La reforma tributaria que está en plena discusión no debería tener micos: a diferencia de la de hace dos años no cambia muchas cosas en el sistema de impuestos y tiene como principal meta que el gobierno tenga cómo llenar un hueco fiscal de 12,5 billones de pesos. Pero La Silla cogió uno en pleno vuelo.
La reforma tributaria que está en plena discusión no debería tener micos: a diferencia de la de hace dos años no cambia muchas cosas en el sistema de impuestos y tiene como principal meta que el gobierno tenga cómo llenar un hueco fiscal de 12,5 billones de pesos. Pero La Silla cogió uno en pleno vuelo.
Varios congresistas han propuesto volver a meter al Estatuto Tributario una frase que privilegia directamente a los pilotos de las aerolíneas comerciales. Es una frase que reviviría un privilegio que tuvieron hasta este año y gracias al cual los pilotos no pagaban nada de impuesto de renta ni les aplicaba la retención en la fuente aunque ganaran más de 20 millones de pesos.
El privilegio que ya no es
La reforma del 2012 golpeó muy duro a los pilotos porque, con el objetivo de hacer que el sistema fuera menos desigual, obligó a más personas a presentar la declaración de renta, cambió la manera en que las personas pagan ese impuesto y en que les hace la retención en la fuente.
Además del sistema tradicional para definir el impuesto, se creó uno alternativo llamado el Iman, una movida que evitó al gobierno pelear la eliminación de cada una de las deducciones que existen. El Iman arroja un monto mínimo a pagar, un piso que asegura que quienes logran usar muchas deducciones no paguen tan poco.
Para los pilotos el efecto fue particularmente duro.
Resulta que hay una norma tributaria de 1974 que dice lo siguiente: “Para los ciudadanos colombianos que integran las reservas de oficiales de primera y segunda clase de la Fuerza Aérea, mientras ejerzan actividades de piloto, navegante o ingeniero de vuelo, en empresas aéreas nacionales de transporte público y de trabajos aéreos especiales, solamente constituye renta gravable el sueldo que perciban de las respectivas empresas, con exclusión de las primas, bonificaciones, horas extras y demás complementos salariales.”
Aunque ese texto no lo dice, todos los pilotos comerciales integran las reservas de la Fuerza Aérea, por lo que se aplica a los alrededor de 1.600 pilotos y copilotos que hay en el país.
Esa es una gran gabela porque la regla general es que primas, horas extras y demás sí hacen parte de la base sobre la que se calcula el impuesto de renta. Encima, el salario básico de los pilotos es una fracción de lo que perciben al mes.
En el caso de Avianca, el caso es tan extremo que un piloto de un Airbus 330 o un Boeing 787 podía tener un sueldo básico de menos de $1.100.000 pero recibir más de 19 millones. Los 18 millones restantes le entran como primas, bonificaciones, etc. (acá está la tabla completa).
Con ese sueldo básico la aerolínea no le retenía nada (y seguramente tampoco pagaba nada en la declaración de renta). En contraste, una persona normal que se gane los mismos 19 millones debería pagar mínimo $1.863.570 al mes en impuesto de renta.
Esa gabela se les acabó con el Iman, al que no se le aplica esa norma especial.
Sin embargo, nadie se dio cuenta cuando salió la reforma, y por eso el problema estalló en marzo de este año, cuando empezó a regir el nuevo impuesto para las retenciones y las aerolíneas le avisaron a los pilotos que iban a tener que pagar.
Eso se convirtió en otro motivo de problemas entre Avianca y sus pilotos, que tienen unas relaciones tan tensas que la mitad de ellos, que están sindicalizados, casi se va a paro en esa misma época y uno de los motivos era la exigencia de mejores sueldos para compensar el impacto del Iman.
A la larga, los pilotos pueden recuperar sus ingresos de antes del Iman con ese aumento de salarios por parte de las aerolíneas. Es decir, con cargo a las aerolíneas privadas.
