El presidente de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco de Roux | Foto: Comisión de la Verdad

La Comisión de la Verdad entregará, el próximo 28 de junio,  su informe final sobre lo que ocurrió en los más de 50 años de conflicto en el país. Hoy, en el Consejo de Seguridad de la ONU, con la presencia del presidente Iván Duque, la mayoría de los países miembros anunciaron su apoyo al informe. En las semanas que vienen también se adelantarán algunos detalles de la estructura del texto, que se conocerá en su totalidad cuando ya Colombia tenga un nuevo presidente y después de una campaña polarizada en la que la paz no fue un tema muy central.

A propósito, en La Silla Vacía consultamos 11 fuentes de la entidad que nació con los Acuerdos de Paz —entre comisionados, asesores, coordinadores y profesionales técnicos— para entender cómo se está terminando de armar el documento en el que llevan trabajando más de tres años. Estos son los puntos clave para entender qué se viene:

No revelará nada muy nuevo y le apuntará, más bien, a entender

Según cinco fuentes consultadas, incluidos dos comisionados, el aporte del informe no será revelar algo que era completamente desconocido para el país, sino, más bien, ayudar a explicar y comprender las variadas razones que hay de por qué nos pasó lo que nos pasó.

El mandato de la Comisión tenía el desafío, algo inédito para un organismo de este tipo en el mundo, de tratar de revelar la verdad en un país en donde ha habido múltiples esfuerzos de hacer memoria histórica sobre un conflicto que, además, ha estado plagado de diversos actores, no solamente armados.

Dos ejemplos de memoria son el informe ¡Basta Ya!, del Centro Nacional de Memoria Histórica, publicado en 2013, como resultado del proceso con los paramilitares. Y, más reciente, los ensayos que salieron de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, en el marco del proceso de paz en La Habana, en los que 12 expertos trataron de explicar qué pasó en el país.

“Desde el principio tuvimos esa pregunta en la cabeza: ‘¿Qué vamos a decir que no se haya dicho en este país?’. Nuestra reflexión es que en Colombia ha habido mucha investigación, pero también ha habido mucho negacionismo”, explica el comisionado Carlos Beristain, quien es el coordinador del informe final. Agrega que la Comisión sí nombrará las cosas por su nombre

Otro de los comisionados, que pidió no ser nombrado porque no es vocero oficial, nos dijo que: “El informe va a esclarecer cosas y va a incomodar a mucha gente, pero tampoco será como un gran descubrimiento de lo que no habíamos visto en el país”. Según este comisionado, el plus de este informe será que saldrá del ejercicio más amplio de escucha que ha hecho el país, tras alrededor de 27 mil testimonios (cifra hasta 2021) recogidos de víctimas, victimarios y terceros, además del beneficio que da la perspectiva del tiempo.

La aspiración es que se entregue el panorama completo, pues, como destaca el comisionado Beristain, los ejercicios de memoria y de verdad que han existido en el país han sido fragmentados. “Hay unos problemas crónicos que nunca se han resuelto, y esa es precisamente una de las respuestas que la Comisión quiere dar”, agrega Beristain.

Se enfocará en las recomendaciones

El centro del informe será un capítulo que han llamado “Síntesis, hallazgos y recomendaciones”. Este tratará de condensar el trabajo de estos tres años y de presentar las grandes conclusiones que la Comisión le va a plantear a la sociedad colombiana. Una apuesta por explicar por qué la violencia se ha reciclado tantas veces en el país y con un énfasis en las recomendaciones para que no siga pasando.

“Para nosotros es un capítulo que será un espejo en el que Colombia tiene que mirarse para ver qué es lo que hay que cambiar y que la guerra no se siga reproduciendo en el país”, explica el comisionado Beristain. Como este es el capítulo clave, no está cargo de uno de los comisionados, sino que todos han metido la mano y es donde se han concentrado los debates.

Uno de los hallazgos, por ejemplo, es que “el conflicto en Colombia ha sido racista”, una afirmación que el comisionado Leyner Palacios le dijo a la agencia de prensa EFE, y que otras tres fuentes le confirmaron a La Silla que será incluida dentro de la síntesis. Estas conclusiones buscan explicar las implicaciones, en este caso del racismo, en el conflicto colombiano y sus víctimas.

