La mayoría de indicadores de crecimiento, caída del desempleo o de la pobreza, se deben a fenómenos externos, a tendencias de mediano y largo plazo, o a decisiones que han tomado otros entes, como el Banco de La República, que incluso Petro ha criticado.
Al Detectbot de La Silla Vacía nos llegaron dos trinos que el presidente Gustavo Petro publicó en Twitter, el 28 de mayo, con varios indicadores positivos del país en materia económica y social, como producto de su gobierno.
Frenamos la inflación general, empezaron a caer los precios de alimentos, hoy el salario mínimo ha crecido en 4 puntos reales, el desempleo ha descendido, somos uno de los paises de la OCDE que más crece, pasamos de déficit fiscal a superavit primario, ha descendido la pobreza…
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 28, 2023
La Silla Vacía le pasó el Detector de Mentiras para verificar si las cifras eran correctas y cuáles eran sus causas y la relación de estas con las políticas de Petro. Encontró que de diez afirmaciones, una es falsa, seis son engañosas, una es debatible y dos son ciertas, pero con salvedades. La mayoría de logros o cambios se deben a fenómenos externos, a tendencias de mediano y largo plazo, o a decisiones que han tomado otros entes, como el Banco de La República, que incluso Petro ha criticado.
Instrucciones: Haga clic sobre cada afirmación para conocer su calificación.
Desde 2021 la inflación en Colombia ha aumentado de manera sostenida. El alza del precio del costo de vida es un fenómeno internacional, como lo explicó La Silla Vacía aquí.
Hay, al menos, tres causas externas: la trepada del precio del dólar, que es la moneda con la que se hacen las transacciones para importar los fertilizantes usados en los cultivos de alimentos y en muchos otros insumos para producirlos, como la harina de trigo; la disparada de los precios del petróleo por la guerra de Rusia y Ucrania, con esto ha subido el precio de los combustibles de los barcos y aviones que traen productos importados; el coletazo de la crisis de los contenedores que se generó por el cierre de puertos durante la pandemia.
En cuanto a factores internos, está la reactivación económica, que genero una alta demanda de productos y servicios desde 2021. Tras la pandemia, muchas personas que habían ahorrado salieron a comprar más productos, pero las industrias no han recuperado el ritmo de producción que tenían antes, y esto ha generado que haya una mayor demanda, pero menos productos que ofrecer.
De acuerdo con las cifras del Dane, en marzo la inflación llegó al 13,34 por ciento, la cifra más alta que se ha registrado en el país desde 1999. En febrero había sido del 13,28 por ciento.
Según el exministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, esos datos récord sugerían que se llegaría a un tope en abril y podría haber una baja general de la inflación, y así fue. Para ese mes, el Dane reportó que la inflación fue del 12,82 por ciento. En comparación con abril de 2022, cuando los precios aumentaron un 1,25 por ciento, en abril de 2023 los precios crecieron un 0,78 por ciento.
Pero el hecho de que la inflación haya comenzado a ceder tiene que ver, sobre todo, con una caída en el precio de los alimentos, los únicos que tuvieron una variación negativa, de -0,07 por ciento en abril, según el Dane. Así como con el aumento que el Banco de la República, una entidad independiente del gobierno, ha hecho de las tasas de interés, que es el cobro que esa entidad hace a los bancos comerciales cuando les presta dinero y que marca la pauta de la tasa de interés que estos a su vez cobran por los créditos que les dan a los usuarios. Eso a la postre baja el consumo porque es más caro endeudarse.
Esta medida fue criticada por el presidente Gustavo Petro, quien el 12 de mayo en una alocución dijo que uno de los objetivos del gobierno era detener la subida de la inflación, pero al mismo tiempo señaló como un “pero” la subida de las tasas de interés para el crecimiento económico del país.
José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, cree que es difícil atribuir al gobierno actual el descenso de la inflación que se dio en abril, ya que hubo una continuidad de algunas políticas económicas que dejó el gobierno Duque.
“Este gobierno es copartícipe de la continuidad de la política monetaria y el aumento de tasas de interés, porque una vez que hubo cambio de gobierno, el Banco de la República, con la presencia del ministro de Hacienda del actual gobierno, continuó con el aumento de tasas. Y eso tuvo un efecto en la economía, sobre todo en el consumo y en el efecto inflacionario”, afirmó López.
