En la tarde del 27 de junio de 2023, las fuerzas armadas rusas atacaron con misiles la pizzería Rio Lounge, en la ciudad de Kramatorsk, en Ucrania, asesinando a 13 personas e hiriendo a 60 más. La escritora ucraniana Viktoriia Amelina —que se encontraba allí ese día con el ex comisionado de paz Sergio Jaramillo, con el escritor Héctor Abad Faciolince y la periodista Catalina Gómez, todos colombianos— fue una de las víctimas fatales.

Los comandantes del ejército ruso así como propagandistas de ese país justificaron el ataque como una operación militar legítima contra “mercenarios extranjeros” (entre los cuales incluyeron inicialmente a los colombianos) y líderes de una brigada militar del ejército ucraniano.  Una meticulosa investigación de la organización de derechos humanos Truth Hounds demuestra que no fue así.

Los cazadores de la verdad

Truth Hounds es una organización de derechos humanos que desde 2014 investiga y documenta crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos cometidos durante la guerra en Ucrania.

Los abogados, periodistas e investigadores que trabajan en esta organización llevan desde el inicio de la guerra armando una base de datos gigante con videos de youtube, imágenes satelitales, mensajes en Telegram, fotos, testimonios estructurados de víctimas y artículos periodísticos que documentan los crímenes cometidos por Rusia durante su invasión en Ucrania. Luego corroboran esa información con testigos y otras fuentes.  Todo esto con la idea de que en un futuro este trabajo sirva de prueba para llevar a juicio y condenar a los responsables rusos de estas masacres.

El informe que acaban de publicar fue particularmente difícil para esta organización porque Amelina era una de las investigadoras del proyecto. De hecho, la escritora había ido con los colombianos a Kramatorsk, la última ciudad que se puede visitar antes de llegar al campo de batalla, a recoger testimonios para este proyecto y para el de Aguanta Ucrania!, liderado por Jaramillo para crear conciencia en América Latina sobre la dimensión de la agresión rusa.

Para esta investigación, el equipo de Truth Hounds entrevistó a 22 personas —entre testigos y sobrevivientes— del ataque. Y utilizó información satelital, software de reconocimiento facial, inteligencia artificial y otras herramientas para establecer exactamente qué ocurrió ese día sino para dar con los nombres de quienes dieron las órdenes del ataque letal y las ejecutaron. 


La justificación rusa del crímen

Entre los hallazgos de la investigación está que pocos minutos después del ataque, en los canales rusos de Telegram y algunos medios rusos se publicó desinformación para justificar lo sucedido. Se dijo que militares y “mercenarios extranjeros” habían sido heridos y muertos como resultado del operativo militar. Esto fue reportado inicialmente por el coronel Ruslan Alimovich Petrosov, comandante de la brigada de misiles 47 del Ejército Ruso, que la investigación identifica como uno de los responsables de haber dado la orden.

Lo sorprendente es que inicialmente entre los seis supuestos mercenarios que enlistan en mensajes de Telegram meten a Jaramillo, a Abad Faciolince, a la periodista Gómez y a otras tres personas. 

Truth Hounds investigó la huella digital de los seis y concluye que “ninguno de los individuos citados podría de ninguna manera ser descrito como un ‘mercenario’.  Uno era un voluntario de una ONG que trabaja con brigadas médicas; el otro un periodista belga; y el tercero, un civil experto en temas de seguridad que trabajaba con una voluntaria.

Según la investigación, un canal ruso de Telegram dijo que la causa del ataque fue que esta voluntaria etiquetó en su página de Instagram “instructores de la Otán en Kramatorsk”.  Sin embargo, tanto ella como el experto en seguridad llevaban tres semanas sin ir a Kramatorsk y tampoco estaban allí el día del ataque. 

Sobre los tres colombianos, Truth Hound confirma que estaban allí como parte del proyecto Aguanta Ucrania.  “Incluso algunos canales rusos reconocieron que estas personas no eran militares ni mercenarios extranjeros”, dice el documento.

El 28 de junio, el secretario de prensa de la presidencia rusa, Dmitriy Peskov, sacó un comunicado oficial sobre el ataque en el que aseguró que se trató de un legítimo blanco militar en el que murieron dos generales de la brigada 56 del Ejército Ruso que estaban en una reunión de la brigada, 50 oficiales del ejército ucraniano y 20 mercenarios extranjeros y militares.

Un día después, la representante del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, no solo repitió lo dicho por Peskov y justificó que el ataque había tenido un blanco militar legítimo, sino que además acusó a la escritora Viktoriia Amelina de haber “planeado una provocación” poniendo “deliberadamente a los colombianos en peligro”.  

Esta aseveración carece de fundamento así como la cifra de muertos. El día del ataque murieron 11 personas, y dos más en los días siguientes, incluida Amelina. Entre los muertos había solo dos militares: un paramédico de combate y un soldado americano voluntario de la Legión Internacional.

Testigos que estaban en la pizzería también rechazaron la versión rusa de 70 militares ucranianos asesinados durante el ataque. “Dicen que en la parte de arriba del restaurante había entre 40 y 50 clientes, con un número más o menos igual de civiles y militares”, dice el informe.

Según diez sobrevivientes entrevistados por Truth Hounds los militares presentes en la pizzería “parecían clientes regulares que fueron a comer pizza con sus amigos civiles o conocidos”. No un comando armado.

Ese día en Ria Lounge había dos militares celebrando con compañeros sus cumpleaños.

Fue un ataque avisado

Uno de los datos sorprendentes del informe es asegura que el administrador del restaurante (que murió en el ataque) y el director “sabían de la posibilidad de un ataque en el restaurante”, según dice la investigación. “Sin embargo, ninguno de los dos se lo dijo a los empleados o tomó ninguna medida para proteger a su equipo o a los clientes.”

Uno de los empleados entrevistados, que lo oyó de la policía, dijo que “el día del ataque, el administrador habló con las autoridades, que le advirtieron que iba a haber un ataque. No se tomaron medidas de evacuación y por eso pasó lo que pasó”. 

Cuatro residentes de Kramatorsk que fueron testigos del ataque le hablaron a Truth Hounds de los llamados “tags” que había sobre Ria Lounge. Un “tag” son las coordenadas que envía un informante local a los militares rusos sobre un lugar específico para que lo ataquen posteriormente.

Y en efecto, el informe cuenta que un informante fue detenido cerca a la pizzería y habría sido quien dio las coordenadas de la pizzería. Era un agente del GRU de las Fuerzas Armadas rusas. 

“Es relevante que el sospechoso informó a los atacantes acerca del número significativo de civiles, incluidos niños, que estaban entre los asistentes al momento de filmar el video (que envió)”, dice el informe.

La investigación de Truth Hounds concluye que a pesar de que había militares comiendo ese día en Ria Lounge, el ataque debería ser calificado como un crimen de guerra. No solo porque la pizzería estaba localizada en un área densamente poblada y era frecuentada por militares y civiles sino porque fue atacada con un misil crucero Iskander-K lanzado a más de 100 kilómetros de distancia. Por lo cual Rusia tenía poco control sobre el objetivo que iba a atacar.

“Dada el área tan grande de impacto de un misil crucero y la falta de control sobre el objetivo por parte de los atacantes, la naturaleza del ataque a Ría Lounge fue indiscriminado por naturaleza”, concluye el informe.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...