Desde hace más de un año, la Fiscalía 57 de la Unidad de Derechos Humanos ha tratado de hacer la audiencia de imputación de cargos contra el coronel del Ejército Róbinson González del Río. El último intento fue el miércoles en la mañana, pero González no llegó y la audiencia se canceló. Esta es la tercera vez que ocurre en menos de tres meses.
Desde hace más de un año, la Fiscalía 57 de la Unidad de Derechos Humanos ha tratado de hacer la audiencia de imputación de cargos contra el coronel del Ejército Róbinson González del Río. El último intento fue el miércoles en la mañana, pero González no llegó y la audiencia se canceló. Esta es la tercera vez que ocurre en menos de tres meses.
González del Río está detenido desde el 2012 por las ejecuciones extrajudiciales de dos campesinos en el centro del país. El año pasado, aceptó su participación en más de 27 casos de los llamados falsos positivos. De hecho, el informe que publicó el miércoles la Ong Human Rights Watch usa su testimonio para salpicar a altos generales del Ejército, incluidos el general Mario Montoya y el actual comandante del Ejército, Juan Pablo Rodríguez Barragán.
A pesar de que ya confesó, hasta ahora ha sido imposible que la Fiscalía le impute cargos para avanzar en el juicio.
Además de la audiencia del miércoles, el pasado 20 de mayo se celebró otra con el mismo fin en el compeljo judicial de Paloquemao, en Bogotá. González del Río, supuestamente recluido en la cárcel La Picaleña de Ibagué, iba a asistir por videoconferencia.
La audiencia comenzó, pero de pronto el fiscal 57 notó que la persona que estaba sentada frente a la pantalla no era González del Río, sino otro recluso. Tras una verificación de nombre y cédula, la Fiscalía y la juez que iba a presidir la audiencia se enteraron que, sin saberlo, el coronel había sido trasladado a la cárcel La Picota de Bogotá y que, por lo tanto, la audiencia no se iba a poder hacer.
Y hace un poco más de tres meses se había programado la misma audiencia en Ibagué. Allí llegaron desde Medellín el fiscal 57 con su equipo, la Procuraduría e incluso varias víctimas. Sin embargo, la sala de audiencias estaba cerrada y tenía un mensaje en la puerta firmada por el juez en la que se excusaba porque había trabajado hasta tarde la noche anterior.