En nuevas reuniones, exmandatarios de Valle, Bolívar y Antioquia se suman al grupo de políticos regionales que conversan con el uribismo para formar una coalición. Una que aún se cocina, sin el rechazo uribista al Acuerdo de paz.

La última movida del combo de los exmandatarios locales que están buscando un cupo en la consulta de centro-derecha, que está promoviendo Álvaro Uribe, se dio la semana pasada en Cartagena.

Allá hubo una reunión entre el exalcalde de Barranquilla, Alex Char, y la exgobernadora y actual presidenta de La U, Dilian Francisca Toro, cuyo aterrizaje al combo reitera, como dijimos en esta historia, que la estrategia de Uribe para el 2022 pasa por hacer una coalición no uribista.

Todas estas movidas muestran que la apuesta de una coalición de centro-derecha impulsada por Álvaro Uribe pinta diferente a la que armó en 2018: mientras ese año dio el dedazo a Iván Duque y los partidos que lo acompañaron fueron secundarios; esta vez, ante la falta de un aspirante fuerte del uribismo, los partidos ganan más protagonismo. Y para traerlos, el Centro Democrático entrega su bandera en contra del Acuerdo de paz.

Este papel secundario del Centro Democrático, el partido que tiene presidente y la bancada  más grande, no incomoda a los congresistas. Al contrario, según supimos por seis de ellos, le llama la atención al uribismo, que por ahora no cuenta con un candidato fuerte.

En ese sentido, Uribe y el uribismo están dispuestos a hacer concesiones ideológicas importantes, con tal de mantener el poder en la Casa de Nariño.

La agenda de encuentros de la centro-derecha

A la reunión de Cartagena también asistieron los exmandatarios Luis Pérez, de Antioquia, y Dumek Turbay de Bolívar, ambos de estirpe liberal, ambos promotores del Acuerdo en el gobierno Santos, y ambos con intenciones de pelear un espacio en la posible consulta.

Pérez y Dumek llegan con la desventaja de que no cuentan con bancada propia, o una maquinaria tan fuerte como la de sus colegas de Atlántico y Valle. También estuvo el senador de Cambio Radical Rodrigo Lara.

El encuentro de Cartagena tendrá continuación tanto en Bogotá como en Barranquilla. En la capital hoy en la tarde cuando la exgobernadora Toro se reúna con el exalcalde Enrique Peñalosa

Y en marzo, según supo La Silla, la cara más visible de la familia Char y posible candidato, Alex, será el anfitrión de un próximo encuentro al que asistirán los exgobernadores, y además Peñalosa, el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez y el exgobernador del Atlántico Eduardo Verano.

Sin pinta ideológica y con votos

El último encuentro del combo se dio en la casa del exgobernador de Bolívar, Dumek Turbay, en Cartagena. Es, según supo La Silla, el segundo entre Alex Char y la actual presidenta de La U, Dilian Francisca Toro. El primero ocurrió a finales de 2020 en la casa de la exsenadora de La U, Piedad Zuccardi, también en Cartagena.

Por ahora, las reuniones, como las de los exalcaldes, se han basado en las intenciones de hacer crecer el combo de los exmandatarios regionales, teniendo en cuenta su experiencia política. El mayor punto en común, entre personas de diversos partidos, es que consideran que tienen ejecución para mostrar en sus regiones.

Los exmandatarios también coinciden en que tienen que salir de la polarización del debate entre izquierda y derecha.

Una fuente, que lo sabe de primera mano, nos dijo que los exmandatarios estuvieron conversando sobre el perfil y las banderas que debe tener el candidato presidencial que salga de esa alianza política. “El candidato debe tener una vocación regional, no entrar en la polarización y tener experiencia ejecutando y administrando”, nos señaló la fuente en off the record.

