La semana pasada un grupo de diputados y concejales del Partido de Integración Nacional, PIN, de la línea del senador Juan Carlos Rizzetto, se acercó a congresistas de otros partidos en el Valle del Cauca para pedirles que estudien la posibilidad de recibirlos en sus filas para las elecciones territoriales de 20

 

La semana pasada un grupo de diputados y concejales del Partido de Integración Nacional, PIN, de la línea del senador Juan Carlos Rizzetto, se acercó a congresistas de otros partidos en el Valle del Cauca para pedirles que estudien la posibilidad de recibirlos en sus filas para las elecciones territoriales de 2011.

La situación se ha estado repitiendo en Bogotá donde congresistas del PIN están expresando su descontento porque, según dicen, están cansados de ser el “patito feo” en el Congreso y sienten que cargan con un estigma que les es ajeno. Se han acercado a políticos de los partidos Liberal, Cambio Radical y Conservador.

Lo curioso es que ese sentimiento lo expresan desde las dos alas del partido: la conformada por los miembros originales que provienen del extinto Convergencia Ciudadana y la que se unió meses después y que nació como Alianza Democrática Nacional, ADN, el partido que fundó el ex senador Juan Carlos Martínez, pero que perdió su personería jurídica.

Las dos corrientes culpan de lo que llaman el estigma a los otros, a sus compañeros de bancada. Cada uno se proyecta como el eje fundamental del Partido. Quienes venían de Convergencia sencillamente porque sienten que son los dueños de la colectividad y quienes se unieron después porque fueron quienes sacaron los votos para que pudieran ser una fuerza representativa en el Congreso.

Uno de los congresistas que le pidió gavela al Partido Liberal y que incluso ha comentado con sus compañeros de comisión su deseo de retirarse del Partido de Integración Nacional explicó a La Silla Vacía que no siente que su compromiso con los proyectos del Gobierno esté siendo tenido en cuenta simplemente por hacer parte del PIN y todo esto pese a que su hoja de vida es intachable.

La división interna del PIN es ya vox populi en los pasillos del Congreso y aunque públicamente ninguno de sus miembros lo admite, los roces se están volviendo el pan de cada reunión de bancada.

Las razones son varias, pero la principal es su origen diverso. Finalmente lo que hoy es el PIN resultó de una alianza coyuntural que le permitió la elección de nueve senadores y once representantes, sin contar los representantes de minorías, una fuerza nada despreciable a la hora de decidir proyectos importantes para el Gobierno. Y esa es precisamente la razón que los mantiene unidos, su idea de mostrar una imagen positiva que les permita el reconocimiento del millón de votos que lograron en las elecciones del 14 de marzo. Además, claro, del hecho que la ley ya no permite el transfuguismo.
 

El origen de la alianza
Los ex senadores investigados dentro del proceso de la parapolítica, Luis Alberto Gil Castillo (arriba) y Juan Carlos Martínez (abajo), fueron los creadores de la alianza que hoy suma un bloque de 23 congresistas.

El Partido de Integración Nacional, PIN, fue fundado por el ex senador Luis Alberto Gil, preso por parapolítica, para darles el aval a algunos aspirantes al Congreso que no recibieron la bendición de ninguno de los partidos de la coalición uribista.

Hacen parte del grupo inicial del PIN Mauricio Aguilar, el hijo del ex gobernador de Santander, Hugo Aguilar, quien tiene una investigación preliminar por sus presuntos nexos con el Bloque Central Bolívar, y Didier Tavera, quien fue su secretario de Gobierno. Ambos siguieron la línea política de Luis Alberto Gil, pero a la hora de las elecciones demostraron el poder de Hugo Aguilar.

Meses después se unieron los políticos provenientes de ADN, el partido del que hacen parte los políticos cercanos al ex senador Juan Carlos Martínez, también preso por parapolítica.

El movimiento ADN perdió su personería jurídica luego de que el Consejo Nacional Electoral encontrara irregularidades en el cambio de los estatutos del partido, incluido el cambio de nombre. Los consejeros encontraron que el acta del cambio de estatutos estaba firmada por ex congresistas del partido Colombia Viva que se encuentran presos en La Picota, como Jorge Castro y Vicente Blel.

También se unieron al PIN esos herederos de Colombia Democrática y Colombia Viva, dos partidos que también desaparecieron por su ascendencia dentro de la parapolítica.

Entre ellos están Teresita García, la hermana del ex senador Álvaro el ‘Gordo’ García, quien fue condenado a 40 años de prisión por la masacre de Macayepo.

Por esto, es innegable que la unidad del PIN fue coyuntural, pues en ningún otro partido recibían a quienes venían de un partido cuestionado, incluso, antes de su nacimiento.

Desde sus comienzos como movimiento también estuvieron Héctor Julio Alfonso y Antonio José Correa, quienes son considerados los herederos de Enilce López, conocida como “La Gata”, quien está cobijada por una medida de aseguramiento dentro de una investigación por conformación de grupos ilegales.

Manuel Mazenet, del Magdalena, también recibió el aval del PIN después de no ser aceptado en el partido de la U. Las denuncias indican que su candidatura tuvo el aval del ex gobernador Trino Luna, también condenado por parapolítica.

