El giro en U de Peñalosa erosiona la ilusión verde
Dicen que del amor al odio no hay sino un paso y, ayer, los cibernautas de la Ola Verde parecieron dar ese paso. Después de que Enrique Peñalosa dijo que “Uribe sería un gran coequipero para sacar adelante a Bogotá” en una entrevista en Caracol y que inmediatamente después el expresidente le aceptara el guiño se produjo una sublevación virtual entre los verdes. ¿Está justificada?
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El excandidato presidencial Antanas Mockus aseguró que lo importante para el Partido Verde es “reconstruir la ciudad”. Y confió en que Enrique Peñalosa no va a olvidar que jamás hay que aceptar que “Todo vale”. |
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El candidato oficial del Partido Verde es Enrique Peñalosa. Esta mañana, en declaraciones radiales, aseguró que está dispuesto a “recibir los buenos consejos que tenga que dar Uribe”. |
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La analista Natalia Springer realizó a través de twitter una fuerte protesta por la decisión del Partido Verde de recibir el respaldo del expresidente Álvaro Uribe. Está citando para un plantón el próximo jueves. |
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La Ola Verde protestó por las redes sociales. No quieren que el Partido Verde y su candidato a la Alcaldía de Bogotá estén cerca del expresidente Uribe. |
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El caricaturista Vladdo se separó hoy del Partido Verde. Dijo en su cuenta de twitter que se separa de ese partido porque no puede compartir candidato con el máximo líder del “furibismo”. |
Primero los hechos: el lunes, el Partido Verde organizó un evento en el Centro de Convenciones para oficializar la candidatura de Enrique Peñalosa a la Alcaldía de Bogotá y para invitar a todos los partidos, movimientos y organizaciones sociales a unirse a su campaña. Como era de esperarse, a primera hora de la mañana Darío Arizmendi entrevistó a Peñalosa y le hizo la pregunta obvia: ¿recibiría Peñalosa el apoyo de Uribe? Peñalosa contestó que Uribe sería un gran coequipero en los temas de seguridad. Cuando le preguntaron si recibiría con los mismos brazos abiertos a Gustavo Petro, dijo que no le gustaba “la forma de hacer política del exsenador”. Es decir, que unos eran más bienvenidos que otros.
Peñalosa viajaba luego a México, y quizás cuando ya iba en el avión, Álvaro Uribe le respondió por twitter. En nueve trinos, le pidió al jefe del partido de la U Juan Lozano y a su exministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga que se reunieran con Peñalosa; dijo que ojalá en dicho diálogo participaran “los partidos amigos que han integrado Primero Colombia”; y de una vez planteó los temas de la agenda de conversación: “seguridad, movilidad, emprendimiento popular para avance social, transparencia para la confianza (…) por Bogotá, diálogo sobre transparencia: audiencias públicas, veedurías universidades, gobierno en línea en contratación: confianza”.
Mientras Peñalosa se quedó callado, la Ola Verde se sublevó en las redes sociales: desde fanáticos verdes que se desuscribieron del grupo del Partido Verde en Facebook hasta comentarios en los foros de los medios manifestando que se sentían traicionados por la reencarnación uribista del candidato oficial del Partido Verde.
Algunos verdes más famosos también reaccionaron en las redes. El caricaturista y columnista Vladimir Flórez, que hasta hoy había sido un defensor a ultranza de la Ola Verde, declaró que se apartaba del Partido Verde: Con rabia y dolor, pero sobre todo con desilusión, me aparto desde hoy de la Ola Verde. Otro camino habré de encontrar.
La analista y periodista de la FM Natalia Springer, que fue muy cercana a la campaña de Mockus, exaltó a la Ola Verde a movilizarse para reclamar al partido que sentía que estaban perdiendo: “#olaverde, no renuncies. Revuelvete!!” También trinó: “necesitamos una #olaverde en modo Tsunami”. Y convocó a la “Ola” a un evento que terminó llamando “Plantón” y en el que varias personas se “plantarán” frente a la sede del Partido Verde el jueves a las cinco la tarde.
