Alejandro Eder, el alcalde electo de Cali, llegó dando muestras de reconciliación. Se dio la mano con sus principales rivales y convocó a un gobierno de unidad. Es un hombre de paz, así lo indica su hoja de vida, pero en sus propias filas hay quienes, antes que reconciliación, piden desquite.
Para estas elecciones Eder viró hacia la derecha, dándole mayor prioridad a la seguridad y buscando alianzas con sectores conservadores. Logró el respaldo de quienes antes lo miraban con recelo por sus posturas conciliadoras en temas como el proceso de paz. Esas mismas voces hoy están empoderadas, le piden al alcalde desmontar los símbolos del paro, borrar murales y retomar el orden a como dé lugar.
La reconciliación es un requisito para su gobernabilidad y es necesaria después de cuatro años convulsos. El carácter del nuevo alcalde definirá que tanto cederá a contrarios y copartidarios.
El mandato de Eder
En sus primeros días como alcalde electo, Éder se reunió con Dilian Francisca Toro, la próxima gobernadora del Valle, con el fin cortar años de desencuentros entre la Gobernación y la Alcaldía. Se sentó con Roberto Ortiz, su principal rival, luego de la “guerra sucia” que se vio en campaña. Incluso se tomó la foto con el actual alcalde Jorge Iván Ospina, quien ha sido su némesis en la política.
“Reunirse primero con los contrarios es un símbolo y un ejemplo de reconciliación”, afirmó Andrés Galindo, coordinador del empalme.
En sus primeros actos, Eder demostró su intención de avanzar hacia una paz política y su perfil le otorga credenciales para lograrlo. Es experto en resolución de conflictos y su carrera pública ha sido como líder de los procesos de reincorporación de excombatientes. Incluso fue negociador de paz en el proceso con las Farc.
“Por un lado, hay una vocación porque él habla de algo que hace parte de su trayectoria de vida. Por el otro, es reconocer un momento crucial en Cali y una muestra de pragmatismo político”, afirmó Camilo Cock, antropólogo y director de la Fundación Alvaralice, creada por la familia materna de Eder. “Es una búsqueda de gobernabilidad en una ciudad que a simple vista parece ingobernable”, agregó.
Pese a las buenas intenciones de Eder, su origen y sus aliados pueden enredar la hazaña conciliadora. En su campaña, se acercó a sectores de derecha: Cambio Radical, Conservadores y Colombia Justa Libres. Sumó a su equipo varios candidatos también de derecha. Y, naturalmente, buena parte de su electorado proviene de un espectro ideológico que se sintió atacado por el estallido social, lo que le supone un reto ahora que busca alejarse de los polos.
De acuerdo con la encuesta de Atlas Intel, una de las que más se acercó al resultado final, el 53% de las personas que votaron en 2022 por Rodolfo Hernández iban a votar por Éder, frente a un 18% de quienes votaron por Petro. La encuesta también anticipó su ventaja en los sectores más privilegiados, como después se corroboró en la votación.
Éder hace parte de dos familias, los Éder y los Echavarría, tradicionales y reconocidas por sus hitos empresariales, pero también cuestionadas por su relación con el poder político tradicional. Fue una de las cartas que jugaron algunos de sus rivales, quienes lo acusaron de estar “alejado de la realidad”, de pertenecer a la élite e incluso de no vivir en Cali.
Según datos del observatorio Cali Visible, de la Universidad Javeriana, los votos de Éder fueron mayoritarios en las comunas 2 y 19, en el Oeste, y 17 en el sur, donde obtuvo más de la tercera parte de su votación total. Fue en esos sectores donde más creció respecto a 2019. Son comunas en las que habitan principalmente personas de ingresos medios y altos.
Entre los alternativos hay preocupación de que sean los intereses de lo más conservadores y privilegiados los que primen en la agenda del alcalde. “Mi postura ha sido de oposición porque aquí hay una historia con la familia Eder, pero si vamos a hablar de reconciliación, listo, que nos escuche”, dijo la concejal del Pacto Histórico Ana Erazo, quien fue reelecta para el próximo periodo.
