Como parte de esta historia de la Sala de Redacción Ciudadana, hicimos un directorio de productores y ejemplos de comercio más directo. Para darle más impacto y alcanzar a audiencias interesadas en un consumo más consciente nos aliamos con Última Hora Colombia, un medio pionero en la creación de contenido para redes sociales y un referente en Instagram con una comunidad de más de un millón y medio de seguidores, la mayoría jóvenes. Al final, pueden encontrarlo.
En estos meses, muchos colombianos han demostrado que sí se puede comprar directamente a los productores y enterarse de dónde viene su comida.
En los últimos días, en forma de luz y cédula, llegó finalmente el Estado a la casa de Nubia Gaona y sus hijos Jeimer y Arley David, los campesinos de Chipaque, Cundinamarca, que convertidos en famosos youtubers, han acercado el campo al medio millón de colombianos en las ciudades que ahora los siguen en la red social.
Ellos han abierto una ventana a las condiciones de la vida rural en Colombia, pero aún más importante, han puesto en evidencia el potencial que tenemos los consumidores de transformar las relaciones inequitativas que han mantenido al campo empobrecido por años.

Historias como las de Nubia e hijos, que se convirtieron en celebridad en las redes sociales con su oferta de kits para sembrar comida en casa o la iniciativa “del páramo a su mesa” de campesinos de Pisba, que también venden su papa y hortalizas por Whatsapp, han comenzado a crear una nueva conciencia sobre nuestro vínculo con la agricultura, el sector que más contribuyó al crecimiento económico con un 6 por ciento durante el primer trimestre.
“Indudablemente el campo le cumplió al país en materia de seguridad alimentaria.”
Jorge Bedoya. Presidente de la SAC
Durante estos meses de cuarentena, muchos colombianos han demostrado no solo que sí se puede comprar alimentos directamente a productores, sino también que ésto tiene efectos positivos para las comunidades campesinas y para el mismo consumidor que se entera de dónde viene su comida.
Compras directas a campesinos. ¿Hay futuro?
No es una muestra representativa ni hecha de manera profesional, pero da una idea de la nueva tendencia: hicimos una encuesta en las redes sociales de La Silla Vacía y encontramos que de 1060 usuarios que la respondieron, el 40 por ciento dijo haber realizado compras directas a campesinos durante la cuarentena, mientras que el 60 por ciento continuó adquiriendo sus productos de manera normal en supermercados y tiendas.
No hay un cambio radical, pero al menos se ve el interés que se ha generado durante la pandemia en el consumo directo.


