En Medellín, ni Santos ni Mockus despiertan pasión. Solo Uribe.
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Un visitante desprevenido a la capital paisa no se daría por enterado que el país está a 15 días de las elecciones presidenciales. A diferencia de otras partes del país, donde las ventanas de los apartamentos, las casas y hasta las tiendas están adornadas con afiches, en las casas de Medellín no se ve ninguna señal visible de apoyo a los candidatos. Los carros no tienen calcomanías, la gente, a menos que esté en un evento político, no luce camisetas de ningún partido. Si no fuera por las vallas gigantes que tiene contratadas el partido de la U en varias vías importantes de la ciudad, uno pensaría que, en Medellín, las elecciones no son con ellos.
Y lo paradójico es que Antioquia es la tierra de Uribe y una de las zonas del país donde con más fervor lo han apoyado desde el principio. Medellín es la ciudad a la que le cambió la cara como alcalde Sergio Fajardo, candidato a la Vicepresidencia de Antanas Mockus. Allí se crió la candidata conservadora Noemí Sanín. Y el vicepresidente de Rafael Pardo, Aníbal Gaviria, dejó la gobernación de Antioquia con uno de los más altos niveles de popularidad. Pero tanto Fajardo como Gaviria y Sanín son figuras secundarias en estas elecciones, y Santos no es Uribe en Medellín. Los dos candidatos que llevan la delantera no parecen generar grandes emociones.
El agradecimiento con el Presidente
Al salir del aeropuerto de Rionegro, dos vallas con una U gigante en fondo amarillo, verde, y rojo le dan la bienvienida a los viajeros. No tienen ni la foto del candidato, ni su nombre. Solamente debajo del logo del símbolo del partido del Presidente está un letrero que busca despertar las sensibilidades paisas: “Upa pues”.
El taxista es la primera medida de opinión pública. El que me lleva hacia Medellín es un hombre de unos cuarenta años, que lleva 17 años en Medellín pero nació en Argelia, Antioquia, y recuerda con amargura como unos años antes de que llegara Uribe al poder la guerrilla reclutó a sus dos hermanos y los dos terminaron muertos. Dice que no le interesa la política, que no sabe qué está pasando, pero que seguramente votará por Santos. “A mi no me gusta Santos, me gusta Uribe. Y el agradecimiento se lo debemos cada vez que podemos salir de la ciudad”. Dice que Mockus le gusta, no le parece grave que sea elegido, pero, a la pregunta si eso tiene que ver con Fajardo, su respuesta es sorprendente: “¿Fajardo? Fajardo… ¿Cuál es que es ese?”.
En el camino, otras grandes vallas de la U aparecen, todas blancas, con el logo de la U, y sin la foto del candidato. “Antioquia agradece a Uribe votando por Juan Manuel,” dice una. Y ese es el mensaje de muchos de sus seguidores.
En un foro en el auditiorio de la librería Panamericana al que asistieron el miércoles en la noche casi todos los candidatos (pero no Juan Manuel Santos), Santiago Restrepo, estudiante de la Universidad Pontificia Bolivariana y uno de los organizadores voluntarios del evento explica su afinidad por el candidato de la U de forma poco apasionada. “No es que Santos sea la ‘machera’, pero es el que toca”, dice, “¿Cómo vamos a dañar lo que llevamos hasta ahora?”
La campaña de Santos trata de capitalizar ese sentimiento. El martes en la tarde convocaron a una “marcha de agradecimiento” al presidente Uribe, que era realmente un evento de campaña por el candidato de la U.
Se repartieron refrigerios y camisetas blancas con el logo del partido y el mensaje “Juntos con Juan Manuel Presidente”. Santos estuvo presente, y en su discurso no olvidó recordar a Uribe antes de invitar a los presentes a votar por él: “Qué bueno estar en Antioquia, en la tierra de nuestro Presidente, en este gran evento para darle las gracias por haber sido el mejor Presidente de Colombia. Él nos dejó el terreno abonado, la pista pavimentada”.
La Silla Vacía no asistió al evento, y las versiones sobre el mismo varían enormemente entre fuente y fuente. El diario local El Colombiano reportó que “miles de personas asistieron a la marcha” mientras RCN reportó que lo habían hecho “cientos”. Según unos jóvenes santistas que estuvieron ahí, fueron unas 8.000 personas, muchas de ellas jóvenes. Según los mockusianos que fueron, habrían máximo 700, la mayoría de ellos de la tercera edad. Es imposible saber con certeza cuantas personas estaban ahí, pero lo que sí es cierto es que el evento, a pesar de su nombre, era claramente un acto de campaña más que una movilización espontánea de los ciudadanos.
