Foto: Santiago Rodríguez.

Esta historia hace parte de la Sala de redacción ciudadana, un espacio en el que personas de La Silla Llena y los periodistas de La Silla Vacía trabajamos juntos.

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Gustavo Petro ha hablado mucho de política de drogas en su primera semana como presidente, pero no ha mencionado el desarrollo alternativo, justamente el área donde la Fundación Ideas para la Paz dice que tendrá su “prueba de fuego”. Ana María Rueda, comunicadora y politóloga, y Juan Carlos Garzón, también politólogo, son autores del informe ¿Qué hacer con el PNIS? Decisiones claves para los primeros 100 días de Gobierno.

En esta entrevista hablan sobre los retos que enfrenta el nuevo Gobierno, y hacen advertencias sobre errores pasados que pueden volver a cometer. 

L.S.V:

es la Silla Vacía.

J.G:

es Juan Garzón.

A.R:

es Ana María Rueda.

L.S.V:

¿En qué estado recibe el Pnis el presidente electo, Gustavo Petro?

J.G:

El Pnis está pensado en un horizonte de 10 años y estamos en la mitad. Las familias inscritas son más o menos 82.000 de cultivadores y no cultivadores, y casi 17.000 recolectoras. En total son aproximadamente 99.000 familias.

Inicialmente, en el Gobierno Santos, el programa se iba a ejecutar en Pnis dos años. Esto era lo que estaba en el papel, pero en la práctica los componentes se fueron separando y desacoplando.

Petro recibe un programa que está a la mitad de su ejecución. La gente ya en su gran mayoría terminó de recibir los pagos y buena parte tiene proyectos de huertas caseras. Pero falta ejecutar lo más importante que son los proyectos de ciclo largo.

Lo que dijo el gobierno de Duque es que el 100 por ciento del ciclo corto iba a quedar listo, contratado, y el 40 por ciento de los de ciclo largo. Eso significa que el nuevo director del Pnis va a encontrar varios convenios andando con algunos recursos para ejecutar proyectos productivos. Habrá que ver qué es lo que realmente recibe la nueva administración.

L.S.V:

Duque reiteró que a él le habían entregado un programa desfinanciado y desorganizado y lo dejaba en orden y andando. ¿Es eso una buena evaluación?

J.G:

Yo no creo. Sí se organizó la casa, pero los cimientos quedaron igual. Los cimientos del Pnis son la reforma rural integral, los bienes públicos y la transformación territorial, áreas en las que hubo pocos avances. Por eso usted tiene una casa que puede estar más ordenada, pero sin cimientos.

Lo segundo es que, en realidad, no funciona como una casa, porque cada persona que vive en un cuarto quiere algo distinto. No hay una perspectiva colectiva. Además, en este momento tenemos unas condiciones de seguridad que no se parecen a las que teníamos cuando comenzó Duque, hay un deterioro importante y en varias de esas zonas, donde la economía cocalera se ha reactivado.  

A.R:

El Gobierno Duque deja algo importante y son unos documentos técnicos y protocolos para trabajar el Pnis en zonas de reserva forestal, Parque Nacionales, donde hacer desarrollo rural había sido problemático por las restricciones en el uso de la tierra.

De esas casi 100.000 familias, 36.000 y pico están en esas zonas. Ahí el Pnis es diferente, porque la implementación tiene que ser distinta, sobre todo y particularmente los proyectos productivos de ciclo corto o de ciclo largo.

Queda una oportunidad muy interesante para poder trabajar en los asuntos ambientales, en desarrollo alternativo, que no se había hecho de esa forma antes. Eso también obliga una articulación con entidades como Parques Nacionales Naturales y otros que antes no se había hecho. 

L.S.V:

¿Qué señales han visto del nuevo gobierno de Gustavo Petro?

J.G:

Guiándose por el discurso de la posesión, el punto de partida del nuevo Gobierno es el fracaso de la guerra contra las drogas, los costos que esta ha tenido para Colombia y para la región, incluso en términos de violencia y abuso estatal. El foco se pone en el ámbito internacional y en la posibilidad y necesidad de provocar una reforma.

Volvemos a la discusión en el marco de Naciones Unidas y los países consumidores y si ellos quieren ayudar, como lo dicen, con la paz hay que cambiar el enfoque. Uno podría asumir que eso entra en el marco de la implementación del Acuerdo, de las recomendaciones que se van a cumplir a rajatabla de la Comisión de la Verdad, pero en realidad no fue para nada explícito sobre lo que va a pasar en Colombia.

Es interesante porque mientras Petro pone el ojo en los países consumidores y el debate internacional, hay pocas certezas de que va a pasar en el ámbito nacional y con el programa de sustitución. Hay una brecha entre ese discurso reformista y las cuestiones concretas que ya empezaron, que no dan mucha espera.

