Tomado de Colprensa

La salida de la ministra Irene Vélez es un hecho. Así se vive en el Ministerio de Minas y Energía, que encabeza hace 11 meses. Es la onceava ministra del gobierno Petro que deja su cargo. 

Vélez fue el nombramiento más simbólico y más problemático que hizo Petro desde su llegada al poder. “Si a la vida, no a la mina”, es el lema que cuelga de la oficina de la ministra de Minas, de 40 años, que llegó a su primer cargo público con una trayectoria como activista ambiental y académica. 

Pero hacer de un nombramiento ministerial un mensaje político no le salió bien al presidente Petro. Vélez deja una cartera con problemas internos, rodeada de señalamientos de posible nepotismo y abuso de poder, peleas con otros miembros del gabinete y varias cicatrices de escándalos pasados.

Adentro, no hay una política trazada para cumplir con el propósito de dejar abrir bloques nuevos de exploración petrolera, existe una amenaza explícita de racionamiento eléctrico ante la llegada de El Niño, la política minera está estancada, y el sector privado está alienado del gobierno. Vélez se va con algunos avances en el control de tarifas de energía y en algunas consultas previas. Pero los retos de su sucesor, aun por definirse, empiezan por poner orden en una entidad a la deriva.

El ambiente es de salida en el ministerio

Vélez estaba considerando su renuncia desde la semana pasada, y tocó el tema con cercanos y con el presidente Gustavo Petro. Distintos medios reportaron que Vélez, quien se iba a unir a la delegación oficial junto al presidente Petro en Bélgica, regresó ayer a Colombia para reunirse hoy con su equipo y para atender las dos investigaciones que abrieron en su contra Fiscalía y Procuraduría por supuesta extralimitación de funciones en un trámite migratorio. 

Esta sería la razón por la que el presidente Petro aceptó su salida, luego de meses de ser un defensor férreo de su gestión. 

En todo caso, otra razón que estaría detrás es que la relación entre el presidente y la ministra se habría deteriorado en las últimas semanas. Una fuente cercana al presidente, pero que pidió reserva, contó que en una reunión reciente, el presidente Petro le dijo a ella: “usted ministra no ha hecho nada, me está mostrando gestiones de gobiernos pasados”. La persona afirma que Petro se quejaba de que la transición energética no había avanzado al ritmo necesario.

Para Amylkar Acosta, exministro de esa cartera, la razón de la salida son sus procesos disciplinarios, pero quién sea su reemplazo mandará un mensaje.

“Su reemplazo dará una señal de lo que vendrá luego de la instalación de las sesiones ordinarias del Congreso este 20 de julio. Con eso el presidente decide si se recompondrá la coalición de gobierno o si continuará con su apuesta por el balcón y las calles, según el perfil que elija”, dice Acosta.

Mientras tanto, como reveló La Silla Vacía, el secretario general de la Presidencia, Carlos Ramón González, ya había ofrecido la semana pasada el puesto de ministro de Minas a Fernando Vargas, un precandidato a la Gobernación de Santander.

Vargas le hizo campaña abiertamente a Petro el año pasado, y como acaba de cumplir una inhabilidad de la Procuraduría por irregularidades en contratación, estaba planeando entrar a la campaña por Santander. En la reunión en la que le hicieron el ofrecimiento, según los relatos, le explicaron a Vargas que Rodolfo Hernández, excandidato presidencial que compitió contra Petro en la segunda vuelta, es el favorito del petrismo para ir por la Gobernación de Santander, y por eso le ofrecieron el cargo.

Un funcionario que trabaja como contratista y que pidió reserva por su cargo, dijo: “llegue el que sea, no creemos que consigan uno peor”.

Dice que el ambiente en el ministerio venía con tensiones, según cuenta, porque muchos funcionarios estaban molestos, pues en días recientes Vélez les había pasado un memorando a unas 200 personas pidiéndoles llegar temprano a la oficina, a pesar de que muchos salían tarde en la noche, por lo que, dice: “todo el mundo empezó a llegar a las 7am y ya a eso de las 4 de la tarde en el ministerio asustan”.

Sobre los perfiles para su posible reemplazo suenan varios nombres. Además de Vargas, ha sonado desde hace algunas semanas el de Álvaro Pardo, actual director de la Agencia Nacional Minera, Andrés Camacho, que aterrizó en la Agencia Nacional de Hidrocarburos (aunque todavía no ha sido nombrado por la ley de cuotas) y Amilkar Acosta, exministro de esa cartera, que en conversación para esta nota descartó tener conocimiento de estar en esa lista de posibles opcionados.

Sin embargo, todos esos nombres estarían descartados porque, según las fuentes, estarían buscando una ministra mujer para cumplir con la promesa de un gabinete paritario. Por esto, lo que se espera es que el cargo lo asuma temporalmente una viceministra, que en este caso sería Johanna Rocha, viceministra de Minas.

Esto porque el nombramiento de Ángela María Sarmiento Forero, quien iba a ser la nueva viceministra de Energía en reemplazo de Belizza Ruiz, se habría caído ayer tras el ruido generado por la posible salida de la ministra Vélez. Además, Johanna Rocha estuvo en el empalme del ministerio y no es cuota de la ministra, por lo que no se prevé su salida.

