El partido de la U pasó de tener 75 congresistas con Juan Manuel Santos en 2010 a 25 con Gustavo Petro en 2022. Y aún así, su presidenta Dilian Francisca Toro, se mantiene en la mesa del poder.
Tanto, que aunque ayer ese partido se declaró en independencia, las posturas y los votos aliados de Toro siguen siendo claves en las cuentas del gobierno Petro para sacar adelante las reformas sociales, empezando por la de salud.
No fue coincidencia que antes del anuncio de independencia, Toro fuera a la Casa de Nariño a notificar del cambio al Presidente y a su jefe de gabinete, Laura Sarabia. Y que hoy el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, saliera a decir en medios que la salida de la U no significaba un portazo a la coalición sino otro escenario para negociar las reformas.
“Desde que llegué les dije a los congresistas que la única manera de lograr impactos positivos era uniéndonos”, dice Toro.
Aún con la posibilidad de volver a ser gobernadora del Valle en octubre, Toro no quiere apartarse de las definiciones de las reformas.
Dilian, la estampa de la U
La historia y supervivencia de la U están ligadas a Dilian Francisca Toro. Ella hizo parte del grupo de senadores liberales disidentes que crearon ese partido en 2005 como una de las plataformas para la reelección de Álvaro Uribe. De ese grupo fundacional es la única que se mantiene en el partido.
Con la U siempre ha estado en buena racha. Cuando el partido reinó en el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) y ella era senadora fue una de las más consentidas en burocracia en el sector salud, sobre todo con nombramientos de personas cercanas a las multinacionales farmacéuticas con las cuales la han relacionado.
Sin Santos, igual mantuvo poder. Fue gobernadora del Valle entre 2015 y 2019 y luego le dejó el cargo a su aliada Clara Luz Roldán. Y montó una bancada propia en el Congreso.
Luego tomó las riendas del partido en noviembre de 2020 con tres retos: cambiarle la cara al partido para pintarlo de centro, armar unas listas competitivas para las elecciones de 2022 y mantener al partido en el centro del poder.
Primero le cambió el nombre. La U pasó de ser el partido de la Unidad Nacional a llamarse el partido de la Unión por la Gente. “El lugar de encuentro del sentido común”, lo presentó.
Así, dio el siguiente paso: para las elecciones de 2022 confeccionó una lista al Senado que proyectaba una nueva imagen sin soltar los votos de sus clientelas. Puso en la cabeza a la medallista olímpica Catherine Ibargüen mientras recogía a la vez a herederos de políticos cuestionados como los Ñoños de Córdoba o estructuras con líos judiciales de Cundinamarca.
También puso el logo de la U en el tarjetón de la consulta presidencial de la derecha avalando a Enrique Peñalosa. Con esa mezcla, el partido sacó 10 senadores y 25 representantes a la Cámara.

Ese peso, aunque diezmado, mantuvo la vigencia de la U y de Toro. Tan así que el gobierno Petro los invitó a hacer parte de la coalición y les entregó el ministerio de las TIC. Con ese ticket, Toro fue invitada a las reuniones de alto nivel político con las que Petro buscó mantener vivas sus reformas.
En el Congreso, Toro puso a dos congresistas de su equipo del Valle, la senadora Norma Hurtado y el representante Víctor Salcedo, en las comisiones séptimas por donde ineludiblemente deben pasar las reformas a la seguridad social, incluida la de salud. Y hasta ahora ha logrado meter mano a las reformas a través de ellos.
El protagonismo en salud
Toro ha pavimentado su carrera política en el sector de la salud. Estudió medicina, es internista y está especializada en reumatología y trabajó como médica hasta 1992, cuando se lanzó a la alcaldía de Guacarí, su pueblo natal.
Como senadora sacó proyectos importantes para la salud como la ley antitabaco o la que metió el cáncer dentro de la atención prioritaria. También fue clave en el hundimiento de reformas como la que intentó sacar el gobierno de Iván Duque en 2020.
Pero también se ha beneficiado de la burocracia en la salud. Durante el gobierno Santos, Caprecom, la EPS estatal más grande del país y con una extensa red de IPS, tuvo al frente una cuota suya. También tuvo bajo su control a la ESE Antonio Nariño por cuatro años antes de que desapareciera la entidad.
Desde entonces trabaja de la mano con Norma Hurtado, quien fue la gerente administrativa de la ESE y ahora es su senadora en la comisión Séptima.
Por todo eso, durante años Toro ha sido apodada la baronesa de la salud. “La gente sabe que yo siempre he estado legislando el sector, pero eso no quiere decir que tenga negocios en el sector porque no tengo ninguno”, dice sobre ese señalamiento.
Esa experiencia reconocida trasciende entre su bancada.
“Es una voz autorizada. La guía para muchos de los que llegamos al Congreso. Porque conoce de salud, pero no solo desde una postura centralista sino de regiones porque siendo gobernadora del Valle fue consultada de la reforma a la salud de 2015. Y en la que se hundió con Duque ella también fue clave”, dice el representante de La U de Vichada, Álvaro Londoño.
Con ojos y votos en las comisiones Séptimas, Toro ha recuperado ese poder de baronesa de la salud al punto de tirar línea a su bancada frente a la reforma y conseguir que la sigan en bloque. “Cuando se presenta el proyecto de la ministra Corcho pues de verdad yo no tenía ningún acercamiento a eso. Ese proyecto acababa con el sistema que había y realmente nosotros tenemos muchos avances en nuestro sistema. Entonces ahí empecé a decirles no, yo creo que es un proyecto que no se puede votar”, dice Toro.
