1. El país se mueve a la izquierda
La izquierda tuvo un triunfo sin precedentes en esta contienda. Sacó casi 5,6 millones de votos en su consulta; la mayor votación a Senado y a Cámara; y recuperó su liderato en Bogotá, una de las plazas más importantes para ganar la Presidencia. En otras palabras, el Pacto Histórico de Petro se convirtió en la principal fuerza política de Colombia, algo que nunca había pasado en la historia de este país.
2. Petro tiene asegurado el cupo en la segunda vuelta, pero no la victoria en la primera
La consulta del Pacto Histórico sacó casi 5,8 millones de votos. Con los casi 4,5 millones que sacó Gustavo Petro, tiene prácticamente asegurado su cupo en la segunda vuelta. Sin embargo, si para ganar en primera vuelta votan más o menos los mismos que votaron hoy para Senado (casi 18 millones de personas), Petro necesitaría 9 millones de votos. Es decir, necesitaría duplicar su votación de la consulta o suma tres millones de votos a toda la de su consulta. Y eso no es fácil: por la lista del Pacto Histórico al Senado votaron menos de 2,5 millones de personas. Es decir que Petro ya sumó por lo menos dos millones de personas que votaron por otros partidos.
3. La Coalición de la Esperanza se autoinfligió su derrota, pero en el Congreso será decisiva
La Coalición de la Esperanza es la gran derrotada de la contienda. Su consulta escasamente sacó 2,3 millones de votos, menos de la mitad del Pacto Histórico y poco más de la mitad de la del Equipo por Colombia. Esto a pesar de que la mayoría de colombianos se declara de centro. Hace cuatro años Sergio Fajardo sacó más de cuatro millones de votos en la primera vuelta y en esta consulta no logró ni siquiera llegar al millón. Sacó un poco menos de la votación de Francia Márquez, hasta hace poco una total desconocida en el plano nacional.
Este pobre desempeño es una derrota autoinfligida. La coalición nunca pudo superar sus divisiones internas y poner las propuestas que le hacían al país por delante. La decisión de ir con listas divididas al Congreso, el portazo que le dio Ingrid Betancourt a la coalición después de haber llegado al país supuestamente a unirlo, el fuego amigo permanente.
Sergio Fajardo ahora enfrentará el reto de no repetir su historia de 2018, cuando quedó rezagado frente al momentum que les dio el triunfo en la consulta a los candidatos de la derecha y la izquierda. Sobre todo, teniendo en cuenta que hasta ahora el candidato ha repetido la misma campaña que le dio la derrota hace cuatro años, con la diferencia de que esta vez su consulta perdió en dos plazas clave: Bogotá y Medellín.
La buena noticia para el centro es que la lista al Senado de Centro Esperanza sacó 14 curules, con alrededor de 1,8 millones de votos y tiene la cuarta fuerza más grande del Senado. Hace cuatro años, la Alianza Verde —con Antanas Mockus en el tarjetón— sacó 1,3 millones de votos, fue la sexta fuerza y puso 10 senadores. Dado que ahora la derecha y la izquierda estarán más parejas en el Senado, la coalición Centro Esperanza se vuelve una fuerza bisagra clave.
4. Al uribismo solo le queda Antioquia
Al Centro Democrático le fue muy mal. Pasó de ser la primera fuerza en el Senado (con 19 curules) a ganar solo 14 y convertirse en la quinta fuerza en el Capitolio, casi que invirtiendo el puesto con su archirival el Pacto Histórico.
Incluso en lugares que se vieron duramente afectados durante el paro del 2021 como el Valle, el partido de Uribe redujo la votación y no caló el discurso de mano fuerte. En 2018 tuvo 142 mil votos y con más del 90 por ciento de las mesas escrutadas va en 112 mil.
Este pobre resultado refleja el declive del uribismo y de su líder histórico Álvaro Uribe, que esta vez no iba en el tarjetón. Pero sobre todo es otro voto castigo al presidente Iván Duque, uno de los grandes derrotados de esta contienda.
El único consuelo del uribismo es Antioquia, donde la lista del Centro Democrático para Cámara y Senado ganó, y Federico Gutiérrez triplicó a Petro.
