Alcalde: Deje así

 

Alcalde: Deje así

Gustavo Petro es un hombre recién llegado a los temas urbanos, como casi todos al momento de asumir como alcaldes. Ese era un dato conocido, pero irrelevante para los electores. Su trayectoria no está asociada a ningún tema en particular, salvo al de corrupción, y por tanto sus posiciones sobre los temas de Bogotá eran intuitivas la mayoría, otras mediadas por clichés ideológicos y otras francamente populistas.

Por eso tendrá que capotear a los amigos de Gina Parody que no dejarán pasar una “patraseada” del nuevo alcalde para pasarle la factura de haber dicho una cosa en campaña y hacer otra en el gobierno. La ex candidata se ha replegado tácticamente, pero se convertirá en la voz de la oposición para continuar su campaña a la alcaldía. Ella tiene la ventaja de que no le toca trabajar como a Galán y a Luna que tenían que buscar empleo para poder pagar los créditos de los apartamentos en los que viven.

Petro ofreció tardíamente la construcción de la primera línea del metro, pero dijo que debería ir hasta Suba. Por pura intuición, porque a simple vista parece que de allá va mucha gente para el corredor oriental de la ciudad. Después de una primera conversada con el Presidente dijo que bueno, que lo dejaran hasta la 127 como lo recomendaban los estudios. Quién dijo miedo, le cayeron a cobrarle el cambio de posición y Petro se corrió, en la siguiente sentada insistió en que era mejor hasta Suba.

Al Alcalde Eelcto hay que recordarle que los bogotanos no lo eligieron por sus propuestas y que la mayoría de sus electores sabían que él no sabía y que lo que se espera es que haga lo que más le convenga a la ciudad, no que cumpla lo que dijo. En Bogotá lo eligieron a él y no a sus “ideas”. Algunos tratarán de que persista en algunas de las cosas que dijo, pero para poder cobrarle después –y más duro– el error. En algunos temas es mejor que el Alcalde deje así y que no se vaya a empeñar en hacer lo que dijo. Unos ejemplos:

 

1. Que no se meta en el enredo de fusionar las empresas de servicios públicos

Nadie espera eso, la gente sabe que ese era un recurso comunicativo y no una propuesta realizable porque la Energía y “los teléfonos” tienen socios privados, lo que hace casi imposible una operación de esa naturaleza, que llevaría al absurdo de que Petro termine metiéndole socios privados al Acueducto.

Los expertos le han recomendado muchas veces a EPM que escinda sus negocios, es decir, lo contrario de lo que proponía el candidato. El Alcalde ahora no necesita simular que va a cumplir creando una nueva empresa que sea una especie de “holding” de los intereses accionarios del Distrito en las actuales empresas de servicios públicos. Sería una cuarta empresa, totalmente pública, lo que dejaría al Alcalde tranquilo con su conciencia, pero totalmente inútil.

2. Que no le vaya a regalar plata a los que no necesitan porque quedaría como Andrés Felipe Arias

Colombia en general, y Bogotá en particular, han logrado montar un esquema de subsidios cruzados que es ejemplo mundial. Los que tienen más pagan más de lo que cuesta lo que reciben para que los que tienen menos paguen menos de lo que les costaría si los otros no pagaran más. Así es en todos los servicios públicos domiciliarios. En casi todas partes del mundo, los usuarios pagan igual según el consumo. En Argentina están haciendo una campaña para que los ricos renuncien al subsidio que no necesitan.

En Bogotá vamos a entrar a una etapa inédita pero necesaria que es la del subsidio al transporte público. El transporte se ha vuelto costoso, entre otras cosas porque se le ha ido quitando el subsidio a los combustibles que beneficia a los que tienen carro, pero que termina afectando a los que no y se le ha colgado una serie de impuestos que pagan por igual los ricos que la “clase media”. En la campaña Petro se fue por la propuesta más fácil y atractiva, la de subsidiar a grupos poblacionales como jóvenes y tercera edad. Esa es una propuesta regresiva que no focaliza adecuadamente los subsidios sólo en quienes verdaderamente necesitan. Recibiría el mismo subsidio el joven de estrato cinco que el de estrato dos.

Esta “idea” de Petro tiene el peligro de que es fácil ponerla en marcha. Se diseña un esquema de distribución en colegios y universidades, o se vende con el código de barras que traen las cédulas nuevas y ya. Ojala Petro dejará así y le pidiera a Bonilla, a González, a esos economistas importantes, que diseñen un esquema que permita que se subsidie el transporte de quienes reciben menos ingresos. Es más difícil y menos popular, pero más justo.

 

3. Que no acabe con la operación privada de colegios públicos

En Bogotá se diseñó un esquema de “concesión” de colegios públicos que pretendía que algunos colegios nuevos fueran operados por organizaciones del sector educativo que ofrecían en el sector privado un servicio de alta calidad, para tratar de romper la inmensa injusticia de que quien quería una buena educación debería pagar por ella, porque la que se ofrecía en el sector público era calificada en los rangos inferiores.

Por razones ideológicas –respetables–, o por la defensa de intereses particulares del sindicato de maestros del sector público, el esquema en la disputa política se volvió una caricatura: ¡privatizadores! Lucho y Samuel decidieron no volver a usarlo pero los contratos solo se terminan el año entrante y ya en 2013 no tenían que tomar la decisión de si continuar o no con los que ya funcionaban de esa manera. Ahora a Petro le corresponde decidir.

La experiencia ha sido evaluada de distinta manera y se ha demostrado que todos los colegios que funcionan así ofrecen educación de buena calidad. Claro, también ha mejorado la calidad en algunos colegios con operación pública, pero –en cambio– todavía la mayoría de éstos ofrecen una educación de baja calidad.

Petro puede no ampliar el método por razones ideológicas –respetables–, o por asegurar apoyo de una organización políticamente eficiente, pero ¿para qué se va a tirar lo que está funcionando bien? Petro, que es un hombre inteligente, si bien está recién llegado a estos temas, entiende que eso no es privatización, que los niños y niñas que estudian en esos colegios reciben educación gratuita, que las evaluaciones son buenas, pero hay el riesgo de que quiera cumplir lo que ofreció en campaña, dar por terminados los contratos de operación privada de colegios públicos.

La lista de los temas en los que es mejor que Petro no cumpla lo que prometió es larga. Sería mejor que no insistiera en que no quiere construir la ALO, que es la única vía de alta especificación que se ha planeado en Bogotá en los últimos 30 años. Como si esto fuera poco, ahora decidió jugar al ensayo y error con propuestas de otros como el tranvía eléctrico en una parte de la Carrera 7 que obliga a que los usuarios se bajen del bus tradicional y tomen el eléctrico y que tendría mucho menor capacidad porque no podría sobrepasar.

Alcalde, como decían las abuelas de Zipaquirá, donde usted creció, por vida suyita, deje así.

Héctor Riveros Serrato es un abogado bogotano, experto en temas de derecho constitucional, egresado de la Universidad Externado de Colombia, donde ha sido profesor por varios años en diversos temas de derecho público. Es analista político, consultor en áreas de gobernabilidad y gestión pública...