El caso reciente de la Vicepresidente, que estuvo repartiendo mercados sin tapabocas y después dio positivo para el virus, es un ejemplo de los sesgos cognitivos que impiden el verdadero autocuidado y el de los demás.
Esta historia hace parte de la Sala de Redacción Ciudadana, un nuevo proyecto de periodismo colaborativo entre los periodistas de La Silla Vacía y miembros de organizaciones de la sociedad civil que cuentan con información valiosa.
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Las imágenes de las playas repletas de gente, de centros comerciales atestados, de la Vicepresidente y soldados sin tapabocas y del día a día durante las últimas semanas dan la sensación de que la pandemia, como diría Lavoe, es un periódico de ayer y que el virus que la ocasionó se hubiera esfumado.
Sin embargo, ni la pandemia es un asunto del pasado ni el virus ha desaparecido. Colombia ya superó el millón de casos y departamentos como Antioquia y Tolima están en alerta por el incremento de contagios.
¿Por qué la percepción del riesgo ya no es la misma? La respuesta está en los atajos mentales, lo que los expertos llaman “sesgos cognitivos”, que nos llevan a tomar decisiones incorrectas -pero rápidas y eficientes en momentos de incertidumbre- como pensar que el tapabocas ya no sea necesario.
“Con la sobrecarga de tener que ajustarse al trabajo virtual, la educación en casa, el aumento de las tareas domésticas, la pérdida de empleo de algún familiar, entre otros, es posible que las personas no tengan el “ancho de banda” mental para tomar decisiones relacionadas con la prevención del contagio”, explica Catalina Estrada, doctora en Ciencias sociales y del comportamiento de la Universidad de Tilburg, Holanda.
El científico comportamental Andrés Casas de la Universidad de Pennsylvania, lo formula de otra manera: tenemos una tendencia automática a adoptar relatos causales y simples que nos permitan volver a un estado cómodo e ideal. Y a concluir que fueron exagerados los esfuerzos realizados.
Estos son algunos de esos ‘atajos mentales’ que lo pueden llevar al covid y unas estrategias para contrarrestarlos:
Atajo # 1: Afectividad
Para Santiago Borda, experto en Economía del Comportamiento de la Universidad de Nottingham, Reino Unido, este es un atajo donde priman las emociones para procesar un cálculo racional. “Nos dejamos llevar por percepciones emocionales frente a la situación”, explica.
Dice que las situaciones que nos producen comodidad, donde estamos con personas cercanas e incluso si nos estamos divirtiendo, afectan nuestra manera de percibir un riesgo.
Por ejemplo, la hipótesis de Borda es que en el Día sin IVA mucha gente cogió este atajo. A pesar de las indicaciones para evitar las aglomeraciones y aplicar el distanciamiento físico, el acceso a descuentos y promociones cambió la percepción del riesgo. “Como les gustaba tanto esa acción, percibieron que existía menos riesgo del que había”, agrega el experto.
Para él, probablemente, si les hubieran dicho a las personas que iban a haber aglomeraciones no habrían asistido por riesgo al contagio.
El antídoto:
Así como el atajo de la afectividad nos puede llevar por donde no es, también puede ser usado para entregar mensajes que refuercen las medidas del autocuidado, con la particularidad de que no sea cuestión de cuidarse individualmente sino también a las personas que quieren.
Beatriz Vallejo, científica comportamental de University College de Londres y consultora en política pública, le dijo a La Silla que crear mensajes que apelen a lo emocional, que generen esperanza y empoderamiento y que incluyan herramientas como la aversión a la pérdida funcionan en ciertos contextos. Además, recalcó la importancia de aquellos mensajes que le expliquen a la gente cómo se da el contagio.
¿Qué es lo que puedes perder si no te cuidas? Esta es una de las preguntas que Vallejo y Casas, con el equipo de la Dirección de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Bogotá, evaluaron en experimentos con grupos de personas para ver qué tipo de mensajes podrían tener un efecto.