L.S.V:

En el documento de la FIP sobre decisiones claves de los primeros 100 días alrededor del Pnis la primera es sobre cómo comunicar qué va a pasar a las familias cocaleras.   

J.G:

Una recomendación es que no volvamos a hacer lo mismo que se hizo en 2016. Si el equipo de empalme de Petro está diciendo vamos a ampliar el Pnis a 200.000 hectáreas ahora, ¿cuál es el mensaje?: Que la gente que tiene coca, va a recibir otra vez los 36 millones de pesos, y va a pasar lo mismo que con Santos, cuando se disparó el área cultivada.

La recomendación del empalme es ampliar el Pnis, pero el Pnis tenía una condición al principio que era la gente que ha cultivado hasta junio 2016. Entonces, ¿cuál es su punto de partida para decir voy a ampliar el Pnis ahora? ¿Quiénes pueden entrar? ¿Todos?

Yo no sé si Petro va a adoptar las recomendaciones del empalme, que son parar la erradicación, incluso la manual, poniendo toda la carga del tema de los cultivos a la sustitución, a ampliar el Pnis. Eso sería un error. Porque, primero, presupuestalmente es una cantidad de plata y el estado no tiene las capacidades para hacer algo así en este momento.

Es como un deja vu. Así como pasó en el gobierno Santos, el problema es que si Petro no comunica bien y genera expectativas, puede haber un aumento de los cultivos empujada por la idea de que se van a recibir los beneficios que ofrece el Estado. 

A.R:

Además, la lógica del Gobierno de Petro es que la coca no es lo relevante, sino son las situaciones de vulnerabilidad que llevan a estas personas a su cultivo. Ellos tienen que atender es a los lugares rurales donde hay vulnerabilidades, no solo en los que hay coca. Entonces no tiene sentido volver a ampliar el programa. 

L.S.V:

Pero en cierto círculo existe la idea de que el desarrollo alternativo es altamente eficiente para evitar la resiembra, a diferencia de la erradicación forzada. Según la ONU el porcentaje de resiembra es menor a 1 por ciento donde funciona el Pnis. 

J.G:

La cifra hace referencia a las familias que hacen parte del Pnis y los lotes en donde se habían reportado cultivos de coca. Si usted interpreta la cifra teniendo eso en la cabeza, pues la cifra no tiene ningún problema. Ahora, eso no significa que las familias no estén sembrando en otra parte. Eso solamente quiere decir que los lotes donde se erradicó la coca, ahora no hay coca y no necesariamente hace referencia a lo que pasa en el conjunto, en la vereda o en el municipio. De hecho en una tercera parte de los municipios PNIS se han incrementado los cultivos de coca. 

L.S.V:

En lo planteado por Petro hasta ahora está ausente la erradicación forzada. ¿Puede haber una política de drogas sin el garrote?

A.R:

Ellos están hablando de política de drogas, y lo que uno ve con preocupación es que en lo que proponen no hay nada de reducción de cultivos ilícitos. Todo lo contrario, lo que proponen muestra que no lo están pensando.

Es muy preocupante, porque Petro se va a encontrar con que la coca está todavía en las 200.000 hectáreas y él no puede reducir todo con el desarrollo alternativo. Hay unas decisiones urgentes por tomar sobre cómo se engrana la reducción de cultivos ilícitos en una política de drogas.

J.G:

Incluso en el Acuerdo está incluIda la erradicación. Lo que pasa es que aquí el tema es cómo usted junta esas capacidades. Nosotros hemos tenido hasta ahora un enfoque de garrote y zanahoria: se entra a erradicar y después entra el desarrollo alternativo. Digamos que cambiamos la lógica a estar enfocados primero en el desarrollo alternativo. La sustitución es la primera herramienta, pero como lo dice el Acuerdo, cuando esa herramienta no funcione tienen que existir otras capacidades de erradicación. Hay territorios en donde la gente no quiere meterse en ningún programa de sustitución. 

L.S.V:

¿Ustedes recomiendan que se redefina la manera de medir el éxito del cumplimiento del Pnis? 

A.R:

Si Petro hace lo mismo, que es cumplirle a las familias, es terminar de implementar los proyectos productivos que ya arrancó el Gobierno Duque, meterle otros 2 billones y al final no le resulta nada porque no lo articuló a una transformación territorial.

Si seguimos con el discurso de cumplirle a las familias y terminar de ejecutar el Pnis, esa plata se va a perder. O sea, esto no es un tema de cumplir a las familias, terminar de ejecutar los proyectos productivos, esa era la vía del Gobierno Duque. Pero no hubo ninguna lógica de transformación territorial. 

L.S.V:

¿Su otra recomendación es: transite de un modelo enfocado a las familias a uno centrado en el territorio? 

