El Presidente prolongó la cuarentena hasta el 11 de mayo pero exceptuó los sectores de la construcción y de manufactura, que generan más de dos millones de empleos no calificados. La medida aliviará la pobreza pero se corre el riesgo de que se dispare el contagio.
Con el anuncio de flexibilizar la cuarentena a partir del próximo lunes para unos sectores y mantener el aislamiento obligatorio para todos los demás hasta el 11 de mayo, Iván Duque hizo una apuesta compleja.
Liberar los sectores de la construcción y la manufactura le permite al Presidente aliviar las penurias económicas de casi dos millones de familias que son mano de obra directa, evitar la quiebra de muchas empresas y cambiar la narrativa liderada en gran parte por la alcaldesa de Bogotá de que es cuarentena o muerte.
Sin embargo, al optar por este camino, Duque pierde control sobre la curva de contagio y se arriesga a pagar el costo político si se produce un pico en las hospitalizaciones por coronavirus justo cuando se vence la nueva prórroga que le dio a la cuarentena.
La flexibilización
Duque le dio vía libre a partir del 27 de abril a los sectores de construcción de edificios, como contamos en primicia el domingo y el de manufacturas que incluye las industrias automotriz, de fabricación de cosméticos, productos de aseo, materiales de construcción, empaques plásticos, agroquímicos y moda.
Desde hace 10 días, Duque, su consejera para la competitividad, Clara Parra y su consejero para el sector privado, Juan Emilio Posada, comenzaron a reunirse con gremios y cámaras de comercio para discutir la flexibilización de estos sectores y el Presidente pidió a los ministros adelantar protocolos de bioseguridad para aplicar a las empresas, que revisaron MinSalud e Icontec.
Las empresas que se reactivan están obligadas a tener protocolos para tomar la temperatura de sus empleados a la entrada y salida del trabajo, dotarlos de mascarillas, y mantener el distanciamiento de un metro. Se permite que vayan los empleados encargados de garantizar “la línea de producción”, pero, según explicó la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez anoche, “que el backoffice, la parte administrativa de esas empresas sigan realizando teletrabajo”.
Como el transporte de los trabajadores era una de las preocupaciones dentro del gobierno, ya que muchos deben usar sistemas masivos para llegar a las obras de construcción o a las fábricas, el Gobierno -en una línea muy similar a la de Bogotá- ordenó que los buses deben viajar sólo con el 35 por ciento de su capacidad para que la gente mantenga la distancia de un metro y evitar que se conviertan en focos de contagio.
El Presidente anunció, también, que la gente podrá salir a hacer deporte “de manera individual, respetando las distancias y con protocolos para mantener la salud física y mental”. Agregó que hoy el ministro de Deporte, Ernesto Lucena, anunciará cómo funcionará a profundidad esta medida.
Por último, el Presidente dejó abierta la puerta para que cerca de 850 municipios del país que no tienen casos registrados de coronavirus, especialmente en los Llanos, puedan comenzar a “reactivar su vida económica y social”.
“Lo que hemos visto es que la propagación de la enfermedad es diferente en zonas urbanas y en las de hay mayor ruralidad. No tiene sentido que haya aislamiento estricto, siempre y cuando no haya transporte intermunicipal”, dijo el ministro Fernando Ruiz.
No habrá vuelos nacionales ni transporte intermunicipal, las fronteras terrestres y aéreas seguirán cerradas, los mayores de 70 años no podrán salir hasta el 30 de mayo ni se abrirán universidades, colegios ni jardines infantiles hasta ese día.
No habrá eventos, bares ni discotecas, y los restaurantes sólo operarán por domicilios.
No dijo cuáles serán los siguientes sectores que piensa liberar ni tampoco anunció los protocolos para el sector manufacturero. En los próximos días, seguramente se conocerán.
Se comienza a prender la economía
Como ya lo han comenzado a hacer muchos países que cerraron todo para aplanar la curva del contagio del coronavirus, las medidas de Duque comienzan a reactivar poco a poco la economía.