Encontraron, entre otras cosas, que el impacto en las personas que recibían algún tipo de mensaje sobre la probabilidad de contagio y la pérdida de familiares, era mayor que si no recibían algún tipo de mensaje.
Atajo # 2: La disponibilidad
Uno de los atajos más comunes para percibir el riesgo es el de disponibilidad.
“Las personas juzgan la probabilidad de que ocurra un evento en función de la facilidad con la que se les ocurren ejemplos de ese evento”, dice la investigadora Catalina Estrada.
Cuando el virus estaba pegando duro en Italia y España, y las noticias mostraron los efectos devastadores en esos países, aumentó la percepción del riesgo de contagiarse. Pero, con el paso del tiempo, cuando la información ya no era tan recurrente, la gente relajó el cuidado preventivo.
Además, como hay muchas personas sin algún familiar o allegado que se haya contagiado o esté enfermo, Estrada sugiere que esto dificulta que las personas traigan a su mente esa información y piensen que se puedan contagiar.
El antídoto:
Dado que después de 7 meses, se ha “normalizado” el contagio, uno de los retos para los próximos meses será reforzar la idea de la importancia del autocuidado. El uso de las ciencias del comportamiento será clave para tomar decisiones. “Si conozco la trayectoria en que se están dando esos comportamientos, puedo ir adecuando los mensajes”, concluye Diego Lucumí, médico y doctor en Comportamientos en Salud y Educación para la Salud de la Universidad de Michigan.
Las personas buscan ajustarse a las normas o los comportamientos de los demás. Es preferible no publicitar a personas que no cumplen con las medidas de autocuidado, y hacerlo con aquellas que sí.
Atajo # 3: La confirmación
Muchas veces realizamos juicios o tomamos decisiones basadas en datos y hechos que confirman nuestras hipótesis, y tendemos a obviar las que no lo hacen.
Eso es porque nos metemos por el atajo de la confirmación: la gente se queda con los casos en que las personas salieron de rumba y no se contagiaron o las noticias falsas que critican las medidas de autocuidado como el uso del tapabocas, como este detector.
“No nos interesa buscar razones por las cuales nuestra opción no es la correcta”, agrega Borda, también socio de Instintivo, una consultora de ciencias del comportamiento.
El antídoto:
No dejar que nuestras opiniones nos dominen plenamente e invadan nuestra percepción.
Cassie Kozyrkov, científica en jefe para la toma de decisiones en Google, explica en este artículo que las personas que se caracterizan por tomar buenas decisiones son capaces de tomar nueva información y admitir cuando estaban equivocados.
Estamos acostumbrados a buscar información que satisfaga nuestra opinión, por eso no está demás “obligarnos” a considerar fuentes de información que no necesariamente complazcan nuestras creencias.
Atajo # 4: El optimismo
En un artículo de opinión de la editorial Frontiers psicología, que recoge publicaciones científicas revisadas por pares, el equipo de investigadores evidencian que cuando los casos de infecciones estaban en aumento y eran frecuentes, muchos que no se infectaron en Estados Unidos, Europa y el Reino Unido “estimaron que su probabilidad de infectarse o infectar a otras personas era baja”, dice el artículo.
“Cuando soy optimista frente a cualquier tipo de situación y no me adapto frente a un riesgo real, pues me expongo más de lo que debería”, aclara el experto en comportamiento Borda.
El antídoto:
El manejo de las expectativas en los mensajes que se envíen es clave.
Según Diego Lucumí el tipo de mensaje, como uno que dice “esto va a pasar o se está superando” versus otro, “esto será de más largo plazo”, tendrá una repercusión en la forma en que la gente lo interpreta. “A partir de eso, adoptan o no una serie de comportamientos”, explica el experto.
Esta historia hace parte de la Sala de redacción ciudadana, un espacio en el que personas de La Silla Llena y los periodistas de La Silla Vacía trabajamos juntos.
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