Según el director de investigaciones de Corficolombiana, en los próximos meses va a seguir habiendo una corrección de la inflación, lo que podría permitir que el Banco de la República bajé las tasas de interés.
Para David Cubides, jefe de investigaciones económicas de Alianza Valores y Fiduciaria, la baja de la inflación radica en dos aspectos. Uno de ellos es la desaceleración de la economía que, según él, ha hecho que se reduzca la presión de la demanda. Esto quiere decir que las personas han dejado de comprar algunos bienes y servicios, lo que ha hecho que los precios dejen de subir.
En lo que coincide Javier Mejía, doctor en Economía, quien le dijo a El País que la caída de la inflación en abril se puede explicar con el frenazo económico que se da debido a que las personas tienen “disponible menos plata para comprar”.
En una rendición de cuentas que hizo ante la Cámara de Representante el 30 de mayo, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villa, dijo que los pronósticos apuntan a que la inflación continuará a la baja durante este año. Se prevé que la variación total del, 2023 esté cerca al 9,5 por ciento.
En conclusión, la inflación en abril sí descendió, luego de aumentar de manera continúa dos años seguidos. Los expertos consultados por La Silla coinciden en que este resultado es producto, principalmente, de la caída en el precio de los alimentos y de la continuidad del alza de las tasas de interés por parte del Banco de La República, que venía desde el gobierno anterior y que, en todo caso, aunque contó con el aval del ministro de Hacienda, Ocampo, Petro criticó.
Por eso, calificamos esta afirmación como engañosa
El 5 mayo, el Dane informó que la inflación anual de abril se ubicó en 12,82 por ciento y tuvo una reducción de 0,5 por ciento, en comparación con la de marzo, que había sido de 13,34 por ciento.
Esa entidad señaló que los precios de los alimentos fueron los únicos que tuvieron una variación negativa, de -0,07 por ciento. Lo que significa que están bajando.
Las mayores disminuciones se reportaron en el precio del tomate (-13,20%), la cebolla (-10,70%) y las papas (-8,75%). Los mayores incrementos fueron, en cambio, en los condimentos y hierbas culinarias (6,77%), la leche en polvo para lactantes (5,95%) y los concentrados para preparar refrescos (4,86%).

Pero esta disminución no se debe a medidas que haya tomado el gobierno Petro.
Como La Silla Vacía explicó aquí, se dio porque hubo cosecha de productos como la cebolla (y por ende oferta), que fue uno de los que más bajó de precio.
David Cubides, jefe de investigaciones económicas de Alianza Valores, explicó que otro motivo detrás de la caída del precio de los alimentos es que “la economía se está desacelerando y en la medida que eso sucede se dejan de observar presiones de demanda”. Baja el consumo.
En todo caso, es muy pronto para sacar conclusiones. Un estudio del Banco de la República sobre inflación de los alimentos, entre mayo de 2021 y julio de 2022, muestra que los precios de la comida en Colombia presentaron crecimientos anuales 12 veces superiores al promedio de los otros países de la Ocde y 7 veces mayores al del resto de América Latina, y esa tendencia no se ha reducido en 2023. Esta gráfica muestra ese fenómeno:

“Yo no diría que en Colombia es donde se presenta una de las mayores reducciones de los precios de los alimentos, con base en la radiografía de un mes. Hay que ver la comparación con el resto del mundo en un margen más amplio, y ahí sí analizar en el histórico qué tan distinta es la inflación actual con la de años anteriores”, dice Duván Emilio Ramírez, ex-decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Manizales y actual rector de esa institución.
En abril, Petro dijo que hizo un acuerdo con la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) y la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), para tomar medidas en beneficio de la logística y transporte terrestre de los alimentos y así bajar los costos. Pero hasta la fecha no se han implementado.
Petro también anunció que habría una reducción de las tasas de interés del Banco Agrario para los productores en el campo, y aunque es una medida que se está ejecutando, se queda corta a la hora de bajar el precio de los alimentos.
Para Ramírez: “Un crédito puede ser un pequeño estímulo, pero a un campesino que ya está endeudado no le van a prestar fácil, así que muchos no van a poder acceder a esas ayudas”, dice.
