Fajardo se prepara para la revancha

La campaña de Sergio Fajardo tendrá que diseñar una estrategia para enfrentarse a la nueva fuerza del Partido Verde, con la cual tendrá que pelarse los votos independientes. Fotos: Laura Rico Piñeres

“Llegar es ganar” era el lema de Sergio Fajardo frente a las elecciones legislativas. Con escasos 183.000 votos, no llegó al umbral, y definitivamente no ganó. Después del duro golpe, sin bancada en el Congreso, el candidato y su equipo insisten que siguen con fuerza. Pero les espera una ardua tarea para posicionarse de nuevo, especialmente frente a Mockus y los verdes que salen con gran momentum entre los independientes y votantes de opinión después de la jornada electoral y su exitosa consulta interna.

Fajardo aclara que, sin un partido político organizado, nunca esperó lograr una bancada mayoritaria en el Congreso. Sin embargo, no tener ninguna representación en el legislativo no solo le complicará la vida como Presidente, es un revés que seguramente se sentirá en las próximas encuestas. Le quita el aura de ganador que traía, y complica la financiación de la campaña, pues si antes los empresarios no querían contribuir sin que se definiera el referendo, ahora no lo harán a un movimiento que no logra que la gente vote por sus listas.

La lista de Sergio Fajardo al Senado sacó 183.000 votos, lo cual no es suficiente para superar el umbral y obtener curules.
 
El domingo de elecciones, por la noche, se sentía el desinfle en la sede de Fajardo en Bogotá.

Las causas del fracaso

Mientras llegaban los resultados de las elecciones en la noche del domingo, con los jóvenes del equipo sentados en el piso, y sus asesores tratando de convencerlo que todavía habían esperanzas de superar el umbral, La Silla Vacía tuvo la oportunidad de hablar con Fajardo. Ante la pregunta de si se arrepentía de no haberse unido a los tres ex alcaldes cuando tuvo la oportunidad, el candidato respondió “pues de para atrás todos somos unos genios”.

Y eso es lo que muchos ahora opinan fue el error fatal de Fajardo. Con una mayor intención de voto en las encuestas que Mockus, Peñalosa y Lucho, pocos dudan que en una consulta él hubiera resultado ganador. Una alianza con los verdes podría haberlo fortalecido en Bogotá, pero lo más importante es que lo habría salvado de tener que competir contra ellos por el limitado espacio político de los independientes y los votantes de centro.

Fajardo dice que, en el momento en que se propuso la alianza, una consulta no era una opción y se estaba hablando de decidir el candidato posiblemente a través de una encuesta. Después de más de seis meses recogiendo firmas y armando equipos en todo el país, no le pareció coherente cambiar de manera drástica el proyecto. Además, aunque eso no lo dice el candidato, pocos esperaban que los verdes lograran tanta fuerza en la urnas.

Fuera de la competencia que resultaron siendo los del partido de los tres, otros factores afectaron la capacidad de sacar a la gente a votar por Fajardo. En la campaña, los dos factores que están culpando con más fuerza son la falta de plata y su falta de protagonismo en los medios. Apuntan un dedo, además, al clientelismo y las prácticas sucias como la compra de votos que usan otros partidos.

En primer lugar, Compromiso Ciudadano tuvo limitaciones de publicidad por ser un movimiento ciudadano y no un partido político con personería jurídica. Mientras partidos como La U se gastaron millones en cuñas, la lista de los fajardistas fue la única que no tuvo pauta en televisión. Por no ser un partido oficial, el Consejo Nacional Electoral y la Comisión Nacional de Televisión no le permitieron hacer publicidad ni paga ni gratuita. Ahora están en la pelea para lograr que se los permitan para las presidenciales.

Es cierto que las campañas tradicionales fueron las más fuertes en estas elecciones. Algunos de los senadores más votados, como Arleth Casado, en Córdoba y José David Name en Atlántico, tienen una poderosa maquinaria política detrás.

Pero respecto a la falta de plata vuelven una vez más las inevitables comparaciones con los verdes, que tampoco tenían un gran capital detrás, pero lograron aprovechar su protagonismo en los medios. Analistas consultados por La Silla Vacía opinan que, después de que se cayó el referendo reeleccionista, la campaña de Fajardo no fue capaz de adaptar su mensaje de “ni uribista ni antiuribista”, muy efectivo en su momento, de una manera que captara la atención de la opinión pública.

Existe la percepción de que Fajardo no tiene propuestas, y él, tal vez por mantener su imagen centrista y no divisiva, se ha negado a asumir el tipo de posturas fuertes que atraen a los periodistas (y al parecer, también a los votantes). Mientras las peleas entre Arias y Noemí robaban primeras páginas, Pardo sale opinando sobre todos los temas, y los medios se enamoraron de los verdes dándose abrazos y andando en bicicleta, Fajardo se muestra reacio a opinar sobre temas controversiales y de coyuntura.

