Cooperación en Haití: ¿una oportunidad para mejorar las relaciones con los vecinos?

Cerca de 2000 toneladas de alimentos, medicinas y ropa han sido donadas por los colombianos a los damnificados del terremoto de Haiti. El gobierno, con asistencia de la Cruz Roja, ha coordinado su transporte y distribución.
Foto: Marco Dormino

La respuesta colombiana a la tragedia causada por el terremoto en Haití el pasado 12 de enero ha sido rápida y eficaz. A pesar de que comentaristas han acusado al gobierno de utilizar la tragedia para hacer politiquería, la ayuda sí se ha visto: tanto el Estado como particulares se han movilizado para extender la mano al devastado país. Ahora que las respuestas más inmediatas han sido superadas, la pregunta es si esta intervención humanitaria podría ser una oportunidad para oxigenar la relaciones de Colombia con la región.

El ministro del Interior Fabio Valencia Cossio fue designado por el presidente Uribe para coordinar las gestiones de ayuda humanitaria a Haití.
Foto: Miguel José Torres

Tradicionalmente, la cooperación colombiana en misiones de la ONU se ha enfocado en áreas donde Estados Unidos juega un rol dominante. Por ejemplo, Colombia tiene presencia en la misión en Afganistán pero no tenía presencia militar en la Minustah (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haiti) antes del terremoto.

La presencia en la Minustah era principalmente latinoamericana. Mientras Brasil, que lideraba la misión, tenía 1.266 soldados en la isla antes del sismo, Colombia solamente tenía 26 policías que llevaban a cabo principalmente labores de antinarcóticos.

Pero después del terremoto, la reacción del gobierno de Uribe fue inmediata. El mismo día, el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció que coordinaría la ayuda necesaria con Acción Social, el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior. El día siguiente, se establecieron Puestos de Mando Unificado tanto en Colombia como en Haití, para coordinar el envío y la distribución de ayuda. Además, el presidente Uribe propuso desde la semana pasada un plan internacional para reconstruir a Haití usando un esquema similar al que se usó en la reconstrucción de Armenia.

Trabajando de mano con la Cruz Roja, el gobierno ha organizado la distribución de las casi dos mil toneladas de donaciones alimentarias y no alimentarias de parte de los colombianos. A mediados de esta semana zarpará desde Buenaventura un segundo buque cargado de 400 toneladas de ayuda y personal médico especializado para la isla.

Hasta el sábado pasado, 148 colombianos de entidades oficiales estaban trabajando en atención de salud, implementación de albergues y coordinación de entrega de ayudas. Además, la cancillería ha organizado una efectiva labor para repatriar a 28 nacionales colombianos que estaban en Haití en el momento del terremoto.

“El trabajo mancomunado de las entidades que conforman el Sistema Nacional, hace que la presencia de Colombia en Haití se sienta por su organización y compromiso”, declaró el ministro del Interior Fabio Valencia Cossio. Y aquellos que han  presenciado la labor del país lo confirman.


Aviones de la Fuerza Aérea han sido usados para transportar personal de apoyo y material de ayuda desde el jueves pasado.
Foto: Javier Casella – MinDefensa

¿Una oportunidad?

Más allá de la solidaridad con los haitianos, la pregunta es si este gesto humanitario le puede abrir a Colombia la puerta para un acercamiento diferente al resto de los países del continente, y si así lo planeó el gobierno

La Silla Vacía buscó al Canciller pero no logró hablar con él. Sin embargo, un funcionario de la Cancillería aseguró a La Silla Vacía, de manera anónima pues no tenía permiso para hablar oficialmente, que la movilización colombiana frente a Haití era una respuesta a unos compromisos internacionales de solidaridad frente a crisis humanitarias, y que no obedecen a cálculos diplomáticos o políticos.

“La oportunidad de trabajar con otros países en operaciones internacionales siempre crea nuevos interlocutores a nivel de relaciones exteriores y la cooperación en Haití podría abrir espacios importantes para el diálogo con otros países de la región”, opina Laura Gil, experta en las Naciones Unidas. Considera que hasta ahora, la lógica de participación en misiones internacionales ha estado basada en reforzar las relaciones con los gringos, pero la crisis de Haití se ha enfrentado desde una perspectiva más continental.

Marta Ardila, profesora en relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia, tiene una visión menos optimista sobre este episodio. Dice que tanto por su rol de presidente de la Asociación de Estados del Caribe, como por su experiencia en manejo de desastres y reconstrucción después del terremoto de 1999 en el Eje Cafetero, era importante que Colombia asumiera un papel activo después del terremoto. Pero no cree que esto cambie para nada su situación de aislamiento en la región.

“En Haití, los que están mandando son los Estados Unidos y la ONU y hay muchas críticas en la región a la actitud militarista de Estados Unidos”, agrega. Para ella la participación en Haití, más que representar un viraje, reforzaría la relación de Uribe con Obama.

¿Quién tiene razón?

Fue reportera política de La Silla Vacía.