Además, más allá de los créditos, estas medidas crediticias no tocan el corazón del problema: “las medidas priorizadas deberían ser avanzar en que dejemos la dependencia del país de insumos importados para casi todos los sectores productivos. Esa es una idea que el gobierno ya ha contemplado con la posible compra de Monómeros, pero no la ha concretado”, dice Ramírez.
Por otro lado, recientemente los consumidores también han sentido un bajón en los precios de los alimentos por otros factores que no están relacionados con la caída de la inflación.
El 15 de mayo Tiendas Ara anunció que bajaría el precio de algunos de sus productos como arroz, huevos, aceite, frijol, pasta, entre otros. Petro celebró esa medida e hizo un llamado para que más empresas se sumaran a esa iniciativa.
Un día después, se conoció que Tiendas Olímpica y Grupo Éxito se sumaban a la guerra de precios bajos de alimentos. Sin embargo, la medida por parte de estos almacenes no era nueva ni gracias a la gestión de Petro.
La iniciativa de precios bajos de estas tiendas viene, por lo menos, desde al año pasado y recientemente fue noticia porque incluyeron nuevos productos, así lo explicaron las dos empresas en comunicados de prensa (acá y aquí).
Es decir, los precios de algunos alimentos sí bajaron en abril, pero todavía es temprano para decir que la tendencia va a cambiar, pues, entre 2021 y 2022 crecieron entre 7 y 12 veces más que otros países de la región y de la Ocde. En todo caso, la caída se debe a la temporada de cosecha de alimentos como la cebolla y a un menor consumo que hace que bajen los precios, por lo que no es atribuible al gobierno.
Para 2023 el salario mínimo quedó en $1.160.000, lo que representó un incremento del 16 por ciento frente al mínimo de 2022 (que estaba en $1.000.000). Ha sido el aumento más alto desde 1999, producto del acuerdo entre gobierno, empresarios y sindicatos.
Pero no es verdad que haya crecido 4 puntos reales, como dijo el presidente, pues al restarle el 13,12 por ciento de inflación de 2022, para saber su verdadero poder adquisitivo, arroja que el aumento del salario mínimo fue de 2,88 puntos reales.
Ahora bien, ese incremento ha sido el segundo más alto en 39 años, con la peor inflación en todo el siglo. Esto después de 4,45 puntos que fue el aumento en 2022, según cifras del Banco de la República y del Ministerio de Trabajo.
Al hacer el cálculo con el 12,82 de inflación en abril, que es el último dato que se conoce, el aumento real del salario mínimo es de 3,18 puntos, pero todavía está por debajo de los 4 puntos reales de los que habló Petro.
Como La Silla Vacía verificó aquí, el alza de precios actual es un fenómeno internacional. Y el gobierno desde el año pasado anunció varias medidas para que el costo de vida no aumente tanto por encima del salario mínimo. Una fue la desindexación de productos y servicios de manera que aumenten conforme a la inflación y no al salario mínimo. En abril también anunció cuatro medidas: reducción de las tasas de interés por parte del Banco Agrario; créditos para microempresas sin acceso a financiación formal; un acuerdo con los gremios de empresarios y agricultores para reducir precios y costos de producción, y por último, medidas para disminuir las tarifas de energía.
En conclusión, es falso que el aumento real del salario mínimo fuera de 4 por ciento, como dijo Petro. El salario mínimo aumentó 16 por ciento para 2023, y la inflación en 2022 fue de 13,12, lo que significa que el aumento real del salario mínimo fue de 2,88 puntos porcentuales. En todo caso, este sí ha sido el segundo aumento real más alto desde hace 39 años, aun con la peor inflación del último siglo, y fue gracias a un acuerdo entre gobierno, empresarios y sindicatos.
El pasado 28 de enero el Ministerio de Defensa indicó que el 2022 fue el año con más incautaciones de cocaína desde 2010, año en que empezó a hacerse esta medición. La cifra es de 671 toneladas de cocaína incautadas, y superó el número de incautaciones del 2021 por una 1,7 toneladas (669,3).
Los departamentos que registraron las mayores cantidades de cocaína incautada por la Fuerza Armada son Nariño con 80 toneladas, Bolívar con 48,7 toneladas y Valle del Cauca con 43,7 toneladas. La incautación de base de coca también aumentó un 17 por ciento, siendo el departamento de Cauca el que más cantidad aportó.