Con su énfasis en las recomendaciones, la Comisión buscará despertar el debate público. “Es para que el Congreso diga: ‘Mierda, esto no puede ser’. Para que las Fuerzas Militares digan: ‘¿cómo hago para no repetir esto?’ Que sea un asunto del debate público. El peligro es que no sea de calidad”, nos dijo el comisionado que no es vocero.

El documento, además, se entregará días después de la posible segunda vuelta presidencial, por lo que llega en un momento de transición. Por eso las recomendaciones llegarán a un nuevo Gobierno y a un nuevo Congreso, que serán los que decidan si implementarlas o no, pues no tienen un carácter de obligatoriedad jurídica.

No obstante, cuando el periodo de la Comisión termine en agosto, se designará a siete personas, por un periodo de siete años, para que le hagan seguimiento a estas recomendaciones de manera ad honorem.

“Si el informe se queda en un libro y no se logra incidir políticamente será el fracaso de la Comisión”, nos dijo alguien de alto nivel en la coordinación de una de las macrorregiones, que pidió reserva de la fuente porque no puede dar declaraciones.

Para que esto no ocurra, mientras unos trabajan en el informe, otros lo hacen con la red aliada de la Comisión: empresas, organizaciones, entidades estatales, colectivos de artistas, universidades, que buscarán encender el debate público y el seguimiento a estas recomendaciones. Todo esto hace parte de la estrategia del Legado y la transmedia, liderada por la comisionada Lucía González.

“Lo que busca el informe es sacudir a esta sociedad, movilizar, hacerla mirar sus propias heridas y mostrarle los caminos de esperanza. ¿Qué tanto eso se logré en un contexto como el actual? Eso es lo que hay que esperar a ver”, afirma el exdirector del Centro Nacional de Memoria Histórica, Gonzalo Sánchez, quien actualmente hace parte de un comité asesor de la Comisión.

Tendrá diez capítulos

Aparte del capítulo central con las recomendaciones, el pleno de comisionados definió otros nueve capítulos sobre los que girará el informe final, cada uno tiene un comisionado a su cargo y algunos ya han sido revisados hasta tres veces.  Además, habrá un declaración, que no será un capítulo, y que la hará el presidente de la Comisión, el padre Francisco de Roux

Uno de los capítulos más largos y robustos en información será el llamado “Narrativa histórica”, que abordará los hitos y eventos del conflicto armado, así como los factores que lo han llevado a persistir hasta la actualidad. La comisionada a cargo de escribirlo es la periodista Marta Ruiz.

Otro gran capítulo será el Territorial, que abordará por subcapítulos la dimensión del conflicto dividido por 10 regiones del país. Este lo coordina Tania Rodríguez, la directora de territorios de la Comisión, en conjunto con los coordinadores territoriales.

También habrá otro llamado Violaciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario, que intentará explicar los patrones de violación y su evolución en los diferentes periodos de la guerra. El comisionado a cargo es el abogado Alejandro Valencia.

El titulado Impactos, afrontamientos y resistencias se enfocará, justamente, en las consecuencias de esas violencias sobre las comunidades y cómo estas han respondido. El comisionado Saul Franco, médico con doctorado en salud pública, es el que lo lidera.

Un capítulo novedoso será el Étnico, pues aborda una perspectiva del conflicto que otras comisiones de la verdad a nivel mundial no han tenido en cuenta. Buscará dar muestra de cómo se afectó a los pueblos indígenas, afrodescendientes, raizales y rom de Colombia. Además, fue elaborado con una metodología concertada con las comunidades. Está a cargo de la comisionada Patricia Tobón, quien es indígena emberá y abogada constitucionalista.

Habrá uno sobre la violencia contra la Mujer y la población LGBTIQ+. Éste tendrá una primera parte en el que se abordará la violencia de género y sexual contra la mujer, y una segunda parte que mirará estas violencias en la población LGBTIQ+. La comisionada a cargo es la feminista Alejandra Miller.

Para los “Niños, niñas y adolescentes” también habrá un capítulo. Se buscará ahondar en los impactos de la orfandad en el país y en el reclutamiento forzado de menores de edad. La directora de conocimiento de la Comisión, Diana Britto, es la encargada.

