Mientras Nicolás Maduro y Emmanuel Macron posaban para la foto típica que inaugura las cumbres, el presidente Gustavo Petro escribía con trazo rápido el documento al que llamó “un decálogo”. En vez de llegar con un discurso preparado y consultado con agencias del Gobierno, el presidente colombiano optó por una aproximación más improvisada en su primera participación de una COP, en Egipto.
Les preguntamos a cinco expertos en el tema sobre sus impresiones acerca de los puntos que trató el Presidente en este escenario.
Los puntos generales: “muy simplista”
Los primeros puntos del discurso son los más generales y vinculan el problema del cambio climático a la explotación de los hidrocarburos y al mercado capitalista. Estos son:
- 1. La humanidad debe superar crisis climática, con o sin permiso de gobiernos.
- 2. El mercado no es la solución a la crisis climática.
- 3. Sólo una planificación global permite pasar a una economía descarbonizada.
- 4. Muchos tecnócratas están influidos por intereses de carbón y gas.
Sobre esto, la impresión de algunos expertos es que se trata de un discurso que combina puntos muy generales con pocas propuestas concretas.
“El Gobierno tendría la obligación de desarrollar los puntos, que explique qué quiso decir con ellos y no quedarse en la generalidad”; dice Milton Montoya, decano del Departamento de Derecho Mineroenergético de la Universidad Externado.
Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Ambiente, encontró que muchos de los puntos del discurso son retóricos y poco originales: “los clamores por descarbonizar la economía se han repetido antes, y también las quejas desde países en vías de desarrollo que reclaman la poca implementación que ha tenido el Acuerdo de París, un reclamo que lleva razón porque han estado embolatados desde el comienzos de las COP 10 mil millones de dólares que los países desarrollados darían a los países en desarrollo bajo el principio de responsabilidades comunes”, dice.
Hernando Zuleta, profesor de economía de la Universidad de los Andes, dice que el decálogo le pareció demasiado largo. “Podrían ser 5 puntos. Entiendo la simbología bíblica, pero cuando uno hace eso a veces lo que quiere decir se dice en menos puntos y el resto lo termina rellenando”. “Son temas muy aspiracionales y enunciativos, pero el desafío es aterrizar eso a una región tan afectada como América Latina”, dice Carolina Gil, directora regional de Amazon Conservation Team, quien es escéptica de la funcionalidad de los espacios de la COP, que cree que puede ser más interesante desde las reuniones privadas que desde los discursos políticos.
Para el exministro Rodríguez Becerra, el problema con afirmaciones tan generales es que terminan asociando fenómenos demasiado grandes. “Hace afirmaciones típicas de gobernante de izquierda, como decir que el problema ambiental es consecuencia de la economía de mercado. Obviamente, el sistema capitalista puede haber acelerado los daños ambientales, pero las emisiones de CO2 a la atmósfera es algo que inició con la agricultura y la deforestación que han atravesado nuestros sistemas productivos. Decir que es un problema de la economía de mercado es muy simplista”, dice.
La crítica a las instituciones internacionales
Otro grupo de afirmaciones vinculan directamente el problema del cambio climático con el consumo y la producción de hidrocarburos, y hace un llamado a reformar las instituciones internacionales y la forma de financiar estas industrias.
- 5. Hay que desvalorizar economía de los hidrocarburos y valorar las ramas de la economía descarbonizada
- 6. Es necesario reformar FMI y Banco Mundial para que sigan los acuerdos de la COP y no al revés
- 7. La banca privada del mundo debe dejar de financiar hidrocarburos.
Para Milton Montoya, del Externado, el discurso desconoce unas realidades económicas del país y del mundo. Dice que la mayor parte de divisas (más del 53%) del país se obtienen gracias a la explotación de hidrocarburos, por lo que le parece que implementar una política de transición que pretenda eliminar estas industrias es algo alejado de la realidad y del contexto internacional.
“Todos estamos de acuerdo en la necesidad e importancia de la transición energética. Eso ha avanzado en gobiernos anteriores, pero no hay ningún país en el escenario energético actual que esté renunciando a explotar hidrocarburos cuando están en su territorio. No lo está haciendo Estados Unidos o Europa, que está demandando combustibles fósiles, y en particular gas, para sortear la crisis energética”, dice.
Por eso está de acuerdo con la profesora Paola Guerrero, del Externado, en la idea de no sacar el gas de la discusión sobre transición energética, como contó en esta historia, especialmente considerando que en países como Colombia, al menos, los principales culpables de las emisiones son la ganadería, la deforestación y la agricultura.
