Cuando Gustavo Petro invitó a Luiz Inácio Lula Da Silva a Bogotá, en 2013 cuando el hoy presidente era alcalde, lo describió como su “compañero de luchas democráticas”. Fue el primer encuentro de varios. Casi 10 años después, Lula es elegido nuevamente presidente de Brasil justo cuando Petro lleva dos meses en el Gobierno de Colombia.
La coincidencia es una noticia que le sirve mucho a la agenda internacional de Petro. Sobre todo, con Lula se alinean las estrellas para la creación de un bloque suramericano fuerte en defensa de la Amazonía, un tema al que Petro le ha dado un alta prioridad en su propuesta de política exterior. La llegada de Lula también impulsará la idea de una integración económica latinoamericana. Sin embargo, esto último será mucho más difícil de aterrizar.
El Amazonas une a la izquierda suramericana
Brasil y Colombia comparten una larga frontera que solo tiene una carretera, entre Leticia y Tabatinga. De resto, es solo selva y ríos. Pero es, precisamente, este verde compartido el que se presenta como el primer punto de unión entre los dos países.
Poco después de hablar telefónicamente con Lula, el presidente Petro trinó: “Las relaciones entre Colombia y Brasil serán estrechas porque ambos amamos la Amazonia”, me dijo. Así será presidente Lula”. Como el país que encierra cerca del 60 por ciento de la Amazonía, la llegada de un presidente a Brasil afín al propósito de conservar el bosque tropical más grande del mundo, es determinante.
Además, los presidentes de izquierda en otros tres países amazónicos, Perú, Venezuela y Bolivia, auguran que con el liderazgo de Lula y Petro, la coordinación de este bloque puede suceder sin tantas dificultades. “No me sorprendería ver un acuerdo rápido en relación al Amazonas entre Brasil y Colombia, pero después abierto a otros países amazónicos”, dice Matías Franchini, doctor en relaciones internacionales de la Universidad de Brasilia y profesor de la Universidad del Rosario.
Según le dijo a La Silla una persona que conoce de primera mano la relación de ambos presidentes, se trata de una unión de personalidades distintas que se complementan. “A puerta cerrada Lula ha dicho que Petro es un hombre muy osado. Él es más prudente y reflexivo. A Petro le asombra la experiencia de Lula. Y esa es una sinergia que va a tener efectos”, dice la fuente que pide omitir su nombre para hablar de conversaciones privadas. “Lo que va a ocurrir ahora entre los dos países no se va a improvisar, y va a girar alrededor de la defensa conjunta de la Amazonía”, agrega.
En concreto, hay tres oportunidades de las que Petro ha hablado que se abren con la llegada de Lula, un peso pesado de las relaciones internacionales que tiene experiencias en bloques como el G20, G5 y los Brics, para construir un bloque unido de países amazónicos. Un bloque que tendrá su primer escenario en la COP 27, que comienza este domingo.
Por un lado, buscará construir un fondo común para el Amazonas y otros puntos críticos en el mundo que están cerca a un punto de no retorno en términos ambientales. Ya, en principio, existe uno solamente para temas amazónicos, pero estaba congelado desde el lado brasilero. Simone Pitta, abogada de la Universidad de Río de Janeiro, dice: “En campaña Lula dijo que tiene intención de retomar el fondo de Cooperación Internacional para el Amazonas, cuyos recursos están congelados desde el gobierno de Bolsonaro”.
El otro tema en el que ha insistido Petro es que este bloque común amazónico sirva para negociar la posibilidad de canjear deuda externa por la prestación de servicios ambientales, un modelo que expertos han dicho que sería más exitoso si se negocia en bloque.
Y un tercer punto que buscará, y que ya la ministra de Ambiente Susana Muhammad anunció que buscarán llevar a la COP, es la creación de un fondo con recursos globales destinados a prevenir, minimizar y financiar reparaciones por pérdidas y daños derivados de los impactos del cambio climático.