Pero desde que se supo que el gobierno tenía que hacer una nueva reforma tributaria, la estrategia privilegiada por los pilotos ha sido lograr que esa compensación la haga el Estado.
El lobby
Los pilotos están haciendo lobby para que el Iman aplique la regla vieja.
Afirman que el ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas y el ex ministro de Trabajo Rafael Pardo se los prometieron, y muestran una carta de la Ministra de Transporte Natalia Abello en la que los apoyan.
“Es un tema de inequidad porque algunos aviadores están en el sistema viejo,” le dijo a La Silla el capitán José María Jaimes, presidente de la Organización de Aviadores de Avianca y vocero de los pilotos. “Esa regla existe desde 1974 y pedimos que se mantenga para todos, que haya congruencia del Iman con el sistema ordinario”.
Como dijo Gloria Beatriz Giraldo en la única columna que se ha escrito sobre el tema y que refleja la posición de los pilotos, sienten que lo que hay es “la burla y desconocimiento de los derechos adquiridos” desde que en 1974 el gobierno de Misael Pastrana los convirtió en reservistas de la Fuerza Áérea.
También dicen que el impacto de este impuesto para ellos, que representa entre nueve y 15 mil millones de pesos, algo como el 0,1 por ciento del hueco fiscal, es mucho menor que el costo que le ahorran al Estado por transportar personas presas y materiales radioactivos, y que según el capitán Jaimes asumen por ser reservistas de la Fuerza Aérea. “Nosotros le ahorramos al Estado unos 50 mil millones de pesos al año con ese transporte”.
Efectivamente, los pilotos podrían negarse a llevar elementos o personas peligrosas en sus vuelos, pero, según le explicó una fuente del gobierno a La Silla, ese transporte no le sale gratis al Estado: se lo paga a las aerolíneas (y éstas a sus pilotos, como parte de sus salarios). Aunque a la larga, si todos los pilotos comerciales se negaran, posiblemente el Inpec tendría que alquilar o comprar aviones, lo que sí podría producir un sobrecosto.
En todo caso, y más allá de esos argumentos, los pilotos ya demostraron que su poder de lobby no es menor.
En el primer debate de la reforma, hace dos semanas, congresistas como los liberales Mauricio Gómez Amín, Arleth Casado y Jack Housni, la conservadora Lina Barrera o el verde Antonio Navarro firmaron una proposición para hacer ese cambio.
Además, Gómez Amín y el uribista Fernando Nicolás Araújo incluyeron otra para que todo el sueldo de los pilotos sea una renta exenta, lo que tendría el mismo efecto.
Anoche, en la discusión de la plenaria del Senado, estaban presentes. Hablando directamente senador por senador, varios pilotos en uniforme estaban en el lobby del salón Boyacá y en el recinto, lugares a los que es difícil entrar sin ser congresista.
Lograron que el senador liberal Juan Manuel Galán presentara una nueva proposición para meter la frasecita, y que el senador Álvaro Uribe liderara otra con toda su bancada.
Al final, el Senado negó la proposición uribista. La de Galán quedó como constancia. Con eso dejó abierta la puerta para que el mico entre en la Cámara y, si eso ocurre, para que la Comisión de Conciliación decida si va a no va.
Los pilotos todavía tienen un as escondido, aunque peligroso y con poco tiempo para usarlo. En reuniones con funcionarios algunos pilotos han llegado a hablar de un paro o una “operación reglamento” como la que hicieron entre septiembre y octubre del año pasado.
Eso, a dos semanas de Navidad, tendría un impacto enorme para miles de personas y podría profundizar las quejas contra las aerolíneas, pero no hay casi tiempo para armarlo y podría devolverse en su contra.
Así que aún está por verse si ese lobby y las buenas relaciones con congresistas de varios partidos logran que los pilotos saquen adelante ese “mico volador”.
Nota: actualizamos el artículo a las 11.52 pm cuando el Senado hundió la proposición del Centro Democrático y dejó pendiente la del senador liberal Juan Manuel Galán.