Susana Muhamad es una de las ministras más cercanas al presidente Gustavo Petro. Lo acompañó como su secretaria de Ambiente durante buena parte de su paso por la Alcaldía de Bogotá. De 45 años, la politóloga de la Universidad de Los Andes, llega con credenciales técnicas y políticas al Ministerio de Ambiente de Petro.
Como Petro, Muhamad le da una urgencia existencial a la acción contra el cambio climático. Además de ser activista ambiental, conoce el mundo del petróleo por dentro, pues trabajó con la petrolera Shell durante más de cinco años como consultora ambiental.
En esta entrevista con La Silla Vacía la ministra afirma que “la transición debe ser planificada, pero decidida” si el país quiere ajustarse a la realidad del cambio climático. Y en la controversia sobre si se deben o no frenar los contratos de exploración petrolera, afirma que la decisión debe tomarse a partir de una hoja de ruta energética que asegure petróleo y gas para una transición de 15 años.

L.S.V:
es La Silla Vacía
S.M:
es Susana Muhamad
L.S.V:
Usted conoce al presidente hace mucho tiempo. ¿Cuál es la diferencia entre el alcalde Petro y el presidente Petro?
S.M:
Mucho crecimiento. Creo que es una persona mucho más madura, que entiende mucho más la necesidad de las transiciones y que tiene más apertura al pluralismo político. El Gobierno en sí mismo es un gabinete bastante plural. Fue muy diferente en la Alcaldía de Bogotá, donde todo el gabinete prácticamente era el proyecto político del alcalde. Entonces, creo que eso ha generado muchas posibilidades que tal vez hace 10 años también pudimos generar y no lo logramos concretar.
L.S.V:
¿Cómo le ha ido arrancando en el Ministerio de Ambiente?
S.M:
Es fascinante la oportunidad política que tenemos. Evidentemente es duro tener una institucionalidad que está rezagada por muchos años y una ambición política muy importante del programa de Gobierno. Pero también encuentro a Colombia muy bien posicionado a nivel internacional en el tema ambiental y unas comunidades con unas capacidades y deseos de avanzar en este tema.
L.S.V:
Y hay gente advirtiéndole al Gobierno que está proponiendo una transición energética mal hecha. Es un tema que toca su cartera porque tiene que ver con el cambio climático. Los críticos no son solo opositores, sino economistas progresistas, como Salomón Kalmanovitz, y ambientalistas como la rectora de la EAN, Brigitte Baptiste. ¿Qué piensa de lo que le están diciendo?
S.M:
Se ha simplificado el mensaje. Estamos hablando de una transición de 15 años que tiene que tener una ruta económica y una ruta energética. Eso qué implica, que tenemos que lograr mantener reservas por 15 años de petróleo, de gas. En este momento hay contratos de exploración de Ecopetrol offshore, con buenos prospectos, que generarían viabilidad mientras se hace la transición. En el tema de hidrocarburos hay un potencial de recobro de pozos.
Además, no hay grandes descubrimientos de petróleo en Colombia en los últimos 30 años. Es una realidad que Colombia no tiene grandes yacimientos de petróleo y que lo que hay que hacer es planificar precisamente con suficiente tiempo una transición energética que nos permita diversificar las fuentes de energía.
Esa caricatura de que vamos a terminar el petróleo mañana y vamos a generar una gran crisis, pues es eso, una caricatura.
L.S.V:
Pero, si usted no busca petróleo, ¿cómo va a encontrar más petróleo?
S.M:
Hay unas formas con los contratos ya firmados que se pueden ampliar. Ahora, si en esos estudios y avances no se llega a esa ampliación de reservas, que es a lo que el Gobierno está llegando y por eso dice que tiene que planificar una transición energética justa, lo justo no es causar una crisis económica, pues se tomarán decisiones. Pero en el momento se está viendo cómo se hace la transición bajo esos límites.
L.S.V:
Hay una posición que es la de la ministra de Minas, que dice que para los nuevos contratos de exploración. Y por el otro lado, el ministro de Hacienda que dice que esa decisión todavía no se ha tomado. ¿Usted entonces dice que es una decisión que se ha tomado, pero que necesita de un estudio adicional?
S.M:
Esa ruta tiene que aterrizar según lo que dice el Plan de Gobierno. La transición debe mostrar, con una canasta diversa de recursos propios renovables, que se puede generar una seguridad energética en el largo plazo para el proceso de industrialización del país. La diversificación significa energía solar, eólica, biomasa y biogás. Colombia es uno de los países con más potencial de diversificación energética.
