Uno de los primeros chicharrones que posiblemente tendrá que asumir el general Óscar Naranjo en su nuevo rol de Ministro Consejero del Posconflicto es dirimir una discusión grande que existe al interior del gobierno y que será fundamental para el posconflicto: cómo tratar a las Bacrim.
Uno de los primeros chicharrones que posiblemente tendrá que asumir el general Óscar Naranjo en su nuevo rol de Ministro Consejero del Posconflicto es dirimir una discusión grande que existe al interior del gobierno y que será fundamental para el posconflicto: cómo tratar a las Bacrim.
Aunque en el primer Consejo de Seguridad que hizo Santos I, el Presidente acogió la tesis que defendía en ese momento el Alto Comisionado de Paz de que las bandas criminales eran organizaciones delincuenciales que no deberían ser consideradas como parte del conflicto armado sino como delincuentes, el ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón viene defendiendo en cuanto espacio puede que éstas deben poderse enfrentar bajo los parámetros del Derecho Internacional Humanitario como si fueran un grupo armado equivalente a la guerrilla.
La decisión sobre este asunto tendrá implicaciones grandes para el posconflicto. Por ejemplo, saber si eventualmente se les podría aplicar a ellos también los principios de una justicia transicional en caso de que buscaran negociar su desmovilización. ¿Dirimirá Naranjo esa pelea?