Además de problemas de falta de plata y protagonismo, a la composición de las listas del Senado le faltó estrategia. Por un lado, tenía figuras como Juan Carlos Flórez y Beatriz White, la ex Secretaria de Solidaridad de Medellín, caras frescas con mensajes nuevos y reconocimiento por parte de la opinión, pero sin experiencia política ni votos. Por otro lado, tenía como cabeza de lista a Luis Eladio Pérez, quien a pesar de su fama como ex secuestrado, fue en su momento senador por maquinaria y hoy en día no le quedan ni votos ni prestigio. Además, representa una actitud antiuribista en el tema de seguridad, una falla grande para el ambiente político actual y la imagen que quiere proyectar Fajardo. Faltó atraer a la lista personajes como Gilma Jiménez que tiene un fuerte de voto de opinión y Alfonso Prada que tiene cierta infraestructura política en Bogotá.

La elección de Julio Londoño Paredes como su fórmula vicepresidencial, si bien le aporta la experiencia del ex canciller a su campaña, no le agrega ni brillo ni votos a su propuesta. Además, la fortaleza más grande que podría haber tenido Londoño para diferenciar a Fajardo de Santos y es tener una persona con amplia experiencia en Venezuela, tiene el defecto que Londoño Paredes genera bastante antipatía entre el establecimiento militar del vecino país por haber jugado un papel protagónico en la crisis de la Corbeta de Caldas (ver artículo).

Lo que sigue

“Con o sin Uribe, vamos hasta el final, y ahora en vez de echarnos culpas, tenemos que mirar hacia adelante,” dice David Escobar, gerente de la campaña de Fajardo. “No vamos a tener más plata, toca doblar el trabajo y triplicar la creatividad”. La gran pregunta es cómo lograrán posicionarse una vez más como líderes en la contienda después del gran desinfle del domingo pasado.

Ayer estuvo reunida por varias horas toda la plana mayor en la sede de la campaña en Bogotá, y salieron con ánimo renovado. Estaban todos los candidatos de la lista, que según Escobar siguen dispuestos a seguir trabajando con Fajardo en todas las regiones.

La mayor apuesta es todavía la red de voluntarios que llevan construyendo durante dos años en todo el país. La campaña tiene unas 20 personas remuneradas, 250 voluntarios trabajando de tiempo completo, y una red de 10.000 voluntarios en todo el país. Tienen 50 oficinas en Colombia, en todas las capitales y varios otros municipios. Ray Charrupí, coordinador nacional de jóvenes dice que, después de haber recorrido el país durante dos años, ahora se centrarán más en los centros urbanos. Están convencidos de la fuerza de su propuesta rural, y ahora piensan que en las ciudades pueden llegarle a más gente de manera más efectiva.

Su otra gran apuesta está en los debates. En el pasado, Fajardo se ha mostrado renuente a aparecer en debates con otros candidatos (ver artículo), pero ahora que ya están bien definidas las candidaturas se están preparando para “brillar por sus ideas”, empezando el próximo martes en RCN. Dicen que como no van a tener plata para llenar de pauta la prensa y la televisión, aceptarán toda entrevista o debate que les propongan, y Fajardo va a hablar en todas las universidades que pueda. Se viene una estrategia más agresiva de prensa.

También piensan explotar al máximo los espacios de publicidad gratuita. Es decir, lograr que los que los apoyan peguen calcomanías en sus carros, afiches en sus ventanas, y se pongan las manillitas de colores que usan todos los jóvenes de la campaña. También tienen gran fe en las redes sociales, y solo en Facebook aseguran tener unos 200.000 seguidores. Confían en que una campaña presidencial es muy diferente a una campaña al Congreso, menos clientelista, y donde el carisma de Fajardo tendrá más incidencia.

Esas parecen las estratégias bastante obvias del político independiente y sin plata. Todavía no se habla de alianzas por ningún lado: Fajardo sigue hasta el final, y sigue solo.

Pero el gran reto estratégico está por resolverse. Por un lado, con Aníbal Gaviria, ex gobernador de Antioquia, como fórmula vicepresidencial de Rafael Pardo y los antioqueños Noemí Sanin o Andrés Felipe Arias en la contienda, la plaza antioqueña que era uno de los fortines de Fajardo está lejos de estar asegurada.

Por otro lado, el rival de Fajardo es ahora Mockus, que comparte con él (y tal vez un poco con Pardo) una pelea por el voto de centro y el voto de los jóvenes. Existen grandes similitudes entre los dos candidatos, ambos alcaldes exitosos y académicos, más que políticos. Mockus tiene mayor reconocimiento nacional pero también una imagen negativa mucho más alta que Fajardo. En un principio, el mayor reto del candidato paisa parecía ser lograr seducir a los uribistas, pero ahora también tiene que diferenciarse de los verdes para lograr consolidar su apoyo entre los votantes independientes. Es claro que no hay espacio político para ambos bandos.

Fue reportera política de La Silla Vacía.