Un joven profesional con el que esperaba el inicio de otro evento conversaba con un amigo a través de mensajitos por su blackberry. “¿Sí supo? hubo una marcha pro Santos ayer” escribe el primero. “Ahí está mi votico, pero la verdad no me interesa verlo”, responde su amigo. “Allá estaba Uribe, hasta me dió la mano y todo” le responde el primero, tomándole del pelo pues el Presidente obviamente no asistió. “!No puede ser! ¡Marica yo quiero verlo! ¿Por qué no me dijo?!”. Para muchos, donde Uribe despierta emoción, Santos despierta resignación y un sentido de obligación.
La ‘ola verde’ no es un tsunami
Que Santos no despierte emoción sino un apoyo resignado entre los uribistas leales no es una gran sorpresa. Al fin y al cabo, Santos no es un político carismático y la reacción ha sido similar en otras partes del país. Pero la ‘Ola Verde’ tampoco ha contagiado a los paisas en las mismas proporciones que en otras regiones.
Uno de los sectores sociales donde Mockus es más fuerte en otras partes de Colombia -los estratos más altos- se muestan más reacios a apoyar al candidato Verde.
Normalmente, en la universidad a la que llegue, Antanas Mockus atrae multitudes. Pero en EAFIT, la universidad privada de 9.000 estudiantes localizada en El Poblado donde estudian muchos de los hijos de la clase pudiente de Medellín, su acogida fue un desinfle.
Frente a la tarima, donde hablaron Lucho Garzón, Enrique Peñalosa y finalmente Antanas Mockus, se sentó un grupo pequeño de personas de camiseta verde, muchos de ellos parte del grupo de fans más dedicados que lo recogieron en el aeropuerto el día anterior y lo han seguido de evento a evento. La mitad de la plaza, azotada por un sol insoportablemente picante, estaba prácticamente desierta. A los lados, escondidos en la sombra de los árboles, y sin ningún interés de acercarse más, estaban los estudiantes.
Los asesores más jóvenes en la campaña se peleaban por no subir a la tarima. “¿Quién va a animar a esta plaza?” se preguntaban unos a otros. “Definitivamente en Medellín sí es distinto” explicaba uno de ellos, que ha viajado con la campaña por todo el país.
No faltaron las excusas para explicar la mala asistencia. “Es que estamos acabando clase y ya no hay mucha gente en la universidad,” dijo una de las estudiantes que le huían al sol. Pero en la cafetería no había donde sentarse después de que se acabó el evento. “Es que está haciendo demasiado sol y a la gente no le gusta el calor”, decía otro. Pero en Sahagún, Córdoba, un calor más insoportable no detuvo a las multitudes. “Parece que regaron el rumor de que se había cancelado el evento para que la gente no viniera,” dijo uno de los organizadores. Pero hasta los que sabían no estaban interesados, pues los estudiantes pasaban caminando por la parte de atrás de la plaza, sin la más mínima curiosidad hablando por celular como si nada estuviera pasando. “Aquí está el circo de Mockus,” decía por su celular una estudiante que sonaba exasperada.
Un pequeño grupo de estudiantes con camisetas de Juan Manuel Santos estaban en la parte de atrás de la plaza. Camilo Guzmán, uno de los estudiantes, explica que ellos empezaron siguiendo a Santos “por seguir a Uribe”, pero despues de conocerlo están convencidos de su propuesta. Mientras en otras universidades a Santos lo han sacado chiflado, Guzmán dice que hace unas semanas Santos llenó el auditorio Fundadores de la EAFIT, que tiene una capacidad para 630 personas. “Pero realmente, el único que aquí logra mover multitudes cuando viene, que hace que la gente salga de los salones, es Álvaro Uribe”.
Antes de llegar a la universidad, La Silla Vacía le preguntó a una estudiante si conocía a alguien que pensara votar por Santos para entrevistarlo. “¿Alguien que quiera votar por Santos? ¡Pues todo el mundo!”, dijo. Aunque eso no es exactamente cierto porque sí hay muchos estudiantes que están con Mockus, estos no muestran el mismo entusiasmo que en otras universidades. Los aplausos son tibios, las mesas donde regalaban manillas y lápices y donde vendían camisetas se mantenían solas. Las plantillas donde recogían nombres de voluntarios se pasaron toda la mañana con los mismos seis nombres escritos.