Pero como La Silla contó en otro detector, una revisión de las cifras de incautación de cocaína mes a mes muestra que, de hecho, durante el gobierno Petro ha habido una tendencia a la baja, excepto por la cifra de marzo. Así lo muestran los datos del MinDefensa más actualizados.

El mes que hubo más incautaciones fue agosto con 86,9 toneladas (mes en que Petro llegó a la Casa de Nariño) y en los siguientes meses bajó hasta llegar a 35,6 toneladas en diciembre. Es decir, el récord en incautación de cocaína en 2022 no se le puede atribuir al gobierno Petro y de hecho, desde que esta administración arrancó, las incautaciones han disminuido.
Como contó La Silla Vacía acá, el presidente Gustavo Petro desde que fue elegido presidente ha planteado la necesidad de cambiar la política antidrogas. Ha anunciado que no se criminalizará a los pequeños cocaleros y que la erradicación forzosa no será el centro de la estrategia antinarcóticos. En su lugar, le ha pedido a la Fuerza Pública enfocarse en los eslabones fuertes de la cadena.
En ese sentido, según dice el MinDefensa, la Policía y las Fuerzas Militares se han centrado más en la incautación de droga y la persecución de los capos. Una estrategia que al ver la gráfica de incautaciones, al menos hasta febrero, no se había reflejado aún en mayores incautaciones con respecto a los meses anteriores del gobierno Duque.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), el club de los países de ingresos medios y altos, informó que, según sus estimaciones, en el primer trimestre de 2023, el producto interno bruto (PIB) de sus países miembros aumentó en promedio un 0,4 por ciento. Fue más alto que el del trimestre anterior, que fue de 0,2 por ciento.
El #PIB en la OCDE aumentó un 0.4% en el T1 de 2023, ligeramente por encima del 0.2% de crecimiento del trimestre anterior.
Las tasas de crecimiento trimestrales de la OCDE han sido débiles desde el primer trimestre de 2022.
Más información en inglés ➡️ https://t.co/yOas1w8ooe pic.twitter.com/RjKLhj1Lnw
— OCDE ➡️ Mejores Políticas para una Vida Mejor (@ocdeenespanol) May 23, 2023
Según los datos de la organización, Colombia tuvo el tercer mayor crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2023 entre 29 países de la Ocde para los que existen datos. El crecimiento fue de 1,4 por ciento (1 punto porcentual más que el del promedio), solo por debajo de Portugal (1,6 por ciento), y de Polonia, que lideró con un crecimiento de 3,9 por ciento.
Que este crecimiento sea responsabilidad de la gestión de Petro es debatible. “Gran parte de la dinámica de crecimiento que estamos viviendo este año viene de la fuerte dinámica de crecimiento del año pasado”, dijo Felipe Campos, director de Investigaciones en la Alianza de Valores. En eso concuerdan otros expertos consultados por La Silla, como Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
En Colombia, en 2022 la economía creció 7.5 por ciento frente a 2021 por el aumento del consumo. Fue el rebote de la crisis causada por la pandemia en 2020, cuando la economía llegó a su punto más bajo en la historia: 3.6 millones de personas más entraron a la pobreza y el desempleo se disparó, superando el 20 por ciento en algunos meses.
Con la reactivación de 2021 y 2022, se recuperó el consumo, la producción y el empleo. Pero al tiempo se dispararon los precios, al punto que el Banco de la República tuvo que subir sus tasas de interés para que la gente pidiera menos créditos y así evitar un sobrecalentamiento y un costo de vida alto para las personas. Por esa razón, aunque Colombia haya sido el tercer país de la Ocde que más creció en este último trimestre, la tendencia que muestra hacia el segundo semestre del año es a la desaceleración, que en todo caso es un fenómeno global. La mayoría de estimaciones apuntan a un crecimiento en 2023 entre el 0.6 por ciento y el 1,5 por ciento.
La posición líder del país frente a otros, en términos de crecimiento, no es nueva. Con respecto a los miembros de la Ocde, en 2021 Colombia fue el cuarto país con mayor crecimiento del PIB: 11 por ciento. Y en 2022 subió al segundo puesto (con un 7,5 por ciento), por debajo de Irlanda (12 por ciento).