L.S.V:
Pero avanzar en eso no implica no seguir buscando petróleo y explotando petróleo. De hecho, para tener plata para invertir en todos estos desarrollos podría ser útil la renta petrolera. ¿Por qué la visión del Gobierno es hacer una transición energética acabando con la oferta de petróleo?
S.M:
No solo la oferta, la demanda también, porque es que la transición energética no se puede hacer sin reducir la demanda de los combustibles fósiles. La transición justa implica un trabajo en la demanda. ¿Qué significa la demanda? Mirar procesos de eficiencia energética, reconversión industrial hacia energías renovables.
El presidente ha sido clarísimo, que la industrialización tiene que ser con energía verde, se habla de la transición energética en el transporte, que requiere trenes eléctricos que empiezan a movilizar grandes cantidades de carga y eso hace parte del plan de transporte. Pero también implica el cambio de los sistemas de transporte públicos.
L.S.V:
En términos del cambio climático, cuando usted va a la COP, a usted no le cobran el petróleo que le vendió a otros países en sus cuentas de producción de gases invernadero. Ese petróleo lo emite el que lo quema. Entonces, cuál es el punto de prescindir del petróleo en el contexto de la discusión de emisiones. ¿Es una posición moral?
S.M:
No. Es un mandato mundial que tenemos que hacer todos. El gas y petróleo, un pedazo se consume internamente y un pedazo se exporta. El mundo tiene que dejar de vivir de combustibles fósiles que generan los gases de efecto invernadero y el cambio climático. Por lo tanto, nosotros tenemos que cambiar en la demanda nuestro uso de combustibles fósiles.
Segundo, nuestra dependencia para la canasta exportadora de combustibles fósiles ha generado precisamente una falta de diversificación económica que hoy nos ha vuelto altamente dependientes. Sí hay un efecto económico de haber dependido tanto tiempo de la exportación de petróleo y carbón, un 40 por ciento de nuestra balanza de pagos internacional dependen del petróleo.
Nuestra dependencia del extractivismo destruyó puntos de la industria y de la agricultura. Eso es una realidad. Nosotros tenemos que recuperar la capacidad de industrialización, de agricultura y hay un potencial gigante que Colombia tiene que en el corto plazo trabajar, que es el turismo. ¿Estamos nosotros realmente invirtiendo nuestro potencial económico en la biodiversidad que nos hace únicos o nos quedamos anclados en una lógica de economía extractivista?
Esto no pasa de la noche a la mañana. Y quiero ratificar que el Gobierno no va a ser irresponsable ni va a crear una crisis económica ni una energética. Pero sí tiene que generar la política pública clara y los mensajes políticos claros que incentiven las inversiones en nuestros nuevos focos de desarrollo.
L.S.V:
Pero el mensaje político que le llegó a la gente es que el petróleo y el carbón eran peores venenos que la cocaína, como dijo el presidente en la ONU.
S.M:
Esa frase no está vacía de contenido. Cómo vamos hoy en el mundo, con los acuerdos firmados de París, nosotros vamos a llegar al 2030, si todos los países cumplieran ese acuerdo, con un 14 por ciento más de emisiones que en el año de referencia. ¿Eso qué significa? Que estamos 36 por ciento por arriba de lo que el panel intergubernamental dice.
Ya no pudimos cumplir la última ventana que teníamos para lograr que el calentamiento global no suba más de dos grados en este siglo. Eso implica que los científicos no pueden modelar las consecuencias. ¿Cuánta gente va a morir por nuestra adicción a los combustibles fósiles en la forma en que vivimos ahora? Ahora, las drogas, la cocaína. ¿Cuánta gente muere realmente de adicción a la cocaína? Hay mucha gente que utiliza la cocaína y no termina siendo un adicto fatal.
El petróleo es la base de la civilización de los últimos 300 años, pero en ese proceso de crear ese poder no hay ningún energético que lo reemplace. El petróleo ha destruido la tierra y nos va a destruir a nosotros mismos.
L.S.V:
¿Eso que dice de cómo debe ser la transición en este Gobierno?
S.M:
La transición debe ser planificada, pero quiere ser decidida y que empecemos la transición. Aquí también se ha trabajado mucho sobre el espejismo de la transición como algo que algún día se hará. Y lo que este Gobierno está diciendo es que vamos a empezar y si no empezamos ya, después no la podemos planificar sino que se va a imponer con altos costos sociales y económicos.