El escritor Ricardo Silva, que también había estado cerca a los Verdes en sus columnas, hoy decidió retirarles su apoyo digital:
“Acabo de poner “Unlike” en la página de Facebook del Partido Verde”, dijo. También trinó: “Y la verdad de fondo es que nosotros, que pensamos con el deseo, nos inventamos que los pragmáticos verdes eran antiuribistas”.
Silva enfrentó directamente a Mockus, que en horas de la tarde publicó un comunicado en el que decía que “no todo vale” para ganar las elecciones en Bogotá, pero que tampoco rechazó de frente el apoyo de Uribe: “Querido @AntanasMockus: ¿y entonces no estar de acuerdo con lo que ha hecho Uribe va a quedarse en posición personal?”
¿Se justifica el desencanto?
Cuando a principios de año, Antanas Mockus planteó la posibilidad de lanzarse como precandidato del Partido Verde, en parte como reacción al coqueteo entre Peñalosa y Uribe, la dirección nacional del partido debatió a fondo si debían recibir el respaldo del expresidente. Y prevaleció la visión pragmática.
El apoyo de Uribe sirve para ganar las elecciones en Bogotá y todos –incluyendo a Mockus– están dispuestos a aceptarlo. En ninguno de los comunicados de Antanas de los dos últimos meses ha rechazado el apoyo de Uribe.
“La decisión de recibir el apoyo de Uribe o de cualquiera que quiera participar del proyecto Verde, es un interés superior por la ciudad porque es necesario reconstruir lo que está quedando de la Bogotá en esta administración”, dijo a La Silla Vacía la senadora verde Gilma Jiménez. “Esta decisión fue el resultado de un consenso de la Dirección Nacional del Partido Verde, que tiene 21 miembros, desde los exalcaldes hasta los congresistas y los concejales”.
Para la parlamentaria, el desencanto de la Ola Verde no es real sino el producto del fundamentalismo de un grupo de seguidores de Antanas Mockus a quien “básicamente están irrespetando”. “No entienden que hay un partido en construcción y así lo expresó Mockus cuando dijo que es necesario reconstruir la ciudad y eso es lo importante”.
¿Se puede ser verde y uribista?
Cuando oficializaron la candidatura de Peñalosa, los exalcaldes Mockus, Lucho y Peñalosa dijeron que solo rechazarían “el apoyo de aquellos que tuvieran cuestionamientos jurídicos, procesos penales o que hayan estado en actos de corrupción e ilegalidad.”
Y en su comunicado de ayer, Mockus reiteró su “confianza en que Enrique Peñalosa mantendrá la distancia con el “todo vale” (yidis-política, parapolítica, chuzadas, falsos positivos, agro-ingreso seguro) y defenderá la legalidad democrática que con tanto ahínco promovió el Partido Verde en la campaña del año pasado”.
La pregunta es si el partido se puede mantener cerca de Uribe y a la vez alejado de la yidis-política, con la cual se sobornó a unos congresistas para lograr su primera reelección; de la parapolítica que ha salpicado a varios partidos, pero mayoritariamente a la coalición uribista; de Agro Ingreso Seguro, el programa bandera del agro de Uribe liderado, además, por su principal alfil; y de las chuzadas, que todos los testimonios apuntan a que tuvieron como motivación perseguir a los enemigos políticos del entonces presidente Uribe.
Y también si se puede aceptar a Uribe y no a “los partidos amigos que han integrado Primero Colombia” como lo dijo en un trino el expresidente. Los partidos que bajo la sombrilla de Primero Colombia llevaron a Uribe al poder fueron Cambio Radical; Alas Equipo Colombia, del gobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos; Colombia Democrática, el partido de su primo Mario Uribe; y Convergencia Ciudadana, el partido del Tuerto Gil, estos tres últimos investigados o condenados por parapolítica.
