Decir que Hugo Chávez se mete en asuntos de Colombia no es nuevo. Lo hace todos los domingos. Desde la inagotable tribuna de ‘Alo, Presidente’ habla de las FARC, del “narco-estado” colombiano, de las “siete puñaladas” a Latinoamérica – como describe las bases militares –, de Álvaro Uribe, de sus ministros, de los generales. Tampoco es nuevo decir que quiere influir en las elecciones presidenciales de nuestro país. Lo ha hecho en toda Latinoamérica. El problema es que hoy – a diferencia de hace unos años – Chávez será uno de los temas clave de campaña. Chávez será el equivalente de las ‘Farc’ en las elecciones del 2006
Decir que Hugo Chávez se mete en asuntos de Colombia no es nuevo. Lo hace todos los domingos. Desde la inagotable tribuna de ‘Alo, Presidente’ habla de las FARC, del “narco-estado” colombiano, de las “siete puñaladas” a Latinoamérica – como describe las bases militares –, de Álvaro Uribe, de sus ministros, de los generales. Tampoco es nuevo decir que quiere influir en las elecciones presidenciales de nuestro país. Lo ha hecho en toda Latinoamérica. El problema es que hoy – a diferencia de hace unos años – Chávez será uno de los temas clave de campaña. Chávez será el equivalente de las ‘Farc’ en las elecciones del 2006.
“La lucha anti-Chávez puede convertirse en un fetiche mucho más rentable políticamente que el de la Seguridad Democrática, que puede envenenar de nacionalismo la ya caricaturizada y manipulada agenda política nacional”, afirmó Álvaro Forero Tascón, director de la Fundación Liderazgo y Democracia, en La Movida del Día de La Silla Vacía.
La entrada de Chávez a la campaña se convierte en otra ‘culebra’ que el uribismo usará como caballito de batalla. Y si no es Uribe – como dice la publicidad – es Santos. Si el referendo se hunde, Juan Manuel heredará esa bandera anti-chavista quizá con más legitimidad que el propio Uribe (ver artículo). La antipatía entre el mandatario venezolano y el ex Ministro de Defensa viene desde que en 2002 este último celebró el fallido golpe de Estado liderado por Pedro ‘El Breve’ Carmona.
La popularidad de Álvaro Uribe es inversamente proporcional a la de Hugo Chávez, y los partidos de la oposición lo saben. El Partido Liberal ha actuado de manera coordinada, al punto de apoyar al gobierno ante declaraciones hostiles de Venezuela.
El Polo, por su parte, está enredado. Y el ‘abrazo del oso’ que Chávez les dio la semana pasada ha profundizado la ruptura entre Gustavo Petro y el director el partido Jaime Dussán, que aprovechó la crisis con los vecinos para ofrecer unos ‘buenos oficios’ que nadie le había solicitado.
El tema tampoco ha sido indiferente para los medios de comunicación venezolanos críticos del gobierno. El viernes pasado, Patricia Poleo, periodista del diario El Nuevo País de Venezuela, reveló un documento de la Dirección de Relaciones Internacionales de ese país sobre el Polo Democrático. Se trata de un breve dossier con antecedentes de los integrantes del partido y recomendaciones sobre cómo puede servir a intereses del gobierno de Chávez en temas como las bases militares o la consolidación de una candidatura presidencial afín al Movimiento Bolivariano. La Silla Vacía no pudo confirmar de manera independiente la autenticidad de este documento.
Más allá de esto, con Chávez en la campaña, a la postre perderá el debate electoral, que se polarizará alrededor de otro enemigo, además de las FARC. Perderán también los candidatos que no ocupan un lugar en esa ecuación, como Sergio Fajardo o los Tres Mosqueteros.