Quitarle la columna a Daniel Coronell golpea la libre expresión, el periodismo y el futuro de la revista que está en su apuesta a las audiencias.
La decisión de Felipe López, fundador y accionista de Semana, de terminar la columna del periodista Daniel Coronell después de que le pidió públicamente explicaciones a la revista por no publicar el artículo que salió en The New York Times sobre falsos positivos, es un golpe enorme para la libre expresión, para el periodismo y para el futuro de la revista en un momento clave para los tres en Colombia.
Una serie de eventos desafortunados
La decisión de López, quien está fuera del país, viene después de la muy sonada columna de Coronell de este fin de semana, en la que tomó nuestra revelación de que la revista tenía la investigación sobre decisiones en el Ejército que podían llevar a ‘falsos positivos’ desde hacía varias semanas.
En su columna, Coronell pidió, elegantemente, explicaciones a Semana por no haberla publicado y por la posibilidad de que relaciones públicas o intereses políticos hayan primado sobre los editoriales.
Que Semana haya publicado la columna a pesar de lo fuerte contra sus directivas fue un mensaje de apertura al debate dado que toda la revista impresa es revisada por su director Alejandro Santos antes de irse a la imprenta. Santos reforzó este mensaje el domingo con el único trino que ha hecho desde nuestra publicación:
En Semana siempre defenderemos la libertad de expresión, aún la de los columnistas que critican a su casa editorial. Actuamos con rigor y responsabilidad y jamás hemos engavetado -ni engavetaremos- investigaciones periodísticas de interés público.#EnSemanaHayLibreExpresión
— Alejandro Santos Rubino (@asantosrubino) May 26, 2019
También lo reiteró la decisión de la revista, sin precedentes, de que sus cuatro columnistas (Coronell, María Jimena Duzán, Daniel Samper Ospina y la recientemente enganchada Vicky Dávila) leyeran juntos en vivo sus columnas en un evento organizado por Semana.
Allí Coronell le pidió a la audiencia no dejar de estar suscritos a la revista y defendió la importancia de hacer control a la labor de los medios.
Eso parecía haber calmado las aguas, hasta el trino del mismo Coronell esta tarde
Felipe López, fundador de @RevistaSemana, me acaba de comunicar la decisión de la empresa de cancelar mi columna. Le agradezco a él, a @asantosrubino y especialmente a los lectores por estos años.
— Daniel Coronell (@DCoronell) May 28, 2019
Tras el trino de Coronell, algunos tuiteros le dijeron que eso pasaba por “patear la lonchera”. En este caso, es posible que sea al revés porque la salida de Coronell lo primero que golpea es el corazón del nuevo modelo de negocio de Semana.
La audiencia manda
En el panorama actual de los medios y con la apuesta de Semana por conseguir su sostenibilidad a partir de sus lectores y no de la pauta, su ‘lonchera’ ya no son los anunciantes sino su audiencia. Y la decisión de sacar a Coronell por este episodio desprecia a la audiencia de dos formas.
Por un lado, porque al sacar a Coronell de su oferta, la revista pierde uno de sus principales atractivos como es la toma de posiciones claras a partir de datos, la investigación y la relevancia y el impacto, que caracterizan las columnas de Coronell – y eso sin contemplar la posibilidad de que la decisión produzca la renuncia de otros columnistas, como Samper o Duzán, o incluso de Santos (quien parece haberle apostado a dejar a Coronell y permitir el debate), lo que lo golpearía más.
Las columnas de Coronell eran un gancho muy importante, y quizás el principal, para que la gente se suscriba a la revista, como han señalado varios en redes sociales y como muestra que es el columnista más leído por los líderes de opinión del país.
Y segundo, porque al sacarlo justo después de que cuestiona a la revista por no publicar una información sensible después de una comida en Casa de Nariño pone en duda algunos de los valores que la han llevado a ser desde hace décadas la principal revista de actualidad del país, como es la independencia y el compromiso con el periodismo de calidad.
Así lo muestran incluso reacciones de entidades que han trabajado con la revista
La Libertad de Prensa debe estar por encima de intereses privados. Así se convierte en la herramienta más poderosa anticorrupción. Lamentamos la cancelación de la columna de Daniel Coronell en @RevistaSemana. Aún faltan respuestas a las preguntas que formuló en su última columna
— Transparencia Col (@transparenciaco) May 28, 2019
Por todo lo anterior, la sacada de Coronell y las circunstancias en las que se da la golpean de frente la marca Semana, el activo más valioso cuando le está apostando a que sea esa audiencia la que lo financia a través de suscripciones tradicionales y de poner parte de sus contenidos web detrás de un ‘muro de pago’, es decir, de más suscriptores.
De hecho, minutos después del trino de Coronell comenzaron los anuncios de cancelar suscripciones
Cancelo ya mismo mi suscripción a @RevistaSemana
Toda mi solidaridad @DCoronell https://t.co/VHj6c0BleU— AnaCristinaRestrepoJ. (@anacrisrestrepo) May 28, 2019
Le comunico a Felipe López, fundador de @RevistaSemana, que acabo de cancelar mi suscripción. Le agradezco a él y a @santosrubino por estos años. https://t.co/PbUf4QXTD9
— Mheo (@mheocaricaturas) May 28, 2019
También nació un movimiento por dejarlos de seguir en redes sociales. Por ejemplo, en twitter tenían casi 4.225.000 seguidores cuando anunciaron la noticia, y al momento de publicar esta nota, cuatro horas después, iba en 4.211.000.
