La reapertura de la frontera sur del lado ecuatoriano fue el logro que mostró el presidente Iván Duque luego de una visita exprés a Quito, donde se reunió con su homólogo, Guillermo Lasso. Una labor calificada por la propia Casa de Nariño como “diplomacia presidencial”, como dijo el director de Presidencia, Víctor Muñoz.
Desde que arrancó su último año Duque ha salido del país todos los meses. Ha visitado nueve países en 10 giras que, en total, lo han tenido 29 días en el exterior. Una movida usual de sus antecesores: Álvaro Uribe hizo 19 visitas internacionales en el último de sus ocho años; y Juan Manuel Santos hizo 12.
Y si al iniciar su mandato Duque enfocó sus giras (hizo 17 viajes) en una agenda diplomática basada en su estrategia del cerco diplomático contra Maduro, ahora sus visitas se enmarcan en una nueva agenda: mostrarse como un líder regional en migración y medio ambiente —alineado con el Gobierno de Joe Biden— y buscando recursos para la reactivación económica de la pospandemia.
Por eso en la diplomacia del último año ha pesado el sector privado. En el 45 por ciento de sus encuentros registrados en Twitter en el exterior (42 de los 92) han sido con empresarios, gerentes de bancos y posibles inversionistas para cerrar negocios. Le siguen 31 encuentros con políticos y delegados de otros gobiernos y 13 más con cabezas de organismos multilaterales.
“El que el presidente viaje a un país y tenga reuniones con empresarios genera confianza, credibilidad clave para la atracción e inversión”, opina María Claudia Lacouture, presidenta de la cámara colombo-americana y que estuvo en varios fotos con empresarios en esta gira.
Duque, el presidente empresario
En el grueso de visitas de Duque por Asia, Europa y Sudamérica la agenda se basó en la reactivación económica y la captación de inversión extranjera. Es plata que no llega de inmediato, y que a veces no pasa de cartas de intención. “Los empresarios que están en proceso de invertir le hacen preguntas necesarias al presidente para comprometerse y los que no han invertido les queda la duda”, dice Lacouture. “La cara del milagro hace el santo”. Presidencia afirma que en la última ronda de viajes de Duque se aseguraron 3.500 millones de dólares.

Siguiendo una agenda medioambiental más alineada con el Gobierno Biden, Duque se mostró como líder del tema en la región ante sus homólogos y ante empresarios y filántropos gringos, como el millonario Michael Bloomberg. Reuniones como ésta hicieron parte de la diplomacia ambiental previa a la COP26 de Glasgow.

Conseguir recursos de financiación “pensando en la pospandemia” fue la razón por la cual Duque hizo un segundo viaje a Estados Unidos en octubre luego de que fue una semana a la Asamblea de la ONU. En ninguno de los viajes tuvo encuentros con autoridades del Gobierno Biden, pero sí con el sector privado gringo, como el banco de inversión JP Morgan y el Banco Mundial. Y siempre estuvo acompañado de dos de sus alfiles: su mentor y empresario, Luigi Echeverry; y su jefe de gabinete con funciones diplomáticas, María Paula Correa.

Los tres días de la gira por uno de los lugares más prósperos del planeta sirvieron para conseguir recursos, pero también para codearse con la realeza, como el príncipe heredero Mohamed bin Zayed Al Nahyan. Solo días después de la gira, Bloomberg informó que un banco con vínculos con la familia real respaldaría la oferta del grupo Gilinkski (dueños, entre otros, de Semana) para quedarse con la mayoría de acciones de Nutresa.
Duque, el presidente canciller
La filigrana diplomática depende de varias cabezas: embajadores, Cancillería y, especialmente, en este gobierno, de la Casa de Nariño. La “diplomacia presidencial” aterriza en la decisión del presidente de darle a su jefe de gabinete funciones diplomáticas para temas ambientales y organización de giras de forma paralela con la canciller. Y de la prohibición para que la vicepresidente-canciller, Martha Lucía Ramírez, viaje con Duque, por razones de seguridad nacional.
Con ese telón de fondo, Duque logró varias estampas para su álbum:.

La foto anhelada con el presidente gringo, Joe Biden, fue un esfuerzo diplomático en el que estuvo detrás el embajador en Washington, Juan Carlos Pinzón. Más allá del encuentro, aún no se concreta una visita oficial a la Casa Blanca.

En su segundo encuentro oficial con Jair Bolsonaro, Duque señaló que es “mi amigo personal”. El mandatario de derecha enfrenta una crisis política por su manejo con la pandemia y por no estar vacunado no pudo estar en muchos de los eventos de semanas atrás de la Asamblea de la ONU. A pesar de la amistad, esta foto no fue incluída en el Instagram o Twitter oficial de Duque.

Una visita fugaz de menos de 12 horas a Francia sirvió para esta postal con Emmanuel Macron, uno de los mandatarios internacionales que Duque admira. Por ejemplo, la Conversación Nacional, con sus bemoles, replicaba la estrategia de Macron con los chalecos amarillos.

El apretón de manos entre Duque y Guillermo Lasso dio paso a la apertura de la frontera binacional del lado ecuatoriano. La movida de empresarios y políticos de frontera fue clave para que cinco meses después Palacio anunciara como logro de “diplomacia presidencial” el paso hacia Ecuador.
Duque, el presidente hincha
Los viajes internacionales han servido para que el mandatario también muestre, a través de los encuentros, dos de sus aficiones más visibles: las nuevas tecnologías y el fútbol.

Duque sonríe junto al multimillonario Jeff Bezos, dueño de Amazon, tras una cena en su casa, que fue organizada, entre otros, por el empresario y ambientalista Cristian Samper y el embajador Pinzón. El mayor anuncio fue la donación de 5 mil millones de dólares para un fondo mundial de conservación natural.

Duque y Giani Infantino, presidente de la Fifa, la organización de fútbol más poderosa del mundo, hablaron de la posibilidad de hacer un partido en Colombia con “las grandes estrellas” de la actualidad y así recaudar fondos para la atención a la migración venezolana.

Hace 3 años que Duque no se veía con Florentino Pérez, el empresario y presidente del Real Madrid, uno de los clubes más poderosos del fútbol. Esta vez no hizo cabecitas, sino que firmó un convenio con el equipo para ampliar su presencia en Colombia a través de escuelas deportivas que tiene en el país desde 2008.