Las movilizaciones se desactivarán más por cuenta de la emergencia sanitaria que por los intentos que desde el principio ha hecho el Gobierno de Iván Duque.
El coronavirus terminará logrando lo que no pudo hacer la Conversación Nacional que se inventó el presidente Iván Duque para aplacar el Paro: que la gente no salga masivamente a protestar, esta vez el 25 de marzo, para cuando los promotores tenían programada una movilización que repitiera la histórica del 21N.
Duque venía tratando de ganar tiempo frente al Paro prácticamente desde que éste comenzó.
Por un lado convocó a los líderes de las movilizaciones a una mesa a la que no quiso llamar “de negociación. Al tiempo que avanzó con la Conversación Nacional, una convocatoria que hizo a distintos sectores sociales para hablar de los temas que generaban descontento, y así frenar las movilizaciones.
Pero no lo logró. Los líderes del Paro no acudieron a esa Conversación y mantuvieron la presión a punta de marchas que, aunque disminuyeron y bajaron su intensidad con el cambio de año, se mantuvieron como una expresión latente del descontento con el Gobierno. Y, a juzgar por los resultados de la última encuesta Gallup, el descontento se mantiene.
Sin embargo, la llegada del coronavirus será más efectiva para contener la movilización en las calles, debido a que una de las principales medidas de precaución que debe tomar la gente es no meterse en aglomeraciones.
Eso se concretó con la declaratoria de emergencia sanitaria que hizo Duque este jueves, que trae la prohibición de hacer eventos de más de 500 personas.
Ayer, por ejemplo, el Comité por la Defensa del Páramo de Santurbán aplazó la movilización que habían programado para el próximo lunes en Bogotá y para la que ya habían contratado buses que movieran la gente desde Santander.
Era una actividad que hacía parte de la agenda del Paro y ahora consideran que se vuelva un cacerolazo nacional.
Los promotores del Paro, además, andan de reunión en reunión definiendo qué harán el 25 de marzo, su principal apuesta.
Fabio Arias, de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), le dijo a La Silla Vacía: “aunque estamos acostumbrados a vernos en las calles, hay que cambiar de modalidad”.
La Silla Vacía habló con él y otros cuatro líderes de organizaciones que promueven el Paro y nos dijeron que están estudiando tres opciones: aplazar esa movilización (algo que ya pidió Gustavo Petro y es una recomendación de la Alcaldía en el caso de Bogotá); hacerla a punta de muchas marchas de menos de 500 personas, o manifestarse ese día desde las casas, por ejemplo con cacerolazos.
Con ninguna, es posible que logren repetir un 21N.
Aplazarla implica que no se sepa para cuándo porque aún no se sabe en qué momento terminará la emergencia por coronavirus, así que eso puede terminar sepultando cualquier idea de mantener vivo el Paro en las calles y de generar un hecho político al que Duque tenga que ponerle atención.
Hacer muchas marchas pequeñas tiene una dificultad logística grande, le dijo a La Silla Luis Miguel Montes, de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), pues se deben estudiar muchos puntos de concentración. Y en Bogotá, por ejemplo, así lo logren, no podrían llenar al final la Plaza de Bolívar, que tradicionalmente es una foto con la que los marchantes muestran capacidad de convocatoria.
Y hacer los cacerolazos desde la casa puede revivir una de las manifestaciones más características y simbólicas de las movilizaciones del año pasado, pero no necesariamente mandar el mismo mensaje de fuerza ciudadana del 21N.
A eso se suma, en el caso de Bogotá, que la movida en los barrios ha bajado. Como contó La Silla, desde el 21N se crearon asambleas en las localidades con la idea de mantener vivo el paro entre vecinos, pero la prevención a participar en reuniones también ha afectado esos espacios.
“La gente está bastante asustada para salir porque en las asambleas uno comparte con mucha gente”, dice María Paula Pardo, integrante de la asamblea de Teusaquillo y militante de la UP.
“Esto (el coronavirus) llega en un momento muy oportuno para el Gobierno y le cae como anillo al dedo para dilatar el tema, además porque también tiene que afrontar temas delicados en Derechos Humanos”, le dijo a La Silla Giovanny Abadía, del movimiento internacional Pax Cultura, refiriéndose al reciente informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
El Gobierno, por su parte, se apresta a presentar los resultados de su Conversación Nacional, ya que este domingo se vence el plazo que dio Duque para terminarla.
De acuerdo con Diego Molano, Director de la Conversación, “después de 12 reuniones regionales y más de 150 mil interacciones ciudadanas (las propuestas que recibieron y discutieron en las mesas) habrá 20 medidas para educación y salud, entre las que se incluyen la aceleración de programas de gobierno, proyectos de ley y políticas públicas que presentarán a través de documentos Conpes”.
No quiso dar mayores detalles porque los anuncios los hará Duque el lunes, aunque precisó que a lo largo de marzo van a seguir presentando las conclusiones desde cada ministerio.
El caso es que el Presidente presentará una agenda que dirá que salió de haber escuchado distintos sectores sociales después de que comenzaron las movilizaciones.
Pero no será eso lo que logre aplacar el Paro porque los promotores de éste siempre han considerado que la Conversación es una farsa en la que no se está tocando las reivindicaciones del pliego.
Y como lo atestiguó La Silla, la mayoría de los que participaron en la Conversación no habían salido a marchar.
Según Luis Miguel Montes, de la CTC: “La gente sigue muy preocupada porque cada vez hay más medidas unilaterales del Gobierno, como las reformas laboral y pensional que se vienen. Insistimos en que hay que hacer una negociación”.
Pero el coronavirus, por lo pronto, les quitará la posibilidad de exigir eso con golpes fuertes de opinión en las calles.