Aunque allí, en una plaza que ha sido complicada para él, el candidato de izquierda duplicó la votación que sacó en la consulta de 2018, en la que se midió con Carlos Caicedo. Esa vez Petro obtuvo 124.500 votos, mientras que esta vez (con el 95 % de los votos contados) suma 259.708 votos en Antioquia.
Sin embargo, con el mismo escrutinio del 95 por ciento de las mesas, Gutiérrez suma 828.606 votos en la consulta de Equipo por Colombia. Esto muestra que, aunque Petro recortó terreno en Antioquia, el resultado de ayer también le dio alas a Gutiérrez.
Por otro lado, aunque el centro no participó en una consulta en 2018 y no tiene un antecedente para medirse, su resultado de ayer en Antioquia fue un duro golpe para Sergio Fajardo, exgobernador de este departamento. Fajardo sacó 113 mil votos en Antioquia (con el 96 % de las mesas escrutadas). Es decir, no logró superar en su departamento a sus dos principales rivales: Gutiérrez y Petro.
5. La derecha tiene una nueva cara que no tiene al uribismo como eje
El triunfo de Federico Gutiérrez en la consulta de la centro derecha es muy significativo porque no solo superó los dos millones de votos sino que triplicó a Alejandro Char y a David Barguil, que tenían detrás poderosas maquinarias.
Que Gutiérrez haya ganado la consulta redefine la cara de la derecha y lo convierte en la carta anti-Petro por excelencia.
Con dos millones de votos en el bolsillo y otro millón y medio del Equipo por Colombia, su triunfo desinfla las ilusiones que podría tener Germán Vargas Lleras de lanzarse a la contienda. El partido de Vargas, Cambio Radical, sacó 1,5 millones de votos al Senado, y Gutiérrez tiene más posibilidades de tender puentes hacia el centro sin perder la derecha que él.
Su triunfo también pone en aprietos a Óscar Iván Zuluaga porque su case inicial es 200 mil votos mayor a la votación del Centro Democrático y porque ya la militancia uribista votó por Fico, contrariando la directriz que había dado Zuluaga.
Pero quizás lo más importante del triunfo de Gutiérrez es que tiene muchas más posibilidades de crecer hacia el centro que las que tenían Barguil o Char, y aunque Petro intentará pintarlo como un “Duque II” como hizo hoy en su discurso de victoria, no es tan fácil encasillarlo en el uribismo pues no ha militado en el Centro Democrático y se ha enfrentado a sus candidatos en el pasado.
6. La clase política no fue capaz de endosar votos en la consulta pero mantiene el poder en el Congreso
En 2018, con la debacle de Germán Vargas, quedó claro que la maquinaria política no pone Presidente. En 2019, quedó claro que tampoco podía poner alcalde en ciudades grandes, e incluso intermedias. Este año, también mostró sus limitaciones para determinar los resultados de la consulta.
La estruendosa derrota de Alejandro Gaviria lo demostró. Los 14 políticos que lo apoyaban sacaron en 2018 casi 800 mil votos al Congreso. De esos, seis aspiraron nuevamente esta vez y sacaron casi 400 mil votos, 70 mil votos más que Gaviria. Los votos del exrector de los Andes se concentraron en Bogotá, salvo los de Funza en donde el apoyo del exgobernador Jorge Emilio Rey seguro ayudó.
Lo mismo le pasó a Enrique Peñalosa, que pese a estar avalado por la U, no consiguió un solo voto de maquinaria. En el Valle, donde la baronesa Dilian Francisca Toro, presidente de la U, le hizo campaña, Peñalosa sacó 45 mil votos.
Sin embargo, mantiene mayorías en Senado y Cámara,. En el primero, los cinco grandes partidos tradicionales (Conservador, Liberal, La U, Cambio Radical y Centro Democrático) suman 66 de los 108 senadores, la mayoría. Y en Cámara ponen 104 de las 188 curules, también una mayoría. Y esa posición hace que cualquier Gobierno que quiera sacar adelante reformas legislativas, deba pactar por lo menos con parte de esa clase política.
7. El Caribe, dividido entre la izquierda y la derecha
Con poco más del 90 por ciento de la votación por las coaliciones presidenciales informadas, el peso de la región Caribe en la definición de la carrera por la Presidencia pinta igual que hace cuatro años: dividido casi por igual en la polarización izquierda – derecha.