“Es un cuento que ha venido tomando forma”, nos dijo una persona enterada de las dos reuniones de Cartagena. “Se ha hablado de consultas, encuestas, mecanismos, y la fórmula para escoger un candidato de los regionales con votos”, agregó.

 

Consultada por La Silla, Toro nos habló por ahora de solo diálogos exploratorios: “No hemos hablado de mecánica electoral, sino de cómo nosotros aportamos”, nos dijo Toro, en relación a posibles propuestas que podían aportar al debate desde sus regiones para superar la pobreza, el desempleo y las condiciones de seguridad.

Pero según Rodrigo Lara, senador de Cambio Radical, quien estuvo como invitado en la reunión de Cartagena, “aún no hay una coalición de derecha, que el Centro Democrático ha querido vender. Falta mucho tiempo todavía para ver las configuraciones finales de estas elecciones presidenciales”.

Lara coincide en que el enfoque está atado “a un proceso de diferentes expresiones regionales, con un profundo y sincero ánimo de reivindicarlas”.

Los invitados a estos encuentros tienen varias cosas en común que los acercan a una alianza.

En efecto, Toro y Char tienen en común una maquinaria aceitada en el Caribe y el Pacífico. Una basada en las gobernaciones y alcaldías propias, en Atlántico y Valle, que tienen ambos. Además, tienen cuotas burocráticas en el actual gobierno. Los Char en el ministerio TIC y un viceministerio de Salud. Y Toro en un viceministerio de Trabajo. Y ambos tienen una bancada propia en el Congreso, que les permite tener un peso para negociar dentro de cualquier alianza.

Tanto Toro como Char han tenido encuentros con Uribe, quien como contamos, en su estrategia para 2022 depende de las coaliciones con la centro derecha.

Un tercer factor en común, que los acerca con otros exmandatarios como Federico Gutiérrez de Medellín y Enrique Peñalosa de Bogotá, es que están vendiendo la idea de ‘despolitizar’ la discusión en términos de derecha o izquierda. O sea, salir de la polarización que el mismo Uribe ha fomentado.

“No pensar en izquierda, ni centro derecha. Más bien pensar en la gente y que uno vive más cerca los problemas desde acá en la región”, insistió Toro. “En lo sencillo está lo sabio. Lo sencillo es hablar de soluciones y punto. La otra discusión (la ideológica) que la hagan otros”, nos dijo otro asistente al encuentro.

Un efecto desuribizador que le es funcional a los candidatos que tienen maquinaria y partidos, en donde las lógicas transaccionales priman sobre las ideológicas. Toro nos dijo, por ejemplo, que su apoyo al proceso de Paz con las Farc no le impide hablar con varios sectores afines y con Uribe.

“Derogar la paz no lo hemos pensado nunca, eso se construyó con el partido. El partido negó las objeciones a la JEP a pesar de estar en la coalición. Podemos disentir con el gobierno estando en coalición”, nos dijo.

Por un lado, a Char lo mantiene como un líder regional con bancadas y alianzas propias que van más allá de Cambio Radical, y que alcanzan a liberales como el exgobernador del Atlántico Eduardo Verano.

A Toro, en La U, para no volver a dividir al partido tras la expulsión de los senadores Roy Barreras y Armando Benedetti (ambos ahora con Gustavo Petro) justo cuando llegó a la presidencia de esa colectividad.

A diferencia de Char, quien este año solamente apareció públicamente en un foro académico en el Cesar, Toro ya empezó recorridos regionales. Ha estado en el Huila, Vaupés y Tolima, para reorganizar a La U y comenzar a conformar las listas para la Cámara de 2022. Eso sí, sin dejar de lado la posibilidad, así se vea lejana, de pensar en las presidenciales.

Movidas que, lejos de alejar al uribismo otrora opositor de varios de los del combo de exmandatarios (como Toro y Char en la presidencia de Juan Manuel Santos), los entusiasman para tener una alianza fuerte con qué competir a las coaliciones de izquierda y de centro que les competirán en los próximos meses.