A través de sus aliados en las comisiones séptimas, Toro ha conseguido cambiar el texto de la reforma. Principalmente con proposiciones a artículos que tocan el futuro de las EPS y el manejo de los 84 billones de pesos que se destinan al sector.
Por ejemplo, obtuvo el aval a un artículo que plantea que las EPS puedan mantener la gestión del riesgo en salud desde la atención primaria hasta los servicios de media y alta complejidad. Actividades que no estaban en la propuesta original. En otro, que las EPS puedan operar como auditoras del sistema, incluso, que la Adress las pueda contratar para cumplir con esa tarea.
Su senadora aliada, Norma Hurtado, consiguió matizar los alcances del giro directo que el gobierno incluyó en el Plan Nacional de Desarrollo. Peleó porque quedara un parágrafo para que el giro directo no se salte a las EPS que tengan un desempeño financiero adecuado. Es decir, para que sigan con la intermediación financiera. Esa medida favorece a las EPS que están en Acemi, que representa a las EPS del régimen contributivo y es uno de los gremios más fuertes y poderosos del sector.
Hurtado tiene otro poder. Es la presidenta de la comisión Séptima por donde arrancará el debate de la reforma pensional. Gracias a eso se autonombró coordinadora ponente de ese proyecto.

Además de mostrar que puede meter mano al articulado, Toro convenció a su bancada porque le dio un nuevo aire a un centro de pensamiento que tiene el partido y que se nutre con técnicos y expertos en el sector. Algo clave para los congresistas novatos y de regiones que no están tan empapados de los temas de salud.
Tras el anuncio del presidente Petro de romper la coalición de gobierno y quitarles a los partidos sus cuotas en los ministerios, Toro consolidó su liderazgo.
Mantiene al partido en el radar
A diferencia del partido Conservador, cuyo presidente Efraín Cepeda se movió rápido para pasar a la independencia, la exgobernadora dio un compás de espera porque los congresistas más gobiernistas se lo pidieron.
“Con Dilian se ha mantenido el equilibrio”, lo resume el senador Juan Felipe Lemos.
Los gobiernistas y los no tanto la delegaron para que volviera a hablar con el presidente Petro y revisara si había chances de mantenerse en la coalición oficial. El fin de semana pasado se reunió con la jefe de gabinete, Laura Sarabia, y luego con el presidente Petro. Y socializó los resultados de esas conversaciones en la bancada de ayer antes de someter a votación la decisión.
Su postura en esa reunión fue que el presidente Petro decidió romper la coalición y que no había razones para seguir ahí. Y que desde la independencia podían tener más libertad para lograr ajustes a los textos de las reformas.
“Convenció hasta a Toño Correa que es el senador más cercano a Petro”, dijo un representante.
De los 25 congresistas, solo 5 se opusieron a la idea de pasar a la independencia. El senador Julio Elías Vidal, y los representantes Julián López, Jorge Eliecer Tamayo, Ana María Sánchez y Alexander Guarín. Sin embargo, acataron la decisión y la respetaron.
Solo López ha salido a cuestionar en público la decisión. “Las reformas profundas e inaplazables que anhela el pueblo colombiano deben de estar por encima de los intereses particulares y cálculos electorales del 29 de octubre. Cambiar nuestro país para bien es una responsabilidad histórica de todos los partidos, no solo de la U”, le dijo López a La Silla.
Pero el paso de la U a la independencia que guio Toro, no deja a su bancada fuera del radar del gobierno. Por el contrario, la cotiza porque no fue un portazo.
“El presidente y el ministro tienen que salir a mostrar la diferencia del proyecto que inició, al proyecto que hay ahora con lo de la comisión accidental. Presentar los cambios y darles oportunidad a todos los sectores para que opinen, para que puedan proponer y así de esa manera se haga una una reforma mucho más consensuada”, dice Toro.
En la medida en que el gobierno les avale sus propuestas, la U seguirá apoyando la reforma como lo han hecho hasta ahora con tacto político. La movida de uno de sus representantes fue clave en la votación de la ponencia positiva que abrió el debate, y luego acompañaron el bloque de 21 artículos aprobados hasta ahora.
Toro, por ahora, no contempla aplicar la ley de bancadas para presionar un no. Por el contrario, deja abierta la posibilidad de votar en libertad, algo que le gusta al gobierno. “Desde que los congresistas tengan la libertad de debatir las reformas con el gobierno, las reformas no están en riesgo”, dijo el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco.
En las cuentas de servilleta de las reformas, la U es importante de cara a las plenarias. En Cámara, por ejemplo, si el gobierno consigue esos 15 votos inclina la balanza a su favor. Porque se sumarían a los 25 del Pacto, los 15 de la Alianza Verde, los 18 liberales rebeldes, los 5 de Comunes y las 16 curules de paz para llegar a unos 94 votos. Los necesarios para sacar adelante el proyecto.
Toro, que contempla lanzarse a la gobernación del Valle en las elecciones de octubre, espera estar al frente del partido mientras se dan esas definiciones. “Independientemente de si soy candidata o no puedo seguir en la presidencia”, dijo. Así, a la primera que el gobierno Petro debe convencer es a ella.