Foto tomada de @PGN_COL

Hablamos con la investigadora Aurora Vergara sobre el asesinato que tiene encendidas más de 100 ciudades de Estados Unidos, y varias del mundo, y que ha generado indignación en el país.

En plena pandemia de Covid, unas 100 ciudades de Estados Unidos están hoy bajo el incendio de las más grandes protestas raciales desde el asesinato en 1968 de Martin Luther King, desatadas tras otro homicidio: el de George Floyd, un afroamericano de 46 años que murió el 25 de mayo pasado, luego de que un policía lo ahogara poniendo su rodilla sobre su cuello durante ocho minutos y 46 segundos 

En Colombia, un país en donde las condiciones de vida de los afrocolombianos son mucho peores que las del promedio nacional, el hecho también ha despertado voces de rechazo y ocupado titulares. Para hablar al respecto, entrevistamos a Aurora Vergara, directora del Centro de Estudios Afrodiaspóricos de la Universidad Icesi

La Silla Vacía: ¿Qué análisis hace de la muerte de George Floyd y de la reacción que ha tenido no sólo en los Estados Unidos, sino el mundo? 

Aurora Vergara: Este es uno de múltiples casos de asesinatos de personas afrodescendientes a manos de policías en los Estados Unidos. De la misma manera en que murió George Floyd tenemos, por ejemplo, está la muerte Breonna Taylor  o en años anteriores el de Tamir Rice, y tantos otros más. Este es uno, de muchos otros, que le han dando forma y que han cimentado el Black Lives Matter Movement. La muerte de Floyd es la punta del iceberg de una serie de asesinatos a la población afrodescendiente a manos de la policía, y esa violencia policial tiene una historia de muy larga duración en los Estados Unidos.

L.S.V.: ¿Por qué si había pasado antes, este caso ha cobrado una fuerza particular?

A.V.: La muerte de George Floyd fue provocada por la rodilla de un hombre blanco que lo asfixia. La metáfora del cuello para la población afrodescendiente es muy importante con relación a la historia del racismo, de la estructura racializada, de la esclavitud, es fundamental para entender esas conexiones.El asesinato a través de la sofocación ayuda a entender conexiones históricas entre el linchamiento de población afrodescendiente en el periodo colonial y la sofocación de hoy. Es un asesinato lento, que tiene que leerse sociológicamente, que nos revela cómo se deshumaniza la vida de la gente negra. 

En el caso de George Floyd, lo vimos a través de las redes sociales perder su último aliento. En varios casos previos varios policías han  terminado absueltos porque la evidencia no es concluyente. En el caso de George Floyd tenemos todos los videos. 

L.S.V.: Justamente ese es uno de las cosas que se han dicho en redes, que esta forma de racismo siempre ha existido solo que ahora es grabada… 

A.V.: Es el argumento de las dos fundadoras del Black Lives Matter Movement. Ellas dicen que lo que hoy vemos en televisión, la población afrodescendiente lo ha experimentado por siglos.

De hecho, hay una expresión en Estados Unidos que dice “The revolution won’t be televised” (la revolución no será televisada) y hoy lo que vemos con las redes sociales es que la revolución sí está siendo televisada, porque la muerte de la gente negra a manos de la policía también lo está siendo.

Lo que hoy vemos en televisión, la población afrodescendiente lo ha experimentado por siglos

A.V.

L.S.V.: ¿Qué implica que sea televisada?

A.V.: Que sea televisada le ayuda a quitar el elemento de sospecha a la gente que tiene prejuicios raciales. Los prejuicios raciales le dan una ventaja a quien considera que una persona negra murió por “alguna razón”.

El caso de George Floyd lo que demuestra es que este hombre usa un billete de 20 dólares falso, le llaman la policía por esa razón y lo esposan. Si ya está esposado, ya no significa una amenaza, no se puede mover. Ahora, que algún policía lo aprisione con su rodilla por más de ocho minutos mientras está diciendo que no se puede mover, mientras está llamando a su mamá, mientras está diciendo que no puede respirar, demuestra que allí hubo uso excesivo de la fuerza y una deshumanización de este ser humano.Se demuestra que hay una desvalorización de ese hombre, y no hay espacio para ese elemento de sospecha.

L.S.V.: Ahí hay un tema muy interesante y es la criminalización de la raza ¿cómo lee eso?

A.V.: La racialización de los cuerpos vuelve a la población afrodescendiente un sujeto de sospecha, y los hombres afrodescendientes, principalmente, son considerados una amenaza.

La reacción de la policía usualmente es usada como una justificación para ese tipo de violencias. La racialización lo que hace es usar colores de piel, por ejemplo, para adjuntarles significados.

En Estados Unidos la violencia policial, sistemáticamente, se ha justificado en la sospecha de que los hombres afrodescendientes son supuestamente criminales.

L.S.V.: Y en el caso de la mujeres…

A.V.: De hecho hay otro movimiento, Say Her Name, que busca visibilizar la violencia en contra de las mujeres afrodescendientes. Es muy poca la movilización que se hace frente al asesinato de mujeres y es algo que está ocurriendo sistemáticamente en los Estados Unidos. De hecho, previo a George Floyd, tienes en caso de Breonna Taylor

Pero de manera general, se ha visto cómo en los Estados Unidos en los barrios o territorios donde la mayoría de la población es afro, hay un uso excesivo de la violencia por parte de la policía en respuesta a comportamientos que en otros barrios no implica una respuesta similar.  Entonces, mientras estudiantes blancos en las universidades están consumiendo marihuana, por ejemplo, no se les penaliza con la misma fuerza que el consumo de la misma sustancia en barrios o en jóvenes afro.

