Cierre de campaña del Pacto Histórico en Cali. Foto: Cortesía Pacto Histórico.

“De nada nos servían esas movilizaciones, estar al sol y al agua, día y noche, si en un momento tan clave no íbamos a dar nuestros votos”, dice Johanna Castro, una profesora de colegio del Distrito que protestó por varios meses en el Portal Américas y que votó por Gustavo Petro y las listas del Pacto Histórico en marzo. El voto de Johanna es solo una de las múltiples formas en las que Petro capitalizó políticamente las protestas que sacudieron al país en los últimos dos años.

Aunque Petro no era el dueño del paro ni daba órdenes sobre este, sí supo sacarle rédito político de tres maneras: pudo transformar la indignación en votos para él; aprovechó la organización barrial de activistas que surgió alrededor del paro; y tres, metió en las listas del Pacto Histórico a figuras que ganaron relevancia durante las manifestaciones.

De las marchas a las urnas

La izquierda y los sectores que la representan e integran el Pacto Histórico fueron muy cercanos a la movilización social. Políticos como Gustavo Bolívar, mano derecha de Petro y cabeza de la lista al Senado del Pacto, apoyaron las protestas con colectas para comprar cascos, guantes y gafas para los jóvenes de la primera línea que se enfrentaron con policías. Bolívar visitó a estos jóvenes en sus puntos de protestas y bloqueos en Cali, Bogotá y Medellín provocando el repudio de muchos en el Establecimiento, pero el afecto entre los que los manifestantes. Eso luego se tradujo en votos para la lista que lideró al Senado.

“La gente lo critica, pero yo siento que Gustavo Bolívar fue el único que se preocupó por nosotros, el único que hizo una colecta para los que perdieron los ojos”, dice Checho, uno de los jóvenes de primera línea de Usme, al sur de Bogotá. Su voto, como el de Johana, también fue por el Pacto y por Petro.

Después de las marchas, Bolívar como los demás líderes del Pacto insistieron en sus manifestaciones políticas que los que marcharon deberían pasar de las calles a las urnas para materializar el cambio que pedían. Eso caló.

“Fue muy satisfactorio ver que la lucha también es en las urnas y vi a muchos de los muchachos votando —dice El Negro, promotor de las protestas en Bello, Medellín— Había que votar por un candidato que representara el cambio que nosotros queremos”. Dice que luego de votar, se quedó cerca del lugar haciendo denuncias en redes de personas que hacían proselitismo ese día, cuando estaba prohibido.

“En otras épocas la gente que hacía parte de la movilización social no creía en procesos electorales. Ahora dicen lo contrario, que hay que canalizar la protesta social en las urnas. Esa molestia y esa rabia tenían que llevarla a alguna parte”, dice Victoria González, docente e investigadora de procesos de movilización social del Externado.

Y así fue: en las comunas de Cali y en las localidades de Bogotá en donde fue más intensa la protesta y donde se dieron bloqueos o enfrentamientos con el Esmad, el Pacto de Petro superó con creces los votos de las listas del centro y la derecha y multiplicó los votos que la lista Decentes de Petro sacó hace cuatro años.

Por ejemplo, Suba, cuyo portal de TransMilenio fue un lugar icónico de la protesta, el Pacto obtuvo 97.389 votos para la cámara y 90.696 para el Senado. La segunda fuerza electoral fue la Alianza Verde, que tuvo 69.610 para Cámara y la alianza Verde – Centro Esperanza 58.684 para Senado. En 2018, el partido con más votos en Suba fue el Centro Democrático, con 82.971 votos para Senado y en Cámara el partido más fuerte era la alianza verde con 96.088 votos, seguido por el uribismo con 81.685 votos. En ese momento la lista de los decentes, sumada a la del Polo (que iban por separado por sus diferencias con Jorge Enrique Robledo quien ahora está en Dignidad) sumaban 42.494. 

En Cali, en la comuna 16 al oriente de la ciudad, en la que se encuentra el sector de Puerto Rellena que tras el paro se renombró como “Puerto Resistencia” y fue el bloqueo más fuerte, largo y el epicentro del paro, el Pacto Histórico ganó sobrado: saco 6.267 votos a la Cámara y 6.385 a Senado. Mientras que el segundo partido más votado en cada uno no pasó los 2500 votos. En 2018, las cifras eran muy distintas: el partido más votado a Cámara en la comuna 16 fue La U con 4.620 votos y le siguió el Liberal con 4599; y los dos más votados al Senado fueron el partido de La U con 4.091 votos y le siguió Cambio Radical con 3081.

La Silla Vacía entrevistó a doce miembros de la Primera Línea de los puntos de resistencia de Cali, en La Luna, Puerto Rellena o Siloé. Y del Portal Américas, Suba y Usme en Bogotá. Y todos dijeron que no solo votaron por Petro, sino que incluso hicieron pedagogía y campaña para impulsar esa coalición de izquierda.

A través de ellos, Petro encontró una red barrial con la que no contaba antes de las protestas.

La organización barrial

Durante las marchas, vecinos de ciertos barrios que fueron epicentro de las protestas se organizaron para tener una agenda cultural, ollas comunitarias, y atención en salud a los jóvenes de la primera línea que se enfrentaban con la policía. 

Durante las semanas que duraron las movilizaciones, muchos activistas se conocieron entre sí, armaron redes, grupos de whatsapp y nuevas relaciones con sus vecinos que esta vez se pusieron al servicio de la campaña del Pacto Histórico.

De esta manera, la campaña de Gustavo Petro logró una “capilaridad” barrial de la que carecía en las grandes ciudades.