El factor Uribe que flexibiliza

Que el uribismo abriera la posibilidad de hacer alianzas sin compromisos ideológicos muestra una flexibilización nueva en el expresidente Uribe y el Centro Democrático.

Cuando se fundó en 2013 el Centro Democrático fue impulsado como un partido de opinión de derecha que defendía los tres huevitos de Uribe en seguridad, lucha contra el terrorismo y las Farc, la inversión económica y el diálogo con sus bases militantes. Con la imagen del expresidente desde el logo hasta en la cabeza de lista al Congreso, el partido llegó con una coalición de derecha a la segunda vuelta de las elecciones de 2014, tuvo la principal fuerza opositora a Juan Manuel Santos, ganó el plebiscito en 2016 y la presidencia en 2018.

Ahora, en cambio, el uribismo está no solo dispuesto, sino activamente impulsando una coalición con líderes regionales que abiertamente apoyaron y mantienen como bandera de sus partidos la defensa de la implementación del Acuerdo de Paz, como reiteró la exgobernadora Toro hace unos días.

En el uribismo explican ese viraje por la actual coyuntura: todo para evitar que Petro no gane en 2022.

“La sustancia de lo que se define en el 2022 no es la paz”, nos dijo el senador e ideológico uribista, José Obdulio Gaviria. “Hoy lo que se define es si la corriente que gana es cercana a ese terrorismo que defendió la paz o nosotros, eso es lo que se define en el debate del 2022”.

A su turno, la senadora del Centro Democrático Ruby Chagüi nos dijo que para la colectividad lo clave ahora es atender reclamos inmediatos de la gente, como los índices de pobreza.

“Seguramente nosotros tendremos nuestro candidato. Y los demás partidos también, y esa coalición debería definir un mecanismo para escoger uno solo, y quien gane, a ese respaldamos y nos ponemos la camiseta”, nos dijo la senadora Ruby Chagüi.

Tanto Chagüi como Gaviria y otros cuatro senadores uribistas que consultamos, dijeron que un acuerdo sobre la postura de la paz queda para después. “Cada día trae su afán. Allí tendremos que llegar para ponernos de acuerdo. Hay unos intereses superiores del país”, señala Chagüi.

“Son temas que deben evaluarse, igual falta tiempo. Mira lo que pasa en el Partido Conservador, todos los que se mueven son santistas”, nos dijo el senador Ernesto Macías. “Uribe está pensando en la coalición y por eso recibe a todos los personajes. La coalición va a haber, no sabemos es con quiénes”.

Otra fuente cercana a Uribe nos dijo: “Una paz mal hecha se recompone sin necesidad de enterrarla. Acuérdate del estribillo ‘Sí a la paz, pero no así’”.

Esa flexibilización en el uribismo se da tras varios cambios en el escenario político con relación a las elecciones de 2018. En ese entonces la imagen favorable de Uribe superaba el 50 por ciento y hoy es del 30 por ciento y en el Centro Democrático aún no hay un precandidato fuerte. Por eso desde el uribismo saben que tendrán que competir por la candidatura de una coalición de centro-derecha y con un discurso más atractivo para el votante antipetrista pero no uribista.

Por eso la ‘desuribización’ del debate, paradójicamente, le termina conviniendo al expresidente Uribe, que podría volver a poner las reglas para facilitar el triunfo del candidato para mantener el poder en 2022. Una alianza que por ahora pinta más a la que permitió, hace 15 años, que Uribe se reeligiera y en la jugó en buena medida la coalición de un tutifruti de partidos, similar a la que se está conformando hoy.

Soy la editora de la sección En Vivo, coordinadora de podcast de La Silla Vacía y dirijo los Huevos Revueltos con Política. Soy periodista de la Santo Tomás y tengo una maestría en ciencias políticas y relaciones internacionales de la Universidad del Rosario. Fui reportera política en El Nuevo...