Cualquier historia sobre el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) promete generar bostezos. Pero, ahora que se reactiva la discusión sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y que la negociación de un tratado con Europa entra en una ‘etapa de definiciones’, según el Ministro de Comercio, este instituto se vuelve una pieza clave en el engranaje del comercio exterior. Y su situación es preocupante.

La representante a la Cámara Liliana Barón ha abierto el debate sobre la politización del ICA a raíz de la reestructuración realizada en diciembre. El ex Ministro y pre-candidato  presidencial Andrés Felipe Arias dice que lo que se hizo fue tecnificar la institución que estaba llena de “politiqueros”.

Cualquier historia sobre el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) promete generar bostezos. Pero, ahora que se reactiva la discusión sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y que la negociación de un tratado con Europa entra en una ‘etapa de definiciones’, según el Ministro de Comercio, este instituto se vuelve una pieza clave en el engranaje del comercio exterior. Y su situación es preocupante.

El ICA, que es la autoridad sanitaria que autoriza la entrada y salida de productos animales y vegetales, está andando a media marcha, con dos tercios del personal que requiere y con un nivel de insatisfacción laboral que comienza a afectar el funcionamiento.

Recientemente, en Venezuela dijeron que no iban a dejar entrar más pollo de Colombia por riesgo biológico y también hace menos de un mes, se detectó una plaga exótica en un cargamento de arroz proveniente de Estados Unidos y en cambio de devolverlo, el ICA lo dejó entrar y fue trillado en varias zonas del país. Lo mismo sucedió con unos caballos enfermos que trajeron para reproducción.

“Desde que inició, el Gobierno ha planteado la estrategia de que vamos a crecer exportando. Para eso incentivó todos los TLC con EU, Centroamérica y todo el mundo”, dice la representante a la Cámara Liliana Barón, miembro de la Comisión V, quien realizó un debate sobre el tema en diciembre. “Si vamos a meternos en este mundo tan competitivo es un riesgo sanitario y fitosanitario altísimo el que estamos corriendo”.

Tanto el Ministro de Agricultura como los funcionarios críticos dentro de la institución coinciden con el diagnóstico: Hoy el ICA tiene 320 cargos vacantes por ofrecer y por lo menos la mitad de los funcionarios actuales se encuentran totalmente desmotivados. ¿La razón? La reestructuración que se hizo el 18 de diciembre pasado.

Después de una consultoría de un año con la firma Bahamón y Asociados, el Ministerio de Agricultura decidió suprimir varios cargos administrativos que ya no se necesitaban y además, ‘sincerar’ la nómina, como lo llama el ex ministro y ahora candidato presidencial Andrés Felipe Arias, quien lideró la reestructuración del sector agrícola. La sincerada consistió en que a los casi 600 funcionarios que estaban por encargo los devolvieron a sus puestos originales, eliminaron cargos técnicos esenciales para la misión del ICA y a cambio, crearon 51 cargos directivos de libre nombramiento y remoción con salarios por encima de los 8 millones de pesos (ver informe Contraloría).

Durante las últimas décadas, el ICA venía manejando una escala de remuneración parecida a la de los científicos: el sueldo de los funcionarios subía de acuerdo a las publicaciones académicas y a los estudios. Pero como durante años no se hicieron concursos, se había creado la costumbre de reemplazar a los funcionarios salientes con encargos. En los últimos diez años se pensionaron muchos técnicos del ICA y por ley, para evitar recomendados políticos, se previó un sistema de nombramientos por encargo a los técnicos que venían detrás. Si salía una técnica de grado 20, por ejemplo, la reemplazaba su segundo a bordo, que podía ser un técnico grado 14. El encargo o provisionalidad podía durar hasta diez años. Y tres días antes de que el Presidente sancionara y promulgara el acto legislativo 01 de 2008 que volvía permanentes los puestos provisionales en todas las entidades del sector público, el Ministerio expidió el decreto de la reestructuración. El candidato Arias dice que fue pura coincidencia porque el proceso había tardado más de un año.

“Medio ICA estaba en encargo”, dice el Ministro de Agricultura Andrés Fernández, quien firmó la reestructuración cuando era gerente del ICA. “Me encontré encargos perversos por 10, 12 años. Tu te acostumbras a que ese sea tu nivel adquisitivo. Con la reestructuración la ley obliga a que bajen a su cargo original. Eso fue un gran problema, la gente se quedó ganando el 70 o 80 por ciento”.

El veterinario Luis Amancio Arias, por ejemplo, trabajaba en el programa de rabia y encefalitis. Con la reestructuración le dijeron que pasara al programa de protección fronteriza. Como no tenían a nadie para el cargo que él dejaba, le dijeron ‘quédese encargado hasta nueva orden’, pero con menos salario, pues siendo cargo 13 ejercía provisionalmente un puesto grado 20. Él lleva en el ICA 20 años y tiene una maestría en Chile pagada por la entidad. Con la reestructuración pasó de ganarse $3’500.000 a $2’093.000. Obviamente está infeliz. Dice que solo entre los veterinarios hay otros cuarenta en su misma situación.