La negociación para esta unión se gestó en la cárcel de La Picota, entre Luis Alberto Gil y Juan Carlos Martínez, jefes naturales de los dos partidos y, según dicen los mismos congresistas del PIN, allí es donde hoy se discuten muchas de sus diferencias.

El golpe de gracia

La diferencia más reciente fue la elección del magistrado en el Consejo Nacional Electoral. Aunque hacia afuera se ve como un triunfo del PIN la silla lograda en la máxima autoridad electoral, la verdad es que la disputa interna fue muy grande porque cada corriente tenía su candidato.

Raymundo Tello, ex secretario de Gobierno del Valle, era el candidato del bloque del Valle y José Joaquín Plata era el candidato puesto por los santandereanos. La votación fue interna y, en palabras del senador Juan Carlos Rizzeto, la decisión fue unánime y por ello lograron su puesto en el CNE.

Ante el resto del Congreso y el público aparecieron unidos. Es más, no sólo tuvieron los 22 votos de sus congresistas sino que sumaron cuatro que les permitieron lograr el cupo.

El senador Mauricio Aguilar explica las diferencias internas como lo que sucede “en cualquier democracia donde hay postulaciones y finalmente se logra un consenso”.

El tema más reciente es la votación para el proyecto de regalías. La bancada de origen santandereano no estaba dispuesta a votar un proyecto que afecta sensiblemente a su región; sin embargo, la mayoría lo obligará

Para los parlamentarios del PIN es importante acompañar al Gobierno con sus proyectos y mucho más hacerlo en bloque. “La unidad es nuestra fortaleza”, explicó Rizzetto al sustentar esa fuerza en la necesidad de hacerse indispensables para el Gobierno.

Lo habían dicho desde su creación. El entonces vocero del partido, Samuel Arrieta, aseguró que su meta era ser la tercería uribista. Y lo están logrando. Según contó Rizzetto a La Silla Vacía, el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, confirmó su importancia en la votación del proyecto que crea los nuevos ministerios; si los congresistas del PIN hubieran abandonado el recinto, no se hubiera logrado la aprobación del proyecto.

Lo que viene para el Partido

Aunque los voceros del PIN aseguran que no hay división, las alianzas que desde ahora se gestan para las próximas elecciones territoriales muestran lo contrario. 

El senador Juan Carlos Rizzeto (arriba) representa la línea del Valle del Cauca y que tiene sus raíces en el partido que intentó posicionar el ex senador Juan Carlos Martínez, hoy heredado al clan de los Abadía. Por su parte, Mauricio Aguilar (abajo) es el representante del nacimiento del Partido, cuando Convergencia Ciudadana se convirtió en Partido de Integración Nacional.
 

En Santander, uno de los fundadores de Convergencia Ciudadana, el ex gobernador Hugo Aguilar, ya anunció su aspiración a repetir en el primer cargo del Departamento.

Sin embargo, no lo hará con las banderas del PIN, partido del que se retiró precisamente después de que se consolidara la unión con ADN. El coronel (r) está aún pensando si se lanza por firmas o pide el aval del partido de la U.

Su hijo, Mauricio Aguilar, quien fue elegido por el PIN asegura que la distancia de su padre con el partido es un asunto ajeno a la colectividad. “El tuvo un desgaste político después de la Gobernación y en el interior del Partido se tomaron decisiones que él no compartió y por eso decidió alejarse”.

Lo que no niega Mauricio es que si su papá se lanza a la Gobernación, lo acompañará en su aspiración.

Por el lado del Valle, para las elecciones de Gobernador en enero próximo, se dice que los seguidores del PIN, hoy representados por el ex gobernador Juan Carlos Abadía, lanzarían un nombre por cualquier otro partido o una coalición. Para octubre su objetivo es lanzar un candidato por firmas o por el Movimiento Popular Unido, MPU, que fue el encargado de los avales para negritudes y que llegó a hacer parte de la bancada del PIN. Según dicen en el Valle, Abadía preferiría armar otro movimiento.

Lo que indican estos movimientos, más los que están haciendo los congresistas del PIN que pertenecen a otras regiones – como Magdalena, Cesar, Nariño y Boyacá – es que impulsarán las candidaturas de sus seguidores sin definir aún el partido que representarán. Para la mayoría de ellos, sus votos no son endosables a la colectividad.

Otro de los congresistas del Partido de Integración Nacional consultados por La Silla Vacía y que prefirió no dar su nombre para no abrogarse la mayoría, aseguró que “tenemos autoridad moral, cada uno en su región, para demostrar que somos fuertes y debemos ser considerados dentro del proyecto de Unidad Nacional”.

Lo que es cierto es que ninguno de los congresistas elegidos con el aval del PIN tiene investigaciones, por lo menos conocidas, en su contra.

Para algunos congresistas consultados por La Silla Vacía la única opción que tienen los miembros del PIN para cambiar de banderas es que el partido se disuelva, pero esto difícilmente ocurrirá cuando están pendientes de las campañas para las elecciones locales.  La otra opción es renunciar al partido, pero entonces se arriesgan a perder su curul. “Si quieren irse que se vayan, pero nos dejan la curul”, dijo tajante el senador Rizzetto.

Soy periodista. Lo que más me apasiona es la investigación. Hago parte del comité directivo y soy socia fundadora de Consejo de Redacción, una organización de periodistas que promueve el periodismo de investigación. Desde que me gradué, en la Universidad...