La semana pasada, Rafael Pardo, el jefe del Partido Liberal, dominó en gran parte la agenda mediática de la política nacional. Propuso que la coalición de Unidad Nacional lanzara un candidato único a la Alcaldía de Bogotá; anunció que irían en una coalición roja-Cambio Radical para cinco gobernaciones y varias alcaldías; y propuso presentar en la siguiente legislatura dos leyes para la paz.
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Rafael Pardo es uno de los pocos políticos que le están planteando al país ideas para discutir más allá de la mecánica electoral Fotos: Laura Rico Piñeres. |
La semana pasada, Rafael Pardo, el jefe del Partido Liberal, dominó en gran parte la agenda mediática de la política nacional. Propuso que la coalición de Unidad Nacional lanzara un candidato único a la Alcaldía de Bogotá; anunció que irían en una coalición roja-Cambio Radical para cinco gobernaciones y varias alcaldías; y propuso presentar en la siguiente legislatura dos leyes para la paz.
Pardo está recorriendo todo el país negociando la micropolítica con miras a las próximas elecciones, pero a la vez está haciendo propuestas ambiciosas para que el país las discuta. La Silla Vacía lo entrevistó sobre su propuesta de paz, que plantea una salida por fuera de la tradicional y poco imaginativa dicotomía entre más bala o negociación con la guerrilla.
La Silla Vacía: Usted propuso esta semana, sacar dos nuevas leyes con miras a la paz de este país. ¿En qué consisten?
Rafael Pardo: Colombia ha vivido desde 1982 con el mismo modelo de paz, que se desarrolló en los 90 y que ha dominado todo: se comienza por el diálogo entre gobierno y grupos armados, se logran acuerdos para lograr la inclusión política, social o económica -o las tres- de los desmovilizados, y se produce la desmovilización de los señores en las condiciones que se acuerden. Ese es el modelo que Colombia tiene en mente. Se cree que la paz es el diálogo.
LSV: ¿Y no lo es?
Pardo: La paz es un tema de reconciliación general de la sociedad. Hay también una desviación mental muy colombiana, y es que se entiende que hay reconcilicación cuando se abrazan los jefes de los enemigos. Eso no es reconciliación.
¿Qué sería entonces?
En Irlanda hubo paz sin reconciliación. Allá se odian, un protestante pasa toda la vida sin conocer a un católico, consideran que son mutuamente asesinos. Pero hay paz. La reconciliación entre enemigos es deseable pero no es un requisito para la paz. La reconciliación que sí es necesaria en Colombia es de la sociedad con la gente que sufrió la violencia, esa es la verdadera reconciliación. Es el espacio que vamos a abrir con la Ley de Víctimas.
Uno puede hacer un acuerdo con las Farc y no lograr la paz. ”– RP
Pero la que propuso esta semana es una ley diferente, ¿no?
Entendiendo que la paz tiene que empezar por los que han sufrido la guerra, por las víctimas, hay que mirar después a los otros, a los que han combatido. Y en este punto, siempre se mira a los desmovilizados. No se mira a los soldados. Es un problema de equidad muy tenaz. Cuando la desmovilización del gobierno anterior, había filas de desmovilizados recogiendo un cheque mensual y los soldados pensaban por qué ellos sí y nosotros no. Queremos presentar una ley que incluya a los desmovilizados en reinserción y a los soldados y policías que prestan servicio militar para que uno les pueda decir: ustedes arriesgan su vida pero luego tienen una vida mejor.
¿Y entonces en qué queda la ley de desmovilizados que aprobaron hace un mes?
Esa es sobre temas judiciales, hay que mirar ahora los programas sociales. El punto es generar equidad. Después de la Segunda Guerra Mundial, volvieron 20 millones de soldados americanos y el gobierno sacó la Ley de los Reclutas; estableció un sistema de becas para que quien ha estado arriesgando su vida tenga la posiblidad de tener educación. Esa fue la base del Baby Boom, toda una generación que tuvo educación de alto nivel recompensando lo que habían hecho por su país.
¿La idea de esto es pavimentar el camino para una negociación con las Farc?
No tiene nada que ver con las Farc. Uno puede hacer un acuerdo con las Farc y no lograr la paz en Colombia. Una negociación con las Farc puede darse o no darse, pero las bases de una paz tienen que ser con la sociedad. Hay temas no resueltos que requieren una gran discusión: el del tratamiento judicial no es un tema de mayorías en el Congreso, ni de traer al juez Garzón. ¿Cómo se sienta uno a hablar con las Farc, si no se sabe qué proponerles? ¿Qué les dice uno?, ¿que los van a extraditar? ¿O indultarlos y a los seis meses les revocan el indulto? Si no hay una claridad sobre qué decir, no hay para qué hablar con las Farc.