A pesar de que es claro que en los temas centrales de este bloque amazónico Petro y Lula están en la misma página, no necesariamente piensan lo mismo respecto a la velocidad de la transición energética, por ejemplo, y este año Lula dijo “todavía es necesario el petróleo por un tiempo” sobre la propuesta de Petro de construir un bloque regional que le pusiera fin a los combustibles fósiles.
La apuesta por la integración suramericana
El 27 de mayo de este año, durante un encuentro con los líderes de los movimientos sociales en Sao Paulo, Lula invitó a los colombianos a votar por Gustavo Petro en las elecciones de ese domingo.
“Para que a partir de octubre de este año Colombia y Brasil se puedan unir junto a otros países de América del Sur y construir una América del Sur fuerte, con integración política, económica, cultural, para que tengamos un bloque muy fuerte para negociar con los otros bloques del mundo entero” dijo Lula en ese encuentro en Sao Paulo.
La integración ha sido una de las obsesiones de Lula desde hace más de 20 años. Este ha sido uno de los principales temas en la agenda compartida con Petro desde 2013, cuando el entonces alcalde fue el único invitado colombiano por Lula al Encuentro de Intelectuales Latinoamericanos en Sao Paulo. El foro se centró en las estrategias progresistas hacia el desarrollo y la integración regional en Suramérica. Lula visitó Bogotá ese mismo año, para hablar con Petro sobre integración y convertirse en “el compañero de luchas democráticas” del hoy presidente.
Por su lado, Petro llegó a la presidencia hablando sobre cómo “la unidad latinoamericana no puede ser una retórica, un mero discurso” el día de su posesión. Y esta ha sido una idea que ha calado en altos representantes de su Gobierno, como el presidente del Senado, Roy Barreras que propuso la creación de un Parlamento Latinoamericano y la unificación de las monedas de la región.
Aunque no es muy claro cómo se adelantaría esta unificación, el fortalecimiento de espacios multilaterales es otro punto de sinergia entre los dos mandatarios. “La dinámica multilateral en Suramérica está muy golpeada, pasamos de altos niveles de coordinación entre los Gobiernos, a espacios multilaterales casi inexistentes” dice Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.
La apuesta del regreso y el fortalecimiento de estos espacios multilaterales podría ser el primer paso efectivo para la integración regional. “La Celac, por ejemplo, es clave para Brasil y como Bolsonaro se salió en 2020, Lula ya dijo que quería volver a entrar” le dijo a la Silla Mauricio Jaramillo Jassir, investigador de política exterior del Rosario.
El tema de la integración, sin embargo, se complica por la postura que los dos Gobiernos adopten con respecto al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Por ahora, se sabe que Petro ha manejado con un pragmatismo extremo su relación con Venezuela y mañana se reunirá por primera vez con Maduro en Caracas.
Pero la postura de Lula con respecto a Maduro podría ser políticamente muy costosa para su Gobierno, que se enfrenta a una mayoría de derecha en el legislativo y ganó la elección contra Bolsonaro por menos de un punto porcentual.
Como en el pasado, la relación entre Lula y Petro está mediada por la defensa de la democracia. Cuando Lula fue investigado y condenado por corrupción y enriquecimiento ilícito, Petro hizo toda una campaña a través de su cuenta de Twitter entre 2017 y 2018 explicando que se trataba de “un preso político en manos de una dictadura”.
Además, Petro ha dicho que la integración política de Venezuela implica incluir al régimen de Maduro en el sistema americano de derechos humanos. Esto podría generar fricciones con Brasil, un país que ha tenido varios impases con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, como la denuncia en contra del Estado brasilero por violación a los derechos humanos después de la construcción de la represa de Belo Monte en 2018.
Por ahora, Petro tiene que tomar una decisión sobre quién va a ser su embajador en Brasilia, ahora que tiene certeza sobre las intenciones del Gobierno amigo que recibe a su funcionario.