L.S.V:
En la COP 27, que es el próximo mes en Egipto, ¿va a llevar la Teoría del Decrecimiento para los países desarrollados?
S.M:
Pues no es extraño, no es loco. En este momento, los principales emisores no asumen ningún compromiso de fondo con disminuir sus emisiones. Siguen persiguiendo el crecimiento económico eterno a las escalas de países como China o los Estados Unidos. Y eso es el desastre mundial.
He hablado con el gremio de las aseguradoras que se opusieron a Escazú, y les decía ¿cuál es la sostenibilidad de cualquier inversión frente al aumento de las catástrofes climáticas? Lo que usted invierte hoy en 10 años puede ser absolutamente destruido. ¿Quién paga cuando una isla desaparezca y su población tenga que trasladarse a vivir a otro territorio?
¿Y de eso estamos hablando en la COP? No. La única agenda es cómo vamos a seguir financiando la supuesta transición y que los países desarrollados le paguen a los nuevos desarrollados. Y ahí se bloquea la negociación política.
Yo a estas alturas, si tuviera mucho poder en el mundo, estaría viendo dónde son las zonas de población vulnerable donde la gente se tiene que mover y donde hacemos los acuerdos entre países para empezar a recibir esa gente y empezar a generar cooperación para salvar vidas. Porque además tenemos la información científica. Pero las vidas que están en riesgo no son parte de la discusión fundamental.
L.S.V:
En Colombia el reto número uno en la agenda ambiental es el de la deforestación. El presidente le ha dado un gran protagonismo a la Amazonía. ¿Que van a hacer distinto ustedes?
S.M:
Lo que estamos haciendo, primero, es articulando mucho trabajo territorial de muchas organizaciones y proyectos de cooperación internacional que estaban desarticulados y dispersos. Y a partir de ahí, en una política más de Estado y de largo plazo, generando un trabajo complementario más integral. Que pasemos de la “proyectitis” a la política pública integral para la Amazonía.
El pasado Gobierno, a pesar de que seguía haciendo los proyectos sociales, su énfasis fue la Operación Artemisa, que tenía que ver con una lógica de frenar un factor de la deforestación que es la economía criminal. Pero en esa lógica, creó gran desconfianza con las comunidades. Quiero hablar con las comunidades campesinas, colonas de la región, y generar un proceso de una economía forestal y una economía de la biodiversidad.
L.S.V:
El término que utilizan en su sector es la gobernanza, los acuerdos con comunidades. ¿Ustedes van a dialogar con esas personas que están deforestando Parques Nacionales? ¿A quienes van a enfrentar con el uso de la fuerza?
S.M:
Hay dos fenómenos diferentes. Uno, a los colonos, que incluye algunos que están en Parques, y que tienen la condición de familias campesinas vulnerables que han estado en el Conflicto Armado. Con ellos queremos hacer acuerdos sociales. Eso implica cómo garantizamos figuras de titulación de tierra que les permita tener seguridad jurídica y crear una economía forestal. Si no apoyamos a esas comunidades con el Estado Social de Derecho, terminan siendo la mano de obra de organizaciones criminales.
Ahora hay otros actores que se les debe pues llegar a partir de la investigación criminal, que son los financiadores de la deforestación, que tienen que ver con poderes políticos regionales y que tienen que ver también con grandes volteadores de tierra en la Amazonía. A través de la investigación criminal debemos cambiar la política. No me interesa ver campesinos que terminaron siendo capturados por ser instrumentalizados por grupos criminales para deforestar.
Tenemos un tercer actor, que son las economías ilícitas, las disidencias y los grupos criminales. Para estos hay dos estrategias: una que es la Paz Total, con el Alto Comisionado de Paz. Ahora, el Ejército y la Policía estarán en núcleos de deforestación que tienen que ser contenidos a partir de la acción de la Fuerza Pública.
L.S.V:
Pero se parece mucho a lo que ya se venía haciendo. ¿Cuál es el quiebre que ustedes traen?
S.M:
Hay muchas denuncias de violaciones de derechos humanos en Artemisa, de que realmente no se llegó a las grandes operaciones de deforestación. En la práctica el resultado final fue una pérdida de confianza de esas comunidades, esa pérdida de confianza es una pésima señal para consolidar esa gobernanza de la que hemos hablado. Entonces, yo creo que el punto de quiebre nuestro es la Paz Total.