“Algunos sectores apenas vean alguna dosis progresismo o de política social con cierto grado de compasión, van a decir que por eso no fue que votaron por Éder. La gente está buscando primero que se reprima”, afirmó Juan Manuel Torres, sociólogo y coordinador de la Oficina Pacífico de la Fundación para la Paz y Reconciliación. “No puede escapar a las reclamaciones por las cuales votaron por él”, agregó.
Pese a las diferencias, desde el equipo del alcalde hay disposición para tender puentes y confían en mantener el rumbo conciliador, pese a las voces más radicales. “Ellos conocieron muy bien el programa de gobierno. Yo creo que no van a ser obstáculo, sino que ellos van a ser también facilitadores”, indicó Galindo.
Entre el índice de Belalcázar y el puño de la Resistencia
Un mural saló la herida que dejó el paro nacional. Debajo del Bulevar del Río, en el túnel Mundialista, la Alcaldía pintó diferentes símbolos de Cali: Un rostro de una mujer afro, varios animales típicos de la región, una guala, entre otros. La discordia fue porque pintaron el puño del monumento a la resistencia que esculpieron los manifestantes durante el paro. Su evocación generó rechazo en algunos sectores que le pidieron al alcalde electo borrar el mural.
“Si hay víctimas durante el paro o la toma, como le quieran llamar, pues también de la Policía, ya que hubo policías que murieron en esos enfrentamientos. ¿Por qué no está el rostro de ellos?”, afirmó Darshan Ocampo, excandidata al Concejo de Cambio Radical y parte activa de la campaña de Eder. Ocampo reprochó que no hubo un proceso de concertación de las ilustraciones del mural.
La memoria sobre lo que sucedió en el paro es parte de lo que está en disputa y muchos le piden a Eder hacer las veces de juez. Más ahora que la discusión volvió con toda, tras la elección de Andrés Escobar, el joven que les disparó a manifestantes en Ciudad Jardín, quien ganó una curul en el Concejo con la promesa de destruir el monumento.
El alcalde prometió que no va a demoler el puño y pidió respeto por los diferentes símbolos de la ciudad. Incluida la estatua del conquistador Sebastián de Belalcázar, que durante el paro fue derribada por manifestantes, pero fue devuelta a su pedestal el año pasado. “Él no va a pelear con los símbolos. Lo que debe ocurrir en cada día es que haya símbolos que representen la diversidad”, afirmó Galindo.
“Si uno cayera en la caricatura, uno podría pensar en los que quieren la estatua de Belalcázar de pie y sienten que los simboliza. Y en la otra esquina, todo ese grupo de personas que celebra la resistencia y la rebeldía”, afirmó Cock. “El problema es que esa lucha simbólica mantiene viva esa fractura y genera el riesgo de que en algún momento se vuelva a caer en hechos de violencia real”, añadió.
Eder también tendrá que reconciliar a Cali con sus instituciones porque la desconfianza campea. De acuerdo con el observatorio de Cali Cómo Vamos, el 69% de los caleños dijo que confía poco en la Policía. El recelo con el sector privado es del 76% y con la Alcaldía es del 86%.
“Recuperar esa confianza es tremendamente importante porque esta ciudad a punta de autoridad y orden es muy difícil ponerla a funcionar. Requiere no solamente del gobierno, también de una ciudadanía que remen y apunten para el mismo lado”, afirmó Cock. También resalta que ha habido avances en las brechas socioeconómicas, pero se podría avanzar más si se resanan las ideológicas.
Otro punto de tensión es en el enfoque que se le dará al problema de seguridad, que aqueja a más el 80 por ciento de los caleños, según el Dane. Hay una petición común de atender el problema, pero diferencias profundas sobre cómo atenderlo.
“Alejandro ha hablado de reconciliación, pero a eso tiene que meterle seguridad, autoridad y orden. Sin eso no va a pasar absolutamente nada y no se va a pasar la hoja. Vamos a seguir en lo mismo”, afirmó Ocampo, de Cambio Radical.
“Él no puede caer en autoritarismo, pero tampoco lo pueden desautorizar. Tiene que llamar las cosas por su nombre y pararse en la raya”, opinó el exalcalde Ricardo Cobo, quien también acompañó la candidatura de Eder. “Tiene que mostrarle los dientes a quienes creen que pueden hacer lo que le da la gana”, añadió.