¿De qué se trata la segunda ley que propone?
Hay regiones enteras que han estado toda la vida en toque de queda por las Farc, por un ejército u otro. Hay minas antipersonales por todo lado. Y sin embargo, son tan colombiamos como los de la zona G. La sociedad tiene que decirles a las zonas que han vivido en medio el conflicto que vamos a buscar su inclusión.
¿Cómo se diferencia esta propuesta del Plan de Consolidación de este gobierno?
El de este no lo conozco. La del gobierno anterior era geográfica, era mostrar zonas pacificadas, pero no que la gente se beneficiara de la paz. Los campesinos de los Montes de María que vieron la paz después de que retiraron las minas, pero subió el precio de la tierra, la vendieron y se fueron a vivir como pobres en Cartagena. La idea es que la gente que vivió la guerra se beneficie de la paz. Los que vivían allí y sufrieron la guerra.
En Montes de María, uno de los que compró masivamente tierra es el papá de su exfórmula vicepresidencial.
El que vende y el que compra tierra está en un proceso legítimo. Uno no le puede pedir a la gente que no venda sus tierras y a unos empresarios que no la compren. Pero el que tiene que tener una política de retribuir a los que han sufrido la guerra es el Gobierno. Hay que darle prioridad a la gente en la región, no solo a las actividades económicas.
¿Para eso se necesita otra ley? ¿No es esa la idea de la Ley de Víctimas?
No, porque la ley que estamos tramitando ya es para las víctimas. Esta es para las regiones afectadas por el conflicto. Pueden ser víctimas o puede que no hayan perdido un familiar. Pero la idea es crear en esas zonas oportunidades para la gente.

¿Y la plata?
¿Cómo sería esto compatible con la regla fiscal que impulsó la coalición de Unidad Nacional de la que usted es parte?
Nosotros apoyamos la regla fiscal como ley, no como mandato constitucional. Eso los liberales lo votamos en contra. La plata hay que disribuirla en lo que hay.
¿De dónde saldrá la plata para estas nuevas leyes?
¿No hay becas para la gente? ¿Por qué no para los soldados? ¿No hay programas de apoyo rural como los 500 mil millones de Agro Ingreso? ¿Por qué no darle prioridad a la gente que ha vivido en zonas de conflicto? Es un tema de prioridades, de poner el foco en un grupo de personas.
Me pregunto cómo hacerla compatible cuando en esas mismas zonas es donde se planea desarrollar macroproyectos energéticos, de minería o agroindustriales.
¿Se hacen con la gente de allá?
No, por eso.
El primer concepto es que el desarrollo regional es para la gente que vivió y sufrió el conflicto. En Putumayo, tienen que llevar gente del Valle porque supuestamente en Putumayo no saben cómo trabajar con el petróleo. Entonces, los del Putumayo no solo sufrieron el conflicto sino que no tienen empleo, y por el petróleo les sube el costo de todos los alimentos. Es pensar en la gente de la región. La pacificación no es un tema de geografía sino de personas.
O sea que usted se está apartando de la visión de desarrollo contenida en el Plan de Desarrollo de Santos
Sí, de la visión regional del Plan de Desarrollo y lo hice saber en la reunión del Plan de Desarrollo. Tiene unas metas regionales pero para unas regiones que solo existen en la mente de los técnicos de Planeación Nacional. No hay ninguna región que una a Vichada con Santander salvo en los papers de Planeación. El Plan de Desarrollo no puede estar basado en regiones que sean distintas a las regiones que ya son una realidad en el país.
¿Cómo piensa aterrizar esta propuesta de las leyes de paz?
Queremos que lo mismo que se hizo una vez con las audiencias sobre paramilitarismo, se haga sobre esos temas en el Senado. Roy Barreras, por el lado de la U y Juan Fernando Cristo lo van a liderar. Queremos que sea una discusión con académicos, con distintas personas interesadas, que se construyan marcos legales sobre una política para la paz. Esto es más importante que hablar sobre el último mensaje de Alfonso Cano. Hablar sobre el mensaje de Cano es lo último que hay que hacer.
