Este miércoles la Corte Constitucional fallará sobre la nulidad de la sentencia que le dio la razón a la Corporación Taurina de Bogotá en que Gustavo Petro no podía revocarle el contrato porque no habían aceptado su condición de no matar el toro. La decisión coincide con dos hechos que no tienen nada que ver con el proceso pero que sin duda le crearán un ambiente favorable a los antitaurinos de la sala plena: la muerte a puñaladas y pedradas de un toro en una corraleja en Turbaco y el descuartizamiento de un caballo vivo en las corralejas de Buenavista, Sucre.

Este miércoles la Corte Constitucional fallará sobre la nulidad de la sentencia que le dio la razón a la Corporación Taurina de Bogotá en que Gustavo Petro no podía revocarle el contrato porque no habían aceptado su condición de no matar el toro. La decisión coincide con dos hechos que no tienen nada que ver con el proceso pero que sin duda le crearán un ambiente favorable a los antitaurinos de la sala plena: la muerte a puñaladas y pedradas de un toro en una corraleja en Turbaco y el descuartizamiento de un caballo vivo en las corralejas de Buenavista, Sucre.

Aunque la decisión no es sobre si deben existir corridas de toros o no, sino sobre si un alcalde tiene la facultad de restringir manifestaciones artísticas protegidas por  la Constitución, las historias de violencia contra estos animales en las corralejas no le ayudarán a la ponencia del magistrado Mauricio González.