Al otro lado, hay preocupación respecto las formas y el fondo a la hora de aplicar dicha autoridad. Más si se tiene en cuenta que Cali es una ciudad con profundas brechas sociales, económicas y étnicas.
“La condición de clase se impone. Hay mucha gente que hace el diagnóstico de que Cali está entregada a la anarquía y necesita una dosis de orden. ¿En últimas a quién van a terminar señalando?”, preguntó el sociólogo Torres. “Uno podría confiar en Éder, pero su último movimiento hacia el conservadurismo caleño, donde están ávidos de venganza por el estallido social”, agregó.
Desde la nueva alcaldía han evitado entrar en las controversias recientes y proyectan la reconciliación en varios frentes. Una política de interrupción de la violencia, para la resolución de conflictos cotidianos entre vecinos. Atención a la problemática de fronteras invisibles y planes de inclusión para los alrededor de 1.200 jóvenes que hacen parte de grupos delincuenciales.
Y desde lo político, planean un acuerdo que permita llegar a consensos. “Hemos pensado la construcción de un acuerdo entre todos los grupos sociales y políticos, para fijarnos unas metas comunes que trasciendan”, indicó Galindo.
Los antipetro
Como los alcaldes de otras ciudades capitales como Bogotá, Medellín y Barranquilla, Eder tendrá que cruzar de orilla para acercarse a Gustavo Petro y garantizar los recursos para su gestión. Eder no se ha posicionado como un opositor acérrimo, como sí lo han hecho Federico Gutiérrez o Alejandro Char, pero su posición ideológica y sus alianzas muestran sus diferencias.
Desde ya, Petro ha mostrado favoritismo por los nuevos mandatarios que considera cercanos a su gobierno, lo que puede ser una desventaja para Éder, que tiene como coequiperos a varios opositores. Entre ellos está Wilson Ruiz, el exministro de Justicia de Iván Duque y quien será el encargado del empalme en materia de seguridad.
Durante el paro, Ruiz fue abanderado del gobierno Duque en el Valle del Cauca y causó polémica con sus declaraciones sobre los manifestantes asesinados. Recientemente, Ruiz demandó ante el Consejo de Estado el decreto que reglamentó Jóvenes en Paz, uno de los programas bandera de Petro, con el que Eder ha dicho que está de acuerdo. También entuteló al gobierno por un supuesto desfinanciamiento al sistema de salud.
Otro de los encargados del empalme en el área de seguridad de Javier Garcés, excandidato a la Alcaldía del Partido Ecologista y membro de la Reserva Activa. Garcés ha sido uno de los promotores de las marchas contra el gobierno en Cali.
La lista de opositores que podrían influir en la nueva administración es larga. El exsenador uribista, Gabriel Velasco, fue el coordinador de su campaña. Juanita Cataño, crítica viral de Petro, lideró las bases políticas. Carlos Abraham Jiménez, senador de oposición de Cambio Radical, también fue determinante.
A eso se le suma el apoyo “cacaos” que también se han posicionado en contra del petrismo y que no son de los afectos de Petro. Entre ellos, la fundación ProPública, de la familia Echavarría, que aportó a varias campañas contrarias al gobierno en estas elecciones. También Cementos Argos, con quien el presidente ha entrado en controversias recientes por temas de tierras.
“Tienen diferencias ideológicas profundas, pero aspiramos y creemos que, por la importancia estratégica que tiene el Valle del Cauca y por el hecho de que Cali haya puesto tanta votación para la elección de Petro, el presidente y el alcalde van a tener una relación armónica”, afirmó Galindo.
La bancada del Pacto Histórico en el Concejo, que tendrá tres curules, mostró disposición para cooperar con el nuevo alcalde si hay correspondencia con los planes del presidente. “Lo que se haga por parte del gobierno local que vaya encaminado a ejecutar bien las obras que están en el Plan de Desarrollo y la inversión que el Gobierno nacional quiere ejecutar en Cali nosotros lo vamos a acompañar”, afirmó la concejal electa Maria del Carmen Londoño.
Sin embargo, ese respeto estará mediado por la tensión con sus aliados, que no tienen la misma paciencia y disposición para negociar sus formas. El pulso de Eder será fundamental para mantener a Cali en tiempos de paz.