Dos, una decidida apuesta similar a Visión Amazonía, pero ya llevada a política pública. Significa pasar de los proyectos a una política pública donde con MinAgricultura trabajamos crédito, titulación de tierras y productividad de una economía, que es la economía forestal y biodiversa. Yo no pongo el retrovisor, si las cosas son positivas, más bien construyo sobre eso, pero tenemos que escalar el impacto, los proyectos nos van a llevar a una gobernanza de fondo.
L.S.V:
Y entonces también la lucha contra la deforestación está encadenada con la reforma agraria y la posibilidad de comprar 3 millones de hectáreas. ¿Esperan que eso quite la presión en el arco amazónico, en el Catatumbo, donde están los frentes de deforestación grandes?
S.M:
Sí, por lo menos desde la perspectiva de inclusión social y también de claridad jurídica para las comunidades, que es lo que no han tenido. Ahora hay comunidades que van a estar muy al borde de la frontera agrícola o fuera de la frontera agrícola. Y ahí es donde nosotros decimos que hay que generar una alternativa económica diferente, pero tiene que ser una economía. Y hablamos de la economía forestal y de la economía de la biodiversidad.
Hay muchos proyectos, por ejemplo con frutas amazónicas, que han fracasado en el pasado.
Un punto clave es que sea una acción económica integral, no un proceso de una cadena solamente. Esto implica, ya lo anunció el ministro de Hacienda, líneas de crédito público. Segundo punto, hay que llevar el servicio de extensión forestal que está creado en la ley, pero no se ha implementado. Pero esto no se hace si no hay mercados claros a los que se pueda atar esta producción. Y un potencial muy importante que es el turismo.
L.S.V:
Usted está de acuerdo con esta visión del presidente Petro de la ONU de que el narcotráfico está detrás del fenómeno de la deforestación, que se parece mucho a el discurso que tuvo en su momento Álvaro Uribe.
S.M:
Si usted sobrevuela hoy Tumaco ve a lado y lado una franja de deforestación gigantesca de unos gigantescos cultivos industriales de coca que reemplazaron el bosque. La coca ha subido de forma dramática en el Putumayo. Los cultivos se van desplazando con la presión. También, muchas de estas grandes operaciones de deforestación son el resultado del lavado de activos.
También hay deforestación porque se busca abrir corredores para el tráfico de drogas hacia Venezuela y eso causa deforestación. Entonces sí hay una asociación directa o indirecta.
L.S.V:
El desarrollo de 3 millones de hectáreas para la agricultura supone unos retos ambientales enormes. La agricultura es un gran productor de gases de efecto invernadero.
S.M:
Hemos venido hablando con la MinAgricultura de la transición agroecológica, que significa empezar a sustituir los insumos que vienen de combustibles fósiles, por una parte por bioinsumos. Y también cómo se empieza a hacer una producción que ayuda a regenerar el suelo y en lógica de biodiversidad, como son los sistemas silvopastoriles.
El mundo ganadero está empezando a ver que la ganadería extensiva no nos conviene ni económica, ni ambiental, ni socialmente. Y estaba empezando a ver ese discurso desde los campesinos en territorio hasta los grandes ganaderos. Qué implica bajar las hectáreas en los que se hace ganadería, que el resto de la finca se puede restaurar ecológicamente.
Tenemos que hacer esas transiciones productivas para menos utilización de agrotóxicos por una parte, y más utilización de biodiversidad para el control de plagas, por otra parte. O si no la reforma rural integral puede terminar siendo un tensionante impresionante de la pérdida de suelo, de agua y de biodiversidad.
L.S.V:
Aunque si hace esas transiciones apresuradamente le pasa lo que le pasó a Sri Lanka.
S.M:
Eso es una transición mal hecha, porque la transición se hace con la gente y con los sectores productivos y planificadamente. Es un proceso donde es fundamental la asistencia técnica con esta nueva lógica. En el pacto que queremos hacer de la bioeconomía con los campesinos, queremos planificar esas transiciones con ellos.
Si uno ofrece seguridad jurídica y al mismo tiempo la asistencia técnica y genera toda la cadena productiva y ellos empiezan a ver el valor económico, esas prácticas se van asentando. Claro, no es fácil, hay que montarse los sistemas de conocimiento, pero es el camino que hay que hacer si queremos preservar la biodiversidad y el agua.