Según datos de Camacol, el sector de la construcción genera 1,6 millones de empleos directos y otros 1,7 millones de empleos indirectos, lo que equivale al 14 por ciento de la mano de obra del país. El de manufactura emplea un poco menos de 800 mil personas.
Entre ambos sectores suman casi 20 puntos del PIB, están encadenados con otros sectores y además demandan mano de obra no calificada, que suele ser la más pobre y la que, pese a los alivios gubernamentales, comienza a pasar hambre.
Por eso, abrir estos dos sectores tiene sentido para aliviar la crisis económica provocada por el coronavirus.
Hacer esa ponderación entre mantener aplanada la curva de contagio y no disparar la del desempleo y el hambre (y la inseguridad asociada) es un cálculo muy difícil que están teniendo que hacer los gobernantes del mundo entero.
Al optar por este camino, el Presidente toma la iniciativa y hace una apuesta dura por demostrar que la disyuntiva no tiene que ser necesariamente entre cuarentena o colapso del sistema de salud, como lo ha dicho en varios escenarios Claudia López. Aunque ella también en los últimos días lo ha ido matizando porque su equipo es consciente de las dificultades de mantener a todo el mundo encerrado.
Sin embargo, es una apuesta que no está exenta de riesgos.
Los riesgos
Al sacar a la calle a unas dos millones de personas más, el Presidente asume el riesgo de que se disparen los contagios, sin que el país haya cumplido todavía con las tres condiciones que recomiendan los epidemiólogos para levantar la cuarentena: que se aplane la curva de la pandemia; que se maximice la detección de casos mediante la aplicación de pruebas; y que el sistema esté listo para atender el pico de casos.
El gobierno no ha querido mostrar su modelo epidemiológico ni sus proyecciones de escenarios de contagio, algo que, por transparencia, han hecho varios gobiernos democráticos e inclusive el de Bogotá. Por lo cual, los ciudadanos no tienen información precisa sobre cómo va la curva de contagio en el país para evaluar su propio riesgo.
Cuando La Silla Vacía lo pidió al Ministerio de Salud, la respuesta que nos dieron para no hacerlo público es que corren diferentes modelos todos los días con diferentes variables y no tienen un solo modelo. Según nos dijeron, tienen proyecciones del Instituto Nacional de Salud, del Observatorio de Salud, del departamento de epidemiología del Ministerio, del Imperial College.
Anoche, el INS publicó el modelo y proyecciones basados en tres escenarios, de las ciudades capitales del país, tras una petición de las alcaldías que tuvieron una reunión ayer e hicieron la solicitud de la publicación de las proyecciones que tiene el Gobierno Nacional. El Observatorio de Salud Pública del INS tiene además modelos nacional, de departamentos y municipios, que aún no son públicos y le pasan diariamente a MinSalud y al Presidente.
La única vez que, durante toda la pandemia, el Gobierno contó sus proyecciones fue cuando anunció la ampliación de la cuarentena. En todo caso, desde la semana pasada, el Ministro de Salud dijo que estábamos llegando a “una fase de supresión” del contagio y anoche indicó que por la cuarentena la tasa de contagio era de 1.2 (que un infectado contagie a otro).
“Eso nos dice cómo estuvimos hace dos o tres semanas de contagio, porque el promedio de contagio y muerte son 3 semanas. Eso no nos dice cuánto estamos hoy; uno esperaría que se mantuviera”, nos dijo Andrés Vecino, experto en salud pública de la universidad Johns Hopkins.
Aunque no es la foto actual, porque el virus se incuba en dos semanas, según las declaraciones del Ministro, la cuarentena ha servido para reducir la tasa de contagio, una de las condiciones para flexibilizarla.
Sin embargo, el Gobierno no ha llegado a su propia meta de 10 mil pruebas diarias en laboratorios, que se impuso la semana pasada. Hasta ahora, contando el total de pruebas realizadas por los 38 laboratorios públicos y privados dispuestos en el país, el promedio diario no llega a los 4 mil.
