Desde el 19 de enero de este año está vigente una reforma al Sistema de salud. Más allá de los cambios institucionales que creó esa norma y de que el escándalo estalló cuando ésta ya estaba operando, ha pasado desapercibido un detalle: esa norma debilita el argumento del superintendente de Salud, Conrado Gómez, para decir que no hay problema en que su hermano sea dirigente de la industria farmacéutica.
Como lo informó La Silla Vacía en agosto del año pasado, antes de su nombramiento, la elección de Gómez para la Superintendencia prendió las alarmas en el sector. Su hermano, Francisco de Paula Gómez, es el director del gremio de laboratorios. Y aunque eso había molestado a muchos, el Superintendente se ha defendido diciendo que quien vigila el tema de medicamentos es el Invima.
Pero la nueva reforma (Ley 1438) prohíbe a las farmacéuticas dar prebendas o dádivas a los trabajadores del sector salud y deja en cabeza de la SuperSalud la vigilancia de esta prohibición. Es decir, el hermano del presidente del gremio de los laboratorios es el encargado de vigilar que estos no le den regalos a médicos y hospitales, que es una estrategia muy común en el sector.
La pregunta que queda es si en este punto sí había conflicto de intereses, y si el SuperSalud se declarará impedido para vigilar a las farmacéuticas.