Para darles voz directa a las víctimas y responsables del conflicto, se está escribiendo un capítulo titulado “Testimonial”, en el que, en tono narrativo, se contarán algunos testimonios en primera persona recogidos por la Comisión sobre el antes, el durante y después de la guerra. El antropólogo Alejandro Castillejo es quien está escribiendo el capítulo.

Otra perspectiva novedosa será la del exilio y estará contenida en un capítulo con ese nombre, debido a que el conflicto colombiano ha sido un gran expulsor de personas que han huido de la violencia por razones directas e indirectas. Está siendo realizado por Carlos Beristain, el coordinador de todo el informe final.

Será sometido a votaciones internas

Así como el conflicto genera divisiones y argumentos contrarios en la sociedad colombiana, llegar a consensos absolutos para los comisionados ha sido una tarea difícil. Por eso, se idearon un mecanismo que funciona como en las altas Cortes en el país.

Cada capítulo del informe será aprobado por consenso o por mayoría. Así es que los comisionados harán como magistrados y podrán votar afirmativa o negativamente esos contenidos, y cuando haya grandes diferencias podrán dejar una constancia de esa diferencia; como si fuera un salvamento de voto.

Un capítulo que ha sido particularmente discutido y ha generado mucho debate es el capítulo Étnico, por su particularidad de que su metodología y su perspectiva ha sido consultada con los pueblos que han dado su testimonio.

“La narrativa tradicional del conflicto es bipolar, de izquierdas y derechas, eso invisibiliza el relato étnico. Por esas miradas tradicionales sobre los asuntos étnicos, las discusiones en la Comisión no han sido para nada fáciles”, le dijo a La Silla una fuente con información de primera mano, que pidió omitir su nombre; esto también nos lo confirmaron otras dos fuentes.

“Hay capítulos que tienen matices, también hay debates internos alrededor de las responsabilidades de los grupos armados, sobre cuáles son los enfoques que debe tener cierta parte u otra”, agrega un comisionado, que pidió la reserva de la fuente para hablar sobre los debates internos.

Para el comisionado Carlos Beristain las diferencias son apenas normales en un ejercicio tan grande y ambicioso como el informe. “Las decisiones de la Comisión se han tratado siempre por consensos. La aprobación de los capítulos es algo que es revisado por todos los comisionados, las discrepancias también son discutidas y abordadas”, afirma.

Mirará al presente

“Es muy desconsolador. A nosotros nos dan una tarea que es la tarea de hacer un cierre del pasado. Pero no podemos reflexionar sobre el pasado, porque el pasado no ha llegado”, nos dijo un comisionado, que agregó: “La tarea era decir cómo hacemos para que no se repita lo que pasó, pero mientras hacíamos la tarea ya se repitió. Entonces nos toca hacer una reflexión sobre el hoy, sobre el presente”.

De esa manera resume otra de las particularidades del informe final y es que mirará lo que está pasando actualmente. Luego del desarme de las Farc, cuando aún muchas zonas padecen el conflicto.

En el país, desde la firma del Acuerdo de Paz, se ha venido reconfigurando el conflicto armado y se ha fragmentado la violencia. Hace tan solo unas semanas, el Comité Internacional de la Cruz Roja alertó que en Colombia había actualmente seis conflictos armados.

A esta realidad no ha sido ajena la Comisión. A mediados de febrero, un recorrido por el Magdalena Medio, que hacía parte de la estrategia “Ruta de la verdad”, tuvo que ser cancelado por el paro armado de la guerrilla del ELN. Los mismos comisionados, hace dos semanas, salieron en un vídeo pidiendo un alto a la violencia y alertando sobre la crisis humanitaria del país.

“La Comisión está trabajando en un contexto hostil. Si bien miramos hacia atrás, también tenemos que mirar hacia las violencias de esta transición política, hacia las violencias del presente”, dice el comisionado Beristain. A ese mismo panorama se refiere el asesor de la Comisión Gonzalo Sánchez: “este informe más que una reflexión sobre el pasado y una reconstrucción sobre la violencia, tiene que ser más un informe de futuro”. 

Periodista de la Universidad de Antioquia. En La Silla Vacía empecé contando las movidas políticas de Antioquia como practicante, ahora escribo sobre el conflicto armado, las políticas de seguridad, la justicia transicional y los esfuerzos de paz en el país.