Su propuesta, en general, parecería suponer que ya estamos en el postconflicto. Pero seguimos teniendo 17 mil homicidios al año, Bacrim, Farc, etc.
En el tema regional también es necesario un esquema de presencia territorial del Estado distinta a la que hay. En el Guaviare hay ICBF, Acción Social, etc. Pero al gobernador lo metieron preso por corrupción, los institutos no tienen capacidad de decisión. Una estructura de Estado que funciona en Bogotá no funciona en otros sitios. Hay que crear una institucionalidad ad hoc.
Un ejemplo
Mecanismos ad hoc, como una entidad que haga lo de varias entidades. Un mecanismo de coordinación, como lo que eran el DRI o el Plan Nacional de Rehabilitación (PNR), donde no llega el Estado normal. Y también otro tipo de Fuerza Pública. Hay que crear una Guardia Nacional.
¿Parecida a la de su propuesta de campaña?
A un polícia de ahora lo trasladan cada año o cada dos. La idea de esta Guardia es que se nutra de reclutamientos locales basado en soldados campesinos pero que se pueda profesionalizar. Hay municipios que no tienen Fuerza Pública ni siquiera el día de elecciones.
¿Qué receptividad le ha visto a estas propuestas dentro de la Unidad Nacional?
Muy buena. Que Roy Barreras esté metido en esto es excelente porque es de la U y se haría a través de un mecanismo institucional del Congreso. Para avanzar en la paz no hay que empezar a pensar cómo hablar con Alfonso Cano. El Estado no puede depender de que Cano quiera o no hablar.
El Gobierno tendría que tener una meta más ambiciosa en reducción de pobreza y eso no se ve”– RP
La política menuda
Esta semana usted anunció que irán con un candidato decoalición con Cambio Radical en cinco gobernaciones. ¿Por qué esas cinco?
Empezamos a mirar esas cinco. Queremos que haya en todas.
¿El objetivo de promover un candidato de Unidad Nacional para Bogotá es una movida contra los talleres democráticos de Uribe?
Es una propuesta de institucionalidad. La Silla Vacía dijo que los Talleres Democráticos eran la desinstitucionalización de la política. Nuestra propuesta plantea una institucionalidad democrática, con candidatos de carne y hueso, que tienen propuestas, que votan por el que les parece mejor, y eso es lo que se lleva a la elección.
Por ahora el único candidado de carne y hueso de la los partidos de la Unidad Nacional es David Luna, el candidato liberal.
Es un partido organizado y David es un muy buen candiato.
¿Seguiría apoyando esa idea si surge un candidato mas fuerte en otro de los partidos de la Unidad?
En principio sí, pero si Moreno de Caro es el candidato conservador no hay sintonía ninguna.
¿Y si el candidato de la U es Uribe?
Él dice que no se va a lanzar a la Alcaldía, ¿para qué nos ponemos a pensar en eso?
¿Cuál es su meta para estas elecciones?
La vez pasada elegimos 2400 concejales, queremos esta vez llegar a 3000. Para las gobernaciones y alcaldías uno no sabe por lo que vamos a ir en coalición.
¿Cuál cree que va a ser el tema más importante en esta campaña?
No es una campaña que tenga temas centrales. En todo caso no creo que sea uribismo vs antiuribismo.
¿Ni siquiera en Bogotá?
No. Seguridad, movilidad y corrupción. Ganará el que tenga mejor perfil en el manejo de esos temas.
A seis meses de iniciado el gobierno de Santos, ¿cuál es su mayor decepción?
Tengo inquietudes frente al esquema regional del Plan de Desarrollo y las metas de reducción de pobreza. Tiene unas metas que supongo que están sustentadas, pero que son muy precarias en términos de reducción de pobreza. Con una Unidad Nacional que tiene el 80 por ciento del Congreso, el Gobierno tendría que tener una meta más ambiciosa en reducción de pobreza y eso no se ve.
¿Y la mejor sorpresa?
En general, el estilo de gobierno y las prioridades del gobierno.
Usted que se opuso tanto a la concentración de poder del gobierno Uribe, ¿no le preocupa la recentralización de poder que está llevando este gobierno?
Lo de regalías no estamos de acuerdo en que se centralicen. Estamos de acuerdo en que se cambie el esquema pero no que se centralice. La propuesta regional de compensación regional y regionalización del ordenamiento territorial es una respuesta a la concentración de poder. Es claro que el Presidente Santos respeta profundamente el sistema judicial y el Congreso. Hay una clara diferencia con el gobierno anterior.