“No es extraño que Colombia crezca por encima del promedio de los países de la Ocde. Entre menos rico sea un país usualmente más altas son las tasas de crecimiento”, explicó Mejía. Los países de mayores ingresos han crecido tanto en el pasado que luego sus economías se estabilizan y tienen menores márgenes de aumento.
La otra razón del crecimiento de Colombia es el aumento de los precios del petróleo, dado que ese producto representa cerca de un tercio de las exportaciones del país. La Ocde dijo en su informe de noviembre de 2022 que la coyuntura de altos precios del petróleo beneficia al país. Otros países de esa organización exportan productos cuyos precios han tenido un incremento menor.
José Ignacio López, director de investigaciones económicas Corficolombiana, explicó que “Colombia tuvo una recuperación poscovid muy buena, también apalancado por una coincidencia de factores que lo ayudaron: política fiscal, monetaria, migración venezolana, consumo apalancado en crédito, relativos buenos términos de intercambio, remesas”. López recalcó que “esos factores todavía siguen presentes”.
Tanto el efecto rebote de la reactivación de la economía que generó un aumento en el consumo, como el incremento en los precios del petróleo que están detrás del crecimiento de Colombia dentro de la Ocde, no son atribuibles al gobierno Petro.
“Muchas de sus decisiones de política, de pronto hasta más entrado el año, se van a ver. Uno podría atribuirle algunos puntos a la gestión de Petro, pero otros son más inerciales. Cuantitativamente es muy difícil separar lo primero de lo segundo”, dijo López, de Corficolombiana.
“La dinámica de crecimiento no se apaga inmediatamente, sino que va gradualmente reduciendo su velocidad”, dice Campos, quien agrega que “tanto la dinámica de fortaleza, como la dinámica de desaceleración, ambas están fuera de la influencia directa de este gobierno”. Para él sí hay decisiones que pueden tener alguna influencia, como la reforma tributaria, el aumento salarial o la incertidumbre que aumenta el precio del dólar, pero dice que todavía es temprano para conocer esos efectos. Mejía concuerda en que el gobierno Petro sí tendrá margen de maniobra para evitar que la desaceleración sea muy fuerte.
En resumen, Colombia sí tuvo uno de los mayores crecimientos en el primer trimestre de 2023 frente a otros países de la Ocde. Pero, los pronósticos son de una desaceleración de la economía en el segundo semestre, que hace parte de una tendencia global.
Ese crecimiento, en todo caso, está jalonado por la reactivación económica tras la pandemia que aumentó extraordinariamente el consumo y por los precios del petróleo de los que Colombia depende en un tercio de sus exportaciones.
El balance fiscal total es la resta entre los ingresos del gobierno (principalmente por impuestos) y sus gastos (gastos de funcionamiento, inversión y pago de intereses de la deuda).
Según el Plan Financiero de 2023, el déficit fiscal en 2022 fue un 5,5 por ciento del PIB. La previsión del MinHacienda es que en 2023 el déficit se reduzca hasta 3,8 por ciento. Es decir, que caiga 1,7 puntos porcentuales del PIB. Pero para el final del gobierno Petro, ese ministerio no proyecta que desaparezca el déficit fiscal: para 2026 quedaría en 3 por ciento del PIB. En esto pesa que por efecto de la pandemia, Colombia tuvo que aumentar en casi cinco puntos del PIB sus gastos totales para lo cual se endeudó en más del 61 por ciento del PIB. Eso hizo que el déficit fiscal fuera de un 7,8 por ciento del PIB en 2020, una cifra nunca antes vista en 30 años. Por eso el Estado se va a tardar en bajarla.
Por otro lado, el balance primario es la plata que le queda al gobierno luego de restar sus ingresos con los gastos, pero sin incluir los pagos por intereses de la deuda. Ese balance quedó en un déficit de 1,1 por ciento del PIB para 2022.
Para 2023, según el Plan Financiero, la estimación es que el balance primario sea positivo: que haya un superávit de 0,6 por ciento del PIB. Es decir, que se reduzca el déficit en 1,7 puntos porcentuales. No había un saldo a favor en el balance primario del país desde 2019.