Manuel Rodríguez Becerra dice que la urgencia con la que Petro plantea la necesidad de ponerle fin a la explotación de hidrocarburos contrasta con el contexto de relativa cautela de esta COP: “La guerra ha puesto a los países en una situación más cautelosa respecto a hacerse independientes respecto a los hidrocarburos, y eso se suma al mal desempeño que están teniendo en las metas que fijaron en París. Así que es un momento curioso en el que llega Petro a hacer estos llamados cuando el mundo está en un modo no ambicioso”, dice.
Para Andrés Santiago Arroyave, experto de La Silla Llena en temas ambientales, lo que está pidiendo el presidente, más allá de lo que se dice en el decálogo, es que se aceleren las cambios necesarios para alcanzar las metas de disminuir entre el 30% y el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y alcanzar la carbono neutralidad (que los países generen la cantidad de gases de efecto invernadero que puedan compensar) para 2050.
Sin embargo, dice que algo que puede generar resistencia es que Petro habla en términos de cambios que deben darse ya, y le está restando fuerza a la transición. “Desde una perspectiva ambientalista, los tiempos del presidente son los correctos; ya no hay plazo para hacer cambios menos inmediatos. Pero si se mira en el marco de una crisis económica, de recesión y de guerra, es diferente”, dice Arroyave.
Piensa que es muy difícil que Colombia renuncie a la generación de combustibles fósiles en el corto plazo es muy complejo porque es el principal soporte económico del país. “Por muy apretado que esté el calendario para frenar el avance del cambio climático, hacer un cambio abrupto en este ámbito es algo que la economía no permite. Lo que podemos ganar, desde Colombia, con la insistencia de la urgencia de los cambios de Petro es que Ecopetrol incremente los esfuerzos por la transición, que es algo en lo que este país tiene mucho potencial. Hay mucho espacio para crecer en la producción de energía eólica y energía solar”, dice.
Para Hernando Zuleta, la última idea de que la banca privada debe dejar de financiar hidrocarburos es demasiado general. “La forma de desvalorizar esos sectores sería ponerles una carga tributaria más alta y desincentivar su consumo, pero un llamado general a no darles créditos e invertir en ella en sí no dice nada y se queda en la generalidad”, dice.
Las propuestas concretas
También hay un par de propuestas y compromisos concretos, algunos de los cuales ya Petro ha repetido en otros escenarios, como en el pleno de la Asamblea de Naciones Unidas.
- 8. Colombia aportará 200 millones de dólares, año a año y durante dos décadas, para salvar el Amazonas. Espera un aporte mundial.
- 9. FMI debe iniciar programa para canjear deuda externa por inversión en adaptación y mitigación.
Sobre las propuestas concretas, el exministro Rodríguez Becerra reconoce que el aspecto más importante y el que se rescata es el anuncio de inversión para el Amazonas: “200 millones de dólares anuales para la protección de región amazónica es un anuncio de suprema importancia”, pero no cree que el de la COP vaya a ser un escenario donde Petro vaya a recoger más fondos para la causa común de la protección de los bosques de lo que ya ha logrado”, dice.
Explicó, por ejemplo, que el anuncio que ayer hizo la ministra de Ambiente, de que Reino Unido, Noruega y Alemania desembolsarán unos 25 millones de dólares adicionales que irán al fondo para la selva amazónica y otros ecosistemas, realmente corresponde al convenio que ya se ha firmado hace 7 años por 350 millones de dólares, pero que eran pagos que estaban suspendidos porque Colombia no había mostrado resultados en lucha contra la deforestación. “Es un espaldarazo, sin duda, pero no es algo que se negoció en este escenario ni debería esperarse que el objetivo central de la COP sea lograr más recursos”, dice el exministro de Ambiente.
Sobre la idea de hacer canje de deuda externa por servicios ambientales, una propuesta que ya han planteado académicos como Hernando Zuleta, de la Universidad de los Andes, Zuleta cree que es uno de los puntos más fuertes y en lo que se puede avanzar. “Petro ha sido consistente con esta necesidad, y ya lo ha dicho antes. Lo que queda por ver es cómo pasa de los discursos y lleva a convertir esto realmente en una posición regional que puede compartir y defender Lula en Brasil o Fernández en Argentina”, dice Zuleta.
“Como yo lo interpreto, lo que Petro está buscando es que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional ayuden a reorganizar la deuda externa, que hoy está en manos de mucha gente en el sector privado, para que pasen a una sola bolsa, y así hacer más fácil un canje de deuda”, dice Zuleta.