Las compras directas a productores campesinos se han ido abriendo espacio en los últimos años y hoy en día existen varias iniciativas en el país.
Crepes and Waffles, la cadena colombiana de restaurantes, es una de ellas. Inició un proyecto de comercialización directa hace seis años con asociaciones campesinas de Montes de María. Hoy en día, como lo cuenta Felipe Macía, su director de Sostenibilidad, trabajan con 580 familias a quienes les compran directamente fríjol y miel que ponen en la barra de ensaladas de sus restaurantes.
Macía dice que Crepes les compra entre un 20 y un 60 por ciento más alto que el mercado con el ánimo de que las comunidades campesinas tengan un estímulo para proteger el bosque seco en su región. A su vez, los clientes del restaurante tienen la oportunidad de disfrutar de fríjoles y miel proveniente de los Montes de María y por cada plato que consumen Crepes se ha comprometido a sembrar un árbol.
“Ya sembramos 18 mil y esperamos que en 2021 cumplamos la meta”, dice Macía.
“Les aseguramos la compra a los campesinos porque es constante, un aumento en sus ingresos, garantizamos que haya una relación directa entre el productor y el comprador final, sin intermediarios y garantizamos la conservación del medio ambiente”
Felipe Macía. Director de Sostenibilidad de Crepes & Waffles
Aunque la pandemia y la cuarentena han visibilizado y conectado a consumidores con productores, todavía siguen siendo pocas las organizaciones que pueden saltarse a los intermediarios.
“Es una brecha que está complicada”, dijo a La Silla Luz Dary Díaz, de la organización Semillas de Esperanza, Vida y Paz, que trabaja en agricultura urbana en Bosa.
En su liderazgo en la organización de mercados campesinos, ella ha encontrado varios cuellos de botella que hacen que los centros de abastecimiento como Corabastos sigan dominando la mayor parte de compra y venta de alimentos.
“Los campesinos están acostumbrados a que los mayoristas les garantizan la compra, pero eso implica que haya más intermediarios”, dice. Muchas personas quieren comprar los productos directamente a los campesinos, agrega, pero para eso se necesitan productores que puedan organizar la logística para vender directamente a la gente.
“Hay que enseñarle a los campesinos sobre los precios para que haya un sistema más justo y solidario”.
Los circuitos cortos
Una iniciativa que ha venido tomando fuerza en los últimos años, y que respondería en parte a los problemas que Díaz identifica, es la de los circuitos cortos de abastecimiento alimentario.
Estos se refieren a las formas directas de comercialización entre productores agropecuarios y consumidores. Incluyen varias modalidades: venta directa en las fincas, compras en mercados campesinos, o asociaciones entre productores y consumidores. Todo con el objetivo de minimizar el número de intermediarios.
Varios países de la región han avanzado en esto.
Chile tiene 933 de las denominadas “ferias libres”, que son mercados que ofrecen productos campesinos a lo largo del país que incluyen a más de 66 mil vendedores. Se estima que el 70 por ciento de las frutas y verduras y el 30 por ciento del mercado de pescados y mariscos del país se comercializan en estos espacios.
Otro caso interesante es Perú. El reciente boom internacional de su cocina llevó a la Asociación Gastronómica de ese país a iniciar un proyecto sobre “cadenas agroalimentarias inclusivas”, en el que privilegian las compras a pequeños agricultores y se resaltan productos agropecuarios autóctonos. Esto no solo beneficia a campesinos sino también resalta y protege la agrobiodiversidad.
Los beneficios de los circuitos cortos son múltiples.
A los productores agropecuarios les soluciona el problema de tener producciones pequeñas, pues se pueden comercializar directamente las cantidades disponibles. Así mismo, incrementan sus ingresos al reducir o eliminar los intermediarios.
Los consumidores, por su parte, pueden consumir mejores alimentos y dietas más balanceadas. En Italia, por ejemplo, un estudio mostró que las compras directas en mercados campesinos en varias regiones de ese país tienen una incidencia en la disminución de las tasas de obesidad de la población.
En términos ambientales, los circuitos cortos también traen beneficios: reducen, entre otros, la cantidad de plásticos usados para empaques y las emisiones de CO2 generadas por el transporte de alimentos.
Por eso la Unión Europea en su Política Agrícola Común (PAC) ha profundizado en el desarrollo de circuitos cortos y sus impactos socio-ambientales.
En Colombia, ya hay unos pinitos.
Región Central, ¿el futuro de los circuitos cortos?
La Región Administrativa y de Planeación (RAP-E), conformada por Bogotá, Boyacá, Cundinamarca, Huila, Meta y Tolima representa el 29 por de la población nacional, cubre el 14 por ciento del territorio y provee el 26 por ciento de la producción agrícola del país.
¿Su plan de abastecimiento alimentario podría ser el futuro de los circuitos cortos?
El objetivo del plan es construir un sistema de abastecimiento eficiente, sostenible y saludable para el centro del país, sustentado en la mejora de la productividad rural, la dinamización de los equipamientos, la generación de valor agregado local y la consolidación de canales de comercialización.
Cesar Castillo, director de Abastecimiento y Ruralidad de la Alcaldía de Bogotá, dice que uno de los problemas del abastecimiento es tener centralizado todo en Corabastos.
“Si toca cerrar Corabastos eso nos va a afectar a todos”, dice. “Así que lo que busca el plan es hacer una diversificación del abastecimiento a través de centros de acopio en las diferentes entradas a la ciudad”.
Según este plan, el campesino llevaría sus productos directamente a esos centros de acopio y habría allí un sistema de distribución y de empaque que baje el número de intermediarios.
Es que un producto normal pasa por muchas manos antes de llegar a la mesa. Un ejemplo: el campesino cosecha la papa y por lo general se une con otros paperos para vendersela a un transportador que la lleva a abastos. A veces, hay otro intermediario que le compra al campesino y éste al del camión. El del camión llega hacia las 8 o 9 de la noche a la central de abasto y hacia las dos de la mañana logra entrar. En la central puede haber hasta seis intermediarios (todo está sujeto a que el producto pueda venderse internamente varias veces y los precios están sujetos a la especulación). Esos intermediarios, a su vez, le venden la papa a otros camiones que luego venden el producto a otro precio a las tiendas de barrio o supermercados, donde el consumidor hace la compra final.
“Por lo general hay productos que tienen entre 3 y 8 intermediarios”, dice César Castillo. “Cada vez que cambia de intermediario sube el precio.”

?Si bien el plan de la Alcaldía se encuentra en sus primeras etapas de implementación, si logra sus objetivos de descentralización y de conexión de productores y consumidores podría transformar el abastecimiento para esta región y ser un ejemplo a seguir para otras regiones del país.


Está en nuestras manos
Convertir el consumo directo en una experiencia masiva no es fácil.
La pobreza rural y la redistribución de la tierra siguen siendo desafíos estructurales. Además, como lo ha dicho Jorge Bedoya, el presidente de la SAC, se necesita fortalecer la red terciaria de carreteras y también, como dice Luz Dary, darle un espaldarazo a la producción nacional.
Pero mientras se avanza en la solución de estos problemas más complejos, el cambio de los hábitos de consumo a través de la adquisición de alimentos de una manera más directa puede tener impactos importantes en el mejoramiento de los ingresos y la calidad de vida de las familias campesinas. De cada lector de esta historia, depende que hayan más Nubias, más Jeimers y más Arley Davids.
Armamos este directorio de productores y ejemplos de comercio directo con recomendaciones de nuestros usuarios de Instagram y de los de Última Hora Colombia. También, con otros ejemplos que encontramos en el proceso de reportería. Ayúdennos a enriquecerlo mandando la información a damaya@lasillavacia.com
Esta historia hace parte de la Sala de redacción ciudadana, un espacio en el que personas de La Silla Llena y los periodistas de La Silla Vacía trabajamos juntos.
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