Según el Plan Financiero, entre las razones que explican la proyección de un superávit primario a finales de 2023 está el aumento de los ingresos por impuestos recaudados en aproximadamente 3,3 puntos del PIB, producto de la reforma tributaria tanto del gobierno Petro, como del gobierno Duque en 2021. “El auge por el que atraviesa el sector petrolero también se ve reflejado en su pago de impuestos, que contribuye con 0,7 puntos porcentuales del PIB al incremento en los ingresos tributarios”, dice el documento.
En conclusión, es engañoso decir que se pasó del déficit fiscal al superávit primario porque son conceptos distintos. El balance fiscal es la resta de los ingresos que recibe el Gobierno por impuestos, menos todos los gastos que hace. El balance primario, en cambio, no incluye en los gastos los intereses de la deuda que paga el Estado.
La estimación del gobierno es que siga existiendo déficit fiscal en su cuatrienio, aunque bajaría de 5,5 por ciento del PIB en 2022 a 3 por ciento en 2026. Pero es cierto que a finales de este año sí se pasaría de un déficit primario de -1,1 por ciento (2022), a un superávit primario de 0,6. Algo que obedecería a un mayor recaudo por la tributaria de Petro y de Duque.
Una revisión a las cifras del Dane muestra que desde agosto de 2022, cuando Petro llegó a la Casa de Nariño, el desempleo ha estado fluctuando, aunque con una tendencia a la baja. En abril el desempleo subió 0,7 puntos porcentuales y se ubicó en 10,6 por ciento.
Así lo muestra el histórico de desempleo con las cifras desestacionalizadas, es decir, haciendo cálculos para que sean comparables meses en los que siempre hay más empleo, como diciembre, por los trabajos temporales para la temporada navideña, con meses en los que hay menos, como enero.
Este es el histórico realizado por el Dane:

Al mirar las cifras desde que llegó Petro se evidencia una tendencia fluctuante: en agosto el desempleo se ubicó en 10,6%, en septiembre subió a 11,1%, bajó a 10,4% en octubre y en noviembre fue de 10.9%. En diciembre y enero se ubicó en 11,3% y en febrero quedó en 10,3%, en marzo se ubicó en 9,9% y en abril fue del 10,6%.
La tasa de desempleo nacional del trimestre móvil febrero-abril de 2023 fue del 10,7%, lo que representó una disminución de 1,4 % respecto al mismo periodo de 2022, cuando fue del 12,1%.
“Veníamos con unos niveles que venían subiendo antes de la pandemia, en las tasas de desempleo, llega la pandemia, tenemos la gran debacle que nos implicó en el mercado laboral, y una recuperación que ha sido lenta, pero que ya para este momento nos encontramos a unos niveles que teníamos antes de la pandemia y tenemos una recuperación casi total en el mercado laboral”, indicó Patricia Urdinola.
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, dijo que, desde 2021 hay una tendencia general de disminución del desempleo. “La razón de fondo tiene que ver con un aumento en la actividad económica. El promedio de este año ha sido de 10,6. Petro tiene razón porque si ha caído, pero todavía no estamos en lo que quisiéramos, y la reducción viene de 2021”, explicó a La Silla.
Esa tendencia a la baja se puede ver en esta gráfica realizada por Fedesarrollo:
En abril la tasa de desempleo fue de 10,6%, 0,7 puntos porcentuales (pps) superior a la cifra de marzo. Subió la tasa de participación (+0,3pps) y cayó la tasa de ocupación (-0,2pps). El dato de mayo confirmará si esto refleja la esperada desaceleración en la actividad económica. pic.twitter.com/fCjlH0GCH1
— Luis Fernando Mejía (@LuisFerMejia) May 31, 2023
De acuerdo con Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, ese nivel de desempleo se mantendrá para lo que resta del año (entre 10,5 y 10,7 por ciento). “Esperamos que este sea un dato más para entender que el Banco de la República, seguramente dejará de subir la tasa de interés, y en su reunión de junio la mantendrá en 13,25 por ciento”, dijo el experto.
El 23 de mayo, el Dane informó que la pobreza multidimensional en 2022 llegó al 12,9 por ciento, una reducción de 3,1 puntos porcentuales con respecto a 2021. Ha sido la cifra más baja y la caída año a año más alta desde 2010, cuando el Dane empezó a hacer esa medición. Más de 1.4 millones de personas salieron de la pobreza multidimensional el año pasado.
