Hoy, a las 11 de la mañana, está programada la imputación de cargos al ex consejero espiritual de la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga, Luis Alfonso Hoyos, por el caso del supuesto hacker, Andrés Fernando Sepúlveda. Y aunque por el mismo caso ha sido interrogado el hijo del candidato y gerente de la campaña, David Zuluaga, es posible que el caso solo llegue hasta Hoyos.
Hoy, a las 11 de la mañana, está programada la imputación de cargos al ex consejero espiritual de la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga, Luis Alfonso Hoyos, por el caso del supuesto hacker, Andrés Fernando Sepúlveda. Y aunque por el mismo caso ha sido interrogado el hijo del candidato y gerente de la campaña, David Zuluaga, es posible que el caso solo llegue hasta Hoyos.
Contra Hoyos y Zuluaga hay una prueba similar, que es el testimonio de Sepúlveda, y a principios de este año se rumoró que la Fiscalía iba a solicitar imputaciones contra los dos. Por eso la diligencia de hoy parece ser un paso previo para que el hijo del candidato termine en un juicio penal.
Sin embargo, hay diferencias grandes entre los dos casos y, por ahora, la Fiscalía se ha concentrado en el de Hoyos.
Lo que hay hasta ahora
Desde el año pasado, cuando estalló el escándalo, la Fiscalía armó un equipo (llamado grupo de trabajo especial) de más de 30 personas para investigar lo ocurrido. Entre fiscales, peritos, investigadores y demás expertos, coordinados por el fiscal Daniel Hernández y en permanente contacto con el vicefiscal Jorge Fernando Perdomo y el director del CTI Julián Quintana, solo se ocupan de este expediente.
Su estrategia fue dividir el caso en dos partes: los involucrados sin vínculos políticos, y los que sí los tienen. Arrancaron por el primer grupo y se enfocaron en la persona central, que era el supuesto hacker Sepúlveda.
Él fue el primer capturado, en mayo del año pasado, y llenó todas las noticias. Desde ese momento los Zuluaga dijeron que habían sido objeto de una infiltración para enlodar la campaña, y hechos como la filtración de algunas pruebas le dieron fuerza a esa hipótesis. Más aún que se hubiera dado en plena recta final de la campaña presidencial.
En los meses siguientes, la Fiscalía empezó a buscar las otras personas de ese grupo que estuvieran involucradas en los posibles delitos. Ahí empezaron a ser capturados o imputados figuras del caso, como el ecuatoriano Daniel Bajaña o los militares de Andrómeda.
De ese grupo, que la Fiscalía ya terminó de investigar, salieron nueve implicados. Tres de ellos (Sepúlveda; el cabo del ejército Carlos Alberto Betancourt, conocido como Bender y quien trabajaba en Andrómeda; y el ex funcionario de la Dirección Nacional de Inteligencia Wilson Leonardo Torres) negociaron con la Fiscalía y empezaron a colaborar
Sepúlveda aceptó varios hechos. Reconoció que había interceptado las comunicaciones del hoy candidato a la alcaldía de Bogotá por el uribismo Francisco ‘Pacho’ Santos cuando era rival de Zuluaga por la candidatura presidencial uribista, y de alias Boris, jefe de seguridad de los negociadores de las Farc en La Habana; que compró información confidencial militar sobre desmovilizados de esa guerrilla; que publicó esa información para golpear el proceso ante la opinión pública; y que todo era una operación de espionaje y saboteo al proceso de La Habana. Además, dijo que miembros de la campaña de Zuluaga le habían dado órdenes de atacar y espiar el proceso de La Habana, y dinero para hacerlo.
Por eso fue condenado por cinco delitos (concierto para delinquir, acceso abusivo a sistema informático violación de datos personales agravado, uso de software malicioso y espionaje) y acordó una pena de diez años de cárcel con la Fiscalía.
Betancourt y Torres aceptaron su responsabilidad por haber ayudado a Sepúlveda en esas infiltraciones y por haberle vendido la información. Fueron condenados a seis y cuatro años de cárcel, respectivamente, por los delitos de espionaje, violación de datos personales y cohecho
Otros cinco implicados están en negociación en estos momentos.
Además, la Fiscalía recuperó computadores, discos duros y otro material de los allanamientos que hizo en lugares como la casa y la oficina de Sepúlveda.
La Fiscalía ha ido armando el caso con los testimonios de terceros y de quienes negociaron, con pruebas recogidas en los allanamientos, y con otras pruebas, como fotos en las que Hoyos aparece con Sepúlveda en otros lugares o la contabilidad de la campaña de Zuluaga.
Y por eso le va a imputar los mismos hechos y delitos por los que fue condenado Sepúlveda; a diferencia del supuesto hacker, no porque lo haya hecho directamente (es decir, a título de autor), sino porque para la Fiscalía él fue quien dirigió la operación que ejecutó Sepúlveda (técnicamente, será imputado como determinador de esos delitos).
En la imputación se empezará a ver si la munición de la Fiscalía es suficiente para que el proceso avance. Pero lo que sí es seguro, según la misma Fiscalía, es que lo que hay hoy no llevaría a David Zuluaga a una imputación.
¿Y Zuluaga?
Así como la Fiscalía empezó con Sepúlveda al investigar a las personas no políticas del caso, ahora arranca entre los que sí tienen estatura política con Hoyos. Pero aún está lejos de llegar a donde los Zuluaga, si es que termina llegando.
“Sobre los Zuluaga (la imputación de hoy) no impacta nada. Mejor dicho lo de David Zuluaga está crudo. Y lo de Oscar Iván crudísimo”, explica otra alta fuente de la Fiscalía que ha tenido acceso a los detalles del proceso.
El fiscal Hernández interrogó a David Zuluaga en Nueva York hace cuatro meses. Como gerente de la campaña, fue quien le pagó al hermano del supuesto hacker, Luis Carlos Sepúlveda.
Zuluaga siempre ha dicho que el caso es una persecución política, y que eso pagos fueron registrados en la contabilidad, y son el del trabajo de los Sepúlveda como estrategas de la campaña en redes sociales. Es decir, algo totalmente legal y transparente.
Su padre, el ex candidato, ha sostenido los mismos argumentos. También ha dicho que el video que reveló Semana en mayo del año pasado y que le dio el impulso mayor al escándalo fue editado (algo que es cierto) para afectarlo a él.
En todo caso, según la alta fuente de la Fiscalía, su caso tiene una diferencia muy grande con el de Hoyos, pues el asesor espiritual habría sido quien le dio a Sepúlveda el dinero para comprar información clasificada.
Incluso, el supuesto hacker le habría contado que iba a pagarle a alias Bender por el acceso a 100 cuentas de correo vinculadas a los negociadores de La Habana y sus asesores, y Hoyos le habría dado el visto bueno esa transacción (que fue la que terminó con el hackeo de los correos de Pacho Santos y de alias Boris).
Por datos como ése, que la alta fuente de la Fiscalía afirma que está respaldado en suficientes pruebas, es que el caso contra el ex asesor espiritual ha avanzado rápido. Y también por eso es que su caso no es idéntico al de Zuluaga ni es necesariamente el paso previo a una imputación de Zuluaga.