La coalición que se impuso en el Concejo de Bogotá desde el 2008 está construida sobre cuatro partidos: el Polo, La U, los Liberales y los Conservadores, que actualmente suman 30 concejales de los 45 que hay. Pero ayer no solo se rompió esa alianza sino que quedó en el aire la posibilidad de que se demande la elección de las mesas directivas que se hizo a principios de este año, en las que la coalición se impuso.
Además, hubo una amplia discusión sobre si es obligatorio que el voto sea secreto cuando se trata de elecciones de funcionarios. El debate jurídico, que giró alrededor de la Ley 1431 de 2011, terminó en la decisión de la presidente del Concejo, la liberal María Victoria Vargas, de que el voto fuera secreto.
El problema, como lo aceptó Vargas, es que si sí es obligatorio que el voto sea secreto, las elecciones de las mesas directivas de este año, que se hicieron con voto público, podrían ser irregulares. Falta ver si alguien las demanda -más ahora que la colación parece haberse disuelto y que las elecciones están a menos de seis meses.
De todas maneras, muchos de los concejales cantaron su voto o el de su bancada, mostrando cómo habían llenado su papeleta o anunciando en voz alta su decisión.
Queda por ver si, de ser obligatorio el secreto del voto, con esto habrían violado esa confidencialidad.