L.S.V.: Es llamativo cómo el caso de Floyd generó una indignación en Colombia, siendo que en el país hay un racismo estructural que ha condenado a las personas afrodescendientes a la pobreza, al poco acceso a salud, a una vida menos digna, incluso a la muerte como consecuencia de eso…

A.V.: En Colombia hemos cimentado las relaciones sociales sobre una negación sistemática de la existencia del racismo. En Estados Unidos, a diferencia de lo que ocurre en Colombia, hay una tradición intelectual de muy larga duración y una tradición de discursos sociales sobre la prevalencia del racismo. En el contexto colombiano, cuando se habla de racismo, se niega, se le quiere esconder debajo de la alfombra. 
Por ejemplo, acá tenemos el caso de Anderson Arboleda, que murió en Puerto Tejada tras ser golpeado por la policía. O el asesinato sistemático de líderes sociales afro en toda la nación.

L.S.V.: Y al igual que en Estados Unidos, esto también responde a un tema histórico…

A.V.: Por muchos años se ha negado que existe racismo en el país. Para muchas personas la idea de que la esclavitud existió y que hace 169 años se abolió, es algo muy lejano.

En el país no se reconoce que la fundamentación de la nación colombiana como la conocemos hoy deviene de un sistema esclavista. Y esto no nos permite reconocer que en 169 años las condiciones de vida de esos seres humanos que son descendientes de quienes fueron esclavizados, no han cambiado mucho.

Es necesario una conversación nacional sobre esto, van a ser necesarias muchas iniciativas y muchas acciones para reconocer cuándo un evento es racista y dejar ocultar este fenómeno.

En el contexto colombiano es muy normal ponerle un velo a las acciones racistas y es muy normal acallar a quien manifieste que está siendo racializado. Y es muy normal decir que no se está excluyendo a una persona por su color de piel.

L.S.V.: En ciencias sociales se cuestiona mucho el concepto de raza como algo útil, pero a la vez vemos que es una cosa supremamente determinante para todo lo que venimos hablando…

A.V.: Es una excelente pregunta porque la categoría de raza no nos sirve para entender las diferencias entre los seres humanos, pero sí nos sirve para identificar el impacto que ha tenido en la estructura de las sociedades.

Todas las teorías coinciden con algo, y es que la raza es un instrumento de dominación. Los blancos son equiparables a superioridad, amarillos a todas las categorías de Asia y a los indígenas y los negros son aquellos que están en la base de la pirámide. Ninguno de esos colores per se trae ninguna explicación. Es decir, ninguna persona por su color de piel está “diseñada” para cosas específicas. Esas son construcciones sociales.

Entonces la categoría de raza nos sirve para mostrar cómo se usan esos colores para oprimir a pueblos o para construir discursos que justifican la opresión, la colonización, el destierro o la aniquilación del cuerpo de una persona. Y esos discursos han probado ser extremadamente poderosos.

L.S.V.: Hay gente que compara esto con el caso de Dylan Cruz ¿hasta qué punto se puede comparar?

A.V.: No sé, no estaría tan segura de que pudiéramos tener los elementos suficientes para equipararlos.

En Colombia las personas que tienen la menor esperanza de vida son los hombres negros del Chocó

A.V.

L.S.V.: Empecemos con uno, la brutalidad policial frente a una persona que no es privilegiada, por ejemplo.

A.V.: Sí esa podría ser una forma de pensarlo. Pero es necesario asegurarnos de conectarlos con los repertorios de violencia y conexión histórica. No estoy tan segura de poder armar ese argumento. En el contexto norteamericano hay una tradición de asesinar a la gente negra por ese tipo de vías. No me queda tan fácil argumentar para este caso.

L.S.V.: ¿Qué mensaje deja la muerte de George Floyd en Colombia?

A.V.: Para Colombia, George Floyd deja el mensaje de que el racismo mata, y mata de diferentes maneras. En Colombia las personas que tienen la menor esperanza de vida son los hombres negros del Chocó. Mientras la esperanza de vida promedio para la nación es de 74 años, aproximadamente, para los hombres afro la esperanza de vida es de 65 años y las mujeres afro es de 67. 

George Floyd es un hombre negro y una práctica racista le quitó la vida antes de que pudiera completar su ciclo de existencia. En el contexto colombiano, la estructura social y económica en la que están viviendo muchos hombres y mujeres afrodescendientes también está haciendo que su vida se acabe antes.

L.S.V.: ¿Hacía donde deberíamos trabajar para que esto dejara de suceder?

A.V.: Hay que empezar a enseñar la historia de la esclavitud en Colombia. Hay que empezar a entender el racismo, hablar sobre esto abiertamente. En Colombia debemos evolucionar en esa conversación. Deberíamos tener más espacios para saber cómo se nombra esto, por qué se nombra de esa manera y que podamos identificar, por ejemplo, que haya ausencia de personas afrodescendientes en bancos y en la atención en los aeropuertos, en los aviones. Que podamos hablar claramente sobre lo que implica. El año entrante vamos a cumplir 170 años de abolición de la esclavitud, entonces deberíamos tener una lectura mucho más compleja del impacto que se tiene en la nación y que podamos conversarlo como país, para que haya una conversación y no una negación de la existencia de un sistema social racializado.

Historiador. Politólogo. Coordinador de La Silla Llena. @ebricenof