Y no solo en la universidad, la fiebre verde no es aparente. Un analista en una reconocida firma en Medellín le confesó a La Silla Vacía que es un mockusiano convencido, pero en el closet. “Cuando estaba de vacaciones en Semana Santa y me enteré de la fusión con Fajardo estaba feliz. Pensaba que ahora la cosa sí iba a coger fuerza en Medellín. Pero tan pronto llegué me llevé una decepción”, dice. En su oficina el rechazo por Mockus es tal, que prefiere mantener un bajo perfil. No sobran las anécdotas de mamás que dejan de hablarle a sus hijos por no apoyar al candidato de Uribe, y él no quisiera tentar a sus jefes y compañeros de trabajo.
En todo caso, hay un grupo de Verdes muy activos haciendo campaña en la ciudad. Un par de horas antes de que llegara Mockus a la ciudad, un ‘flash mob’ verde se tomó la concurrida esquina de la calle 52 con 46. Un grupo de unas 60 personas en camisetas verdes se dedicó, un miércoles por la mañana, a pararse frente al semáforo cada que cambiaba a rojo y a repartir volantes sobre Mockus y Fajardo. Lo hacían con gran entusiasmo, cantaban, saltaban, se tomaban fotos. Pero la ciudad parecía recibirlos con indiferencia.
Desde un edificio vecino, un hombre se asomó a la ventana y se bajó los pantalones. Si era señal de crítica o de apoyo no quedó claro, pero los mockusianos lo aplaudieron con entusiasmo. Alguna gente que cruzaba la calle les decía cosas: “¡Que viva el partido negro!” les gritó con sarcasmo un transeúnte, “ojalá los pise un carro” decía entre dientes una mujer mayor a su hija. Algunos se dejaban poner manillas, pero la mayoría simplemente seguían caminando sin prestarles mucha atención.
Aunque en Medellín la cosa está reñida, y muchos dicen que votarán por Mockus, el candidato simplemente no tiene el nivel de celebridad que en otras partes del país. El miércoles en la noche, Mockus estuvo en una entrevista en vivo en el “Suso’s show” uno de los programas más vistos en Antioquia. Suso, un personaje del estilo de Tola y Maruja vestido de embolador le arrancó varias sonrisas a Mockus, y carcajada tras carcajada a la audiencia. Pero cuando se terminó el show, después de un par de fotos, el candidato salió rápidamente del estudio. A ‘Suso’, en cambio, lo acorralaron los fans por lo menos durante media hora para pedirle autógrafos y tomarse fotos con él.
Después de que salí de Medellín, Mockus visitó la Universidad de Antioquia, donde tuvo una acogida mucho más cálida que en EAFIT. Una periodista la describió como “apoteósica”. El sábado pasado estuvo en un evento frente al parque Explora donde miles de personas lo recibieron de verde. Tal vez en Antioquia, la ‘ola verde’ es un fenómeno distinto, más de clase media, menos repartido en todos los sectores de la sociedad.
Lo que se está moviendo bajo la corriente
Que las elecciones no se vean colgando de las ventanas de la gente ni en grandes manifestaciones no quiere decir que en Medellín no se estén moviendo por todos los lados para cautivar el voto paisa.
La fuerza que tiene el Partido Verde en este momento en Medellín se debe en gran medida a las estructuras que ya tenía establecidas Fajardo. Fuera de una red pequeña que tenía el candidato Verde al Senado que no fue elegido Fabio Villla, el partido era casi inexistente en la ciudad. La mayoría de los que ahora trabajan en las tres sedes que tienen los Verdes empezaron con Compromiso Ciudadano.
Pero, aún con la fuerza de Fajardo, la pelea por los votos en Medellín está dificil. En la sede del centro cuentan cómo llegan los líderes de las comunas tanteando el terreno, buscando que hay para ellos a cambio de sus votos. Algunos se quedan por convicción, pero como los Verdes insisten en que no le dan nada a nadie, nisiquiera camisetas, y muchos líderes se van, algunos furiosos porque les “están haciendo perder el tiempo”.