Como contamos en ese momento, para la segunda vuelta presidencial esta región determinante en esa elección se dividió como una torta en partes casi iguales entre Iván Duque y Gustavo Petro.
Ayer el Pacto Histórico que lidera Petro encontró en los ocho departamentos caribes el 21 por ciento del total de apoyos que sacó a nivel nacional. Mientras que, en el caso de la coalición de derecha, Equipo por Colombia, ese mismo porcentaje fue del 26 por ciento.
Aunque a nivel nacional esas dos coaliciones tuvieron amplia diferencia de votos, en el Caribe quedaron casi parejos: un millón 176 mil para el Pacto y un millón 23 mil para el Equipo por Colombia.
Esas serán las dos fuerzas que se disputarán el apoyo costeño en primera vuelta, pues nuevamente quedó demostrado que el centro -que al igual que hace cuatro años tiene la cara de Sergio Fajardo de líder- no existe en esta región (parece que no llegan ni a los 200 mil votos sumando todos los ocho departamentos).
8. Francia Márquez fue el fenómeno electoral
Aunque perdió, Francia Márquez fue la estrella de la jornada con una votación de casi 800 mil votos, superando a políticos curtidos y conocidos como Sergio Fajardo, Alex Char y David Barguil.
Con esta votación, Márquez, hasta hace poco una desconocida, se convierte en una figura nacional. Sobre todo porque en Bogotá sacó casi el 20 por ciento de la votación del Pacto Histórico, el 18 por ciento en Cundinamarca y el 24 por ciento en Antioquia, en lugares donde el centro tiende a ser más fuerte. En otras palabras, Fajardo tratará de ir tras de esos votos que no son necesariamente petristas, sobre todo si Petro no le cumple a Francia con la vicepresidencia.
9. Petro recupera Bogotá
El Pacto Histórico dobló la votación de la Coalición de la Esperanza en Bogotá y casi sumó la del centro y la derecha, asestando un triunfo en una plaza clave para ganar la Presidencia. De esta manera, Petro demostró que le sacó rédito a la vehemente oposición que le hizo a la alcaldesa Claudia López, cuya pérdida de capital político también se refleja en el declive del centro en la capital.
10. Alejandro Gaviria, Enrique Peñalosa y Jorge Enrique Robledo, los grandes perdedores de la jornada
Alejandro Gaviria es el mayor derrotado de esta contienda. Después de meses de anticipación sobre su entrada al ruedo, de sacrificar el cotizado puesto de rector de la Universidad de los Andes y que su esposa renunciara a ser codirectora del Banco de la República, de una campaña que cuestionó la identidad antipolítica del centro y que provocó mucho ruido por sus alianzas con estructuras políticas tradicionales, no alcanzó ni los 400 mil votos y quedó de cuarto, por debajo incluso de Carlos Amaya.
El desempeño de Enrique Peñalosa también fue una desilusión, con 230 mil votos, pese a ser avalado por un partido que sacó casi 1,5 millones de votos. Para Jorge Enrique Robledo su derrota es doble: no solo sacó 60 mil votos menos de aquellos con los que fue elegido senador en 2018 sino que no logró elegir a su sucesor al Senado, Jorge Gómez de Dignidad, que solo sacó 28 mil votos. De su nuevo partido solo fue elegida la líder estudiantil Jennifer Pedraza a la Cámara.
11. Los seguidores sí se convierten en votantes
De los 12 influenciadores candidatos que documentamos en un informe hace unas semanas, cinco quedaron elegidos: María Fernanda Carrascal (Pacto Histórico) y Catherine Juvinao (Verde), ambas a la Cámara en Bogotá; Miguel Polo Polo a la Cámara afro; y Ariel Ávila (Verde-Centro Esperanza), y Jota Pe Hernández al Senado. Este último, un influenciador de Facebook y Youtube, se convirtió en el senador más votado de la Coalición Alianza Verde-Centro Esperanza, por encima de Humberto de la Calle, que era la cabeza de lista.
Hernández es un desconocido en el mundo político tradicional, pero tiene 1,5 millones de suscriptores en Youtube y 767 mil en Facebook, que es donde más se mueve. Con su sorprendente votación, y la de los demás influencers, quedó claro que los likes y los seguidores sí pueden convertirse en votantes.
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