en una fuerte pelea con el fiscal Néstor Humberto Martínez, quien fue el que pidió a la Corte investigarlo.


El senador Álvaro Ashton comenzó el año siendo el máximo cacique liberal del Atlántico, un puesto que ocupa desde hace más de una década. Sin embargo, termina preso por parapolítica y con su imagen desprestigiada por la avalancha de señalamientos que le salieron en 2017 (por los casos de Odebrecht, el cartel de la toga y presuntos delitos sexuales con menores).
Debido a esto, renunció a su aspiración de reelegirse el año entrante y dejó su candidatura en cuerpo ajeno en manos de su sobrina política, Laura Fortich. Ella no la tendrá fácil, además, porque se enfrentará por los votos rojos del Atlántico con el emergente representante Mauricio Gómez que busca llegar por primera vez al Senado y a quien le dieron el número 1 en la lista liberal.


El alcalde de Santa Marta, Rafael Martínez, empezó el año con el pie derecho: sin ningún lío mediático y con el reto de sacar adelante los Juegos Bolivarianos en su ciudad. Pero, aunque los Juegos salieron bien, termina el 2017 suspendido por la Procuraduría por su presunta participación en política, y con un proceso abierto en la Fiscalía por irregularidades en la contratación de cinco puestos de salud.
El golpe de la Fiscalía también afectó a su jefe político, el exalcalde Carlos Caicedo, quien también es señalado por el ente acusador por los mismos hechos. Ambos enfrentarán sus respectivos procesos en libertad, debido a que un juez de garantías consideró que no había suficientes argumentos para mantenerlos detenidos preventivamente.
Aunque los alcaldes de Montería, Marcos Daniel Pineda, y Valledupar, Augusto ‘Tuto’ Uhía, también enfrentan procesos judiciales en libertad, sólo pusimos a Martínez como desinflado por la suspensión de tres meses que cumple actualmente y que lo mantiene oficialmente alejado de la Alcaldía samaria.


Wilmer González y Fabio Velásquez empezaron el año siendo los máximos dirigentes de La Guajira. Velásquez, con el aval de Cambio Radical, había llegado a la Alcaldía de Riohacha en el 2015 y González venía de ganar la Gobernación, con el respaldo de La U y los conservadores, en las elecciones atípicas de noviembre del 2016, tras la caída de Oneida Pinto. Pero terminan detenidos y enfrentando procesos por corrupción en la contratación (Velásquez) y corrupción electoral (González).


Los hermanos Besaile comenzaron el 2017 siendo los superpoderosos de Córdoba: teniendo la Gobernación (en cabeza de Edwin) y al segundo senador más votado del país (Musa). Pero lo terminan desprestigiados, con Musa en la cárcel, tras haber reconocido que pagó dos mil millones de pesos para que le frenaran un proceso en la Corte Suprema, y con Edwin enfrentando una investigación en la Procuraduría por presuntas irregularidades en la cancelación de un convenio de Cooperación de Ciencia y Tecnología.
La desinflada no significa que el grupo esté acabado. De hecho, siguen manejando la Gobernación y Musa intentará reelegirse en cuerpo ajeno, llevando al Senado por La U a otro de sus hermanos: Jhonny Besaile. Sin embargo, en el Córdoba político anticipan que la permanencia del líder del clan en La Picota les disminuirá los votos en las legislativas y, debido a su descrédito, es muy difícil que algún candidato presidencial acepte su respaldo públicamente.


‘El Ñoño’ empezó el año siendo uno de los alfiles del presidente Santos, sentándose aún a manteles en Palacio y con toda la expectativa de reelegirse el año entrante como senador de La U. Pero lo termina preso por haber cometido cohecho y tráfico de influencias en el caso Odebrecht (aceptó esos delitos, aunque también lo acusan de enriquecimiento ilícito, concierto para delinquir agravado e interés indebido en la celebración de contratos).
Aunque intentará reelegirse en cuerpo ajeno con su fórmula para la Cámara, Eduardo ‘Joche’ Tous, quien intentará subir a Senado, y su hermano Julio Elías, quien va a Cámara, su permanencia en la cárcel seguramente disminuirá sus votos en 2018. Al igual que Musa, será difícil que algún candidato a la Presidencia acepte su apoyo.