En Cali, por ejemplo, Steven Ospina, quien fue miembro de la Unión de Resistencias de Cali como vocero del punto de resistencia en Siloé durante el paro, cuenta que hubo varios jóvenes de primera línea que movieron como voluntarios la candidatura de Jose Alberto Tejada, “el señor del canal 2., Se hizo famoso por sus reportajes desde la primera línea en Cali y encabezaba la lista a la Cámara en el Valle del Pacto Histórico.

“Ayudaron a volantear, y a estar pendientes el domingo en el territorio” para que otros candidatos no hicieran trampa, contó Ospina.

Y no fue solo en Bogotá y Cali.

En Medellín, el año pasado empezaron a aparecer “Las casas Petro”, sedes de la campaña por cada comuna y corregimiento, desde donde se promovieron a candidatos del Pacto Histórico y se le hace campaña a Petro.

Santiago Rangel, activista de Itagüí, es uno de los que está coordinando la casa en ese municipio del sur del Valle de Aburrá y cree que puede ser un espacio que ayude a desestigmatizar la figura de Petro en un departamento en el que tradicionalmente le ha ido muy mal en las urnas.

Rangel dice que esto no sería posible sin el paro del año pasado: “En las protestas nos encontramos con otros movimientos en el sur e hicimos una colectividad que se llama El Sur Renace. Nos dimos cuenta que había muchas organizaciones que no conocíamos y varias están acá ahora. Sin el paro, no nos habríamos podido juntar”.

Del megáfono al Congreso

Del paro también salieron figuras claves en las regiones que enarbolaron la bandera del cambio en las listas del Pacto para el Congreso: José Alberto Tejada, “el señor del canal 2” que le dio voz a las primeras líneas en Cali; Alfredo Mondragón, que fue vocero de algunas asambleas en puntos de bloqueo y denunció abusos de la Policía en Valle; y Susana Boreal en Antioquia, que dirigió a más de 400 músicos en lo que se denominó un “cacerolazo sinfónico” como manifestación en Medellín.

Hermes Pete, líder del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) cuando la minga llegó a Cali a apoyar la manifestación, es ahora representante a la Cámara del Cauca por el Pacto; Erick Velasco, quien apoyó las movilizaciones del paro en Pasto y denunció abusos de la Policía durante las mismas salió elegido como representante del Pacto en Nariño.

En Bogotá, volvió al Congreso, Alirio Uribe, quien ha sido abogado de jóvenes asesinados durante las protestas del 9 y 10 de septiembre en Bogotá. repitió David Racero en la Cámara, y la influencer María Fernanda Carrascal llegó por primera vez al Congreso por el Pacto. Ambos denunciaron excesos de la Policía durante las protestas.

Otros partidos también se vieron beneficiados por enarbolar las banderas del paro. En el partido Verde, que tiene un ala petrista, la representante Katherine Miranda, quien también apoyó las protestas, tuvo la votación más alta de la colectividad en la Cámara por Bogotá. La líder estudiantil Jennifer Pedraza, de Dignidad, llegó después de ser una de las líderes visibles del paro. El lema de ese partido fue pasar de la indignación a la digna acción. 

También hubo casos como el del influenciador JotaPe Hernández de Bucaramanga, que hizo varios videos apoyando el paro y fue el senador más votado de la coalición Centro Esperanza, incluso más que el jefe negociador de paz, Humberto de la Calle.

Es cierto que no solo los que apoyaron públicamente el Paro capitalizaron políticamente las protestas. También quienes se le opusieron más visiblemente a los bloqueos, al vandalismo y a las primeras líneas les fue mejor que a sus rivales.

María Fernanda Cabal, que acompañó una “pintatón” de un grupo de personas que cubrían de gris las pinturas realizadas por artistas que denunciaban presuntos asesinatos y abusos sexuales del Esmad durante el paro en Cali, y que en redes fue activa pidiendo orden y señalando el paro de “toma guerrillera”, cuatriplicó su votación de hace cuatro años, especialmente en Cali, Valle y Bogotá, donde más se sintió el paro. En cambio, su partido, perdió la mitad de sus votos.

En Cali, el caso del representante Christian Garcés fue similar. Mientras el mismo partido bajó en votos, el representante Cristian Garcés del Centro Democrático, que fue crítico del paro, los bloqueos y el Comité Nacional del Paro, aumentó en 11 mil votos sus resultados de hace cuatro años.

“(Lo que muestra la votación) es que la política es emocional y la gente vota por el que más le represente la indignación que tiene en el momento”, dice Gustavo Orozco, el experto en seguridad y excandidato a la Cámara por La U. Durante el paro criticó los bloqueos y se enfrentó con miembros de la primera línea. Él, al igual que la excandidata a la Cámara por Cambio Radical, Juanita Cataño, que puso vallas en la ciudad diciendo que para ella el paro “fue una toma guerrillera”, se quemaron.

“El paro benefició más a la izquierda, de lo que perjudicó a la derecha”, dice el jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad ICESI, Juan Pablo Milanese.

Soy periodista de Bogotá en La Silla Vacía. Estudié periodismo en la Universidad Externado y después trabajé en la Revista Semana. Allí cubrí cultura e informes especiales en un comienzo y más tarde Bogotá y confidenciales. Me pueden escribir a pdoria@lasillavacia.com o a @PaulaDoriaG en Twitter.

Soy la periodista encargada de cubrir la región Pacífico. Estudié comunicación social y periodismo en la Universidad del Valle. Fui practicante de La Silla Pacífico en 2018, hice comunicación organizacional y trabajé en un proyecto educativo. Antes de regresar a La Silla fui investigadora en el...

Soy la Coordinadora Gráfica de La Silla, donde trabajo con periodistas para contar historias sobre el poder en Colombia de manera gráfica e interactiva. Me encargo de mantener la identidad visual en la página web y en los contenidos que publicamos en redes sociales.