Sin embargo, una fuente que conoce el ministerio por dentro, pero que pide reserva para hablar de nombres, dice que sí se ve llegar un remezón de otros cargos que han llegado con la ministra y que son de su círculo cercano.

“El vice de energía, Cristián Andrés Díaz, estuvo encargado luego de que salió Belizza, pero su perfil genera resistencia en el petrismo, así que él saldría. También el secretario general, la secretaria privada y los cuatro directores de áreas, que son cercanos a Hildebrando Vélez (padre de la ministra y cercano a Francia Márquez), que también saldrían. Finalmente, se irían los asesores, la mayoría de Cali, que ella trajo al ministerio”, dice.

Por ahora, en el ministerio lo que se siente es que con la salida de Vélez muchos procesos quedaron pendientes, tanto en los temas mineros como en los energéticos.

Los temas que quedan en suspenso

Un alto cargo que trabajó en el ministerio, pero que salió este año por diferencias con la ministra, le contó a La Silla Vacía que en los temas mineros el ministerio va crudo. Para ilustrar el problema, la fuente cuenta que en la oficina de la ministra Vélez hay un aviso en su despacho que dice: “sí a la vida, no a la mina”, que para él resume su actitud frente a este sector.

“En minería no se ha hecho nada. La ministra no ha tenido una sensibilidad frente al sector minero. En el cronograma legislativo estaba fechado presentar el borrador de la reforma al código minero el pasado 18 de marzo, y este es el momento que no se ha presentado nada porque mucha gente en el ministerio no sabe del tema”, dice.

Un tema que le preocupa es que el ministerio no ha tenido una actitud para dialogar con empresas: “es increíble que empresas que tributan billones de pesos al año no haya quién las reciba en el gobierno central”, dice. Una imagen parecida tiene Sandra Sandoval, viceministra de minas en el gobierno Duque.

Para Sandoval, que venía de trabajar como la directora de formalización minera en el ministerio antes de asumir como vice de Duque, la ministra Vélez sí trató de marcar una ruta en el tema minero, pero tiene la sensación de que le faltó cuajar en temas concretos.

“El gobierno lleva diciendo que quiere articular un ordenamiento territorial en torno al agua para definir las zonas donde se puede hacer minería. Listo, esa fue la apuesta que se propuso y yo no la voy a discutir. Pero este es el punto en el que no se sabe qué va a pasar con la explotación de minerales críticos, como el cobre, cuando se superponen con áreas de reserva forestal, por ejemplo. No está claro si se va a poder ejercer esa explotación o no”, dice.

Aunque Sandoval reconoce el esfuerzo para hacer la cumbre minera, que tenía como objetivo sacar el texto de reforma al código minero, dice que tampoco en eso la apuesta se ha traducido en un texto por parte del gobierno. Otros temas tienen mucho campo para la mejora, como el relacionamiento entre el sector minero y los actores territoriales. “No es para solucionarle el problema a las empresas, sino para minimizar la conflictividad con las comunidades”, dice.

Por el lado de los temas energéticos también quedan muchos desafíos pendientes. Uno de ellos viene con el atraso de los proyectos de energía en un contexto de fenómeno del niño en el que se prevén cortes de luz. Ayer el operador eléctrico XM publicó un comunicado advirtiendo que, debido al aumento de la demanda de energía energética, era posible que se dieran racionamientos, a lo que el gobierno respondió que no hay señales de racionamiento.

Santiago Ortega, director de innovación en Emergente Energía Sostenible, una empresa que trabaja con proyectos de energía solar, dice que hay instituciones, como la Comisión Regulatoria de Energía y Gas (Creg) que están cojas porque siguen en situación de interinidad, justo cuando se viene un fenómeno del Niño que augura sequía para un sistema basado en hidroeléctricas.

“En este momento la Creg está coja y no tiene capacidad operativa. El problema viene desde el final del gobierno Duque, en el que hubo unos nombramientos de comisionados cuestionables que fueron demandados y cayeron. Actualmente, de 6 comisionados expertos que deberíamos tener apenas hay una en propiedad, y hay 4 comisionados nombrados en interinidad por el gobierno Petro. Es una entidad sin comisionados”, dice Ortega, quien profundizó en ese tema en una columna.

Para Ortega, no se ha tenido una discusión seria sobre si se deben o no conceder nuevos contratos de exploración petrolera:

“Algunas empresas dicen que hay que explotar más, el gobierno no, pero es un tema dogmático. La realidad es que somos un país con petróleo, pero no petrolero. Nuestro petróleo es difícil de refinar. Nosotros vamos a entrar a unos déficits comerciales inmensos cuando baje la demanda de petróleo mundial, y tenemos que pensar bien cómo vamos a reaccionar frente a esa situación con evidencia”, dice.

Ortega reconoce de la gestión de Irene Vélez que le ha dado un impulso a la figura de las comunidades energéticas: “impulsó esa figura, faltan cosas por reglamentar, pero le ha dado impulso con plata para que se puedan desarrollar estos grupos de productores locales de energía”, explica Ortega.