J.G:

Petro era el único de los candidatos a la presidencia que tiene la oportunidad de tener un espacio de concertación con las familias del Pnis. Tiene la legitimidad para hacer esto bien, hay que hacer algunos cambios, negociar con las familias, decirles que necesitamos un enfoque territorial. Eso no lo hubiera podido hacer Rodolfo Hernández, ni lo hubiera podido hacer “Fico”.

La cuestión es que yo sí creo que hay una oportunidad para Petro de hacer lo que no se ha hecho en el Pnis, en donde haya realmente una conexión con el desarrollo rural. 

A.R:

El Gobierno de Petro sabe que recibe unos temas fiscales muy complicados, critican que estos operadores quedaron contratados, unos a 2023 y otros 2024. Pero esos planes, hasta ahora están empezando a ejecutarse, están diseñando planes de inversión con las familias. Eso significa que el Gobierno sí puede entrar ahorita y meterle el enfoque en la transformación territorial. Ahí es donde está el tema de la urgencia. Si ellos se quedan esperando tres, seis meses, se les pasa el contrato al operador.

Sí hay una oportunidad para poder aprovechar mejor esa inversión y poderla conectar con el desarrollo alternativo desde un enfoque territorial. Entonces, si se la piensan bien, pueden tratar de hacerlo mejor. 

L.S.V:

¿Qué importancia debería tener el Pnis dentro de la política de drogas de Petro?

J.G:

El Pnis es la primera prueba de fuego para Petro. Es lo primero que tiene que resolver, ya. No es la regulación de marihuana, de la coca. Todo eso va tomar mucho tiempo. Pero, a comienzos de administración, la primera pregunta en términos de lo que quieren hacer en sustitución es cómo va a manejar el Pnis.

¿Va a seguir con la ruta actual, que es entregar unos proyectos con una alta probabilidad de que esa plata se pierda o va probar que realmente esto va a estar conectado con una visión más amplia del desarrollo rural? Y eso significa negociar, dialogar con las familias y reencaminar el Pnis. Entonces, Petro primero tiene que resolver el problema de 99.000 familias que llevan cinco años y todavía no tienen ningún horizonte claro para salir del tema de la coca. 

A.R:

El Gobierno está vendiendo la idea de que la regulación soluciona todos los problemas. Eso no va a solucionar los asuntos de vulnerabilidad territorial, hay asuntos de consumo, hay asuntos de cultivo y de producción, y todas las vulnerabilidades asociadas que Petro tiene que atender primero y son urgentes.

Y por el lado de los asuntos ambientales, la coca da la oportunidad para que empiecen a trabajar en alternativas dentro de estas áreas alternativas de bioeconomía.. En la selva forestal, la vaca es un problema, hay que educar al campesino para que de la vaca pase a trabajar en productos maderables o en la vainilla. Y también se debe pensar en que para que estos productos le den un retorno al campesino se requiere un proceso muy largo. 

L.S.V:

Usted insiste en que el Pnis no es el vehículo para acabar con la coca en Colombia. Es decir, el Pnis no es el vehículo del desarrollo alternativo de Colombia. 

A.R:

Otro de los errores es que el Pnis se terminó formulando como una apuesta homogénea para todo el país. Se supone que lo que uno tiene que hablar no es Pnis, sino Pnis veredales, cada cosa tiene una formulación de acuerdo a la caracterización territorial, y por eso es que el desarrollo alternativo nunca ha funcionado por la dificultad que implica hacer proyectos de desarrollo, planes de desarrollo específicos para territorios específicos.  

L.S.V:

¿Y en eso se avanzó? Es decir, aquí hay una burocracia del Pnis, ¿este programa dejó una burocracia de intervención rural que es útil?

A.R:

No, no dejó nada. Pero nos preocupa el discurso del equipo del empalme de las entidades dispersas, están proponiendo una consejería y acabar con la dirección de drogas. Pero lo que nuestros análisis arrojan es que la que hoy tiene a cargo la implementación del Pnis, no es que lo haga maravillosamente, pero no deben empezar a hacer cambios institucionales desde el primer día porque van a terminar retrasando la implementación. Entonces, tradicionalmente eso ha pasado en los gobiernos, cada Gobierno llega y cambia la institucionalidad, pero el desarrollo alternativo necesita continuidad. Eso hace perder muchísimo tiempo y por cierto, muchísima plata. Entonces Duque no deja una institucionalidad del Pnis, pero sí hay una entidad como la ART que es la que lo está haciendo y no lo deben acabar. Y a partir de ahí trabajar, no empezar de cero, que sería muy grave. 

Desde el 2021 soy el editor general de La Silla Vacía. Estudié filosofía en la Universidad Nacional, luego hice una especialización en periodismo en Los Andes y una maestría en comunicación en la Universidad de Georgetown. He trabajado en TV, radio y prensa.

Soy periodista del En Vivo, pero también escribo sobre política exterior, las relaciones con Venezuela y migración. Estudié historia y ciencia política con énfasis en relaciones internacionales y periodismo en la Universidad de los Andes.