Pero, como chequeó La Silla Vacía aquí, no fue un dato atípico. En 2021, cuando Iván Duque era presidente, la pobreza multidimensional se redujo 2,1 puntos porcentuales. Y desde hace 12 años, solo en dos ocasiones subió: en 2020, el año de la pandemia, y entre 2016 y 2018. En 2017 no se registró el dato a nivel nacional porque solo se encuestaron a los hogares en las cabeceras.

Natalia Galvis, experta en política social, señaló que parte de la mejora en 2022 y 2021 con respecto a 2020, cuando hubo una desmejora en los indicadores por la pandemia, se explica por el fenómeno de la “regresión a la media”; es decir, “que los indicadores eventualmente regresan a su tendencia normal”.
El índice de pobreza multidimensional captura las privaciones de las personas en cinco dimensiones: educación; niñez y juventud; trabajo; salud, y vivienda y servicios públicos. Cada dimensión, a su vez, tiene al menos dos indicadores, para un total de 15. El Dane considera que un hogar tiene pobreza multidimensional si “tienen privación en por lo menos el 33,3 por ciento de los indicadores”. Para medirlo se usa la Encuesta Nacional de Calidad de Vida, que se hace cada año.

De los 15 indicadores, los que más se redujeron en 2022 fueron los de inasistencia escolar, que cayó 3,2 por ciento, y el de falta de aseguramiento en salud, que cayó 1,7 por ciento. Ambos fueron estadísticamente significativos.
Luis Fernando Mejía, el director de Fedesarrollo, explica que “eso no tiene que ver con una política particular del gobierno Petro, simplemente por la reapertura completa de los jardines y colegios en el país que se dio en el año anterior”.
Y sobre la mejora en aseguramiento, Galvis, la experta en política social, explica que se da “porque aumenta el trabajo formal (con la reactivación económica), que está correlacionado con las contribuciones de los trabajadores al sistema de protección social, y, por otra parte, porque las entidades de salud realizan más y mejor búsqueda activa de los hogares que están por fuera del sistema y los afilian”.
Mejía explica que en general este indicador de pobreza es muy difícil moverlo en el corto plazo con políticas económicas. “Eso tiene impactos más de mediano plazo a través de programas, por ejemplo, de vivienda como Mi Casa Ya, que se enfocan en la reducción del déficit cuantitativo de vivienda; programas relacionados con educación, que tienen impactos de mediano y largo plazo, y temas del mercado laboral como reducir la informalidad laboral, que tampoco es un tema que se resuelva en el corto plazo”, dijo el director de Fedesarrollo.
Adicionalmente, para la medición de la pobreza multidimensional en 2022, la información se recolectó mayoritariamente en octubre (46,4%) y noviembre (45,2%) de ese año, y se le preguntó a las personas por condiciones registradas en meses anteriores a esos. Es decir, cuando el presidente llevaba entre uno y dos meses de posesionado.
Galvis dice que por eso los resultados del 2022 del IPM no alcanzan a mostrar el impacto de las políticas del gobierno Petro. “La captura es retrospectiva, sobre las condiciones de vida de los meses anteriores”, explica. “En el caso de empleo le preguntan, por ejemplo, ¿en qué actividad ocupó la mayor parte del tiempo la semana y el mes pasado?”.
En resumen, es cierto que entre 2021 y 2022 hubo una reducción histórica de la pobreza multidimensional. Sin embargo, es incorrecto atribuirla a la gestión de Petro porque, por una parte, la tendencia a la baja ya venía desde 2010 y tuvo un bache por la extraordinariedad de la pandemia. Y por otra, el impacto del covid en 2020 fue tan negativo en materia de educación, por ejemplo, que el regreso a clases significó una mejora sustancial en 2021 y 2022, cuando se dio la reapertura de los colegios. Adicionalmente, el impacto de las políticas en esta materia suele ser de mediano y largo plazo, y el gobierno solo llevaba entre uno y dos meses cuando se tomó la información de la encuesta.
Según las cifras preliminares más recientes de la Policía Nacional, que van desde el 1 de enero hasta el 30 de abril, en el país han ocurrido 4.119 homicidios de civiles, y en ese mismo periodo, pero del año pasado, se presentaron 4.414 casos.
Es decir, la reducción ha sido de 6,6 por ciento y no de 8 por ciento, como dice Petro.