Para empeorar las cosas, la popularidad de Fajardo ha sufrido mucho en los últimos años con la administración de Alonso Salazar. Salazar, el actual alcalde, fue secretario de gobierno de Fajardo y elegido por su imagen como el sucesor de sus políticas. Pero Salazar no es popular en Medellín, donde la seguridad se ha venido deteriorando en su administración. “¿De qué sirven los colegios que construyó Fajardo si la gente no puede ir porque son muy peligrosos?” se pregunta un taxista. “Apuesto mi vida a que Mockus no va a ganar en Medellín, y es por culpa de Alonso Salazar,” dice el presidente de la junta de acción comunal de uno de los barrios más pobres de la comuna ocho.
Y los grupos armados, sin lugar a dudas, tendrán una influencia muy fuerte en las zonas más pobres y violentas de la ciudad. En la comuna ocho, tres líderes de barrios distintos le aseguraron de manera independiente a La Silla Vacía que en los barrios más altos en la montaña como La Sierra y Villa Turbay, que son también los que están bajo dominio más fuerte de paras y narcos como ‘Valenciano’ y ‘Sebastián’, ni siquiera están dejando a nadie subir a hacer campaña. Son áreas donde hay unos índices altísimos de votación, y según aseguran en la zona, el ganador ya está escogido: Juan Manuel Santos.
No todos los barrios de la comuna han llegado a ese nivel de control por parte de las bandas, pero de todas maneras es dificil saber como están los sentimientos en esa zona de la ciudad, donde irregularidades y compra de votos fueron denunciadas ante la MOE durante las elecciones legislativas.
Cómo en otras partes de la ciudad, allá no hay afiches ni pendones. Un líder del barrio Los Mangos, que apoya a Antanas Mockus, asegura que la mayoría de la gente está con él, y que gente de afuera sí viene a hacer campaña (pero que los del barrio no se atreven). Muchos temen que pase lo mismo que en las elecciones del 14 de marzo, cuando pasaban a las 11 de la noche personajes oscuros reconocidos y entregaban un volante con la foto de un candidato. Las personas entendían el mensaje.
Un par de barrios más arriba, en el barrio 13 de Noviembre, el presidente de la JAC, Iván Giraldo, asegura lo contrario, dice que en su barrio todos están firmes con Juan Manuel. Tan pronto lo llamaron el martes a avisarle que había una marcha en agradecimiento a Uribe en la Alpujarra, le avisó a la gente del barrio. Según él, la voz se regó como un incendio, y en minutos habían llenado tres buses para llevar a la gente. Dice que los transportadores “quieren tanto a Santos” que hicieron el viaje gratis, y que la gente del barrio que no había podido ir se peleaba por las camisetas que le regalaron para que trajera de vuelta.
Los líderes coinciden en que en elecciones presidenciales no se ofrece tanta plata como durante las legislativas, cuando a ellos les pagaban hasta cuatro millones por cuatro meses de campaña, y siete mil pesos por voto a los ciudadanos. Dicen también que la gente “es más celosa con su voto”. La compra de líderes no es de frente, pero los acuerdos en estas zonas son como las brujas, que los hay los hay.
Por ejemplo, un miembro de la JAC de uno de los barrios que prefiere no ser nombrado asegura que la cooperativa de transportes Cootransmallat ya está con Santos, y que recibieron una visita del Ministro de Transporte hace poco. (Esa es la misma compañía que bajó a los habitantes del 13 de noviembre a la marcha pro Santos en Alpujarra).
Miembros de la campaña de los Verdes que asistieron a la marcha de agradecimiento a Uribe el martes aseguran además que muchos de los asistentes eran personas de la tercera edad a las que les habían dicho en Acción Social que si no asistían podían perder sus beneficios, pero la Silla Vacía no pudo confirmarlo. No es la primera vez que se oyen denuncias de ese tipo sobre la campaña de Santos, por ejemplo Noticias Uno reportó que en una manifestación en Bucaramanga ocurrió lo mismo con los beneficiarios de Familias en Acción.
Giraldo, por otro lado, aseguró a La Silla Vacía que 13 de 18 asocomunales de Medellín (asociaciones de juntas de acción comunal) ya están con Angelino Garzón, la fórmula vicepresidencial de Santos, porque se compremetió a redactar un documento Conpes para darle seguridad social a los oficiales elegidos de las JAC.
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En la sala de espera de salida del aeropuerto, hay más vallas de la U. “Trabajo, trabajo, trabajo”, dicen. Y eso es lo que le espera tanto a la U como al Partido Verde si quieren conquistar al electorado paisa que hasta ahora no se ha dejado seducir del todo por ninguno de los dos. Su corazón sigue con el Presidente Uribe.