Según los registros oficiales del INS, solo hasta este domingo 19 de abril los laboratorios procesaron 3.934 pruebas, la cifra más alta de pruebas realizadas desde el 6 de marzo, cuando fue detectado el primer caso. Pero ayer solo se hicieron 1.372.
Para alcanzar la meta, el Ministerio de Salud confirmó que en cuatro días llegarán 200 mil pruebas rápidas para detectar y aislar posibles casos positivos. Cuando los resultados de estas pruebas se conozcan, ya la cuarentena se habrá flexibilizado.
La tercera condición para levantar la cuarentena tampoco la cumple todavía el país: el sistema de salud sigue preparándose para el pico de contagios.
La meta del gobierno es que en un escenario crítico tengan 8 mil camas de cuidado intensivo para atender a los contagiados. Por ahora, la cifra llega a 2.650.
El gobierno prevé convertir 2.500 camas de cuidado intermedio a intensivo (es decir, ponerles un respirador y tener personal especializado para atender a los pacientes) para tener una base de 5.150 camas listas para recibir solo enfermos de coronavirus pero aún no hay una fecha fija para lograrlo.
Otras medidas van a medias: desde la semana pasada, el personal de salud espera la dotación de elementos de bioseguridad para atender a pacientes por covid19, pero como contamos, las ARL pueden demorarse hasta un mes en entregar los elementos.
Así mismo, hay departamentos como el Chocó que no tienen una sola UCI disponible para atender enfermos graves con coronavirus.
En estas condiciones, liberar dos sectores que son claves para la economía pero que implican millones de personas con permiso para circular hace más difícil el control de aquellos que, sin estar exceptuados, decidan violar el aislamiento obligatorio.
Según supo La Silla Vacía por parte de dos altos funcionarios del Gobierno involucrados en la redacción de los protocolos, los decretos que serán expedidos para reglamentar las medidas dejarán la vigilancia del cumplimiento de las empresas en manos de las secretarías de salud de cada Alcaldía en lo particular, y de superintendencias de industria y transporte y ministerios en lo general, si les llegan denuncias puntuales de incumplimientos.
En el caso de los sistemas de transporte, la vigilancia recaerá en las Alcaldías.
En la práctica, el éxito de esta estrategia de apertura gradual del Presidente dependerá en gran parte de la disciplina y del nivel de conciencia de los ciudadanos para que los que no están exceptuados se queden en la casa.
Dentro del grupo de expertos del Presidente, esta medida es una de las más complicadas de llevar a cabo.
“Puedes conseguir respiradores, pero más complejo es hacer que la gente se lave las manos o ande a más de un metro de distancia en la calle”, nos dijo el epidemiólogo Carlos Álvarez, coordinador nacional de estudios sobre covid19 de la OMS para Colombia.
Con la cuarentena obligatoria, la Policía ha impuesto 27 mil comparendos por incumplir el aislamiento en Bogotá y otros 4.200 en Cali. Además ya ha habido reportes de personas que violaron la medida en Villavicencio, y Valle.
En Bogotá, la Alcaldía tiene previsto volver a una cuarentena total si se desbordan los servicios de salud y transporte debido a la salida de trabajadores, según advirtió el viernes la alcaldesa Claudia López.
.“Nosotros hemos trabajado de la mano con Presidencia en las medidas económicas, bajo las dos condiciones: que Bogotá se vuelve a cerrar cuando las UCI estén al 70 por ciento y transmilenio sobrepase el 35 por ciento. El Presidente está en la autonomía de decir qué sectores se abren, y nosotros monitorearemos si hay saturación”, nos dijo la secretaria de Desarrollo, Carolina Durán.
Como el presidente optó por una liberación gradual de sectores y no por la estrategia del ‘acordeón’ recomendada por algunos epidemiólogos -de hacer cuarentenas intermitentes- tener que echarse para atrás en unas semanas le acarrearía un costo político. Aunque sí dijo que si se incumplían las medidas, volvía al esquema de cuarentena actual, con cierres de casi todos los sectores económicos nacionales.
Pero si sale bien, habría logrado demostrar que no hay una dicotomía entre salvar vidas y salvar la economía.
