
Cuando Rafael Pardo y Germán Vargas Lleras entraron a la Unidad Nacional fueron considerados unos arrimados. Tras años en la oposición, fueron demolidos en las urnas, juntos no sacaron ni el 15 por ciento de los votos en las presidenciales. Pero con el anuncio que harán esta semana de actuar como una bancada unificada en el Congreso pasarán a ser los hermanos mayores de la Unidad Nacional.
El anuncio no se hará mañana como se había rumorado, pero sí esta semana. Cambio Radical y el Partido Liberal votarán de manera unificada tanto en la Cámara como en el Senado y Rafael Pardo, el jefe de los rojos, será el vocero de ambos partidos, que por ahora conservarán sus respectivas personerías. De ahí para adelante, y sobre todo en lo que tiene que ver con las elecciones del 2011, está por verse porque falta toda la carpintería.
Con esta unión, la ‘coalición roja’ quedaría con 54 representantes –un tercio de la Cámara y seis representantes más que la U– y con 24 senadores, cuatro menos que el Partido de Santos. Y superarían con creces al Partido Conservador, que hoy tiene 36 representantes y 22 senadores.
Si todo en la Unidad Nacional fuera pura armonía, esta alianza tendría pocas implicaciones políticas dado que, al fin y al cabo, ya ambos partidos están votando la agenda de la Unidad Nacional del Gobierno. Pero como hay fisuras, la verdadera implicación de este acuerdo entre los liberales y los de Cambio Radical es que la línea no uribista, y la ideología más de centro izquierda -es decir el liberalismo santista-, gana mucha fuerza dentro de la Mesa de Unidad Nacional, donde se decide la agenda legislativa del gobierno.
“La bancada liberal competiría con la U por cuál es la más grande dentro de la Unidad Nacional”, dijo a La Silla Vacía el representante Liberal Guillermo Rivera. “En la misma Unidad se compite por la agenda”. En otras palabras, Juan Lozano, el jefe del Partido de la U, ya no podría seguir alegando a su favor la superioridad numérica de su bancada dentro de la coalición.
El gran beneficiado con esta alianza será Germán Vargas Lleras, que pasa de ser un ministro con una bancada minúscula y que no le obedece del todo a tener un músculo grande dentro del Congreso y la coalición.
A Rafael Pardo también le conviene porque uno de sus objetivos como jefe del Partido Liberal es fortalecer su partido, que luego de las elecciones presidenciales parecía al borde del abismo. Con esta decisión, Pardo da los primeros pasos para comenzar a recuperar a los hijos pródigos del liberalismo más uribistas como son los de Cambio Radical. Es, además, una forma de garantizar que los cuatro proyectos prioritarios del partido salgan adelante, sobre todo el de víctimas y el de primer empleo. Y, también, es una buena estrategia con miras a las elecciones del 2011.
Como en la política las ficciones son a veces tan importantes como las realidades, enviar el mensaje de que ya no son unos partidos débiles, puede ayudarlos mucho electoralmente el próximo año. A los políticos, como a todo el mundo, les gusta estar del lado ganador. Esto, sin contar, con que si tienen más peso político tendrán mayor participación burocrática.
Sin embargo, tampoco es un hecho que en las elecciones vayan a jugar como un solo partido. La Reforma Política creó unos requisitos muy estrictos para cambiarse de Partido y, aunque en algún momento se discutió que Cambio Radical podría desaparecer para fusionarse con el Partido Liberal, La Silla Vacía confirmó que esto no sucederá en el corto plazo. Quizás para el 2014 y seguramente con Santos como candidato.
Aunque algunos congresistas estarían interesados en fusionar los dos partidos, pues anticipan que a Cambio Radical le irá mal el próximo año electoralmente en la competencia por las gobernaciones y alcaldías, Vargas Lleras no está interesado en perder la personería del partido.
Por un lado, Cambio Radical tiene una fuerza importante en Bogotá y si se unen con los liberales no ‘cabrían’ en una sola lista. Además, los liberales forman parte de la coalición de Samuel Moreno que tanto han criticado los concejales de Cambio Radical. Por eso, si mucho, harán una consulta interpartidista. También perderían acceso a espacios gratuitos en televisión, y a recursos para hacer campaña. Y además, tienen unos 900 concejales que por las dinámicas locales perderían juego el próximo año si se unen al Partido Liberal.
Además, las dinámicas regionales son muy particulares y realmente no dependen tanto de lo que definan los jefes de los partidos en Bogotá. Por ejemplo, en el Atlántico, donde se dice que la unión liberal y de Cambio Radical es la más segura, realmente no es así. La verdad es que cualquier decisión en torno a un candidato único, ya sea para alcaldía o para gobernación, depende de la decisión de los tradicionales caciques: Roberto Gerlein, Fuad Char y José David Name. Son ellos quienes tienen la última palabra.
Ahora los de Cambio Radical, con Char a la cabeza, quieren que Elsa Noguera, la fórmula vicepresidencial de Vargas Lleras, sea la candidata, pero ni Name ni Gerlein están convencidos y aún falta mucha tela por cortar. Lo que se dice informalmente es que ellos dos quieren garantizar que tendrán juego en la Alcaldía y con Noguera eso no sería fácil.
Por eso, las discusiones sobre las elecciones de 2011 todavía están en pañales. Seguramente sí acordarán, en las regiones donde sea viable, apoyar un candidato a la Alcaldía de un partido y uno a la Gobernación del otro. Pero por ahora, lo único seguro es que la nueva ‘coalición roja’ será un peso pesado en el Congreso a partir de la próxima semana.