“El clima laboral si lo encuentra uno muy afectado, pero yo lo veo como algo natural producto del cambio”, dice el nuevo director del ICA, Luis Fernando Caicedo, quien viene de dirigir el Fondo Ganadero del Tolima y se posesionó hace 20 días.

Actualmente hay 520 reclamaciones de trabajadores ante la comisión de personal del ICA y la Comisión Nacional del Servicio Civil está pidiendo al Ministerio que explique la reestructuración como requisito para aprobar la apertura del concurso para los nuevos funcionarios.

“Estamos pendientes que la Comisión del Servicio Civil nos autorice los perfiles para que en diciembre de 2009 no haya un solo encargo en el ICA”, dice el Ministro. En realidad, la Comisión no autoriza los perfiles -no tendría cómo hacerlo- sino que autoriza los nombramientos provisionales y no lo ha hecho mientras aclara si en realidad no existen técnicos con esos perfiles en el ICA.

Mientras eso sucede, el ICA está contratando los trabajos técnicos por honorarios. Y mientras se abre el concurso para los gerentes regionales, nombraron de manera provisional a “los funcionarios de mejor perfil y rendimiento y los pusimos como encargados en los departamentos”, según el Ministro Fernández.

Los funcionarios más críticos de esta reestructuración dentro del ICA consideran que el verdadero propósito del proceso fue crear una plataforma de campaña para el ex Ministro Arias.

Su lógica es así: tiene casi 400 contratos libres para entregar por honorarios, que están siendo asignados por cuatro meses. Y además, tiene un coordinador en cada región, bien pagado, agradecido y sumiso, pues quiere que luego lo nombren en propiedad. Esto sumado a otros 83 cargos altos de libre nombramiento y remoción y otros 472 puestos que también están vacantes luego de la reestructuración en el INCODER representarían un importante botín político para el candidato conservador.

Creen, además, que la tercerización de algunas funciones de control del ICA y la negociación de ciertas normas como la guía sanitaria de movilización para las aves (ver documento) –la cual se dejó de aplicar a esta especie- también terminaron beneficiando los gremios a los que hoy el ex Ministro comienza a pedirles financiación para su campaña.

“El criterio técnico ya se perdió, ahora es político”, dice uno de los funcionarios. “Las normas se discuten con los gremios”.

La entidad, siguiendo la lógica del ministro Arias de privatizar lo que otros pueden hacer mejor, contrató con gremios como Fedegán la vacunación de animales, por ejemplo. Comités de ganaderos en Faca, Zipaquirá y la Dorada están haciendo los exámenes de brucelosis y tuberculosis. “Fedegan es juez y parte. Fedegán se está convirtiendo en la autoridad sanitaria”, dice la Representante Barón.
“Si fuera así no habrían declarado a Colombia territorio libre de aftosa”, contesta el candidato Arias. A Arias esa teoría le parece un exabrupto. “Son 500 quejosos aburridos, que ni siquiera tenían por qué estar en la escalera”, dice. “El proceso de reestructuración no ha terminado, hay demandas. La administración consideró que algunos técnicos no daban el perfil y por eso todavía tiene vacantes. Cuando termine el proceso la institución va a quedar super bien”

Frente a la acusación de que creó un tinglado político dice que es absurdo porque él ya no es ministro y por lo tanto no tiene capacidad de nombrar a nadie por honorarios. Además, porque los gerentes regionales serán elegidos por concurso y la terna será presentada a los gobernadores para que ellos escojan uno. “Imagínese yo dándole eso a un gobernador como Serpa o como Navarro si yo quisiera hacer política con eso”, dice Arias.

En cierta forma, tanto Arias como sus detractores podrían tener razón. Es cierto que si el proceso se hubiera hecho de manera expedita, Arias no tendría forma de beneficiarse políticamente y por eso no es probable que él haya hecho la reestructuración pensando en su futuro político. En realidad, él reformó todas las instituciones del sector cuando aún no estaba entre sus planes lanzarse de candidato y de acuerdo a la propuesta de una consultoría.

Pero también las sospechas pueden no ser mera paranoia: si el proceso de llenar las vacantes toma todo el año electoral y si el nuevo Ministro de Agricultura decidiera actuar según los intereses de su ex jefe y mejor amigo Arias, tener casi 800 puestos libres no es despreciable políticamente.

Por ahora la Silla Vacía no encontró ninguna prueba de que se le esté dando un manejo politiquero al asunto. Lo que sí es grave es que una de las instituciones que es más clave para el comercio exterior esté pasando por semejante crisis. Si de verdad el gobierno está interesado en sacar adelante los tratados de libre comercio sería conveniente tomarse en serio lo que está ocurriendo en el ICA.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...