En fin, no es claro si los Verdes pueden seguir teniendo como eje de su discurso la legalidad y a la vez estar aliados con el jefe de un gobierno con tantos escándalos de corrupción.
La respuesta de muchos seguidores verdes en las redes a estas preguntas es que no, que no se puede ser verde y uribista a la vez, que la Ola Verde fue precisamente una reacción al uribismo. Por eso, el acercamiento de Peñalosa y el Partido Verde a Uribe erosiona la ilusión que impulsó la Ola Verde.
¿Sirve el apoyo de Uribe?
Sin esta ilusión, quedan los intereses propios (y legítimos) de cualquier partido. Y el interés más grande es ganar la elección de Bogotá para como dice Gilma Jimenez, “reconstruir lo que está quedando de la Bogotá en esta administración”.
La última vez que Peñalosa se lanzó a la Alcaldía, y también cuando lo hizo Juan Lozano sobre sus hombros, ambos perdieron en más de la mitad de las localidades de Bogotá. En las pasadas elecciones presidenciales, Santos los derrotó ampliamente.
Aunque ningún alcalde ha hecho tanto por desmarginalizar los barrios pobres como lo hizo Peñalosa, a él no lo quieren en los estratos populares. Y, por eso, los peñalosistas sienten que el empujón que les dé Uribe en estas localidades será definitivo para su victoria y que no hay que sobredimensionar la resistencia en las redes virtuales, si en la ‘vida real’ la acogida es más grande. Peñalosa le ha contado a gente cercana anécdotas de cuando ahora va por la calle –por ejemplo en la Plaza de las Américas– y la gente se le acerca y le dice que votará por él porque “está con el presidente Uribe”.
Los del Partido Verde están seguros de que el apoyo de Uribe no condicionaría una administración futura de Peñalosa. Creen que no sería ni más conservador, ni más corrupto y que ni siquiera el uribismo tendría una representación política en el gabinete.
Es decir, que Peñalosa no cogobernaría con Hipólito Moreno ni con José Obdulio. Sobre todo porque más allá de sus coincidencias en los temas de seguridad y libre mercado –dos temas en los que casi todos los colombianos están de acuerdo– ideológicamente Uribe y Peñalosa tienen pocas cosas en común. La obsesión de Peñalosa es la igualdad y claramente esa no fue una prioridad para Uribe. El índice gini aumentó durante su gobierno a pesar del crecimiento económico.
Si esto es así, ¿entonces, cuál es el interés de Uribe en apoyar a Peñalosa y de hacerlo de forma tan ostensible y tan temprano en la campaña? La respuesta más generalizada entre los de la dirección Verde consultados por La Silla Vacía es que Uribe no tiene más a dónde ir. La U tiene la mayor fuerza política en la ciudad pero no tiene un candidato fuerte. Y Uribe quiere poder cobrar luego que el candidato de Bogotá lo puso él.
Aún si esa es la motivación real de Uribe, no es obvio que la U vaya a acompañar a Peñalosa. Uribe envió los trinos ayer cuando la U estaba reunida discutiendo, entre otras cosas, cómo escoger el candidato de su partido. Los concejales, ediles y varios representantes de la U se oponen a acompañar a Peñalosa. Y por más admiración que le tienen a Uribe, han mostrado más reticencia a bailar a su ritmo que lo que han demostrado hasta ahora los verdes.
A excepción de lo que está haciendo Sergio Fajardo en Antioquia, en los últimos meses a los Verdes no se les ha oído ninguna propuesta nueva sobre Bogotá, ni sobre el país, ni sobre la ola invernal, ni sobre la minería en el páramo de Santurbán. Como dijo Claudia López en Hora 20: “Uribe con un par de trinos les ha puesto la agenda de la campaña”.