Por otro lado, sí se comparan las cifras de lo que va del gobierno Petro con el último año del gobierno de Iván Duque, el número de homicidios se ha mantenido en niveles similares: según datos del MinDefensa, que se encuentran ya depurados hasta marzo, los homicidios en los primeros ocho meses de Petro bajaron apenas un 0.6 por ciento, frente al mismo periodo del año anterior (agosto 2021-marzo 2022).
Aunque hay regiones en que sí han bajado los homicidios considerablemente: Antioquia (-17%), Arauca (-37%), Caquetá (-33%), Chocó (-28%) y Norte de Santander (-17%).
La reducción de los homicidios en esos territorios, donde hay presencia de grupos armados, se debe a los esfuerzos de la política de paz total del gobierno y los ceses al fuego acordados con estos grupos. Sin embargo, en regiones como el Caribe y el suroccidente del país, la política de paz y la estrategia de seguridad han sido incapaces de reducir la violencia. Esto explica por qué el número de homicidios a nivel nacional no tiene una disminución significativa.
La Inversión Extranjera Directa (IED) hace referencia a las inversiones que una empresa o persona extranjera realiza en el país, ya sea para crear o capitalizar compañías ubicadas en el país receptor, y es importante porque muestra el grado de confianza que tienen los inversionistas extranjeros en la economía del país.
De acuerdo con datos del Banco de la República, en abril la IED fue de 1.951 millones de dólares, más del doble de la Inversión registrada en marzo, que fue de 879 millones de dólares. Y un 11 por ciento más que la inversión extranjera de abril de 2022, que fue de 1.737 millones de dólares.
Como señaló el presidente, las cifras de la IED de abril de 2023 sí son históricas, ya que desde el 2001, cuando el Banco de la República empezó a llevar registros de ese indicador, no se había dado una cifra tan alta. La más cercana es la de septiembre de 2017, mes en el que las inversiones fueron de 1.817 millones de dólares.
Si se tienen en cuenta los valores de las inversiones del exterior que entraron al país en los primeros cuatro meses de 2023 y se comparan con el mismo período del año anterior, el crecimiento fue de un 16,6 por ciento. En enero, febrero, marzo y abril de 2023 la IED fue de 4.810 millones de dólares, versus 4.013 millones de dólares en los mismos meses de 2022, casi 800 millones de dólares menos.
David Cubides, jefe de investigaciones económicas de Alianza Valores y Fiduciaria, le explicó a La Silla que tanto el fortalecimiento del peso colombiano frente al dólar, como la llegada de flujos de capitales al país demuestran que los inversionistas extranjeros “consideran que Colombia tiene unos fundamentos económicos sólidos”.
Pero esa inversión extranjera récord, que Petro celebró, está jalonada por la industria extractiva que el gobierno quiere desincentivar para acelerar la transición energética. En el récord registrado en abril, el 88,2 por ciento de las inversiones provienen de petróleo y minería.
Cubides señala que en 2022 y en lo que va de 2023 se han presentado “unas cifras particularmente buenas en Inversión Extranjera Directa como en Inversión de Portafolio, principalmente en los sectores de petróleo y minería, ya que tradicionalmente han apalancado la IED en Colombia”.
Por ejemplo, para el 2023 la Organización Colombiana de Petróleo y Gas proyecta que el sector recibirá inversiones de 3,3 billones de pesos.
En su pronunciamiento sobre el análisis del Plan Financiero del Gobierno de 2023, el Comité Autonomo de la Regla Fiscal (Carf) señaló que en 2022 el sector de hidrocarburos aportó 18,16 billones de pesos a las arcas del Estado, cifra que representa el 1,3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Para 2023, el Carf pronosticó que estos ingresos continuarán aumentando: representarán el 2,2 por ciento del PIB y serían en total 32,09 billones de pesos.
Por lo tanto, es cierto que en abril de 2023 las Inversiones Extranjeras Directas alcanzaron un récord histórico, como afirmó Petro. Pero el 88,2 por ciento de esta cifra representa inversiones en los sectores de minería y petróleo, en los cuales el gobierno busca frenar la exploración para acelerar la transición energética. Si bien esto muestra que por ahora sus anuncios no han impactado la IED, el récord histórico va a contrapelo de la principal bandera de Petro.


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