Además, se da en una difícil situación interna de Semana, que como contó La Mesa de Centro incluye recortes de personal y el temor de perder el puesto de muchos de quienes quedan. Esas situaciones vienen desde antes de la compra de la mitad de la empresa por la familia Gilinski, pero se han reforzado desde entonces.
Que la sacada de Coronell coincida con la compra de Semana por parte del conglomerado de los Gilinski, cuyo principal negocio no está sustentado en la credibilidad periodística sino en sus negocios financieros y en las industrias del plástico y los alimentos, le agrega otra arista a este escándalo.
Una censura indirecta
En estos casos en donde un medio saca a un columnista siempre se plantea la tensión entre el derecho a la libre empresa y el derecho a la libertad de expresión.
Cuando El Tiempo le quitó a Claudia López su columna, Rodrigo Uprimny explicó que la relación de un medio con sus columnistas es parecida a la de las universidades con sus profesores en donde hay una libertad amplia para contratar al que se ajuste a sus parámetros ideológicos o institucionales pero más restringida para despedirlos.
“Un medio respetuoso del pluralismo debería explicitar públicamente su visión editorial y establecer unas garantías procesales para manejar las tensiones con sus periodistas y columnistas, sin arrasarles su libertad de expresión. La existencia de esas reglas expresas y públicas permitiría progresivamente distinguir entre los medios comprometidos con el pluralismo y la ética periodística y aquellos que no lo están”, dijo en ese momento, en una columna que el constitucionalista ha dicho que aplica a este caso.
“Creo que hay censura indirecta”, dijo a La Silla Pedro Vaca, director de la Fundación para la Libertad de Prensa. “Extendieron una mano al pluralismo publicando la columna del domingo y con la otra golpean la mesa de la sala de redacción asegurándose que todos sus periodistas oigan el enfado”
“A menos que Semana ofrezca una razón distinta y convincente, la decisión así, anunciada por Coronell, sí siembra un clima muy adverso de autocensura a quienes trabajan o colaboran con Semana”, concluye.
El impacto que ya comienza a tener en la redacción lo mostró la postura pública de José Guarnizo, el editor general de Semana.com, tras el trino de Coronell
. @dcoronell es el mejor columnista de este país y de lejos. Muchos nos hemos formado siguiéndolo a él porque es un referente. Esta noticia es una estocada a la moral.https://t.co/MoaTtVcmd5
— Jose GUARNIZO (@JoseGuarnizoA) May 28, 2019
Y la primera reacción pública de otro columnista de Semana
Muy lamentable la noticia de @DCoronell, todavía la estoy digiriendo: le expreso toda mi solidaridad y espero explicaciones de la casa periodística cuya bandera ha sido la libertad de expresión.
— Daniel Samper Ospina (@DanielSamperO) May 28, 2019
Más allá de estas manifestaciones de solidaridad, el mensaje que envía el dueño de la revista a una redacción que durante años ha sido un espacio de libre debate y autocrítica es que Semana no es tan diferente de otros medios y periodistas que se consideran intocables.
Un ambiente de censura
Este caso contra Coronell ocurre después de otros episodios de censura recientes como la decisión del entonces gerente de Rtvc, Juan Pablo Bieri, de sacar del aire los Puros Criollos; o la inicial de Cine Colombia de no transmitir el documental “La Negociación”, sobre el proceso de paz, después de que Fernando Londoño y Álvaro Uribe la criticaron sin haberla visto.
En el caso de Coronell, lo insólito es que la decisión de López ocurrió después de que otros periodistas se fueron contra el columnista por haber roto el pacto tácito de periodistas de no cubrirse unos a otros.
Por ejemplo Néstor Morales, director de Blu, atacó al aire a Coronell por la columna:
El que las hace se las imagina, Felipe (Zuleta). Le digo por una cosa. Porque Daniel, que está tan amigo del escrutinio público de los medios de comunicación, le voy a hacer una pregunta pública: su noticiero, porque Daniel Coronell es dueño y propietario de un medio de comunicación en Colombia, ¿por qué no hizo denuncias en el gobierno de (Juan Manuel) Santos, que premió a Daniel con un noticiero de televisión?
Aunque Coronell respondió pocas horas después con pruebas de sus críticas a Santos, ayer por la mañana, por la noche otro periodista el ex jefe de prensa de Álvaro Uribe en Presidencia (y antiguo blogger de La Silla), Ricardo Galán, también lo criticó en Voces RCN
“Hay unos colegas que se están convirtiendo en jueces. Alguien está tratando de poner contra las cuerdas a @RevistaSemana“, dice @RicardoGalanO en @VocesRCN.
— Juan Carlos Iragorri (@jciragorri) May 28, 2019
Con la echada de Coronell, esa postura de protección de cuerpo se refuerza, más en un país donde los medios están en pocas manos, con lo que pierde la posibilidad de un debate público sobre los medios, que es común en otros países donde incluso se entiende que columnistas critiquen a dueños de los medios que los publican, como en este ejemplo del Washington Post.
En conclusión, con la sacada del aire de la columna de Coronell perdemos todos, salvo aquellos poderosos que prefieren que no exista un contrapoder desde el periodismo.