Édgar Martínez llegó a la Gobernación de Sucre como la encarnación del anti yahirismo (Yahir Acuña es el cuestionado exrepresentante sucreño a quien Martínez venció en 2015), y con esa imagen arrancó 2017. Pero termina el año al frente de una Administración que usa algunas de las mismas prácticas de la política tradicional que él tanto criticó en campaña.
Como lo revelamos en La Silla Caribe, la Gobernación ha sido usada como plataforma política de su sobrino Carlos Espinosa (quien se inscribió como candidato al Senado de Cambio Radical).
Espinosa es señalado de ser el poder a la sombra en la Gobernación sucreña, como también lo hemos contado.


El exalcalde de Cartagena empezó el año siendo mandatario y sin líos judiciales, y lo terminó en el total desprestigio, por fuera del Palacio de la Aduana y preso, junto con su hermano José Julián Vásquez y unos concejales por, presuntamente, haber hecho arreglos burocráticos para elegir a la excontralora Nubia Fontalvo.
Por estos hechos, también fue capturada Fontalvo y la ciudad quedó al borde de unas atípicas y en medio de una profunda crisis institucional.


El representante de Cambio Radical en Bolívar empezó 2017 con su imagen pública a nivel nacional intacta, debido a que era prácticamente un desconocido que pasaba de agache. Y sin líos mediáticos. Pero termina el año como uno de los señalados de las vueltas judiciales del corrupto exfiscal anticorrupción Gustavo Moreno.
Moreno fue asesor de la Comisión de Acusación cuando Padauí la presidía y hay información según la cual en ese tiempo Moreno lo visitó 41 veces. Padauí negó que en estas visitas se hubiesen discutido expedientes.
Aunque Padauí no está investigado formalmente por la Corte por este caso, el hecho de pasar de desapercibido a estar vinculado al peor escándalo de la justicia en la historia del país es un motivo para estar en nuestra lista de desinflados.


Antonio Guerra empezó el año siendo el único senador sucreño de Cambio Radical y ad portas de convertirse en el presidente de la Comisión Tercera, una de las más apetecidas por los congresistas, pues es la que maneja la plata, célula a la que efectivamente llegó en julio.
Pero termina el 2017 con la Fiscalía pidiendo que la Corte lo investigue por ser uno de los presuntos beneficiarios de los pagos de la corrupta multinacional brasilera y por presunto tráfico de influencias a favor de esta compañía. Sin embargo, todavía la Corte no le ha abierto una investigación formal por estos hechos.
También, finaliza con su curul enfrentada a dos nuevos candidatos que buscarán arañarle los 20 mil votos que sacó a nombre en su departamento: Carlos Eduardo Espinosa (sobrino del actual Gobernador) y Ana María Castañeda (esposa del actual senador liberal Mario Fernández que no aspirará para que ella pueda lanzarse). Ambos van por el mismo partido de Guerra.


El escándalo del cartel de la toga, que sacudió a varios políticos del país, también le pegó a la cordobesa exsenadora de La U Zulema Jattin, que pasó de tener un proceso por parapolítica congelado en la Corte a ser llamada a juicio por este mismo caso.
Este año, esta gran amiga del presidente Juan Manuel Santos también sufrió un duro golpe cuando a su carta en el Congreso, el exsenador de La U Martín Morales que fue capturado en 2016 por parapolítica, narcotráfico y homicidio, lo llaman a juicio por estos delitos.
Todo esto hizo que, para el 2018, el jattinismo no postulara una carta propia a Senado.


Prófugo de la justicia, el parapolítico Pedro Pestana vio su poder afectado en el 2017 cuando el 6 de noviembre la Procuraduría inició una investigación contra su hermana, la senadora conservadora Yamina Pestana, por la presunta financiación de su campaña con plata de la EPS indígena Manexka, que maneja, tras bambalinas, su hermano Pedro.
Tras esa investigación Yamina desistió de su intento de lanzarse otra vez al Senado y generó que su hermano tuviera que apoyar a otro candidato, fuera de su familia, para el 2018. Ese aspirante es el excandidato a la Gobernación de Córdoba, Carlos Gómez, que buscará llegar al Congreso con Cambio Radical y que, de acuerdo a lo que nos contó una persona que conoce la movida del vargasllerismo en la región, lo hará con el apoyo de Pestana y el excorrupto gobernador de Córdoba, Alejandro Lyons.