En otros temas le reconoce los esfuerzos, pero con resultados grises. Celebra el pacto de justicia tarifaria para bajar los altos precios de la luz en octubre pasado. Sirvió temporalmente para reducir las alzas, aunque estos han incrementando este año y la promesa inicial era lograr reducciones netas.

Ortega también resalta que se completaran todas las consultas previas de colectora, la línea de transmisión que busca conectar los proyectos eólicos en La Guajira. Pero al tiempo dice que quedan muchos de esos proyectos eólicos en ciernes, con la salida de Enel del proyecto Wimpechi, y la dudosa entrega del proyecto Jepirachi a las comunidades indígenas Wayuu: “ese proyecto ya se estaba desmantelando, pues llegó al final de su vida útil, por lo que no es del todo claro cómo van a hacer para que funcione”, dice Ortega.

Con la elección del perfil del próximo ministro, Ortega cree que hay una oportunidad para recomponer la relación con el sector minero energético: “Petro tiene una oportunidad de congraciarse con el sector en general, nombrando una persona que conozca el sector, que sea capaz de dar la discusión sobre si se dan o no nuevos contratos de manera técnica y no dogmática”, dice.

Acosta, el exministro de esa cartera, apunta en la misma dirección: “el relevo en el ministerio es una ocasión propicia para que el gobierno nacional unifique su criterio y su discurso respecto a los hidrocarburos, porque mientras la ministra estaba cerrada a la banda, había contradicciones con las posiciones del anterior Ministro de Hacienda (Ocampo) y del actual (Bonilla), y eso confundía a todos”.

Estas contradicciones frente al tema de cerrarle la puerta a los hidrocarburos fueron uno de muchos escollos que enfrentó la ministra Vélez en su paso por la cartera energética, un camino de espinas que terminó hoy. 

El camino de espinas

A Irene Vélez la rodeó la controversia desde que llegó a su cargo. Aterrizó como un nombramiento simbólico del presidente Petro para mostrar que su propuesta de desincentivar el petróleo y la minería iba en serio. Su perfil de académica y activista ambiental que se puso del lado de las comunidades levantó preocupaciones en un sector técnico que no estaba acostumbrado a un perfil de esas credenciales dirigiendo esa cartera, por lo que sentían que con su llegada el país se quedaba con dos Ministras de Ambiente y con ninguna de Energía.

A algunas salidas en falso que confirmaron a sus opositores en la creencia de que le faltaba experiencia y conocimientos básicos para manejar esa cartera. Vélez habló de “reservas de gasolina” y se confundió con cifras claves. Fue la primera ministra de Petro citada a un debate de moción de censura que el Centro Democrático y Cambio Radical le intentaron hacer en noviembre pasado, aunque no les alcanzaron los votos para que este prosperara.

Uno de los nudos de la controversia sobre su figura giró en torno a su posición de no abrirle la puerta a nuevos contratos de exploración de hidrocarburos, un punto que defendió a través de un informe que hablaba de reservas de gas por 14 años. Pero que fue cuestionado por expertos por hacer cálculos inexactos basados en supuestos muy optimistas de que se podían mezclar reservas no probadas de petróleo junto con reservas probables y posibles. 

Además, incluyó firmas de personas del ministerio que afirmaron no haber participado en la elaboración del documento, como su viceministra Ruiz.

En mayo pasado, con la publicación por parte de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, del informe de reservas probadas de petróleo y gas (en el que hablaba de unas reservas de petróleo por 7.5 años y de gas por 7.2 años) esa apuesta de Vélez se hizo más difícil de sostener, aunque ella la ha mantenido como una línea roja de su discurso.

Pero las aguas que amenazaban su estabilidad en ese cargo no venían sólo desde afuera, sino también dentro del mismo ministerio. A Vélez le costó organizar un equipo directivo con el que pudiera trabajar sin diferencias. Sus dos viceministros, Belizza Janet Ruiz (Energía) y Giovanni Sepúlveda (Minas) salieron del cargo a meses de ser designados, en medio de diferencias con la ministra. Ruiz, en particular, con una relación tan deteriorada cuando Vélez le pidió la renuncia que se mantuvo en su cargo hasta que el presidente Petro la sacó. Tras su salida, Ruiz hizo acusaciones públicas de que Vélez era mentirosa, presentaba informes falsos y había puesto a funcionarios a dedo en juntas directivas.

El último coletazo de las tormentas llegó en la última semana con la contratación de su esposo, Sjoerd Van Grootheest, en el Fondo Colombia Paz y porque hizo palanca para que dejaran salir a su hijo menor de edad sin el permiso notariado que se exige.

Estos escándalos, más las incomodidades del presidente Petro con los resultados de la ministra, serían las razones por las que Vélez, una de las ministras del corazón ideológico del presidente, deja el cargo a menos de un año de asumir esa cartera. 

Soy editor de la Silla Académica y cubro las movidas del poder alrededor del medioambiente en la Silla.